MANIPULACIONES, HUMO Y CONTEXTOS por Cristina Becoña

La palabra “contexto” refiere al “conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender correctamente”.

Cuando estudiábamos en el Instituto de Profesores Artigas (IPA), en las clases siempre nos enseñaban que debíamos referirnos al contexto en que se daban los hechos históricos a estudiar. Era un mal comienzo no tenerlo en cuenta, el análisis se volvía incompleto.

En el último tiempo hemos visto cómo el gobierno puso sobre la mesa una serie de reformas que parecen tener un carácter urgente: educación, seguridad social, Proyecto Neptuno. Al mismo tiempo retoma la denuncia al senador Charles Carrera, y denuncia ante Fiscalía a la Coordinadora de Ollas Populares, mientras acusa al Parlamento y en especial a la oposición de “traidores a la Patria” (en el caso de los documentos “filtrados”). Para cada uno de estos hechos designa un protagonista diferente. Cada uno debe atender “su juego”.

Dice el Gobierno que la reforma de la educación “no se detendrá”, que la reforma de la seguridad social “antes de fin de año debe estar aprobada en Senadores” y el Proyecto Neptuno se aprueba en el Directorio de Ose en 24 horas luego de ser presentado.

El gobierno retoma la agenda -o “el centro del ring” al decir del dirigente de la coalición multicolor- los medios colaboran y así como unos temas se imponen otros van perdiendo fuerza.

Y entonces volvemos al principio: ¿en qué contexto suceden estas urgencias por diferentes proyectos al tiempo que se ataca a sectores populares?

Podemos especular…

¿En el contexto de que el Gobierno aún no puede presentar ante la opinión pública logros y cambios prometidos?

¿En el contexto de que la promesa del plan de 50 mil nuevas viviendas era una expresión de deseo, como nos dicen ahora?

¿En el contexto de pérdida salarial y de las jubilaciones?

¿En el contexto de datos que muestran el aumento de la pobreza en sectores de mucha sensibilidad social como la infancia?

Es posible…

Pero nada como la difusión y el impacto que tuvo la detención del Jefe de Custodia del Presidente a la llegada de un viaje de placer, detenido como responsable de una banda de delincuentes que operaba en la misma casa del Poder Ejecutivo, a unos metros de las oficinas del Presidente de la República, del Secretario de la Presidencia y del Jefe de Inteligencia del país. Todos juntos.

La discusión sobre hechos de corrupción en el gobierno parece llegar a su punto más alto con el “caso” Astesiano, que venía a continuación del caso Marset, que venía a continuación de las denuncias de subregistros del Ministerio del Interior, que venía a continuación de la entrega del puerto por 50 años con un contrato en donde hay evidencia de los siguientes delitos: “falsificación ideológica de documento público, fraude y abuso de funciones”, que venía a continuación… y la lista sigue.

Para el gobierno es necesario desviar de una vez el foco del tema corrupción, porque sabe que es un tema que permea profundo en la sociedad, ya que los hechos son demasiado escandalosos.

Pero al tiempo de que el tema corrupción en el gobierno parecía llegar a su punto más alto, se auguraban nuevos capítulos: implicancias de jerarcas pertenecientes al Ministerio del Interior, de jerarcas del Ministerio de Relaciones Exteriores, y varios etc. Día a día aparecen nuevas informaciones en el caso Astesiano sobre involucramientos y complicidades en altos niveles de gobierno en acciones ilegales.

Parece evidente que cuando el partido se presentaba peligrosamente amenazante, el gobierno decide cambiar abruptamente la escena, bajar los decibles de los escándalos e instalar otros temas muy postergados de sus promesas y seguir la lógica de atacar y atacar con todo tipo de planteos, tengan ellos 12 años de atraso o sean tan mezquinos como los cuestionamientos a las ollas populares. No importa. Hay que colocar a la oposición a la defensiva.

Para la oposición se vuelve difícil mantener los graves temas sobre corrupción en el centro del escenario, al tiempo que se defiende y defiende al pueblo de las embestidas de las reformas presentadas. Tiene necesariamente que responder. La atención de la gente de izquierda y del pueblo en general se diversifica, la educación debe ser atendida por ser un tema estructural, la seguridad social debe retomar la solidaridad intergeneracional, y además hay que preparar o ayudar en la defensa del senador Charles Carrera y en el ataque a las ollas populares.

Para el gobierno es necesario desviar de una vez el foco del tema corrupción: porque sabe que es un tema que permea profundo en la sociedad, porque los hechos son demasiado escandalosos y tienen mucho de mediáticos, porque desgasta la imagen del gobierno en forma inmediata. Porque sabe que el tema de los pasaportes es solo una parte de todas las actividades que involucran a Astesiano y probablemente a jerarcas de diferentes ministerios: uso ilegal de herramientas del Estado para resolver problemas de particulares, contactos, encuentros a nivel local e internacional. Un escenario sumamente peligroso.

Y entonces parece que Marset se ha desvanecido en el universo, el caso Astesiano parece ser producto de la falta de lealtad de una persona que logró engañar al Presidente, que opta por victimizarse en estas circunstancias ante la sociedad, negando incluso que lo conociera demasiado al tiempo que dice que “profesionalmente era intachable”, el Ministerio del Interior vuelve a informar de cifras auspiciosas desconociendo las denuncias de subregistros, de Katoen Natie ya no se habla y el caso sigue un curso cansino en la Justicia.

La estrategia comunicacional y la táctica política de este gobierno pretenden manipular los contextos como conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender correctamente nada. Lo hacen usando varios recursos, como la victimización del pobre presidente engañado o la imposibilidad de gobernar por la oposición política o los sindicatos.

Habría que preguntarse si esta fuga hacia adelante, de suprimir todo contexto y presentarse como cruzados, con su contracara de atacar sin miramiento, no son en realidad un síntoma del temor a perder el gobierno. Hay cierta desesperación en estas actitudes tan poco republicanas.

Articulo publicado en La Diaria 25 de noviembre 2022

https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2022/11/manipulaciones-humo-y-contextos/

DE LA INSEGURIDAD A LA CONVIVENCIA por Álvaro Portillo

Continúa el debate entre el gobierno y la oposición en referencia a las cifras de delitos. El gobierno afirma que se han cometidos menos delitos con base en determinadas cifras, y la oposición cuestiona esta información por considerar que la metodología empleada es errónea.

Más allá que las consecuencias de un determinado accionar solamente se pueden evaluar en plazos más amplios , el problema no está en las cifras esgrimidas, las que son solamente una arista del asunto La sociedad toda padece una serie de contradicciones que se expresan en una cotidianidad del vivir cada vez más difícil.

La punta del iceberg de esta situación es la violencia en sus múltiples expresiones que laceran la existencia de la gente. El impulso inmediato es atinar a perseguir y detener a los violentos, es decir, una respuesta policial.

Los quince años de gobiernos frenteamplistas desarrollaron toda una estrategia al respecto. En sus inicios lo primero que se atinó en materia de seguridad pública fue instalar un contexto garantista que por encima de todo limitara los posibles excesos de las fuerzas represivas. Ello estuvo directamente conectado con un pasado de fuerzas represivas conformadas durante la dictadura. Pronto fue posible advertir que el problema era mucho más complejo ya que de lo que se trataba es de un nuevo escenario en donde las expresiones criminales encontraban nuevas causales y muy diversas expresiones.

Ante ello, la policía heredada en el Uruguay se mostraba totalmente inadecuada para enfrentar los nuevos requerimientos. Es así que se da inicio un proceso de grandes cambios para adecuar a un cuerpo policial que se mostraba absolutamente imposibilitado para encarar la nueva realidad: bajísimos sueldos, paupérrimas condiciones de trabajo, ausencia de equipamiento e infraestructuras, múltiples focos de corrupción, distancia con la población, entre otras cosas caracterizaban a la policía.

Se da inicio a un radical proceso de transformación que supo tener como uno de sus principales ideólogos al Inspector Guarteche considerado un experto en la policía moderna y además un policía con una reputación intachable.

Este proceso de cambios se expresó entre otras cosas en reestructura de los recursos humanos con una importante mejora salarial, reestructura del funcionamiento ( redefinición de las comisarías y creación de las zonas en Montevideo) introducción generalizada de la tecnología, mejora de la potencia de fuego, incremento de la plantilla de policías ejecutivos, enérgica acción anticorrupción al interior de la fuerza ( cientos de sumariados y expulsados), incorporación de la grabación de video en directo de todo procedimiento, reformulación de la formación y la capacitación, la creación de la unidad de víctimas, introducción de la colocación de tobilleras a los denunciados por violencia doméstica, son algunas de las expresiones de la nueva policía que hizo posible estas reformas.

Pero ello ha sido solamente un aspecto del problema ; la otra gran transformación se dio en la reforma del proceso penal. Con el nuevo procedimiento se agilizó la administración de justicia, se mejoró la investigación en el proceso penal y todo ello con una mejor impartición de justicia.

Adicionalmente se inició un proceso de cambio en la política correccional orientado a garantizar la recuperación de los convictos durante el proceso de su condena. Tal vez este fue el aspecto con menor desarrollo pero que igual estaba en las prioridades de la estrategia asumida.

Esta nueva estrategia de cambios tuvo importantes logros en un breve plazo. Un conjunto de nuevas modalidades delictivas fueron objeto de combate: asaltos a cajeros automáticos, asaltos a gasolineras, robos a taximetristas, asaltos a agencias de pagos, robos en ómnibus, entre otros.

En todos estos casos se realizó un estudio específico de cada modalidad y se fueron implementando conjuntamente con los directamente interesados mecanismos de defensa y disuasión.

¿ Qué tenían en común estas modalidades delictivas? Se trataba en todos los casos de formas de hurto ( con y sin violencia)atentando a la propiedad privada. En el nuevo contexto delictivo se trataba de lo más parecido a las modalidades históricamente existentes.

Otra línea de intervención que rápidamente tuvo muy buenos resultados fue la genérica colocación de cámaras de vigilancia en espacios urbanos y en rutas principales. Esta acción fue realizada conjuntamente con los gobiernos departamentales ( en particular Montevideo , Canelones y Maldonado) los que también sumaron cámaras para el cumplimiento de sus competencias pero compartiéndolas con el Ministerio del Interior.

Un caso en particular merece especial atención: la violencia en las canchas de futbol. Aquí luego de haber llegado a extremos inadmisibles como fue el episodio de las garrafas de supergas tiradas desde la tribuna Amsterdam , se desarrolló una compleja tarea de articulación con los múltiples actores involucrados para definir una estrategia específica.

En esa estrategia se manejó el papel fundamental de las cámaras, la identificación y exclusión de los violentos, labores de inteligencia al interior de las barras, rol activo de los servicios de seguridad de los espectáculos al interior de los estadios,etc. El resultado fue que en un brevísimo plazo la violencia fue erradicada de los campos de juego y se confeccionó una lista de negra de excluidos a los espectáculos deportivos conformada por unos centenares de violentos claramente identificados. Lamentablemente el problema se trasladó a los espacios exteriores constituyendo una nueva realidad en donde la violencia entre las barras se desplazó al conjunto de la ciudad.

Todos estos factores son los que explican los “éxitos” de las cifras actuales ( en todas sus manifestaciones). La “orden de no aflojar” fue simplemente una voz de aliento a la estrategia iniciada con anterioridad.

Pero el nuevo escenario socio cultural se ofrece como mucho más complejo. Se vive un contexto en donde la convivencia está seriamente alterada, particularmente para los sectores sociales más débiles. La mejora de la acción policial es absolutamente insuficiente en este contexto.

Las relaciones sociales se han ido deslizando hacia diversas manifestaciones de violencia : hacia la mujer, hacia los niños, entre grupos ( las barras bravas),entre bandas de narcotraficantes , en el ámbito intrafamiliar, hacia los trabajadores de la salud, hacia los maestros, etc.

El rápido avance en el combate a los delitos contra la propiedad privada tiene como correlato una presencia mucho más compleja y nefasta en sus consecuencias, en los delitos vinculados al consumo y tráfico de drogas y en los delitos por violencia familiar y sexual.

El consumo de drogas implica la existencia de complejas redes criminales de alcance global y con extendida presencia molecular en la sociedad con fuertes intereses económicos a todo nivel desde el micro tráfico al lavado de activos.

La violencia de género mucho tiene que ver con el empoderamiento de los grupos de mujeres y LGTBI que dada la nueva agenda de derechos legalmente consagrada han incrementado las denuncias dejando al descubierto violencias que históricamente existían pero estaban ocultas.

Todo ello no surge de la nada y porque sí. Es la expresión de una determinada estructura social en donde además de la explotación económica existe un sistema de valores que apela insistentemente al egoísmo consumista, el individualismo, la ausencia de solidaridad, la no participación, entre otros, conformando un escenario más parecido al “hombre lobo del hombre “ que a un armónico lugar de encuentro para la vida.

Es por ello que la respuesta a la creciente inseguridad está en ultima instancia en la reflexión acerca de en qué sociedad queremos vivir, dicho de otra forma , se trata de redefinir el contrato social.

Pero la vida continúa, y además del debate y definición acerca de en qué sociedad queremos vivir son necesarias respuestas en el presente inmediato.

Se trata de asumir la complejidad del problema para desde la integralidad definir líneas de respuestas. Para ello surgen algunas estrategias ineludibles como la formulación de una nueva e intensas política de educación y re-encausamiento de los delincuentes condenados. Trabajo, estudio, abordaje sicológico, tratamiento de las adicciones, debida caracterización en el lugar de encierro, son algunas medidas a implementar generalizadamente y de inmediato.

Seguimiento adecuado de los condenados a libertad vigilada o con tobilleras evitando la reincidencia pero también colaborando en la recuperación del convicto. Una política de empleo durante el encierro y a su salida haciendo posible una reinserción social. A un nivel más genérico, es de crucial importancia una política de empleo que evite la alternativa del microtráfico. Complementariamente se trata de promover el debate y la participación social a efectos de asumir colectivamente la crítica a las expresiones culturales que sustentan la violencia y el delito.

Todo ello no es gratuito. Implica afectar un importante volumen de recursos presupuestales del Estado. Quedarse en la acción policial es como perseguir la sombra de uno mismo. No es posible suscribir este enfoque y en paralelo apostar al recorte de gastos o tomar medidas como la elevación a los U$S 100.000 ( establecido en la LUC) como cifra mínima a declarar, habilitando el lavado de activos.

Los actores políticos del gobierno actual desarrollaron una crítica sistemática al Ministerio del Interior del anterior gobierno sin aceptar la complejidad de la delincuencia en su dimensión contextual. Ese discurso fácil y demagógico hoy se revierte en quienes lo sostuvieron. Lo más grave es que el abordaje integral del problema requiere de una volu ntad política expresada en la generación de los recursos humanos y materiales necesarios.

¿Qué es peor, la pandemia del coronavirus o la desintegración social producida por todas las formas de violencia instaladas? Así como se definió en su momento la conformación del Fondo Coronavirus, Uruguay hoy está necesitando aún más perentoriamente un fondo que haga posible la redefinición del contrato social. El número de los delitos lejos de causar satisfacción es el indicador de una sociedad enferma que además de policía necesita menos desigualdad y más solidaridad

Avaro Portillo, noviembre de 2022

En memoria de Eduardo Bonomi

GANÓ LULA Y LA DEMOCRACIA BRASILEÑA por Pablo Anzalone

Artículo publicado en Semanario Voces 3 noviembre 2022

La victoria de Lula en la segunda vuelta de las elecciones brasileñas logró superar la violencia del bolsonarismo y su utilización inconstitucional del aparato del estado. El gobierno de Bolsonaro repartió ilegalmente mas de 15 mil millones de dólares (80mil millones de reales) en la campaña para comprar votos. La cantidad de hechos de violencia cometidos por bolsonaristas en esta campaña es muy grande. Asesinatos y agresiones se cometieron en distintos lugares del país. No se trató solo de seguidores anónimos sino casos como Roberto Jefferson o Carla Zambelli son figuras destacadas. Las vinculaciones de los Bolsonaro con las milicias parapoliciales en Río son anteriores y notorias. Pero la campaña electoral superó todo lo anterior en materia de violencias. Mas de 560 controles en las rutas para obstaculizar el voto de los nordestinos fueron implementados por la Policía Rodoviaria Federal, en base a una decisión tomada en el Palacio de Planalto, solo revertida cuando el Supremo Tribunal Electoral dió un ultimatum.

Cabe pensar entonces que es una estrategia política de amedrentamiento de la población, de empoderamiento de sus seguidores y de amenaza al régimen democrático. Al escribir estas líneas continúan los bloqueos de rutas por parte de camioneros bolsonaristas, pidiendo una intervención militar. Las fake news y la manipulación han alcanzado niveles extraordinarios.

El autoritarismo tiene raices profundas en nuestro continente y todavía sufrimos las consecuencias de las dictaduras civico militares que llevaron el terrorismo de Estado a toda la sociedad. Con complicidades sociales, empresariales, mediáticas e institucionales según los períodos. El impeachment contra Dilma Roussef y la prisión de Lula constituyeron un nuevo tipo de ruptura de las reglas democráticas, que hizo posible el triunfo de personajes como Bolsonaro.

El bolsonarismo se ha convertido en un fenómeno particular donde los elementos antidemocráticos y violentistas pesan decisivamente. Más que en otras derechas de la región. Decíamos en 2018 que el apoyo a Bolsonaro era una expresión del poder de los estamentos militares y represivos, de un poder agrario extremadamente reaccionario, de la influencia creciente de iglesias conservadoras, y del peso de las ideologías racistas y misóginas en la sociedad brasileña. Citabamos a Jesse Souza cuando fundamenta que el problema central del Brasil moderno no es la corrupción, sino la esclavitud y sus efectos, el abandono sistemático de las clases humilladas, estigmatizadas y perseguidas, las relaciones de dominación entre clases sociales. Brasil ha sido la mayor sociedad esclavista de la historia de la humanidad, dice Souza, y eso tiene efectos sociales y culturales profundos.

En la crisis actual de la región y el mundo el retroceso del Estado, el debilitamiento de la protección social, el aumento de las desigualdades, del hambre, de la depredación de la Amazonia, las pésimas respuestas a la pandemia con altísimos costos humanos, las políticas económicas neoliberales, muestran a la derecha gobernando para las minorías privilegiadas.

Las estrategias autoritarias y la manipulación no alcanzan, sin embargo, para impedir la movilización popular y los pronunciamientos ciudadanos que han renovado a los progresismos como alternativas de gobierno.

Lula y todo un frente democrático obtuvieron un triunfo ajustado, menor a lo que señalaban las encuestas, pero incuestionable. Se confirma una situación que se ha reiterado en varios paises de América Latina: la derecha pudo alcanzar algunos gobiernos en los últimos años, derrotando a las izquierdas pero no consolidar su hegemonía.

Para las izquierdas la construcción de estructuras y prácticas para una sociedad más democrática y justa es un enorme desafío que no está saldado. La participación social y política de amplias mayorías es un camino ineludible en esa dirección. No hay cambios duraderos sin participación protagónica de la gente. Aprendiendo de los errores anteriores y renovando el pensamiento crítico para democratizar la sociedad.

Con Lula toda América Latina puede tener una incidencia mayor en una situación internacional crítica, donde la guerra, la pobreza, el hambre, la opresión étnica y de género y una serie de crisis acumuladas en lo ambiental, sanitario, alimentario, los cuidados y la protección social, agudizan las desigualdades.

Uruguay es presentado como ejemplo por Philip Morris Internacional

Escribe Dr. Miguel Fernández Galeano El Diario Médico Junio 2022

Decreto 87/021


En los primeros días de marzo de 2021, cuando la ola de contagios por
COVID -19 empezaba a mostrar su peor cara, desde el Poder Ejecutivo se
promulgaba, a muy bajo ruido, el decreto 87/021 por el que se habilitaba
la importación y comercialización de cigarrillos electrónicos y otros
dispositivos de tabaco calentado.
No se trató de una resolución menor. El manejo que hizo la
multinacional, poniendo la decisión de Uruguay como ejemplo para
modificar normativas restrictivas e intentar reconquistar grandes
mercados es suficiente para saber lo que está en juego y aquilatar lo que
verdaderamente se entregó.
En efecto, este decreto significaba un inexplicable e inaceptable
retroceso de una exitosa política pública de control del tabaco y un
ejemplo para el mundo en términos de soberanía sanitaria y como
prioridad en la defensa de la salud como derecho humano esencial, bien
público y responsabilidad de Estado y de gobierno.
Si bien el decreto, en tanto resolución del Consejo de ministros, fue
firmado por Daniel Salinas, los organismos técnicos del MSP encargados
de la política de control del tabaco y de la vigilancia de la
implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT)
no fueron consultados sobre la pertinencia y las consecuencias de tomar
una resolución de ese tipo.
La decisión se tomó en la Torre Ejecutiva con la participación directa del
equipo presidencial. Dada la importancia del cambio normativo
promovido después de doce años de vigencia de una prohibición respecto
al tabaco calentado que estaba claramente alineada con la OMS y las
directrices técnicas del CMCT, no es razonable pensar que se haya hecho
sin contar con la iniciativa y el interés explícito del propio Luis Lacalle
Pou.

Tampoco hay duda alguna que después de años de enfrentamiento y
litigio con la multinacional del tabaco, los argumentos en los que se basa
este cambio radical de postura son los que, sin evidencia científica
consolidada, sostiene Philip Morris Internacional en sus páginas oficiales.
Las mismas que hoy son utilizadas para mostrarle al mundo que desde el
respeto que se ganó Uruguay en la lucha contra el tabaco ahora
reconoce en el tabaco calentado una alternativa con menor riesgo e
incluso como una opción para abandonar el consumo de los cigarrillos
tradicionales.
Una capitulación, sin ningún sustento técnico, y en el mejor de los casos
una forma muy equivocada de entender la relación con las empresas
privadas con el Estado y el gobierno, más allá de paradigma de moda de
apoyar y apoyarse en los “malla oro”.
Las organizaciones de la sociedad civil y las instancias académicas
vinculadas a esta temática, que fueron fundamentales en la construcción
de esta política de Estado, se vieron sorprendidas por un cambio de
rumbo inesperado, han manifestado con muchos fundamentos técnicos
su rechazo al decreto y esperan hace más de un año una marcha atrás
que parece no llegar.

Las resistencias y maniobras de la industria tabacalera ante
Convenio Marco
En todos los países que aplican las medidas recomendadas por el CMCT, la
industria tabacalera desarrolla estrategias para contrarrestar sus impactos
generando fuertes interferencias que algunos casos terminan contando
con la anuencia y complicidad de las propias autoridades de gobierno.
Básicamente, es posible identificar dos tipos de estrategias, que muchas
veces se complementan, se potencian entre sí, y se despliegan en forma
simultánea en varias regiones y países.
Por un lado, la búsqueda de solicitudes de amparo en la normativa
internacional que regula las transacciones comerciales entre los Estados y
las empresas. En este sentido, se han verificado demandas en distintos
países que avanzaron en la regulación del comercio y consumo de tabaco,

entre ellos, con repercusiones y consecuencias muy importantes, nuestro
propio país.
Por otro lado, está el intento ofrecer nuevas modalidades de consumo
(cigarrillos saborizados y productos de tabaco calentado) para mantener
su participación en el mercado y sobre todo para seguir legitimando un
consumo adictivo que estas modalidades lejos de reducirlo finalmente
pueden terminar potenciándolo.
Los Productos de Tabaco Calentado (PTC) conocidos bajo diferentes
denominaciones como e-cigarettes, e-ciggy, e-cigar, cigarrillos
electrónicos o vaporizadores personales han sido presentados por la
industria, sin que exista al respecto ningún fundamento científico que lo
respalde, como una estrategia para la cesación tabáquica en el marco del
paradigma de reducción de riesgos y daños.


La industria nunca se detuvo ante la idea de contrarrestar las políticas de
control de tabaco y en forma permanente despliega nuevas estrategias,
algunas tan lejanas en el tiempo como la utilización de los cigarrillos con
filtro o sus parientes más cercanos, los cigarrillos denominados “light” o
“ultra light” que solo agregan una mayor “ventilación” en el filtro.
Tienen plena conciencia de que la población conoce y asume cada vez más
los efectos sanitarios del tabaco y se esfuerzan en presentar nuevas
presentaciones o modalidades de consumo que supuestamente tendrían
menor riesgo. No importa demasiado que ello se pueda demostrar, se
sabe que el tabaco es extremadamente nocivo para la salud cualquiera sea
la forma de consumo. Lo importante es generar la ilusión de un menor
riesgo, volver a recuperar clientes y volver a instalar en la sociedad un
consumo aditivo que trae consigo una enorme carga de enfermedad y
muerte.
El juicio que Uruguay le ganó a Philip Morris
Como se sabe, en nuestro país, la multinacional Philip Morris reaccionó
ante las medidas adoptadas para el control del tabaco e inició en 2010 un
proceso judicial a nivel internacional solicitando una indemnización
millonaria en dólares contra el Estado uruguayo ante el Centro
Internacional para el Arreglo de Diferencias relativas a Inversión (CIADI),
alegando la violación del Tratado Bilateral de Inversión (TBI) entre Suiza y
Uruguay.

Dicho acuerdo tiene como objetivo proveer garantías de inversión para las
compañías y protegerlas de regulaciones gubernamentales, prohibiendo a
los gobiernos someter las inversiones a medidas “irrazonables”. En forma
particular en el caso uruguayo se rechazaba el requisito de presentar una
sola variedad por marca (eliminando nominaciones fantasía como
presentaciones light y ultraligth), la inclusión de imágenes gráficas de las
consecuencias sanitarias del consumo y que las advertencias cubrieran el
80% del frente y reverso de las cajillas de cigarrillos.
El propósito principal de este juicio nunca fue la retención o recuperación
del mercado del tabaco en un país pequeño como Uruguay, el verdadero
objetivo fue generar un antecedente jurídico internacional para frenar el
alcance de las medidas que venía implementando el país y poner en
cuestión la “radicalidad” de algunas medidas a pesar de estar
científicamente validadas y estar incluidas en el Convenio Marco para
poder avanzar en la implementación de las estrategias complementarias
más eficaces para lograr el efectivo control del tabaquismo.
Como fue ampliamente difundido y celebrado en su momento, en el 2016
la resolución del fallo del CIADI fue favorable a Uruguay. Los reclamos de
la multinacional fueron desestimados y se reconoció la “soberanía del
Estado uruguayo al momento de regular y proteger la salud pública”,
entendiendo que las medidas fueron aplicadas “sin incurrir en
responsabilidad internacional por expropiación indirecta, violación del
trato justo y equitativo o inobservancia de compromisos”. Asimismo, el
laudo arbitral determinó que la empresa Philip Morris debía hacerse cargo
de los honorarios y gastos administrativos incurridos por el Estado
uruguayo incluidos los gastos del tribunal.


Se terminaron imponiendo los criterios de salud pública por sobre las
reglas del comercio internacional y se reconoció que lo “razonable” estaba
del lado de la implementación de medidas que de forma sinérgica
contribuyeran reducir el consumo de una droga legal que mata
anualmente en el mundo a más de 6 millones de personas y es la causa de
fallecimiento de 6.500 uruguayos.
El resultado de este juicio constituyó un antecedente sin precedentes en
la historia de la salud pública y en la propia historia de los litigios
internacionales por asuntos e intereses comerciales que se consideraban
afectados por regulaciones gubernamentales.

En la mayoría de los casos las empresas multinacionales se terminan
saliendo con la suya y los gobiernos deben retroceder en sus regulaciones
independientemente de que desde el punto de vista del interés general
las medidas sean las correctas y necesarias para dar cuenta de las
aspiraciones y derechos de la sociedad en su conjunto.

Decreto 87/021: el riesgo de que lo que se ganó en la liga no se
termine perdiendo en la cancha
Después de que Uruguay sea ampliamente reconocido en su lucha por el
control de tabaco, el 3 de marzo de 2021, en pleno crecimiento
exponencial del número de casos de COVID-19, el Poder Ejecutivo aprobó
en el más absoluto silencio el decreto 87/021 por el cual se derogaba el
decreto 534/009 de noviembre de 2009 en el que de prohibía a texto
expreso “la comercialización, importación, registro como marca o patente
y publicidad de cualquier dispositivo electrónico para fumar”.
De forma explícita, el Decreto se apoya en dos consideraciones que
además de tener una enorme debilidad desde el punto de vista de la
evidencia científica y sanitaria, revelan una grave e inaceptable
capitulación ante la misma multinacional que el estado uruguayo derrotó
en toda la línea en el año 2016.
Se ganó en la cancha grande y se empieza a perder en la cancha chica, con
el riesgo probable que la habilitación del tabaco calentado sea una fisura
en la represa anti tabáquica que termine destruyendo una política pública
que costo muchos años para lograr imponerse en términos políticos,
institucionales y culturales en la sociedad uruguaya.
Uruguay se había constituido en claro referente en la región por la
implementación de acciones de protección a la población con resultados
medibles. Los cambios normativos aprobados están siendo mirados con
preocupación por muchos países que tenían a nuestro país como un faro
orientador por los avances logrados y por representar una suerte modelo

piloto de intervención para evaluar el impacto de las políticas y estrategias
implementadas.
Por una parte, el decreto afirma que “existen dispositivos electrónicos
para la administración de nicotina que emplean una tecnología mediante
la cual se calienta tabaco seco, respecto de los que existen datos científicos
que indican que los mismos resultan en una menor exposición de los
usuarios a las sustancias tóxicas asociadas al consumo tradicional de
tabaco”.
Se admite una “menor exposición”, lo cual supone reconocer
implícitamente que la exposición a las sustancias nocivas del tabaco sigue
existiendo. Estamos hablando de sustancias con efectos nocivos
comprobados aún en pequeñas proporciones. ¿Qué sustancias estarían
menos presentes? ¿Quién hizo estos estudios?
Por qué no se asumió que se trataba de informes muy discutidos y
segados de la agencia de control de medicamentos y alimentos de EE. UU,
la FDA de la era Trump, que se realizaron por solicitud de la propia
industria, y que no resultan en absoluto concluyentes respecto a descartar
que con esta nueva modalidad de consumo persistan serios riesgos para la
salud.


Por otra parte, el decreto establece que “corresponde al Estado velar por
la salud de su población, buscando herramientas para dar respuestas a la
epidemia del tabaquismo, incluyendo las alternativas ofrecidas a partir del
desarrollo de nuevas tecnologías en la industria”. Este considerando se
afilia a la idea que quiere vender la industria tabacalera afirmando que los
PTC pueden ser una alternativa para favorecer la cesación del tabaquismo
bajo la forma tradicional de fumar cigarrillos comunes.
No hay ninguna evidencia al respecto. Antes, al contrario, muchos trabajos
afirman que los cigarrillos electrónicos mantienen y aún consolidan la
adicción tabáquica y que incluso pueden ser un factor de reincidencia de
aquellos que habían dejado de fumar.

¿Qué hizo, que piensa y dice la autoridad sanitaria?
El Uruguay paso de ser una referente mundial a imitar en el control del
tabaco a ser el país ejemplo y modelo que usa la industria para promover
su negocio a nivel regional con la habilitación de los cigarrillos electrónicos

como punta de lanza para recuperar consumidores y frenar el impulso de
las medidas del Convenio Marco que se han ido imponiendo
progresivamente con éxito en los últimos años.
Resulta importante conocer y repasar cual fue la reacción de los diferentes
actores de gobierno, del sistema de salud y de la sociedad, especialmente
de algunas organizaciones no gubernamentales como el Centro de
Investigación de la Epidemia del Tabaco (CIET) que jugaron un papel
fundamental en la construcción de políticas públicas activas referidas al
control del tabaco.
Se han reportado intervenciones de Philip Morris en México, Panamá y
Brasil en las que se argumenta que siendo Uruguay un país estricto en el
control de tabaco y en la implementación del CMCT, el levantamiento
después de doce años de prohibición de los PTC estaría demostrando la
conveniencia de habilitar su comercialización, sin ningún tipo de
restricción.
No existen dudas de que el cambio en la normativa se promovió en forma
directa desde la Torre Ejecutiva, desde la propia presidencia de la
Republica a través de su secretario.
El decreto se promulgó y publicó con el total desconocimiento y provoco
una gran sorpresa y rechazo a nivel de la sociedad civil y de las instancias
académicas (Cátedras de Neumología, Cardiología y Oncología de la
Facultad de Medicina de la Universidad de la República) que habían
contribuido con evidencia científica a la construcción de una exitosa
política pública en el control de tabaquismo.
El Programa Nacional Contra el Tabaco (PNCT) del MSP y la Comisión
Interinstitucional Asesora para Control de Tabaco (CIACT) no fueron
consultados ni participaron en ninguna instancia de intercambio para la
elaboración de la propuesta del decreto que finalmente promulgó el
Poder Ejecutivo.
Según una investigación periodística reciente del Portal Sudestada fuentes
de estos espacios de trabajo “solicitaron una reunión con el ministro
Daniel Salinas y el director General de la Salud, Miguel Asqueta para
recibir una explicación de por qué las autoridades avalaron este retroceso
normativo y respecto de los resultados de dicho encuentro afirmaron “No
conseguimos mayores explicaciones. El ministro se comprometió a generar

una reunión con los asesores de Presidencia, para tratar el tema. Esa
reunión nunca sucedió”
Ambos jerarcas, tanto Asqueta que fue presidente del CIET y tuvo un
papel destacado en la construcción de las políticas anti tabáquicas de los
últimos quince años, como el propio ministro sin duda tienen opiniones
técnicas y políticas contrarias al decreto aprobado, pero transcurrido más
de un año de su aprobación el mismo sigue vigente y hasta el presente no
hay ninguna señal que nos indique de que esta situación negativa para las
políticas de salud se pueda revertir.


Para tener la confirmación del punto de vista del Dr. Salinas vale la pena
citar sus palabras con motivo del Día Internacional Sin Tabaco del 31 de
mayo de 2021: “La introducción al mercado de productos novedosos y
emergentes para consumo de tabaco es un desafío inmediato, porque su
uso no está exento de riesgos y la experiencia ha demostrado que una de
las consecuencias es un rápido aumento del consumo de tabaco, tanto en
sus formas novedosas como tradicional”. “Sabiendo que las amenazas
siempre latentes de los estímulos para que cada vez más personas caigan
en la adicción tabáquica -que en definitiva es lo que persigue quienes
comercializan estos productos-, están siempre sobre nosotros, tenemos
que ser suficientemente inteligentes, unidos y consecuentes para lograr lo
que queremos conseguir, proteger a las generaciones presentes y futuras
de las devastadoras consecuencias sanitarias, económicas y ambientales
del consumo de tabaco y de la exposición al humo de tabaco”.
Un excelente alegato del Dr. Salinas, para oponerse a la modificación
normativa aprobada por el Poder Ejecutivo, cuyo consejo de ministros
integra y cuya firma quedo estampada en el decreto 87 del 3 de marzo de

  1. Una flagrante contradicción entre un discurso sanitario
    políticamente correcto y decisiones normativas enfrentadas con
    definiciones claras de la OPS y la OMS. Resulta difícil hacer un resumen
    más acabado para fundamentar el mantenimiento del decreto del 2009
    que impedía, hace más de diez años, una maniobra deliberada de la
    industria tabacalera.
    Preocupa especialmente que siendo este el punto de vista de las máximas
    jerarquías de la autoridad sanitaria, siga imponiéndose la voluntad política
    de la Presidencia de la República de favorecer los intereses y demandas de
    una industria con mucho poder y lobby.

Como ya dijimos, el decreto que habilita la comercialización de los PTC
constituye una fisura importante en el control del tabaco, tanto por sus
efectos concretos sobre la salud individual y colectiva.
También impacta negativamente en un plano simbólico en el cual los
objetivos sanitarios se ponen por delante de los intereses comerciales y
económicos de una industria que no tiene dudas en seguir peleando su
espacio de poder y lucro, aunque para ello comercialice productos
capaces de provocar graves riesgos y daños para la salud.
Nuestro país demostró que era posible enfrentar el poder y las estrategias
de multinacionales gigantes que no estaban dispuestas a seguir perdiendo
terreno. Demostró que era posible enfrentar el conflicto, defender la
salud frente al negocio y confirmó que era posible ganar.
Resulta particularmente lamentable constatar hoy la existencia de un
retroceso inexplicable en el campo de la salud pública. Siempre se está a
tiempo de rectificar rumbos y volver a un terreno de control, promoción y
prevención en salud del que nunca se debió salir.

Covid-19: El mundo del revés, o dato mata relato

Escribe Adriana Peveroni en Posturas de La Diaria

Parece que en Uruguay vivimos en el mundo del revés y en el imperio de la consigna “dato mata relato”. Ahora bien, ¿qué se quiere decir con “dato mata relato”? ¿Qué son los datos, y qué son los relatos? Cuando uno habla u oye hablar de dato, se refiere a un hecho objetivo, contrastable por todos, de la realidad. El cielo es azul. Está nublado. Llueve. Esa casa es de ladrillo y tiene techo liviano. La inflación a abril es de 9,37% anualizada, los muertos acumulados por covid-19 en Uruguay son, hasta el día de hoy, 2.073,65 por millón, la tasa de vacunación con tres dosis es de 82,5%, somos primeros en casos confirmados acumulados entre nuestros vecinos, aunque no así en muertos, ya que Uruguay estuvo durante 68 días en el podio (número 1) de muertos por millón por covid. Estos son datos. Cualquiera puede volver a calcularlos, volver a buscarlos, detallarlos.

 

Abril 2021 el mes en que se quebraron todos los récords en muertes por covid-19 en Uruguay La Diaria Salud. Foto Ernesto Ryan

Ahora, ¿qué nos dicen los datos? Los datos, solos, dicen muy poco. Para que los datos nos “hablen”, para que nos sean útiles, deben ser analizados. Ponerlos en contexto. Buscar sus relaciones causales. Describir sus posibles efectos. Contrastarlos con lo que se hizo para que esos datos fueran así, si hubieran podido haber sido diferentes. Esos son los relatos.

Los datos son imprescindibles. Por mucho tiempo, en Uruguay, en algunas áreas críticas, se careció de datos. Durante muchos años, por ejemplo, no teníamos datos propios de cuál era la “carga de enfermedad” en nuestro país. Esto es, no sabíamos exactamente de qué enfermamos, cuáles son las principales causas que nos hacen perder días de vida de calidad, o perder días de vida, a secas. Las políticas de salud se orientaban por datos de otros países, vecinos, seguramente comparables, pero no nuestros.

Nuestro primer estudio sobre carga de enfermedad se desarrolló en 2010. Mostró muchos datos, también muchas debilidades a corregir en el sistema de recolección de estos, que hizo posible tomar acciones concretas para mejorarlos. Teníamos pocos datos de cómo vivían los niños desde la concepción y durante sus primeros años de vida. Hoy, mediante las Encuestas de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (Endis), que se comenzaron a implementar en 2013 y van hoy por su tercera ola, tenemos muchos datos. También tenemos datos, por primera vez, sobre el desarrollo infantil, sobre todo en contextos educativos. Y podemos sumar más datos muy útiles para programar políticas públicas sensibles.

De los relatos, de los análisis contextualizados de los datos, es que las personas, las comunidades, los pueblos y los países toman decisiones sobre cómo seguir adelante para que los datos sean mejores.

Con los datos, uno puede tener dos actitudes: intentar comprenderlos, buscar las causas que los provocan, intentar modificar la realidad, cambiar para bien, mejorar los datos; o tomar una actitud complaciente y de justificación a como dé lugar a lo hecho por uno mismo, discutiendo los datos si no se ajustan a nuestro relato, a nuestra visión del mundo. Y seguir andando tal y como nos habíamos trazado, diga lo que diga la realidad.

En cuanto a la epidemia covid-19, hubo, por parte del gobierno, mucho de esta última forma de accionar (bueno, no sólo en la epidemia de covid-19… pero eso es otro tema). Si bien, en una actitud que lo destaca, se conformó en forma inmediata el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), cuyos análisis y recomendaciones fueron de dominio público, muchas veces no se siguieron las directivas más importantes que podrían haber evitado un muy mal desempeño de Uruguay en la gestión de la pandemia en la primera ola. Y, sobre todo, se podría haber evitado la enfermedad y muerte de muchas personas, de todas las edades. De las muertes ocurridas entre abril y junio de 2021, alrededor de 4.000 podrían haber sido evitadas si se hubieran tomado por un período breve, de tres semanas, medidas drásticas de disminución de la circulación, con las adecuadas medidas económicas para que pudieran, además, ser cumplidas por todos. Esto había sido recomendado por el GACH (blindar abril)1 y no se llevó a cabo, apostando solamente a la vacunación. La vacunación fue y sigue siendo importante, sin duda, pero de haberse acompañado esta campaña de vacunación con un adecuado manejo de apertura y cierre de las actividades que aumentan la circulación viral, seguramente los resultados, los “datos”, hoy serían otros. Por 68 días Uruguay fue el primer país en el mundo en casos y en muertes por millón de habitantes.

En ese momento, muchos “datos” se discutieron y se minimizaron: tenemos más casos por millón porque tenemos más capacidad de testeo, porque registramos mejor, los otros países de Latinoamérica no tienen esa capacidad, no son datos reales. Señores: en una epidemia, tener una buena capacidad de testeo, seguimiento y aislamiento de los casos es indispensable. Junto con la vacuna es uno de los elementos básicos, imprescindibles para poder limitar su avance. Ahora, si tenemos la posibilidad de un buen registro (¡que bueno!), analicemos qué podemos hacer mejor para poder bajar ese número (en este caso, hubiera sido, justamente, disminuir drásticamente la circulación).

Un trabajo realizado por el profesor Arturo Briva muestra que, una vez superado el máximo de capacidad instalada de las unidades de cuidados críticos, la tasa de mortalidad aumentaba. Es decir, por más que se pudiera aumentar el número de ventiladores, de camas de CTI, de personal (poco capacitado, dado que no se tenía el tiempo mínimo necesario para su capacitación), los resultados que se obtenían no eran buenos, morían más personas de lo esperado.2 Se alertó de que las puertas de emergencia, las áreas de cuidados críticos, las emergencias extrahospitalarias, estaban superadas. Que no se podía atender adecuadamente a las personas que así lo requerían. Es de destacar que, semanas antes de que esto ocurriera, se había alertado sobre qué ocurriría de no tomarse medidas de disminución drástica de la movilidad. Otra vez, por parte de las autoridades, se utilizó el recurso del avestruz: negar el dato, deslegitimar y desprestigiar a quienes lo denunciaron, seguir impertérrito por el camino elegido. Otra vez, aunque tarde para muchos, si en ese momento se hubiera elegido “mover la perilla” de cerrar, disminuir drásticamente la movilidad por unas semanas, hasta asegurar una cobertura razonable con la vacuna y lograr llevar el número de casos a un número manejable por el sistema de salud, tanto en la asistencia de enfermos con covid-19 como por otras patologías, como para lograr llegar a cumplir con la estrategia Tetris (testeo, seguimiento, aislamiento), quizá unos miles de uruguayos todavía estarían vivos. Y algunos otros no hubieran cursado un long covid, o no tendrían hoy secuelas.

Si serán importantes los relatos, dado que, con todos estos datos bien a la vista, seguimos comprando el relato de que en Uruguay se manejó bien la pandemia por parte de este gobierno.

Otro dato de la realidad: muchas personas no podían realizar adecuadamente el aislamiento, dado que su inserción en el mercado laboral es precaria; muchas empresas pequeñas vieron resentido su funcionamiento. Investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas advirtieron anticipadamente que, tomándose medidas adecuadas, se podía evitar que un número importante de uruguayos quedaran bajo la línea de pobreza (con todo lo que eso implica).3 Las medidas económicas de apoyo decididas por el Gobierno estuvieron por debajo de lo necesario, según se señaló en todo momento, tanto por la oposición como por otros actores, nacionales e internacionales (Cepal incluida).4 En esto, también, el gobierno eligió discutir el dato. De ninguna manera apartarse en lo más mínimo de lo delineado, no tomando en cuenta, ni siquiera, trabajos que mostraban claramente que un mayor aporte económico puntual redundaba en una recuperación económica más rápida, sostenible, y sobre todo, de todos los uruguayos, no sólo de algunos privilegiados.

Desde el primer nivel de atención se resaltó desde un primer momento lo inadecuado de disminuir su capacidad de atención, producto de la redistribución de los recursos hacia áreas del segundo nivel de atención. Se le retacearon datos y capacidad resolutiva a un sector clave en la salud. El primer nivel de atención es la puerta de entrada al sistema de salud. También por su conocimiento estrecho y su relación con el territorio, de haber tenido los datos desagregados de lo que ocurría en cada comunidad, y cierto nivel de independencia en la toma de decisiones, podría haber jugado un rol clave en la detección, seguimiento de casos y desarrollo de estrategias adecuadas para el cumplimiento del aislamiento necesario.

Al inicio de la pandemia se creyó que los niños podían ser un vector importante de transmisión de la enfermedad. Por ello, en Uruguay y en el mundo, se cerraron precozmente las escuelas. Luego de que esto quedó relativizado, en Uruguay se siguió manteniendo prácticamente como única “variable de ajuste” el cierre de centros educativos. Se sustituyó la educación presencial con la virtual, apoyándose en herramientas como el Plan Ceibal y la gran conectividad que tiene nuestro país. Pero, al volver con regímenes mixtos, no se apoyó adecuadamente a los maestros y profesores para que pudieran realizar esta doble tarea, por ejemplo, aumentando el número de horas docentes, de modo que uno pudiera atender al grupo que cursaba en forma virtual y otro al presencial. Para el año 2021 se disminuyó el número de horas docentes, no se previó dotar a los centros educativos de condiciones adecuadas para cuidar la ventilación y el hacinamiento, evitando que la única solución posible fuera, en muchos casos, dividir las clases en dos o tres y que los niños y niñas asistieran sólo unos días de la semana por cada subgrupo, disminuyendo así las horas efectivas de clase recibida. Tampoco se tomaron en cuenta los datos recabados en cuanto a pérdida del vínculo escolar o liceal, para ir a buscar a estos niños, niñas y adolescentes (en realidad, se recortaron horas de los maestros comunitarios).

En fin. Si serán importantes los datos. Y si serán importantes los relatos, dado que, con todos estos datos bien a la vista, seguimos comprando el relato de que en Uruguay se manejó bien la pandemia por parte de este gobierno, adalid de la “libertad responsable”. Un país donde algunos son libres de cuidarse, y otros no lo son tanto.

Adriana Peveroni es pediatra.


  1. Ver informe GACH 7/2/2021, “Situación de la epidemia covid-19 en Uruguay y recomendaciones”, e Informe GACH 16/3/2021, “Del Grupo Asesor Científico Honorario a la opinión pública acerca de la situación epidemiológica”. 
  2. “Abril, el mes en que se quebraron todos los récords de muerte en Uruguay”. Disponible en: ladiaria.com.uy/UiX 
  3. Brum, Matías y De Rosa, Mauricio. Estimación del efecto de corto plazo de la covid-19 en la pobreza en Uruguay. Blog del Departamento de Economía, 2 de mayo de 2020.  
  4. Panorama Social de América Latina 2020, Cepal. 

Covid-19: a veces nos cuesta aprender

El ser humano es un animal inteligente. La diferencia entre otros animales y el ser humano es, justamente, el grado de inteligencia que ha logrado alcanzar nuestra especie, que lo ha llevado, entre otras cosas, a poder elaborar herramientas, luego tecnologías y, principalmente, construir y analizar la historia. Generar cultura.

Publicado el 15 de junio

Escribe Adriana Peveroni en Posturas de La Diaria

Es el análisis y la transmisión intergeneracional de lo ocurrido y, sobre todo, de lo que se hizo y se hace con lo ocurrido lo que nos permite avanzar como sociedad. El conocimiento acumulado que permite la transmisión intra e intergeneracional es un componente esencial de la construcción científica y cultural. Sin embargo, a veces, uno siente que nos cuesta aprender de las cosas, algunas terribles, que nos pasan. Que damos vueltas, como en una noria, alrededor de ciertos errores.

Un ejemplo claro, en este momento, es observar que algunas enseñanzas que pudimos tomar de lo vivido durante la pandemia de covid-19, a la luz de acciones actuales, no se incorporaron.

El SARS-CoV-2, como ya todos deben saber luego de más de dos años de “convivir” de algún modo con él, se transmite de persona a persona a través sobre todo de la emisión de gotitas de vapor de agua que se expelen al respirar (al exhalar el aire), que se llaman gotitas de Pflugge (por supuesto, en honor a quien las describió por vez primera, como pasa habitualmente en la ciencia y en la medicina). Estas gotitas son inhaladas por otra persona, llegan a su sistema respiratorio y pueden, si esa persona es inmunosensible a esa enfermedad determinada, enfermar. La importancia o gravedad de la enfermedad que desarrolle dependerá de múltiples variables: su nivel de inmunidad frente a ese germen, sea esta natural (por haber estado expuesta previamente a la enfermedad) o adquirida (al ser vacunada); y su capacidad inmune, es decir, la fortaleza de su sistema inmunitario más allá de lo específico de esta enfermedad. Respecto a esto último, presentan mayor riesgo los niños muy pequeños, recién nacidos y lactantes; los ancianos, cuya inmunidad y capacidad de responder adecuadamente a una enfermedad cualquiera va disminuyendo; o los que tengan otras enfermedades que por sí mismas o por el tratamiento que requieren los hacen más susceptibles a desarrollar enfermedades graves (aquí podemos colocar, por ejemplo, a quienes estén recibiendo un tratamiento quimioterápico por un cáncer).

Esas gotitas de Pflugge quedan suspendidas en el aire alrededor nuestro por un tiempo, hasta que se depositan en las superficies: manos, ropas, muebles. Su concentración en el aire que respiramos es mayor cuantas más personas estén cursando esta enfermedad y estén respirando un mismo aire, si el ambiente está cerrado o mal ventilado, si la persona que está enferma no toma algunos cuidados al toser (como anteponer el dorso de su mano). Por ello, el uso de tapabocas, el lavado de manos, la ventilación adecuada y disminuir los contactos (por ejemplo, evitando el hacinamiento) son medidas que favorecen nuestro cuidado y procuran que no enfermemos. Por eso es importante, también, cuando estamos cursando una enfermedad respiratoria, “aislarnos”, es decir, cuidarnos quedándonos en casa, no ir a trabajar, y en caso de los niños no concurrir a centros de enseñanza o de cuidado. Por eso es importante disminuir los contactos cuando estamos enfermos, con personas que pudieran, de contagiarse, desarrollar una enfermedad más grave.

¿Es el SARS-CoV-2 el único germen importante que se transmite de esta manera? No. Todos los años, sobre todo durante los meses más fríos, extendiéndose generalmente entre mayo y octubre, hay un aumento de la circulación de los que llamamos “virus de invierno”. Estos virus, que son muchos (se estima que existen cerca de 300 agentes patógenos que causan infecciones respiratorias), circulan en mayor número en estos meses fríos, produciendo variadas enfermedades: resfríos, faringitis, bronquiolitis, laringitis, neumonías virales, y favoreciendo las neumonías bacterianas. Para algunos tenemos vacunas: esto es, para algunas variantes (las que circularon en mayor medida en el hemisferio norte en el invierno previo) de influenza A y B. Para los demás, no. Con estos virus la mayoría de nosotros ha tenido más de un contacto a lo largo de su vida, y por ende ha desarrollado inmunidad relativa. Si nos contagiamos, tenemos unos días de resfrío, un poco de tos, cefalea, algún síntoma gastrointestinal, pero no mucho más. Sin embargo, no es así para los grupos de riesgo. En este caso, sobre todo los niños muy pequeños y los ancianos. Todos los años en esta época tenemos un importante aumento de consultas a nivel de las emergencias extrahospitalarias, las emergencias sanatoriales e ingresos a cuidados moderados y CTI. Y algunos niños mueren. Algunos quedan con una mayor tendencia a repetir sobre todo los broncoespasmos.

Durante la epidemia de covid- 19 todos, y también los niños, si se contagiaban o eran contacto con un portador de covid-19, debían guardar aislamiento, evitando esto la progresión de la epidemia, limitando los contagios. Esta es una de las medidas no farmacológicas más potentes para controlar una epidemia. También se determinaron aforos a nivel de las clases y se favoreció la ventilación de estas. Se generaron, para ello, mecanismos de certificación laboral adecuados, indispensables para que estas medidas puedan ser cumplidas.

A lo largo de los años, previo a la epidemia de covid-19, los pediatras hemos asistido a una realidad: cuando comienzan a circular los virus de invierno, uno de los lugares donde los niños se contagian con más facilidad es la escuela y la guardería. Muchas veces el que se contagia es un preescolar, que desarrolla una enfermedad banal, y contagia a un hermanito muy pequeño, incluso un recién nacido, que es el que corre la peor suerte. También son vectores los adultos, que concurren muchas veces a trabajar contagiados, contagian a compañeros de trabajo que son padres, y estos a sus pequeños hijos.

¿Queremos decir con esto que los niños no deben escolarizarse precozmente? Nada de eso. La escolarización temprana es fundamental para su desarrollo. Sin embargo, a nadie se le ocurriría enviar a su hijo al centro educativo que concurre con una enfermedad banal pero contagiosa, si pudiera quedarse en casa esos días a su cuidado. El problema aquí no es la escuela. El problema es que, en la mayoría de los hogares, ambos padres trabajan. Y muchas veces no tienen posibilidad alguna fuera de la escuela de obtener un cuidado adecuado de sus hijos en el horario en que concurren al centro educativo. Es así que cuando no tiene fiebre (y a veces con ella; son muchas las veces que el niño hizo fiebre la noche anterior, pero se despierta sin ella y lo envían, sólo para que vuelva a hacer fiebre en la tarde. Siempre se recomienda dejar un período de 24-48 horas en apirexia antes de enviarlo) el niño o la niña concurrirá enfermo. Y contagiará a sus compañeros.

Si hemos realmente aprendido algo de esta epidemia, algo trasladable a la vida diaria, es que las medidas no farmacológicas para detener la transmisión de virus son trascendentes.

Es de señalar que varios países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ya han aplicado este tipo de permisos pagos para cuidado de los hijos con enfermedades leves, y España lo tiene actualmente a estudio, siguiendo las recomendaciones de mejora del cuidado de la infancia propuestas en el “Libro Blanco para un nuevo marco nacional de apoyo a las familias en España”.1

Los gastos en salud que ocasiona año a año esta epidemia de virus respiratorios son altos. Es necesario desarrollar los llamados “planes de invierno” con un aumento importante de los recursos destinados a la atención de niños en todos los niveles (duplicando al menos la capacidad instalada), y aun así, muchas veces este sistema se satura, no da abasto. Ni hablemos de los gastos sociales y emocionales cuando el niño enferma gravemente.

Las “vacaciones de invierno” tenían este fin en su constitución: cortar los contactos en las escuelas, y con ello abatir la circulación y los contagios. Lamentablemente se utilizan cada vez más con fines turísticos y de esparcimiento, que sólo cambian el lugar de contagio.

Entonces, si hemos realmente aprendido algo de esta epidemia, algo trasladable a la vida diaria, es que las medidas no farmacológicas para detener la transmisión de virus son trascendentes. Algunas dependen de nosotros como sociedad (porque las acciones que tomamos tienen un gran componente solidario, de no enfermar al otro), como el lavado de manos, uso de tapabocas en lugares cerrados y con mucha gente, no concurrir a trabajar o a centros educativos con infecciones respiratorias, no enviar a nuestros hijos a la escuela enfermos. Se necesitan, también, medidas potentes que dependen del sistema político: visibilización del problema, difusión adecuada de síntomas precoces, síntomas de alarma y qué hacer, y sobre todo medidas que posibiliten que los niños y adultos enfermos se queden en casa: atenta contra ello que no se paguen los tres primeros días de enfermedad (las enfermedades respiratorias no requieren generalmente más de cinco días de certificación, no debería ser el trabajador quien resienta su salario), y que el adulto que queda al cuidado de un niño enfermo también pueda faltar a trabajar sin perder salario.

Es necesario mantener una relación adecuada entre el número de niños o adolescentes que componen un grupo en cada centro educativo y el tamaño del local, así como garantizar que la ventilación sea posible y adecuada. No favorece esto la reducción de horas docentes, producto del afán de disminuir la brecha fiscal. Desde hace dos años los grupos son más numerosos, lo que afecta tanto la posibilidad de aprender como de mantenerse sanos. Si bien las razones económicas pudieran, en los papeles, ser válidas, descuidar la salud de los niños parece motivo suficiente para buscar “recortar” por otro lado (no mencionamos aquí el efecto que los grupos numerosos tienen en el aprendizaje, eso da para otro capítulo). Esas mismas “razones económicas” deben, también, compararse con los gastos que genera el aumento de ingreso de niños a cuidados moderados y, sobre todo, críticos.

Así que, de nuevo, al título: nos cuesta aprender.

Adriana Peveroni es pediatra.

Reportaje a Jorge Vázquez

Semanario Voces 2 de junio 2022. Numero 783

“NO LE PIDAN A HEBER COSAS QUE NO VA A PODER HACER”

Durante quince años estuvo vinculado al tema seguridad, primero como Secretario de la Junta de Drogas y luego durante dos periodos como subsecretario del Ministerio del Interior, así que credenciales para opinar sobre el tema no le faltan. Hicimos una autopsia de su gestión y de su actual visión sobre la inseguridad pública y la Policía.

POR JORGE LAURO Y ALFREDO GARCÍA FOTOS RODRIGO LÓPEZ

¿Qué estás haciendo?

La pandemia coincidió con mi jubilación. Me dediqué a cuidar a mi familia. Tuve varios problemas, con una hermana que falleció, y un hermano que se enfermó y también falleció. Tengo una hija con una discapacidad severa. Todos eran de riesgo en la pandemia. Nos cuidamos mutuamente. Sigo trabajando, trabajo para un seguro médico internacional, desde el año 2003. Hago una revisión de gastos de internación.

Mirando para atrás, diez años en el Ministerio y muchos en la prosecretaría de presidencia, ¿qué balance hacés?
Dividiría esos quince años en los tres períodos de gobierno del Frente. Creo que el período más producti- vo sin duda fue el primero de Tabaré, quizás porque el país estaba tan mal que todo lo que hicieras, estaba bien. Si íbamos al norte del país a hacer un acto, a veces no lo podíamos hacer, porque la gente se ponía a llorar. La situación económica era un desastre. En el primer período hubo mucha creatividad. Muchas cosas quedaron pendientes. Este país siempre se piensa en cinco años, y en realidad los cambios estructurales deberían pensarse a más largo plazo. Si vas a China y preguntás cómo va a ser Pekín dentro de cincuenta años, te muestran los planos.

Pero no hay elecciones de por medio.

Con toda la experiencia que tenemos de la dictadura para acá, deberíamos acostumbrarnos a que no se puede estar siempre empezando de vuelta, que hay que tomar la experiencia del gobierno anterior, sin importar de qué pelo sea. Cada gobierno habrá hecho cosas buenas y malas. Beneficiás a uno o a otro, o tratás de beneficiar a todos. En el primer período se le dio mucha importancia al tema económico, a los puestos de trabajo, a la creación del MIDES, al apoyo a los sectores más desprotegidos. La Policía había quedado un poco de lado. Díaz había impulsado la liberación de personas privadas de libertad con bue- na conducta. Fue una buena experiencia, más allá de que la criticaron tanto.

Parecía la causa de todos los aumentos de delitos.

Del total de gente liberada, menos del 20% reincidió. En el segundo período empezó a pesar más en la opinión pública el tema de la seguridad. ¿Por qué? El tema de la seguridad es un tema muy sensible. Tiene que ver con tu vida, tu familia, tus expectativas. Hay una serie de cosas que te hacen sentir inseguro, aunque lo más importante sea el tema de la seguridad pública. La preocupación que más nos movió cuando fuimos con el Bicho al Ministerio fue las condiciones en que estaba la Policía y los presos, que eran desastrosas. Se trabajó mucho en la humanización del sistema carcelario, se hicieron cárceles nuevas y se repararon otras. El COMCAR estaba hecho con bloques, donde los presos terminaban haciendo agujeros.

Tiempo no les falta.

Era una máquina de destrozar cárceles. Otro tema importante era el de la Policía, que estaba muy mal vista, mal uniformada, sin patrulleros. Se tenían que comprar las balas para practicar. Nos propusimos trabajar en la dignificación de la Policía. La primera medida fue mejorar el salario. Un policía ganaba cuatro mil pesos y pasó a ganar treinta. Simultáneamente empezamos a pedir más responsabilidad. El 222 era una máquina de destruir gente. El policía trabajaba fundamentalmente para el 222, que era donde cobraba bien. Esa situación la revertimos: pagamos bien en el Ministerio, y se hacen menos horas de 222. Esto generó, también, el descubrimiento de una cantidad de hechos de corrupción. Se vendían servicios 222 que no se hacían. Había oficiales que no controlaban. El trabajo contra la corrupción policial fue otro de los puntos. No podíamos tener una buena Policía si era corrupta. Y no alcanzaba con pagarle bien para que dejara de ser corrupta.

Eso se depuró mucho.
Sí. Creamos la Dirección de Asuntos Internos. Se hicieron muchos sumarios e investigaciones administrativas. Se pasó gente a la Justicia. En el segundo período terminamos desarmando las Comisiones de Apoyo Policial. Era fatal.
Era coercitivo.
Era conflictivo. Pasás de ser policía a ser un pedigüeño. Pusimos el Sitecom en el Ministerio, que controla
quién carga el combustible, cuánto carga y dónde. Con la misma cantidad de plata que teníamos en el
Ministerio patrullamos muchísimo más. Aumentamos la cantidad de patrulleros.

Cambiaron la Escuela de Policía.
La reforma que hicimos en educación policial implicaba un módulo básico de seis meses, común, que hacían todos. Con secundaria completa, podías seguir como cadete. Sacamos la lógica militar que tenía la escuela. Se les dio carácter universitario, y hoy los oficiales se gradúan como licenciados en Seguridad Pública. Empezamos a traer especialistas del exterior, de la Universidad de Cambridge, de Chile, de Brasil, de Argentina. Estuvo dando clases acá Lawrence Sherman, que fue el asesor de Giuliani en Nueva York. Fue un proyecto muy serio. Veníamos preparando a la Policía para fortalecer la policía comunitaria. Si querés una Policía profesional, tenés unidades que son muy especializadas, como la Policía Científica, que tuvo un desarrollo tecnológico impresionante. O las unidades de investigación. En Identificación Civil hicimos el pasaporte y la cédula electrónica. Informatizamos Migraciones. Creamos el Sistema de Gestión de Seguridad Pública, que centralizaba toda la información. Trabajamos el sistema de comunicaciones.
Creo que se hicieron pila de cosas. Nuestros propios policías llegaron a la conclusión de que muchos
de los problemas de seguridad no tienen que ver con la Policía.
¿Por qué?
Por ejemplo, generamos un cuerpo de Policía capaz de ir a recorrer el barrio y tener contacto con la Intendencia, haciendo sugerencias sobre lo que llamábamos “puntos calientes”. Uno de esos puntos calientes era un lugar donde robaban taximetristas. Mandamos a los fotógrafos nuestros a que fueran todo el día a sacar fotos de lo que pasaba.

¿Y qué pasaba?
Había un baldío, la iluminación quedaba lejos y había un basural. Hacían parar a los taxis ahí, y ahí se
la daban. Eso no se arreglaba con policías. El problema pasaba por sacar el basural, sacar el contenedor,
cambiar la garita de lugar, iluminarla, cosas que no corresponden a la Policía. Cuando la gente bajaba por
Río Branco a la terminal y los afanaban, eso se arregló con la Intendencia, iluminando. Si en cada lugar
donde tenés un problema querés poner un policía, no te alcanzan los policías del mundo. Tenés que sustituir los policías con tecnologías. Saturamos la Ciudad Vieja de cámaras, y eso cambió el barrio.
Pero movió el delito a otras zonas.
Eso siempre pasa. Pero está demostrado que se corre menos del que había. El chorro tiene hábitos y costumbres como tenemos todos, tiene lugares que conoce, de donde sabe cómo salir. Primero nos manejamos con los mapas de calor, registrando dónde se cometían los delitos. Lo hace Japón, lo hace Chile. Es una técnica vieja.


¿Se hace en base a denuncias?
Siempre en base a denuncias, por eso promovíamos que la gente denunciara. Iban a decir que los delitos
aumentaban, pero lo que aumentaba eran las denuncias. Cuando creamos la seccional 25 lo hicimos porque la 17 era muy grande, y la gente que vivía por 8 de Octubre y Camino Maldonado no denunciaba porque tenía que tomarse un ómnibus para hacerlo. Veníamos monitoreando la cantidad de delitos que se cometían en cada seccional. Cuando se creó la 25 bajaron los delitos en la 17, claro, y subieron los de la 25. Sumados los de ambas, nos daba muchos más delitos denunciados de los que hasta ese momento teníamos.
Porque era más accesible.
Claro. Y otra cosa muy importante es que la Policía tiene que ser confiable. Si no lo es, la gente no denuncia. Y tenés que darle a la Policía un elemento técnico para que pueda tomar la denuncia con dignidad. Fomentamos mucho el tema de la denuncia para achicar la cifra negra. En todas las policías del mundo se habla de esa cifra, la de los delitos que no se denuncian.
¿Cuánto era?
Andaba por el 70%. Era alta. Cuando pusimos las tablets a circular, el 30% de las denuncias se empezaron
a hacer por ahí. Eran denuncias que se perdían. Y las denuncias aumentaron porque pusimos becarios en
las comisarías. Un becario no es un policía, primera cosa. No se lo mide por la cantidad de delitos, sino
por si hace buenos o malos registros. Son estudiantes con perfil universitario, estudiantes de Derecho, de
Ciencias Sociales, para los cuales es una experiencia fundamental para la formación el conocer la problemática, la sensibilidad de la gente y la Policía. Estábamos preparando profesionales con una experiencia que no iban a tener de otro modo. Esto ahora lo eliminó el nuevo gobierno.


Lograron bajar la cifra negra.
Sí.
¿Cómo se calcula la cifra negra?
Por las encuestas de victimización. El otro día estaba mirando una encuesta que hizo Naciones Unidas por
el tema pandemia, y uno de los aspectos que tocaba era el tema seguridad. El delegado de la ONU decía
que habían detectado que el 50% de los delitos no se denunciaban. Me llamó lo atención. Ellos hicieron
una encuesta, pero me parece que lo que no se está haciendo son las encuestas de victimización, que
nosotros hacíamos cada dos años, donde el Instituto Nacional de Estadística consultaba sobre delitos y denuncias. Eso es muy importante. Para hacer un mapa de calor necesitás la denuncia. De los mapas de calor pasamos a los puntos calientes.


Implementaron los mapas de calor en todo Montevideo.
Empezamos en Montevideo, y de eso pasamos a los puntos calientes. El mapa de calor va del verde al rojo. Es muy interesante, pero le faltan cosas. Así empezamos a armar los puntos calientes, a los que empezamos a mandar policías. La presencia policial llevó a que los delitos bajaran abruptamente. Empezamos a medir cuánto bajaban, y dónde aumentaban por corrimiento. El efecto de la presencia policial en el punto caliente tenía un radio de corrimiento del delincuente de dos o tres cuadras a la redonda, con lo cual mandábamos policías al punto caliente y patrullaje en el entorno. Ahí se crea el PADO, con la experiencia de los mapas y los puntos calientes, que eran buenos, pero te limitaban al entorno. Creamos las zonas PADO, adjudicadas a un grupo de policías y a un patrullaje, que podía ser a pie, si era una zona muy concurrida, o en moto o en patrullero. El PADO fue made in Uruguay y fue un logro tremendamente importante. Muchas policías del mundo nos estuvieron preguntando cómo habíamos llegado a eso.
¿Qué efecto tuvo el PADO?
Bajó muchísimo los delitos, hasta el año 2018, cuando empiezan a subir de nuevo, lo que tiene que ver con la puesta en funcionamiento del nuevo Código del Proceso Penal. La vieja discusión sobre si el Código incidió o no. Como dato, cuando asumimos en 2010 había cuatro mil quinientos presos, mientras que en 2019 había once mil cuatrocientos. Cuando se aplica el nuevo Código del Proceso, Fiscalía decía que lo podía implementar, y la Corte decía que no. Era un cambio sustancial. El policía estaba acostumbrado a llevarlo al juez, que ya lo dejaba guardado, y ahora tenía que llevarlo al fiscal que podía pedirle que lo dejara en libertad para citarlo después. ¿Cuál era la señal para la Policía? Que esto no sirve para nada. Y la señal para el chorro es que esto es una papa. ¿Cuál fue la consecuencia para los fiscales? Los fiscales se llenaron de expedientes y los jueces quedaron sin trabajo. La Fiscalía empezó a decir que no daba abasto.

Hubo todo un movimiento.

Que llevó a que pasáramos de once mil quinientos presos a nueve mil quinientos. Veníamos subiendo en los privados de libertad y los delitos venían bajando. Ponele que tuviéramos mil quinientos presos menos, y que de esos reincidiera el 60%. Tenías novecientos tipos que iban a cometer delitos. En Montevideo un 80% de las rapiñas era por un monto menor de mil pesos. Esos tipos no solamente estaban robando, sino que tenían que robar más para poder vivir. Ahí fue cuando se empezaron a disparar las rapiñas. Claro, esto fue utilizado políticamente. Realmente nos comimos este asunto por el enfrentamiento entre el Po-

Poder Judicial y la Fiscalía. Nos hubiera convenido que se aplicara a partir del próximo gobierno. Veníamos bajando los delitos muy bien. Cuando Tabaré dijo que íbamos a bajar las rapiñas en un 30% no dijo una locura. Nos había consultado. Aparte de registrar lo que pasa todos los días, tenés que registrar las tendencias. Hoy podés tener cero delitos y mañana veinticinco.


¿Cuál es la tendencia, entonces?
Ni cero ni veinticinco, hay que proyectarlo en el tiempo y ver cómo se comporta el delito. Con la gráfica por la cual sabíamos que la Policía venía siendo eficiente y los delitos estaban bajando, en mi opinión, haciendo una proyección, llegamos al 27% en octubre de 2019, el mes de las elecciones. En cualquier fenómeno social donde otro fenómeno cambia las reglas del juego, cambia todo el escenario. Si en el Parlamento se hubiera votado que el nuevo Código empezara con el nuevo gobierno, que era lo lógico, en mi opinión hubiéramos llegado a entre un 27 y un 30%.

Tenés una visión optimista de lo que se hizo, pero a la población se logró transmitir lo contrario, y en
parte la derrota del Frente Amplio obedece a esto.


Yo te expliqué todo esto y vos lo entendiste como una explicación. Cuando Bonomi o yo salíamos a decir
algo, nos decían que nos estábamos justificando. Para la opinión pública no es lo mismo que le digan que
se está explicando un fenómeno a que se están justificando. Justificarse es “no están haciendo nada”, es
que fracasaste.


La oposición no eligió la economía para pegar pero en seguridad la población fue absorbiendo el discurso.
La seguridad es un tema sensible. Sentirse seguro en una sociedad tiene que ver con tu situación familiar,
con tu salud, con la economía, con el trabajo. Sentirse seguro o tener miedo está en la idiosincrasia del ser humano. Que existían los delitos, existían. Que los veníamos bajando también es cierto. Y también que
no existe sociedad con delito cero. A Sherman más de una vez le pregunté cuál sería la cantidad de delitos que el Uruguay debería aceptar como probable.
¿Qué respondió?
Me dijo que nunca lo iba a saber, porque la gente siempre va a pedir que los delitos bajen más. Y además
hay una diferencia entre el número de delitos, el número de denuncias y la sensación seguridad. Se habla mucho de la sensación térmica. En realidad, en algunos lugares tenés una sensación de muchísima
inseguridad cuando no hay inseguridad. Carrasco tiene cifras delictivas mínimas, pero ellos se sienten inseguros y son los que tienen la caja de resonancia. En cambio, vas a un barrio lleno de chorros
y la gente no se siente insegura. Yo me crié en un barrio, y sabía quién era el que afanaba y el que no, y
jugábamos juntos al fútbol. ¡No me vengan con historias! Las conozco todas, la del barrio, la del preso,
la del policía. He jugado en ambos lados del mostrador. En el barrio había un chorro que se llamaba el
Urraca, y cuando salíamos dejábamos la casa sola. “Urraca, mirá que la casa queda sola”, decía mi viejo.
Y no pasaba nada.
Pero eso cambió.
Cambió. Los Urraca ahora son diferentes. Pero la gente que vive en los barrios vive el tema de la delincuencia de manera diferente. ¿Te acordás cuando se incendió el Marconi y hubo un procedimiento policial, con dos gurises en moto que se dieron de punta con la Guardia Republicana? Un policía tiró y mató a uno de los gurises, y en el barrio prendieron fuego los ómnibus.
¿Por qué esa reacción?
Cómo no van a reaccionar, si todos conocían al que mataron, chorro, sí, pero buen tipo, que no jodía a
nadie. Hay diferentes percepciones del problema, y en algunos lugares la delincuencia se naturaliza
más, y también la violencia. También hicimos un estudio sobre la violencia en los barrios, desde las
peleas entre vecinos hasta suicidios, robos, rapiñas, peleas entre clubes. La violencia está radicada en zonas donde la gente tiene problemas de carácter económico y social. Los barrios más marginados son los más violentos. Y ahí es donde te roban y no denunciás. Cuando se armó lío en el Marconi para tranquilizar el barrio tuvimos que mandar la Guardia Republicana. La gente del MIDES se quería ir, la de Salud Pública no quería entrar. Dejó de pasar el ómnibus y tuvimos que poner choferes policías. Pusimos policías en las policlínicas, en los liceos, en las escuelas. La vida social del barrio tenía que seguir, pero no a expensas de la Policía. La Policía tenía que reinstitucionalizar el barrio y retirarse. Y fue lo que se hizo

y nadie lo valoró. El barrio quedó como siempre. La sensación de inseguridad cada uno la vive de manera
diferente, porque tenemos vivencias distintas. El tema de los miedos es subjetivo. Y si además te lo muestran cien veces por televisión, como pasó con el asesinato en la pizzería… Es terrible, pero generás
un estado de ánimo.
Los medios inciden.
Tampoco quiero echarle la culpa a la prensa ni a los periodistas. Trato de analizar las cosas como son.
Puedo estar equivocado. Pero hasta ahora no he encontrado otro que me diga que estoy equivocado.
Nosotros llevamos adelante una teoría de seguridad pública, la tenemos documentada y probada, y tenemos los resultados. Sabemos dónde nos equivocamos, dónde fuimos para atrás, en qué nos fue bien y mal. No hay otra. Lo que están ensayando ahora es más de lo mismo de cuando estábamos nosotros, con la ventaja de que antes que estuviéramos nosotros no había patrulleros, ni armas, ni policías, ni uniformes, ni comunicaciones, ni nada. Ahora tienen todos esos recursos que nosotros dejamos. El patrullaje aéreo es inédito en Uruguay.
¿Y cómo surge?
Porque los policías nos decían que recorrían los barrios y hay cosas que no veían. ¿Qué pasa detrás del
muro? No tenían idea. Si roban un auto no sé si a las tres cuadras dieron vuelta o no. Roban un ómnibus y no sabemos cuál es. Había que buscar una solución. Empezamos con el tema del abigeato, y nos dijeron
que estábamos recorriendo en avión de día cuando el abigeato se produce de noche. No, pasamos de día
porque no estamos mirando cuándo roban la vaca sino por dónde la sacan. Tenés que saber cuáles son
los pasos que hay en los arroyos, en los montes. Y por primera vez la Policía pudo ver de arriba cómo era el territorio. No hay que mirarlo desde la carretera sino desde arriba. Compramos los helicópteros, que nos dieron un enorme resultado. Creo que debe haber sido el país que formó de cero una unidad policial con pilotos, observadores, mecánicos y autonomía total. Los tipos son unos tigres en el aire. Además, después de que el tipo se acostumbra a ver desde arriba ve todo. Ve una moto y sabe que tiene que seguirla. Sabe que detrás del muro hay dos tipos armados. Sabe para dónde ir luego del robo de un auto. ¿Por qué hoy en día este gobierno podría hacer muchas más cosas que las que hicimos nosotros? Porque las que hicimos nosotros ya no las tienen que hacer.


Dejaron una estructura armada.
Cuando ves un policía con casco balístico es porque los compramos porque en el Cerro a una policía, de
refilón, le pegaron un balazo en la cabeza. Pero no podés salir a comprarlos en Tienda Inglesa. Lo mismo
con los chalecos. Cuando llegamos estaban vencidos. Se compraba bajo determinada norma.

¿Era la única posible?
Me dijeron que sí. Los rusos son nabos, entonces. Los de la OTAN, también, son chotos que mueren con el chaleco puesto. Vamos a mirar otros lugares donde vendan chalecos, y vamos a comprar al menor precio posible. Así se hicieron licitaciones y se compraron chalecos para toda la Policía. Y apenas los compramos, en el Correo de Pocitos, le pegaron un balazo en el pecho a un policía y el chaleco lo salvó, cuando nos criticaban que los chalecos eran una porquería. De esas anécdotas te puedo contar mil. Para traer el primer blindado fuimos a Brasil a recorrer las favelas, donde está lleno de narcos, donde los milicos habían entrado con un blindado y habían salido con mil quinientos disparos. Le tiraron desde que entró a la favela hasta que salió. Son cosas que tenés que aprender. Ahora, por ejemplo, se descubrió quién mató a Lola Chomnalez. Me parece bárbaro. Es gracias a que teníamos el banco de ADN, y especialistas en ADN, y gracias a que desarrollamos la Policía Científica. Si tenés todo eso, ¿por qué no se aprovecha la tecnología, el conocimiento y la información para poder mejorar?


Cuando vino Giuliani, que lo trajo Novick, elogió a la Policía.
Se reunió en el Prado con Tabaré y conmigo. Venía con un speech. Antes había venido su equipo asesor,
se habían reunido varias veces con nosotros y habían visto lo que estábamos haciendo. Al final terminó viniendo Giuliani, que supuestamente iba a traer sugerencias para que cambiáramos cosas. Le conté lo que estábamos haciendo, le mostré la documentación, los proyectos, los programas. En realidad, vino a sugerirnos cosas que ya estábamos haciendo. La prueba está que el propio Novick sale en conferencia y dice que los asombramos con la tecnología, el conocimiento y la profesionalidad que tienen. Después no salió nunca más. Giuliani, además, fue alumno de Sherman, que fue nuestro asesor.


¿A qué obedece el delito? No hay sociedades sin delito, pero hay algunas con más delito que otras.
Es una cuestión casi filosófica. Desde que existe la propiedad privada, existe delito. Vienen justo a hablar
con un anarco.

También puede haberlo sin ella.
Pero es diferente la violencia que el delito. Hay que diferenciar las cosas. Si no, le erramos al bizcochazo.
Hay delito porque hay gente que no tiene cosas y otra gente sí las tiene.
¿La pobreza?
No es la pobreza. Yo fui pobre toda mi vida y nunca robé a nadie. Es la inequidad. Capaz nosotros fomentamos eso, sin darnos cuenta. Mejoramos la calidad de vida de la gente, aumentamos el salario, habilitamos el gasto por tarjetas de crédito, aumentaron las importaciones y las exportaciones, la gente tuvo acceso a una cantidad de bienes y servicios que antes no tenía, proliferaron los shoppings, las marcas, la publicidad…


Aumentó el consumismo.
Aumentó el consumismo. ¿Por qué, entonces, hay cosas que no puedo tener? Yo estaba en el Ministerio todavía y vi tres gurises vestidos con equipos deportivos nuevos, de marca. Me vieron bajar del auto y me saludaron, y me dijeron que hacía una semana habían salido del Penal, pero que se estaban portando bien. Habían choreado las pilchas que tenían. Otro día el cuidacoches me pidió para sacarse una foto conmigo, y después me dijo que la iba a mandar para el Penal. “Soy boleta”, pensé, “abrazado con los chorros en la calle”. Pero es así. Mientras haya inequidad y algunos tengan mucho mientras otros no tienen nada, va a haber robos. Hay robos en los asentamientos, en los refugios. ¿Qué se roban? Un pantalón, un par de medias. Uno tiene eso, el otro no tiene nada. Y siempre hablamos de ese tipo de robos. Pero también hay gente que estafa, que mete cheques sin fondo, gente que vacía bancos y se va del país. Gente de mucho poder adquisitivo que no tendría que robar para vivir y, sin embargo, comete delitos. ¿O te pensás que acá en Carrasco no hay chorros?

De cuello blanco.
Los narcos compran con plata, y son millones de dólares, que no están en los asentamientos sino acá. Si
querés pegarle al narcotráfico pegale donde le duele: en la plata. Tenés que hacer cosas para evitar que
haya lavado de dinero, pero si dejás que vengan con valijas. Si vos dejás que la gente venga con plata sin
ningún control, ahí estás fomentando el lavado de guita. El que la hace laburando no necesita blanquearla.
Meter la guita en el mercado legal cuesta mucha guita. Si yo quiero lavar un millón de dólares,
probablemente voy a tener que dejar por el camino doscientos mil. No es lo mismo que traer guita de la
Argentina. Venían con una bolsa de guita, fenómeno. ¿Pero la podían lavar? Si traigo una bolsa de guita de la Argentina y la entierro en el jardín, eso no es lavado.

Ponen a Balcedo como ejemplo.
Claro. Pero Balcedo hizo cosas que no debía hacer. Compró cosas y nadie controló. Debería haber una
responsabilidad colectiva y no la hay. Lo que decía Guarteche, una percepción compartida de la amenaza.
Si vos sos contador y vengo y te digo que vamos a comprar una casa, que vayas y hables con el dueño; vas, la comprás y te llevás la cometa de comisión. Me ayudaste a lavar ese palo verde y ayudaste al otro a vender una casa por una plata que no vale. ¿Quién pierde? Alguien tiene que perder. Y pierden los gurises que fuman pasta base, los que compran cocaína, los que andan en los barrios a los tiros matándose. Se puede disminuir el delito y la droga, lo que hay que hacer es no comprarla. Mientras se dé el fenómeno de que yo vendo y vos comprás, mientras haya un mercado y mientras alguien compre, alguien va a vender. Si en ese mercado no tocás todos los aspectos, si no trabajás sobre el
consumidor problemático, si no trabajás en el control de los laboratorios, en el control del microtráfico, de la viejita que viene de Argentina con un ladrillo de pasta base. De un kilo de pasta base salen seis mil dosis, y hoy controlás mucho más agarrando a la viejita que viene de Argentina que metiendo cinco tipos en cana. Podés cerrar veinticinco bocas, pero si no le sacás el intermediario, la vuelven a abrir.


También está el tema de que la boca en el barrio genera un lío bárbaro.
Sí, porque en el entorno de la boca hay peleas, porque fulano viene a comprar y no tiene plata, y otro quedó con una deuda, entonces salen de ahí y afanan una garrafa, una maceta, una canilla. Las bocas son tremendamente trastornadoras de la tranquilidad pública. Y está bien que haya que darles a las bocas, pero…

Pero se las mata más matando al intermediario que al grande.
Tenés que trabajar sobre todos los aspectos, los vinculados a la salud, al tráfico, a lavado de dinero, y sobre las relaciones internacionales. Los países del entorno juegan mucho. Tenés que controlar las fronteras. Y Uruguay tiene un plan integrado. Si eso funcionara bien, se tendría mucho más controlado el puerto, por ejemplo. ¿Cómo controlás el puerto? ¿Paso todos los
contenedores por scanner? Trancás el puerto. No se hace en ningún lado. En ningún lugar se escanea el 100% de los contenedores, sobre todo en lugares como Hong Kong. Lo que se hace, y nosotros lo hacíamos acá, son análisis de riesgo. Para cada contenedor hay un programa que te dice qué es lo que hizo ese contenedor, de dónde salió, por dónde pasó, qué tiene adentro, quién lo exporta o lo importa. Si ese contenedor lo están operando tipos que sabés que son serios y además hizo los movimientos y controles que debía hacer, ni lo revises. Pero si este contenedor estaba en el campo y no lo controló la Aduana, controlalo. Si es un tipo que exportó dos máquinas en un año, controlalo. Si es un importador de Tienda Inglesa, que trae té de Ceylán y arroz de China, no te molestes. Lo que tenés que hacer es análisis de riesgo. En el aeropuerto de Carrasco instalamos un sistema que cuando sacás un pasaje en Europa, ya entrás en el sistema y no importa quién seas. Si sos sospechoso, te espero, porque algo vas a hacer. Al delito hay que anticiparlo. Es mucha inteligencia.

El delito también tiene su inteligencia

También. Ellos también aprenden de lo que hacés vos, y saben qué tenés. Uruguay es un país chico, de tres millones de habitantes, lo que hay que hacer es seguir desarrollando la tecnología.

¿Es tan difícil controlar en un país pequeño?

Uno de los proyectos que nosotros dejamos encaminado fue el de identificación facial, el mismo que tenemos para seguridad en el deporte, pero colocado en Identificación Civil. ¿Por qué? Hoy en día hay cámaras por todos lados. Si agarrás un delincuente en una cámara y lográs tener la foto, la llevás a Iden- tificación Civil y vas a saber quién es y dónde vive. Si junto con eso trabajás con los shoppings y les pedís que hagan un esfuerzo y pongan identificación facial en sus cámaras. Si estás buscando a alguien, lo bus- cás en Tres Cruces, en el puerto, en el aeropuerto, en los shoppings, en el fútbol. Tarde o temprano lo ter- minás pescando. No es que tengas que inundar de policías la ciudad, tenés que inundarla de inteligencia. Tenés las posibilidades, si durante diez años estuviste trabajando para tener una Policía de primer
nivel, que tanto nos costó.

¿No se pudo prever el tema de la escalada de violencia? Layera había dicho que vienen las maras. ¿Era
un visionario o estaba loco?

No estaba loco, es que en Uruguay no hay una percepción compartida de la amenaza. El tema de las
armas, por ejemplo. Hay una cantidad de armas ilegales y legales en Uruguay, y los delincuentes se
proveen de ambas. Vamos a ir por el control de armas legales haciendo un registro. Compramos dos
equipos que hacen el peritaje balístico. Si aparece una vaina o una bala, se la lleva a Policía Científica,
que arma una base de datos. Y resulta que mañana en otro lugar aparece otra bala que salió de la misma
arma. Podés ir generando un mapa de dónde está operando esa arma. En algún momento vas a caer
con un arma que va a estar en la base de datos, y vas a tener en cuenta todos estos hechos. Capaz al
primer mes esto no nos sirve para nada, pero al año tenés una cantidad de información. Si sumo la identificación facial, la balística, el ADN, la huella digital e investigadores que saben hacer las cosas bien
entonces tengo un potencial de trabajo brutal para investigar los delitos. Todas estas cosas las dejamos en desarrollo.

Pero es como El Guardián. Los delincuentes se avivaron y usan el WhatsApp.
Es cierto. Pero, ¿cómo sabías que no agarraba WhatsApp?

Me enteré después en los medios.

Que los medios lo hayan dicho es no tener una percepción compartida de la amenaza. Cuando com- pramos los primeros blindados salió en la prensa qué tipo de bala resistían y cuál no. Estaban avivando giles, diciéndole al enemigo en qué cosas sos vulnerable. ¿Qué le importa a la gente qué bala atraviesa la camioneta? Solo a los chorros le importa, al pesado.

Con las herramientas tecnológicas y la Policía que tenemos, ¿tan difícil es combatir a los grupos de narcotraficantes en nuestro país?
Una vez tuve una reunión con el viceministro de Seguridad de China. Me preguntó cuál era el principal problema del país. Y yo empecé a hablar de las rapiñas. “Pero dígame cuál es el problema”, me dijo al rato. Después fui a visitar el edificio de la Policía en Pekín y el fondo negreaba de policías haciendo ejercicio. Ellos están pensando en la seguridad para mil quinientos millones de habitantes, y no pueden entender cómo no lo podemos manejar para tres millones y medio. Yo tampoco lo entiendo. No hay que hacer inversiones desmesuradas. Y aunque hubiera que hacerlas, si querés tener un Uruguay diferente dentro de veinte años, lo tenés que empezar a construir ahora.

¿Tenés una nueva Policía o no?

La tenés. En diez años en el Ministerio del Interior se hicieron cosas que no se habían hecho nunca. Hoy en día podés presentar tu Policía en el mundo. Te podrán decir que te falta, y sí, te falta.

Mucha gente piensa que no podrían operar bandas narcos sin saber quiénes son las cúpulas. Se termina vinculando que políticos y gente de mucho poder está metida, y que por eso no caen. ¿Qué contestás?

Primero, no creo que haya políticos metidos. No es la norma, lo que no quiere decir que no haya alguno que no esté metido. La gente lo puede pensar. En general, la gente piensa muy mal de los políticos. La corrupción de los políticos no es un tema de ahora.

Pero que no puedan desarticular las organizaciones; si agarrás una boca y seguís al escalón superior, al intermediario…
Si no abrís el abanico para tocar el problema en todos sus aspectos, no lo vas a solucionar. No me preguntes a mí, preguntale a Heber. En el primer gobierno del Frente, cuando fui presidente de la Junta Nacional de Drogas, se hicieron cosas que nunca se habían hecho en este país. Se trabajó en el consumidor y en el narcotráfico. Llenamos las cárceles de narcotraficantes extranjeros. Había serbios, colombianos, italianos. Los agarramos en las estancias, en los aviones, en el puerto, en el aeropuerto, en los yates, en las fronteras. Hubo mucha inteligencia y mucho laburo, con lo poco que teníamos. Y empezamos a trabajar fuerte en el tema del lavado de dinero, creando la Secretaría
antilavado. Cuando dijimos que los escribanos y los abogados debían controlar tuve unos líos bárbaros.
El sector que teníamos mejor controlado era el financiero. Después entramos a las casas de cambio. Tenés
que conocer el cliente y el destinatario final. Tenés que tener mucha gente ejecutiva que resuelva problemas, y gente que se comprometa contigo, los contadores, las inmobiliarias. Tiene toda una lógica, y hay que trancarlo antes que suceda, y para eso hay que tratarlo en todos los aspectos. Donde dejás un hueco, por ahí se meten.

La filosofía hoy es la inflación punitiva.

Lo que tenés que meter en la cabeza del delincuente es que, si afana, lo vas a agarrar. Eso opera en todas las áreas de la vida. Lo mismo en el terrorismo. ¿Querés matar a un presidente? Capaz lo hacés, pero mirá que la quedás. Y nadie quiere quedarla. Ni un sicario.

¿Cómo se llega al sicariato acá?

Es un problema de mercado. Cuando tenés pila de deudas, de alguna manera te la tienen que cobrar. Y si no podés pagar, te matan. Es la señal para el otro, porque después de que te matan no cobran nada. ¿Y sabés cuál es el otro ejemplo del aumento de homicidios entre delincuentes? Que baja la posibilidad de aclarar homicidios, porque probablemente al que matan hoy mató al alguien ayer, o robó, o rapiñó, y ese tipo se lleva información.

Hoy ha caído muchísimo la aclaración de homicidios, está en 50%. En la época de ustedes era 68%.

Sí, pero la aclaración del homicidio cambia de acuerdo al homicidio. En la violencia intrafamiliar es fácil. En la rapiña es bastante fácil, ahora que tenemos cámaras por todos lados. Si el familiar del asesinado te puede hacer el identikit de chorro, la identificación facial te da un porcentaje de posibilidades, y por des- carte lo agarrás.

Pero hoy ha caído al 50%.

Porque predominan los homicidios entre delincuentes, donde no conseguís información, donde proba- blemente mañana maten al que mata hoy. Es mucho más difícil. Primero que nadie declara. Pero es más difícil aclarar un homicidio por ajuste de cuentas. Cuando la mayoría de los delitos se cometen entre delincuentes hay cierta dificultad. Pero si desarrollás la tecnología de identificación facial y balística al máximo y tenés buenos investigadores, se llega.

Uno de los logros del gobierno del Frente fue la sindicalización de la Policía.
Fue buena cosa. Yo decía que los mejores sindicalistas para la Policía éramos nosotros, que todo lo que comprábamos lo hacíamos sin que nos lo pidieran. Los chalecos, las botas, los uniformes, el armamento.

Pero el sindicato pateaba contra ustedes.

¡Y claro, cómo no va a patear! Si no, no es sindicalista. Y está bien que patalee. Si tuviera una empresa, quisiera tener un sindicato fuerte, inteligente, que discuta conmigo los balances de la empresa.

El actual gobierno antes decía que la Policía no se sentía respaldada por el gobierno del Frente.


Se les aumentó el salario, se les mejoró la salud. El Hospital Policial pasó a ser de los mejor equipados del país. Se armó un CTI pediátrico que en su momento fue el mejor del país. La atención que se les daba a las familias. El hospital vendía servicios y con eso compraba tecnología. La parte de seguridad social, lo que era la Caja Policial antes. El Centro de Atención a la Discapacidad, a los hijos y funcionarios del Ministerio del Interior, es un ejemplo hoy en día. Les compramos uniformes como nunca se les había comprado, de verano, de invierno. Les compramos hasta medias elásticas para evitar las várices como enfermedad laboral. Camperas, correaje, chalecos, cascos antibalísticos. Todo.

Pero en la parte operativa el Policía no tiene respaldo ante la Justicia.
Ojalá frente a la Justicia nunca tenga respaldo político. Al tipo que va a la Justicia se lo tiene que resolver desde el punto de vista jurídico, no político. ¿Cuál es la garantía del policía? Primero, tiene una ley orgáni- ca policial. Tiene una ley de procedimiento policial. Tiene un código de ética policial. Tiene una estructura universitaria. Queda lo que se llama mala praxis, el hacer las cosas bien o hacerlas mal. Si las hacés mal, la Justicia te va a castigar.

La LUC le dio otro respaldo, dicen.

Creo que no le dio respaldo, porque el día que un policía le pegue un disparo a alguien va a tener que ir a declarar a la Justicia.

Pero la palabra del policía vale más.

O no. Hay cosas muy indefinidas, como el tema del desacato. Si le pego un balazo a uno porque se des- acató, el juez me va a preguntar por qué se desacató. Y que me haya dicho algo que no me gustó no es desacato. Todos los delitos que un policía puede cometer ya están en el Código Penal. Todas las garantías se las tiene que dar la Justicia.

Una de las quejas era que el policía agarraba al chorro y salía por la otra puerta.
El policía tenía la sensación de que eso no funcionaba. La verdad sea dicha, hubo un período en que se acomodaron los engranajes, donde no funcionó. Hoy en día tienen como quince mil presos. Nosotros los dejamos con once mil cuatrocientos. Vos sabés lo que son los números relativos y los absolutos. Si aumentás la cantidad de presos, tiene que bajar la cantidad de delitos y los homicidios. ¿Por qué no bajan? Y si no bajan, tenés más delitos que antes. ¿No? Comparativamente.

O tenés más denuncias.

O tenés más denuncias. Pero para saber si tenés más delitos o más denuncias, tenés que hacer una en- cuesta de victimización. Nosotros tuvimos una calificación de Naciones Unidas como que teníamos un sistema de registros excelente. Pero si sacás los becarios y ponés a los policías a tomar las denuncias, vas a tener una mala calidad en los registros, y mucha cosa que no se va a registrar.

Siempre decían que desmantelaron las comisarías.

No es así el tema. Había dos cosas que nos criticaban. Una es que habíamos sacado a los policías de las comisarías, y la otra es que habíamos cerrado algunos destacamentos en el interior. Vamos a empezar por los destacamentos. En un destacamento en el interior tenés que tener dos policías por turno y un móvil, y los tenés clavados ahí por si pasa algo. Hoy en día, cuando tenés un celular con el que en el medio del campo agarrás una llamada de Jefatura y al ratito tenés una camioneta, no se justifica tener esos desta- camentos. Y no controlan el abigeato, como se decía. Pasa que el destacamento de Policía en el interior es de otra época, la época en que el policía le firmaba las guías al productor para mover el ganado. Hoy la guía la obtenés por internet. No se justifica tener policías donde no hay delito.

¿Y las comisarías?

Luego las comisarías, donde por lo menos tenés que tener uno en el teléfono, otro tomando denuncias, otro en el celdario, el comisario, el subcomisario. Son diez o doce policías por turno. ¿Para qué? Para que vaya alguien a denunciar algo o a pedir un certificado de domicilio. Nosotros generamos cuatro zonas, con edificios nuevos. Uno está en la ruta 5, otro está en Avenida Italia. Ahí están los celdarios y los lugares para que operen los investigadores de Inteligencia, para no tener personas detenidas en la comisaría. Los policías son mucho más efectivos en la calle que en la comisaria. Si tienen que recibir una denuncia y es- tán patrullando, la toman en la tablet. ¿Qué problema le resolvés al vecino con diez policías por turno en la comisaría? Significa que para funcionar una comisaría tiene que tener asignados cincuenta o sesenta policías, entre los descansos, las licencias y los certificados. ¿Cuántos de ellos patrullan? “Llamo a la comisaría y no mandan el móvil”. No llames a la comisaria, llamá al 911, que tiene todos los móviles distribuidos en la pantalla y te manda el que está más cerca.

Convence ese argumento, pero fue uno de los caballitos de batalla.
Si a la comisaría le sacás un chofer, la dejás vacía. Dejás uno en la puerta y otro en el celdario, otro que toma las denuncias y el ayudante del comisario. Los móviles tienen que estar en la calle y no en cualquier lugar porque, si ves los mapas de puntos calientes, vas a ver que hay lugares donde nunca se cometió un delito. Patrullar en todos lados no sirve. Hay que patrullar donde sabés que se van a cometer delitos. No podés patrullar en lugares donde vas a agarrar un chorro en un año.

Se les criticaba que no invertían en tobilleras. Después tenés dos o tres policías para defender una señora. Había que hacerlo con guardia policial, y además tenés que dejar un móvil porque si llueve, se moja. Es un desperdicio de gente.

No le solucionaron el tema vivienda a la Policía. Es otra cosa de la que se quejan.
No se solucionó, pero estaba en vías de solucionarse. ¿Cuál es el problema que tenía la Policía? En algún momento a la Policía se le hizo una retención para vivienda, y se hizo un convenio con el Banco Hipoteca- rio. Quedó en la nada. Un día fui a la Guardia Republicana y un viejo oficial ya en retiro me dijo que quería hablar conmigo por un tema de vivienda. Lo recibí. Me dijo que él había estado en el tema de la vivienda, que se entregaron viviendas donde el Banco Hipotecario ponía una parte y el Ministerio del Interior otra, y el funcionario accedía a la vivienda y pagaba. Pero muchos funcionarios dejaron de pagar y el Banco Hipotecario los remató y se quedó con esa plata, plata que era del Ministerio del Interior. Le agradecí y le dije que íbamos a averiguar. Le dije a un abogado del Ministerio que averiguara, y recuperamos una cantidad de dinero que era del Ministerio, con el que hicimos un plan de vivienda para la Policía. Cuando lo dejamos, mensualmente se estaban entregando préstamos de la Caja Policial, préstamos de la Caja de vivienda y préstamos para reparación. Se venían entregando regularmente, lo que pasa es que no nos dio el tiempo de seguir con ese proyecto.

La gran queja era que había muchos policías viviendo en asentamientos, al lado de los chorros.
Estoy de acuerdo. Hay que sacarlos con mucha habilidad y no formar guetos de policías, para evitar tener otro conflicto, porque la familia policial es complicada. Pero se había empezado un plan. Si hubiera segui- do, habría funcionado sin ningún problema. No sé si sigue o no, pero estaba financiado.

¿Por qué no se continuó con el Plan Siete Zonas?

Porque solamente como plan para tener una plaza pública una cancha de básquetbol o una pista de skate no servía. Para el barrio es bárbaro, pero después tenés que ponerle cosas adentro para que los delincuentes no se apropien de eso. Se hacía, pero después la gente no podía ir porque paraban los pastabaseros. Tenés que hacer algo para que eso no pase. En el último carnaval en que estuvimos en el Ministerio hubo una polémica cuando querían llevar las murgas a Casavalle. Decían que las iban a apedrear. Pero no, es gente que no tiene posibilidad de ir a otros lados, y las iban a ver con agrado. Les mandamos unos policías de particular para que estén ahí, pero para que esto funcione bien hay que llenarlo de gente, no de policías. Y se hizo el carnaval en Casavalle y no pasó nada. La Plaza N° 1 de Deportes estaba abandonada, y con la Intendencia y los ministerios de Deporte y Turismo la reinaugu- ramos. Se llenó de gente del barrio. Lo hicimos con motivo de un mundial. La solución es que la gente del barrio se apropie de esos espacios. Uno de los problemas que tiene que ver con la seguridad es la urbanización.

¿Cómo es eso?

No hay especialidad en Uruguay en urbanización con seguridad pública. Te hacen una plazoleta y después detrás te ponen un muro donde se esconden los chorros, tienen relaciones sexuales y suceden mil cosas. ¿Cómo hacer una intervención urbana respetando lo que la gente quiere, con condiciones de seguridad? Hicimos un llamado internacional y al final terminó viniendo una arquitecta chilena que les dio clases a los policías, a los arquitectos de la Intendencia y en la Facultad de Arquitectura. Hicimos un libro, que debe ser el único. «La mirada urbana en la prevención del delito». El último año de gobierno lo regalábamos en la Feria del Libro. Te muestra cómo es Casavalle y cómo va a terminar siendo, con este proyecto. Al frente de este proyecto Tabaré puso a Ana Olivera. El Ministerio de Interior hizo muchas más cosas que formar policías. Todas estas cosas no son de la Policía.

¿Qué errores cometieron? Solo hablaste de los méritos.
Yo también te voy a hacer una crítica. No tiene goyete que en 2022 te vengas a enterar de los libros que hicimos en 2018.

Comunicaban muy mal. ¿Cómo fue la transición con el nuevo gobierno?
Fue mala. Con Larrañaga nos reunimos y entendió por qué no se podía patrullar al boleo. Nunca lo hicie- ron. No nos dieron pelota. Veníamos diciendo desde el 2013 que no alcanza con acciones policiales. ¿Qué hicimos mal? Primero, no fuimos capaces de encontrar sectores políticos de la población que nos acom pañaran en el planteo.

¿Ni en la propia izquierda?

Tampoco. Esto que les conté es lo que decía en el consejo de ministros. Y en políticas integrales no alcanza con que el Ministerio de Vivienda haga más viviendas y el MIDES dé más tarjetas, y Educación más horas de clases. Las políticas integrales implican agarrar un grupo de la población, la que se quiere proteger, que hoy en día es menor, o adolescentes, que dentro de cinco años van a tener que tomar una decisión, y acompañarlos para que lo hagan de forma responsable. Si no tenés eso, estás muerto. Garantizar que por la vía del estudio o del laburo vas a llegar a algo. Cuando éramos jóvenes el viejo te decía: “Al laburo o a estudiar”. Tenías expectativa, si querías estudiar o encontrabas laburo en algún lugar. Hoy en día no aga- rran para ningún lado.

Y tampoco tienen expectativa de vida. “Estoy juga- do”, te dicen.
Cuando no tenés salida para adelante, las salidas son a corto plazo. No conozco ningún narcotraficante que llegue a viejo, que esté vivo, que tenga guita, mi- nas, auto y casa. Es transitorio, pero ellos creen que lo transitorio es a lo que pueden aspirar. Lo otro no les importa. Creen que más vale vivir poco y bien que mucho y mal. Si les decís que los van a llevar en cana, te dicen que cuál es el problema, si a la cárcel entrás saludando, si en un módulo están los del Marconi, en otro los de Casavalle y en otros los de Peñarol. ¿Vivís mal en la cárcel? ¿Y en el asentamiento, cómo vivís? ¿Y qué expectativa de vida le das a un gurí que se cría en un rancho, que duerme al lado de los padres que garchan de noche, con la hermana que se trajo al no- vio a la casa, donde fuman porro y, si no fumás, sos puto? Cuando éramos jóvenes si no fumabas cigarrillos, eras marica. Después nos dimos cuenta que era una gansada. Pero esas lógicas de vida operan, y hay que conocerlas, hay que enchastrarse las patas e ir a conocer eso. Cuando te digo que al guacho del Marconi lo mataron y fue una reverenda cagada, más allá de que el loco era chorro, el Marconi tenía razón, y yo era ministro del Interior. Viéndolo desde la lógica de ellos, tenían razón: viene un milico de afuera y mata un gurí del barrio. Es la lógica de ellos. Todavía hay lógicas en el Uruguay. ¿Quién quiere ser milico? Nadie. Ser milico era la salida para el que no tenía más remedio.


¿Eso no ha cambiado
?
Sí, cambió con el gobierno del Frente. Tuvimos la graduación de más de cien oficiales por primera vez en la historia del Uruguay. Tipos que decidían ser cadetes. Y esos tipos que estuvieron tres años en la Escuela de Policía tuvieron asesoramiento con policías internacionales. A cada uno se le dio uno de estos libritos.
Metimos la Escuela en el Plan Ceibal y todos tuvieron acceso a una computadora. Dejaron atrás la lógica de la escuela militar y pasaron a la lógica de la seguridad pública. Dejaron la lógica de defensores del orden público para ser defensores de los derechos de los ciudadanos. Pero en todo esto no tuvimos caja de resonancia, no supimos explicarlo.

Es más fácil pegar un grito con dos titulares.
Y, cada vez que salías a explicar, te decían que te estabas justificando. Hubo una muy buena campaña de la derecha para desacreditar lo que se estaba haciendo. ¿Había delitos? Sí. ¿Habían aumentado las denuncias? También. Pero aumentaron porque se estaban aceptando más denuncias, porque se estaban saliendo a buscar, porque se quería achicar la cifra negra. Pero tampoco desde nuestra fuerza política se pudo defender eso.
¿No se entendió en la interna del Frente?
Te voy a poner algunos ejemplos. Reconozco las cosas buenas del Frente y también las malas, y si la derecha hace algo bueno, también. ¿Te acordás cuando evacuamos el CODICEN? Nos dijeron que los habíamos cagado a palos. A los policías que fueron a desocupar les dijimos que llevaran las cámaras GoPro. Los tipos accedieron por una puerta lateral, abrieron una puerta cerrada y desocuparon desde el piso de arriba. Un edificio siempre se desocupa de arriba hacia abajo. Fueron bajando, y las cámaras mostraron que no le pegaban a nadie. Recién en el primer piso le pusieron los escudos a un grupo de gente que no quería salir. La orden era no pegar. Fui a una reunión de la mesa política del Frente y me dijeron que los habíamos cagado a palos. ¡No seas malo! ¿Te parece que podemos ir a cagar a palos a unos gurises en el CODICEN? Les sacamos las escopetas a los policías para evitar que
tiraran en las manifestaciones. En el COMCAR habían matado a uno de un escopetazo, y se las sacamos. Nos dijeron que los dejábamos en bolas. Les dijimos que iban a hacer un curso de capacitación para usar escopetas con balas de goma. Y no se devolvieron las escopetas hasta que todos hicieron el curso. Teníamos en marcha una compra de pistolas accesorias con cuatro caños para balas de goma o de pintura, pero Larrañaga la echó para atrás. Entonces, claro, vas a un barrio y en el barrio no son amigos de la Policía, porque la Policía va a joder al barrio. Y siempre alguno cacarea. Y si lo único que tenés para responder es una pistola 9mm, más vale que te vayas.


¿Por qué en quince años se fracasó en que el barrio sea amigo de la Policía?
En Uruguay en general nadie es amigo de la Policía. Hay un profundo sentimiento antimilico en el Uruguay, desde mucho antes de la dictadura. ¿Sabés porqué? Por la represión a los trabajadores, en los fri goríficos, en ANCAP. El primer paro que hice en mi vida lo hice en sexto de escuela, con la huelga de los frigoríficos, donde mandaron a reprimir con el Ejército. Yo iba a la escuela Yugoslavia y estaba frente a la Plaza Lafone. Éramos gurises y nos indignamos de ver los jeeps con ametralladoras, y milicos a caballo persiguiendo a los padres de nuestros compañeros de clase. Nos indignó. Hicimos un paro y nos senta- mos todos en el muro, y decidimos no entrar a clase. ¿Cómo no vas a querer que en esos barrios se quiera a la Policía? En el Cerro había una pintada que decía: “Haga patria y mate a un milico”. Es la fama de la Policía como represora. ¿Quién determina el orden público? El gobierno y el ministro de turno. ¿Hay un problema? Meta garrote. ¿Con eso lo solucionás? Cuando había un conflicto con ocupación y el Ministerio de Trabajo pedía desocupación, ¿a quién mandábamos nosotros? A los mediadores, a conversar, a negociar. No tenés que pelearte con el trabajador, que es tan trabajador como vos, como el milico.

Antes del Frente Amplio, la Policía entraba a los partidos de fútbol cuando había cualquier cosita y pegaba. Eso mejoró mucho.
Y sin embargo con el gobierno del Frente se mejoraron los problemas del estadio. La gente pide me- didas punitivas, quiere que des palo, que metas en cana. Después te piden derechos humanos. El tema del fútbol nos costó mucho, primero porque no contábamos con la colaboración de los dirigentes de los cuadros. Mirá que ellos dicen una cosa y después hacen otra. Y la relación entre dirigentes y barras, y entre barras y delincuencia es una situación bien compleja, que hay que estudiar bien. La única solución es que los violentos no entren a los espectáculos deportivos, y dijimos que íbamos a hacer una lista de personas violentas. Nos dijeron que ellos no hacían nada porque ellos eran dirigentes y después tenían problemas.

Es que en ciertos casos es bravo.

Tenían razón. Yo hice una declaración y dije: “Ustedes dedíquense al deporte y déjenos los delincuentes a nosotros”. Y trajimos las cámaras de identificación facial. Se terminó el problema. El tema no era cagarlos a palos, sino que no entraran al estadio. Nosotros tenemos todo filmado. Te pongo un ejemplo cualquiera. Entraba gente a la tribuna, y había una parte de la tribuna que no se llenaba hasta que no llegaba la barra. Quedaban en el medio. Entran doce mil quinientas personas.

¿Cuántos milicos tenés que poner para controlar eso?
Es imposible. ¿Qué hacés cuando se arma lío? Mandar al milico. Empieza a rodar gente por la escalera. Tirás gas y se lo fuma una viejita que no tiene nada que ver. Un niño, una mujer embarazada. Tenés que

ser selectivo. En los temas de seguridad tenés que ir con el bisturí. Con Guarteche como director de la Brigada de Drogas y Jorge Díaz como juez de Crimen Organizado decíamos que no íbamos a traer a nadie para que se vaya caminando, que el que viene, viene a quedarla. Y con los sistemas de inteligencia a algunos narcos ni los interrogaban.

¿Cómo se puede haber fugado Morabito?

Se fugó con complicidad policial.

¿Cayeron esos?

La investigación no se terminó.

¿No hubo investigación administrativa?

Sí, pero está en la órbita de la Justicia.

¿Cómo ves actuando al Ministerio del Interior actual?
No sé. Lo único que veo es lo que dice la prensa.

La prensa miente.

Cuando se da el fenómeno de aumento de los homicidios y el ministro dice que se reunió con el presidente y que van a hacer más de lo mismo, ya te adelanto que van a fracasar. Soy de los que dicen que no le pidan responsabilidad al ministro porque no va a poder resolver los problemas de seguridad pública con la Policía. Está demostrado. No le pidan a Heber cosas que no va a poder hacer. Y decir que aumentan los homicidios porque atacaron las bocas y hay menos droga es algo que hay que demostrar. Si hubiera menos droga, habría menos deudas y no se estarían cobrando deudas. ¿Qué se van a repartir si no hay nada para repartir? ¿Por qué se van a matar por un reparto que no existe?

¿La legalización de la marihuana sirvió para algo?

Para algo sirvió. Lo que estuvo mal fue ponerlo entre las medidas para la seguridad pública. En realidad, el consumo de marihuana en general no es problemático, no está vinculado al delito como la pasta base. Cuando hicimos una encuesta a personas recién detenidas, y de cinco tres habían cometido el delito para consumir o habían consumido. La pasta base de cocaína está vinculada a la delincuencia. La marihuana no. Hay mucho consumo ocasional de marihuana. Y aunque lo disminuís, tampoco le sacás el mercado al narcotraficante, que ofrece otra droga. Hay gente que no quiere estar registrada en nada. El que está en algo raro no se va a registrar como consumidor.

¿Qué debería retomar de las políticas otro eventual gobierno del Frente? ¿Qué debería apuntar a cambiar? La integralidad de las políticas. Volver a recuperar una Policía profesional, comprometida con los derechos humanos y garantista. Una Policía bien profesional, tecnificada y que se adelante a los acontecimientos. Una política eficaz en el tema drogas, abarcando todos los aspectos desde el consumo hasta el lavado. Y creo que hay que buscar una población objetivo con la cual trabajar en valores y vivienda para formar una generación de ciudadanos para un Uruguay productivo. En última instancia, eso es lo que querés, que el tipo cuando sea grande se integre a un país productivo, más justo. Eso tenés que prepararlo.

Es algo que trasciende al Ministerio del Interior. Es una cuestión de todos los gabinetes.
Sí, y hay que hacer acuerdos con la oposición.

¿Es tan difícil lograr políticas de Estado?

Vivimos en un país de 50%. La política la definen unos pocos tipos que un día votan para un lado y a los cinco años para otro. Hay que pensar constructivamente de forma diferente y ponerse de acuerdo, y el que gane las elecciones le dará la tónica después. ¿Por qué en otros países hay políticas de Estado y en Uruguay no? Una discusión que tuvimos en el primer gobierno de Tabaré fue que en el Estado había que armar una especie de escuela de formación política para que los que se desempeñan en cargos públicos tengan una buena capacitación. La idea no es mala. Un tecnócrata en política. Pero después son esos los que van a definir la política. Entonces no. Otros países lo tienen, como Noruega y Finlandia. Lo tiene Brasil, en Itamaraty, sin importar el presidente de turno. Hay que buscar un camino diferente, políticas de Estado. La seguridad pública es un problema del país.

¿Qué países tienen tantas políticas de Estado?

¿La seguridad pública es un problema importante para alguien que vive en Carrasco? Sí, es importante. Porque además está la tormenta de la televisión, donde ves que se mata gente, que van a salir un montón de presos. Después tenés a Canessa, que dice que si pasa una señora negra y gorda con un botija hay que seguirla porque está haciendo relevamiento. Estás estigmatizando gente. Al final, los pobres, negros y jóvenes son delincuentes.

Querés llegar a políticas de Estado con gente que estigmatiza, que ve al negro y al pobre como de- lincuente.
Y bueno, hay que hacerlo. Si el problema es ese, hay que solucionarlo. ¿Si fueras empresario, harías una inversión extra para trabajar el tema de la educación para que de acá a diez años tengas menos problemas sociales y mejores trabajadores? Yo haría la inversión. Si fuera ministro de Economía, usaría parte de las reservas internacionales para mejorar las condiciones. El tema es si estás dispuesto o no. Mientras haya pobres, inequidad, racismo, femicidios y todo ese tipo de cosas, vamos a seguir con el Uruguay que tenemos. Se dice que hay que aumentar la pena porque se cometió un femicidio. No, hay que tratar que no haya más femicidios.

UN ANTES Y UN DESPUES, 1º ASAMBLEA DE USUARIOS Y USUARIAS DE SALUD por Jorge Bentancur

Ponencia realizada en el taller sobre Planificación Participativa en Salud de la Red de Municipios y Comunidades Saludables el 29 de abril de 2022.

Disponible en :https://www.youtube.com/watch?v=BdDGN3XVuC0&authuser=1

La reforma de Salud es una de las transformaciones estructurales más importantes de nuestro tiempo. Allí estamos con grandes desafíos desde hace 17 años. No solamente estuvimos en el Consejo Consultivo para los Cambios, en el Directorio de ASSE y en la JUNASA…

Con cambios en el modelo de atención, en el modelo de gestión y el modelo de financiamiento. Transformar una salud totalmente mercantilizada y centrada en el lucro fue tarea difícil. Esto no podría haber sido posible y ser sostenible en el tiempo sin una amplia participación social y el compromiso de los involucrados. Es así que pasan a ser actores fundamentales los trabajadores y trabajadoras de salud y los usuarios y las usuarias del SNIS.

No tengo salud si tengo hambre, sino tengo trabajo, no tengo salud sino tengo vivienda, sino tengo saneamiento, no tengo salud sino tengo educación, sino hago ejercicio, sino tengo recreación. En salud el equilibrio se rompe cuando triunfan los factores de riesgos. Cruzar la calle con roja es un factor de riesgo, si además vamos rengos y tenemos dificultad para ver el riesgo aumenta, entonces se produce el daño. Después del daño viene la secuela o la muerte. En eso está encarado el problema de salud, de no prevenir. La mentalidad preventiva es promocionar la salud, trabajando esos factores de riesgo que están en el barrio, para que no se conviertan en daño, no esperar a que se enfermen las personas.

Con esta motivacion se realiza el 30/4/2005 la 1º Asamblea Representativa de Usuarios y Usuarias de salud del Zonal 17, trabajando con la metodología de taller, participando 100 personas. También estuvo presente la Ministrra de salud, María Julia Muñoz que se quedó todo el tiempo que duraron los talleres. Allí se resolvió:

1)Conformar un Grupo Promotor para la formación de un Movimiento Nacional de Usuarios.

2)Realizar Asambleas itinerantes en las subzonas del Zonal 17.

3)Convocar a las Comisiones de Salud de los otros Zonales a sumarse a este proceso participativo.

Asumiendo el desafío se realizan talleres con los vecinos que son convocados por parlante que auspicia el almacenero del barrio, por 9 subzonas del Zonal 17 con la metodología de la pregunta:

¿Qué mas hay que hacer?

¿Qué mas hay que saber y aprender?

¿Cómo comunicarnos mejor?

¿Cómo concretar todo esto?

Y también se dibuja un Mapa activo de la salud, lo que existe hoy y lo que debería haber a futuro.

28/5 Santa Catalina

11/6 Cerro Oeste

25/6 Casabó

2/7 La Boyada

9/7 Pajas Blancas

30/7 San Rafael – Cerro Norte

6/8 Casco – AJUPEN

13/8 Cerro Oeste

20/8 Casco – Tito Borjas

Luego tocó la puesta en común, se realiza la 2ª Asamblea Representativa:

1 Un mapa diagnóstico de todo el Zonal

2 Análisis de Viabilidad

3 Agenda de trabajo

Además de los usuarios y usuarias estaban presentes los actores que trabajan en territorio y autoridades.

Simultáneo a todo esto se realizan 8 Asambleas similares con otros consejos vecinales de otros zonales de Montevideo y el 18 de agosto se formaliza la Coordinadora de las Comisiones de Salud de los Consejos Vecinales, con reuniones quincenales, para ir gestando un Movimiento Nacional de Usuarios de Salud.

El 19/10 se comienza la segunda recorrida para hacer la devolución de lo avanzado que finalizaría el 22/4/2006 participando en total 300 activistas de salud, a la elaboración de un diagnóstico de alta calidad democrática y que serviría de insumos para la 3ª Asamblea del Zonal 17 que se realizó el 8/7/2006, para entre todos y todas elaborar un Plan “Salud derecho de todos” que es nuestra brújula hasta el día de hoy, con monitoreos y puestas a punto en un proceso dinámico.

El Plan tiene 6 programas y varios proyectos y comisiones de trabajo.

Fue una planificación estratégica local, fruto del trabajo de 2 años, por parte de 300 activistas de salud interactuando con todos los actores que trabajan en el territorio y con responsables en cada tema.

Nuestro territorio es la cuna del país y la mitad de los bebes nacen en hogares pobres. Los niños y niñas desnutridos y las 1300 embarazadas que llegaban al parto con casi ningún control, hizo que definiéramos prioridad la creación de la Red de Primera Infancia. La cual funciona hasta el día de hoy integrada por 35 organizaciones.

Las adicciones fue otra prioridad y el local para el Centro de Escucha fue un objetivo alcanzado gracias al presupuesto participativo del año 2006. Teniendo lugar el lanzamiento de «Mi Cerro sin Drogas» con una presencia de 700 personas de todos los grupos de edades y participación de centros educativos del barrio, así como el futbol femenino de Cerro, Rampla y Progreso que adhirió a la movida que fue durante todo un día.

El trabajo de «Mi Cerro sin drogas» fue de gran impacto varios años, trabajando en escuelas , liceo, UTU. Recuperando espacios públicos ganados por adictos. Realizando carpas de achique y recibiendo una capacitación para 15 de nuestros militantes, del 14 de abril al 3 de junio del 2007, sobre Uso problemático de drogas y enfermedades de transmisión sexual. Financiada por la Cruz Roja Italiana. A pedido del Ministerio de Educación, integrantes de «Mi Cerro sin drogas» realizan un Manual de talleres de promoción de salud para poder ingresar en las escuelas y liceos. El tema era que fuimos los primeros a realizar talleres de educación sexual en el aula cuando todavía el tema era tabú.

Del programa “recreación para todos”, surge el Grupo pro Parque, hoy Espacio de Gestión de Parque Publico Punta Yeguas que ha participado desde los orígenes de la Organización de Usuarios de Salud y en especial de la realización de 10 campamentos » ¡A tu salú!» donde nos encontramos los participantes del “Plan Salud derecho de todos y todas”. El campamento es una instancia de integración barrial en intergeneracional, de fortalecimiento de vínculos, intercambio de experiencias y desarrollo de prácticas saludables.

Otro grupo fuerte es la Mesa local de salud mental que aborda también el tema de des-manicomialización con dispositivos alternativos y el tema de prevención en suicidios que se viene trabajando de siempre con el aporte de vecinos especializados y con campañas que han trascendido el territorio

TRANSFORMACIONES NECESARIAS EN EL ABORDAJE DE LA SALUD MENTAL por Pablo Anzalone y Milton Romani

Artículo publicado en EL DIARIO MEDICO abril 2022

La presencia reciente del Dr. Paulo Amarante en Uruguay aportó elementos para un debate importante sobre las transformaciones necesarias en el abordaje de la salud mental. Amarante es psiquiatra, docente y uno de los grandes promotores de la reforma de la salud mental en Brasil. En esta visita a Uruguay desarrolló una gran cantidad de actividades, incluyendo conferencias en la Fac. De Ciencias Sociales, en la Facultad de Enfermería y en Apex. El referente brasileño sostiene la necesidad de un cambio de concepción en la sociedad respecto a la salud mental y a las relaciones sociales con las personas calificadas como “locas” o “diferentes”. Una de las dimensiones de esta transformación es cerrar manicomios y abrir nuevas opciones de atención para las personas que hoy están internadas y también para otras que puedan necesitar atención sanitaria. La psiquiatría tradicionalmente ha dado como respuesta “encerrarlos y doparlos” dice Amarante mientras la reforma de la salud mental propone otra manera de abordaje. Amarante enfatiza que ante el cierre de los manicomios hay que pensar en una red de servicios y dispositivos. No solo un servicio de atención a la situación de crisis las 24 horas sino también centros pequeños, en varias localidades y barrios, próximos, vecinos, donde las personas puedan ir todos los días y volver a sus casas. Las personas raramente deben estar internadas, sólo en situaciones de crisis que son cortas. Dejar de lado la concepción de una gran institución donde concurran pacientes de todo el país implica romper con la idea de institucionalizar a las personas. La internación en hospitales manicomiales solo puede estar concebida para situaciones agudas. Ocurre que en ausencia de redes u opciones para la continuidad del abordaje, los usuarios quedan ingresados y finalmente el encierro cronifica. Es el encierro que cronifica el sufrimiento mental. En este nuevo enfoque se trata de incluir a los pacientes en actividades sociales y culturales, integrándolos en lugar de excluirlos y encerrarlos. En Brasil lograron crear grupos artísticos muy importantes, de carnaval, de teatro, fotógrafos, artistas plásticos, integrados por personas que estuvieron internadas en manicomios.

En la experiencia brasileña lograron eliminar 60 mil camas de internación psiquiátrica en un proceso de 20 años desde la aprobación de la ley 9.867 de 1999 creando en su lugar los CAPS Centros de Atención Psicosocial.

En Uruguay la aprobación de la ley 19.529 en el año 2017 marcó un hito en la discusión sobre la salud mental. Como nunca antes se produjo una movilización muy significativa desde diversos colectivos sociales para cuestionar el modelo de encierro, exclusión y violación de los derechos humanos. La creación del Frente Antimanicomial y su labor durante el proceso de elaboración y aprobación de la ley reflejó esa participación social intensa que exigió un cambio de rumbo en la materia. Los cambios en calidad en los procesos sociales tienen antecedentes y apoyos en experiencias contrapuestas a los modelos hegemónicos. Los nuevos paradigmas se apoyan en experiencias innovadoras, cuestionadoras y fuertes debates conceptuales. Comienzan a desplegarse prácticas socio sanitarias y comunitarias que condensan y avanzan en esta nueva concepción.

En este caso el movimiento de reforma tiene dimensiones mundiales y múltiples argumentos, que en la región se tradujeron en leyes transformadoras en Brasil (ley 9.867 de 1999 ) y en Argentina (ley 26.657 de 2010). El sistema político uruguayo tuvo en 2017 la capacidad para escuchar y abrir espacios para que esas voces se plasmaran en una ley (N°19529) que comprometió el cierre de los manicomios antes de 2025. No es menor la conformación por ley de la Comisión Asesora de Salud Mental con participación de las organizaciones sociales y la Comisión Interinstitucional integrada por distintos organismos del Estado (aunque estas comisiones estén funcionando en forma irregular y dependan formalmente del Gabinete Social que no existe en el nuevo gobierno). Sin embargo las resistencias al cambio se expresan hoy en la ausencia de recursos asignados a los nuevos dispositivos alternativos a los manicomios, la falta de señales claras de transformación en el modelo de atención, la inexistencia de liderazgos ni hoja de ruta de esta reforma. El nuevo gobierno que asumió en 2020 no ha dado pasos ni señales hacia el cumplimiento de las obligaciones establecidas por la ley. Es cierto que la pandemia marcó la situación sanitaria y todas las demás dimensiones de la sociedad en estos dos años. Pero la salud mental fue una de las mayores afectaciones por la pandemia. Solo las visiones biologicistas y restringidas de la Covid pueden subestimarla. Las inversiones para hacer frente a la pandemia fueron muy insuficientes en Uruguay y estuvieron centradas en las camas de CTI. En medio de la crisis sanitaria y social se priorizó la reducción del déficit fiscal. Los recortes presupuestales en aras de abatir el déficit fiscal tienen un efecto profundamente negativo sobre las políticas sociales en general, discontinuando o debilitando programas importantes en un contexto de crisis y deterioro social. Pero en el caso de políticas de transformación importante a llevar adelante en el próximo período como es el caso de la salud mental por mandato de la ley 19529, la no asignación de recursos puede significar el fracaso del cambio y la subsistencia de un status quo cuestionado legal, ética y sanitariamente.

En el debate sobre recursos económicos Amarante menciona el ejemplo de Italia donde se promovió un gran proyecto de reforma y los estudios realizados mostraron que las experiencias comunitarias, alternativas a los manicomios costaban menos.“Los servicios más territoriales son más pequeños pero son más numerosos; trabajan mucho con voluntarios, tanto estudiantes como familiares o los propios pacientes que ofrecen ayuda mutua. Hay un trabajo mucho más dinámico, menos centrado en una estructura tradicional; no necesariamente son más caros. Lo importante es reconvertir los presupuestos” afirma Amarante. Resulta paradójico que en términos de costos económicos, el nuevo modelo de abordaje comunitario y de superación del encierro, sea mucho mas eficaz y eficiente en términos de costo beneficio y en términos de inversiones. La resistencia al cambio hay que buscarla tambíén, en la rigidez de cierta cultura médico-psicológica-psiquiátrica que sigue teniendo en el modelo hegémonico su referencia académica, técnica e ideológica que impone prácticas inamovibles. Hay que agregar la presión y la conjunción de esta resistencia, a la producción de la industria farmacéutica. No solo la producción de medicamentos orientados a la cronificación y el encierro, sino a la producción de subjetividad, a la orientación que imponen para la investigación científica y a la divulgación, promoción y finalmente defensa de la venta de sus productos. No es un hecho conspirativo. Se amolda, complementa y cierra el círculo de una concepción del sufrimiento humano. En particular, dividido y particionado en cuerpo-mente.

Es interesante registrar otras opiniones valiosas para estos debates. En estos días han circulado varias entrevistas al Dr. James Davies a propósito de su nuevo libro denominado “Sedados” donde analiza como las prescripciones de medicamentos psiquiátricos en el Reino Unido aumentaron 500% desde 1980 y sin embargo los problemas de salud no se han reducido sino por el contrario continúan aumentando. Este fenómeno se debe, según Davies, a que se adoptó un enfoque equivocado que medicaliza y medica excesivamente reacciones humanas comprensibles ante circunstancias difíciles. Este modelo sitúa el problema solamente en la persona que sufre y en su cerebro y concentra las intervenciones de ayuda en lo farmacológico y médico, en detrimento de prestaciones psicológicas y sociales. Junto al problema de la sobremedicalización se agrega la estigmatización. Esta visión individualista, “errónea y peligrosa” de la enfermedad mental ha sido impulsada por gobiernos y grandes empresas y Davies busca sistemáticamente las razones de estas políticas. “Desde la década de 1980 el sector de la salud mental ha evolucionado para servir a los intereses del capitalismo actual, del neoliberalismo, a expensas de las personas necesitadas” afirma Davies. Cuando le preguntan por los efectos de la pandemia Davies responde : “De nuevo volvemos al asunto de la filosofía del sufrimiento: la gente se ha quedado sin trabajo y sin dinero, y esto es evidentemente un determinante social. Lo grave y lo problemático es verlo como un problema de salud mental individual cuando se trata de un asunto social”. La hipotesis de Davies es que la principal mutación ha sido el imaginario de la salud mental promovido por el capitalismo tardío donde cambian las expectativas de trabajo en un mundo cada vez mas precario y con desempleo. Davies detalla cuatro aspectos de este cambio del imaginario : la individualización del sufrimiento que deja de ser un problema social para verse como lucha individual; la redefinición del bienestar y la felicidad; la patologización de las emociones que afectan negativamente el comportamiento económico y la mercantilización de las respuestas como ofertas de consumo. Vale la pena leer el libro y las entrevistas a Davies (Davies, James, 2022,SEDADOS.Cómo el capitalismo moderno creó la crisis de salud mental. Capitán Swing editores. Madrid).

En un sentido similar a Davies, Paulo Amarante cuestiona los efectos de la patologización y la sobremedicalización de la salud mental. Pone como ejemplo el uso indiscriminado de antidepresivos, que según la OMS genera un problema más importante que la depresión en sí misma. “La psiquiatría está casi totalmente financiada por la industria farmacéutica, y la dependencia química a la depresión es muy importante” señala Amarante.

Es muy destacable la visión de Amarante sobre el rol del paciente, enfatizando que es un sujeto que debe participar, discutir los servicios, las políticas de salud mental, involucrarse como integrante de la sociedad. Si sale del lugar de enfermo y víctima puede pasar a ser protagonista de su recuperación. Este cambio de rol no es un problema individual sino un proceso colectivo. La nueva mirada de un usuario activo y participativo (no de ¨paciente¨ que remite a un rol pasivo) lo coloca en otro lugar y posición en el proceso. Desde el inicio es una subjetivación que lo empodera desde la no-enfermedad y en la confianza de sus potencialidades. Es una muestra del saber compartido, porque el usuario tiene saber y el equipo técnico tiene el suyo. El encuentro de saberes en forma participativa descubre nuevos caminos.

Importa mencionar ejemplos de organización territorial que piensan estos problemas desde la participación social, la articulación de actores diversos, con anclaje en los derechos humanos de las personas y en su rol activo en la comunidad. Es decir en una democratización mas profunda de los sistemas de relaciones en la sociedad y en el Estado.

Cabe destacar en ese sentido la labor de la Mesa Local de Salud Mental que funciona en el oeste de Montevideo. Con reuniones mensuales desde hace varios años esta Mesa articula la labor, entre otros, de la Organización de Usuarios de Salud del Oeste, Apex Udelar, Movimiento para las Autonomías, Div. Salud IM, Dir. Dptal Salud MSP, DIE Depto Integral del Estudiante ANEP, Colectivo Parque Punta Yeguas, Municipio A y con la Red de Municipios y Comunidades Saludables. Entre las iniciativas a resaltar está la creación de varios grupos de jóvenes que se organizaron a partir de preocupaciones en salud mental, el espacio de cogestión del Parque Público Punta Yeguas, el colectivo Juntas Podemos, el Colectivo Compaz que lleva adelante una huerta en el Parque Tecnológico Industrial con fines terapeuticos. La relación con los jóvenes se tradujo en el espacio “Vapaí”(liceo 61), espacio “Itinerancias” (Centro Mec), Jóvenes con Vos/Voz (Centro Julia Arévalo), Apexando (Apex Udelar), espacios de la palabra, macro actividades y seguimientos individuales. Para construir una agenda de trabajo en el territorio, la Mesa y la organización de usuarios tienen reuniones con “Aleros” como programa de abordaje en consumo problemático de sustancias con un enfoque de cercanías y prevención de daños y también contactaron con “Mi Cerro Sin Drogas” un dispositivo local de abordaje de los consumos problemáticos que trabaja en el paradigma abstencionista. La Mesa se vincula asimismo con el programa “Enlaces Educativos” del Mides y con la “Mesa contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes”. Los feminicidios generan preocupación y angustia de distintas organizaciones y colectivos de mujeres y de salud mental que denuncian el daño que generan esas violencias en las personas y las comunidades. Organizaciones como IPRU informan sobre proyectos como Casa Upa, dirigidos a niñas y adolescentes vulneradas.

Las experiencias del abordaje comunitario territorial desde la complejidad, con el enfoque de ECO 2 desarrolladas en el consumo problemático de drogas, son prácticas a profundizar. El funcionamiento de la modalidad ALEROS, tanto en la Plaza de Deportes No 6 de La Teja, en coordinación con la Policlínica Barrial y la del Punto de Encuentro en Cercanía de INVE 16 son ejemplos de abordaje desde la óptica de reducción de daños y riesgos. Este enfoque en drogas es un paradigma útil a la hora de comprender y abordar otros sufrimientos mentales. Se trata precisamente de una co-gestión de los riesgos y de la reducción de los daños individuales, colectivos y sociales, en el consumo de sustancias sin la pretensión de la abstinencia total o de “un mundo libre de drogas¨ y realizando acciones y prácticas que incorporen una nueva visión del consumo.

La experiencia uruguaya de regulación del mercado de cannabis (Ley 19.172 de Regulación y Control del Cannabis) da un paso mas en términos de salud pública y derechos humanos en este terreno. Es solidaria con una concepción humanitaria, de gestión de riesgos y de salud pública. El Estado en co-participación con la sociedad civil, con la academia y la empresa privada han puesto la producción, distribución y dispensación del cannabis de uso adulto, de uso medicinal y de explotación industrial del cannabis, bajo control de un mercado regulado. Mas allá del efecto de quitar este mercado a las organizaciones criminales y de asegurarle a los usuarios un cannabis sano y seguro, es una nueva concepción de salud pública y desarrollo humano que está demostrando su potencia y se está extendiendo rapidamente.

Aún en Pandemia el abordaje innovador de la salud mental buscó formas de desarrollarse en la región. Múltiples encuentros, coloquios, conferencias han puesto en comunicación experiencias transformadoras. Un ejemplo particularmente enriquecedor es la Red Internacional de Prácticas y Experiencias de Cuidados en Salud Mental. Tal como señalan algunos documentos de la RIPECSM esta Red empezó a tejerse en abril del 2020, en un contexto de incertidumbre y de necesidad de pensar con otres, el impacto en las personas, comunidades y territorios, de la pandemia que estaba llegando a nuestra Región. Entendiendo, asimismo que, frente a esta situación inédita, era necesario contribuir a generar espacios que permitieran visibilizar las prácticas, experiencias y recursos para el cuidado de la salud/salud mental que se estaban gestando y multiplicando en los diversos territorios.

No son solo experiencias pasadas sino muy presentes y comprometidas con el futuro próximo.
En el año 2022 la Red de Prácticas y Experiencias de Cuidados en Salud Mental se propone trabajar articulados y en sinergia con la preparación de la III CRSMC Conferencia Regional de Salud Mental Comunitaria que se realizará en diciembre en Valparaíso. Organizarán cuatro conversatorios para visibilizar las prácticas de cuidado en: a) Salud mental comunitaria y prácticas de cuidado medioambientales; b) Programas y políticas públicas y/o experiencias sobre problemáticas relevantes en función de las infancias y juventudes.c) Salud Mental Comunitaria, Género, Cuidados,Violencias.d) Arte, salud mental y consumos problemáticos.

La sociedad uruguaya tiene la oportunidad y el desafío de plasmar en la práctica una transformación profunda cuyos ejes están claros en la ley 19529. Los próximos años son un tiempo clave. Cada actor tiene responsabilidades que van desde las muy relevantes del gobierno nacional a los gobiernos departamentales y municipales,la Udelar, los efectores de salud públicos y privados, y también la cultura, la educación, la prensa, el arte, el empleo y la vivienda como grandes áreas donde se avance en la integración y se haga retroceder la exclusión y el encierro. Urge la presupuestación de la ley, el cronograma de cierre de las instituciones asilares y el desarrollo de otros dispositivos alternativos a esas lógicas. Las organizaciones sociales son protagonistas fundamentales para exigir las transformaciones, denunciar los obstáculos e intereses, apoyar las experiencias innovadoras y movilizar a la sociedad en este campo. El trabajo en redes interinstitucionales e intersectoriales, con base en los territorios, con diagnósticos y planes locales, basados en una fuerte participación comunitaria, son un camino indispensable.

En Uruguay podemos. Tenemos las condiciones para avanzar en un nuevo modelo de abordaje en salud mental. Hemos recorrido caminos a nivel académico, profesional y de prácticas y redes sociales que son ya un acumulado de gran potencia. Profundizar el debate, la investigación y fundamentalmente las prácticas concretas son pasos de gran significación para seguir construyendo un modelo que avance hacia dar otro rumbo al sufrimiento humano y generar bienestar individual y colectivo.

42 AÑOS DEL ASESINATO DEL OBISPO DON OSCAR ROMERO por Antonio Coelho Pereira

En el día de ayer se cumplieron 42 años del asesinato del Obispo de El Salvador Don Oscar Romero. El momento de su ejecución fue muy simbólico los sicarios lo balearon mientras celebraba la eucaristía matinal en una capilla de monjas que atendían un hospital y su sangre se mezcló con la de la Eucaristía. Prefiero llamarlo de Don Oscar Romero y no de santo, porque siendo Don sigue perteneciendo a los mártires del continente, mientras el santo lo coloca en los altares de la Curia Romana. Seré muy breve en su historia, fue colocado como un conservador de Obispo por Roma en 1968 en El Salvador para dialogar con la dictadura militar y luchar contra la “infiltración comunista de la teología de la liberación naciente”. La primera celebración que realiza en una parroquia popular, manda cambiar todos los cantos por ser “música revolucionaria” no litúrgica. Ya al año conociendo los dolores y sufrimiento de su pueblo vuelve a la misma parroquia y luego de la bendición inicial dice “yo quiero delante de todos arrodillarme y pedir perdón por interferir autoritariamente en la celebración, con criterio errado y de una manera equivocada”. Ante el asesinato del Padre Rutilio Grande y otro sacerdote, fue convirtiéndose en un hombre que dio su vida para salvar la vida de su pueblo de labradores, mujeres, indios. En la misa de los domingos de las nueve de la mañana en la Catedral él reunía a todas las comunidades para denunciar las injusticias y ataques a los DDHH por parte de la dictadura. Fue así que cambió la comodidad del poder por el servicio al pueblo y el martirio.

Su ejemplo no es el único. América Latina tiene una larga historia de persecuciones, asesinatos y desapariciones de personas vinculadas a las iglesias y comprometidas con las luchas populares. Todavía hoy en Colombia asesinaron 40 líderes comunitarios en enero y febrero de 2022. En memoria de Don Oscar Romero debemos decir basta a estas violencias y a la represión como forma de abordar las grandes injusticias de nuestro tiempo.

Antonio Coelho Pereira

LAS NIÑAS Y NIÑOS EXCLUIDOS por Antonio Coelho

Hace pocos días se hizo viral una foto de un acto del General Manini Rios, hoy integrante del senado por su partido Cabildo Abierto, integrante de la coalición de gobierno, en defensa del No. La triste foto mostraba el senador hablando y abajo del estrado niños sentados de espaldas al acto comiendo. Una imagen chocante para cualquier persona con un grado mínimo de sensibilidad. Hay tres textos de milagros (gestos especiales de Jesus, que tienen un fondo histórico) en los evangelios de Marcos con niñas y niños. Niños y niñas difíciles, problemáticos, que son ejemplo de las dificultades y exigencias de la vida y que muestran lo que la sociedad debe hacer con los niños y niñas más olvidados y oprimidos. Voy a tomar solo uno, el capítulo 7 del Evangelio Marcos; Jesus luego de una disputa se va enoja y cruza la frontera llega a Tiro y Sidón encuentra una mujer fenicia, una mujer de otra religión, de otra raza, pero quiere hablar con él. Pero Jesús al principio se niega, quiere descansar, pero la mujer insiste y Jesús acepta escucharla “¿que te pasa mujer?”, ella le responde, “tengo una hija que se muere, ven, cúrala”. Gran sorpresa la respuesta de Jesus “no es mi problema, yo vine a curar a las ovejas descarriadas de Israel”, Jesús responde con el dogma nacionalista de Israel, primero están los hijos de su nación. Ante esto la mujer con sus argumentos convence a Jesús “tú tienes pan para todos, tu mesa es abundante, cura ya a mi hija”. La mujer le enseña a Jesús que el nacionalismo de Jesús es excluyente y que no hay niños y niñas de La Tahona por un lado y niños y niñas del barrio Ayui de Artigas ni del Borro de Montevideo por otro. Entonces Jesús se pone en el pellejo de aquella madre, aprende que como hombre no sabe todavía lo que significa la maternidad, tampoco había tenido hijos, no conocía la experiencia. Entonces le responde “grande es tu fé, yo quiero curar a tu hija, vete y cura a tu hija”. Hay una doble enseñanza Jesús se deja transformar por esa madre y le da fuerza para que cure a su hija. La hija no aparece, pero es signo de todos los niños y niñas empobrecidos por este régimen cruel que excluye del alimento, el techo y la salud.