Daniel Olesker analizó el sistema de salud uruguayo y sus fortalezas ante el reconocimiento mundial por su respuesta a la pandemia

Uruguay ha respondido de gran forma al coronavirus, pandemia que tiene en vilo a casi todo el mundo, por lo cual el senador Daniel Olesker analizó una mirada al sistema de salud nacional y a sus fortalezas.

Recordó, en declaraciones a LA REPÚBLICA, que antes de la reforma «la atención de los servicios de salud del Estado estaba dotada de un presupuesto ínfimo y para atenderse se necesitaban mostrar condiciones socioeconómicas duras a través del llamado ‘carné de pobre’». Con la llegada del FA «se propuso un modelo basado en un criterio histórico de la igualdad social y nuestras raíces: de cada quién según su ingreso, a cada quién según sus necesidades».

El sistema de salud está teniendo un gran reconocimiento en el mundo por su respuesta ante la pandemia. ¿Cuánto responde a la reforma sanitaria del FA?

Durante los años 90 el sistema de salud creció de manera importante, pero se caracterizaba por una estructura muy segmentada en su financiamiento y con niveles de atención fragmentados sin construir una red integrada de servicios. Al mismo tiempo desde el punto de vista de la atención, se caracterizaba por lo que se llama un modelo hospitalo- céntrico, con muy bajo desarrollo del primer nivel de atención, tal cual recomiendan los organismos internacionales de salud.

La cobertura a través de la seguridad social era muy pequeña y solo para trabajadores privados formales (la informalidad era del orden de 41%).

Por otra parte, la atención de los servicios de salud del Estado estaba dotada de un presupuesto ínfimo y para atenderse se necesitaban mostrar condiciones socioeconómicas duras a través del llamado ‘carné de pobre’.

Y entonces muchas familias hacían un esfuerzo por el pago de la cuota mutual del núcleo familiar gastando un orden del 25% de sus ingresos.

Y quienes no podían hacerlo pagaban seguros parciales y por ende con serios problemas en su cobertura integral. Esto era especialmente importante en los hijos de los trabajadores que no estaban cubiertos por el sistema Disse.

¿Cuáles fueron entonces las prioridades de esa reforma?

La reforma del sistema de salud se planteó entonces para construir un Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) financiado por un Seguro Nacional de Salud (SNS) conocido popularmente como el Fonasa. Para ello puso en marcha cambios en el modelo de financiamiento, en el modelo de gestión y en el modelo de atención.

Empecemos por lo que fue el arranque y la transformación más radical del sistema, el modelo de financiamiento. Se propuso un modelo basado en un criterio histórico de la igualdad social y nuestras raíces: de cada quién según su ingreso, a cada quién según sus necesidades.

Es decir, las personas pasan a aportar un valor proporcional a sus ingresos y con ello cubren el acceso a la salud propia y de sus familias (cónyuges e hijos menores de 18 años o hijos discapacitados sin límite de edad). Solo hay tres tasas: la común, la que cubre a los hijos (cualquiera sea el número de hijos) y la que cubre al cónyuge.

Junto a este aporte, las empresas aportan un porcentaje del salario de sus trabajadores y el Estado hace un aporte del presupuesto de rentas generales en su condición de empleador, y para compensar la insuficiencia de los aportes de los salarios más bajos sin tener necesidad de incrementar las tasas de los aportes de dichos trabajadores. Y con ese aporte los usuarios eligen dónde atender su salud y la de su familia, entre todos los prestadores. En el viejo Disse no podían elegir ASSE, solo mutualistas.

¿Qué otros cambios tuvo el sistema de financiamiento?

Otro cambio sustancial es que el SNS se transforma en seguro para toda la vida. En el viejo Disse cuando los trabajadores se jubilaban y necesitaban más de la atención de salud, perdían la cobertura.

Otro cambio sustancial en el modelo de financiamiento es que se paga a los prestadores de salud un valor llamado cápita ajustado a riesgo y esto se hace a través de la edad y el sexo.

Con este mecanismo, uno de los objetivos buscados fue dotar de mayor racionalidad al financiamiento de los prestadores. En el sistema anterior la cuota era única y por ende las instituciones realizaban una selección, rechazando a los adultos mayores, generando mecanismos que en salud se llaman de ‘descreme’ seleccionando los que menos servicios demandan.

Finalmente, un cambio en el financiamiento fue reducir los gastos que las personas realizaban por copagos al sistema (tickets, órdenes, etc), en especial esto fue potente en algunas enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión y en el primer nivel de atención.

¿Cómo se procesó la transición?

Fue gradual desde 2007 en adelante. Primero se completó el ingreso de asalariados con el ingreso de los públicos, luego de sus familiares a cargo, luego de profesionales y microempresas y finalmente entre 2011 y 2016 de todos los jubilados.

Pero esa transición debió acompañarse de una mejora del prestador público. No sólo porque durante la transición se requería de su atención, sino porque en un sistema integrado debía cumplir un rol clave en la atención.

Solo recordar que ASSE, el principal prestador de salud y el único de cobertura nacional, tiene 876 servicios de atención a la salud en el primer nivel de atención (Centros de Salud, Policlínicas), 25 hospitales generales en el segundo nivel atención, 7 hospitales generales en el tercer nivel de atención, 8 Hospitales de Referencia Nacional, 2 Colonias Psiquiátricas, 21 Centros de Rehabilitación, 7 Hogares y un Hospital Hogar.

Para ello hubo una decisión de aumento del presupuesto de ASSE, medido en pesos constantes, en dólares corrientes, en gasto por usuario o en porcentaje de un PBI mucho mayor.

¿Cuáles fueron los resultados en materia de financiamiento?

Uruguay tuvo históricamente un gasto en salud total, medido como porcentaje del PBI, relativamente alto del orden del 8,5%. En estos 15 años ese porcentaje aumenta aún más (y vuelvo a recordar sobre un PBI casi el doble), llegando a un orden de 9,5%.

Actualmente el gasto público es del orden del 70% del total y ello está asociado a los dos elementos de la reforma vistos antes; por un lado, la reducción del pago de cuotas mutuales y su sustitución por aporte según ingresos y por otro el aumento del presupuesto de ASSE. Con este cambio Uruguay tiene un gasto público en salud como porcentaje del PBI que llega a 6,5%, superando el objetivo planteado por la OPS de un gasto publico de 6% del PBI.

Respecto al gasto por persona en el país en 2005 dicho gasto era de 600 dólares por año y por persona. En dólares corrientes estimamos para 2019 dicho gasto en 1.500 dólares, es decir, 2 veces y media superior.

¿Cuáles fueron los cambios en el modelo asistencial?

En Uruguay la definición de las obligaciones asistenciales era imprecisa ya que no existía un plan de atención estipulado normativamente. La reforma construyó el Plan Integral de Atención en Salud (PIAS) que definió las obligaciones de atención con un carácter integral. No se trata como en otros países de una canasta básica que obliga a comprar en el mercado el resto de la asistencia. Se trata de una canasta integral de servicios.

Sin dudas cuando lo comparamos con la región se encuentran pocos países que poseen un conjunto tan amplio de prestaciones y servicios de salud, pero que además están garantizados en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos.

Y si bien es de gran amplitud, la dinámica sanitaria ha hecho que a lo largo de estos años nuevas prestaciones se incorporen, entre ellas destaco: «Fibrosis Quística»; ligadura tubaria y vasectomía por vía laparoscópica; salud sexual y reproductiva; prestaciones de salud mental, como terapias individuales y de grupo que nunca antes se habían cubierto por los servicios de salud en el país; Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en las condiciones definidas por la Ley, entre otras.

El otro cambio importante fue darle prioridad a la atención en el primer nivel de atención. Para ello se usaron diversas herramientas, entre ellas el pago (adicional a la cápita) de un plus por metas asistenciales. En particular destaco la llamada meta 1 con objetivos asistenciales en materia de atención de niños y de la mujer. Es decir, se definieron un conjunto de objetivos y de llegar a ellos, las instituciones reciben un plus.

Y ello al estar centrado en el primer nivel de atención y en particular en la población infantil, repercutió muy claramente en la atención de esta población.

¿Cuáles fueron entonces esos resultados en materia asistencial?

El más destacable sin lugar a dudas es la reducción de la mortalidad infantil que bajó y descendieron todos sus componentes, o sea, la neonatal precoz, la neonatal tardía y la posneonatal. En 2004 era de 12,7 cada mil nacidos vivos, llego en 2009 a 9,6 y se mantuvo en un dígito hasta hoy llegando en 2019 a un mínimo de 6,7 cada mil nacidos vivos.

La OPS sostiene que la tasa de mortalidad infantil es el indicador síntesis más importante de un sistema de salud porque concentra las mejoras sanitarias a lo largo del ciclo de vida.

Por otra parte, se destaca la reducción de la mortalidad materna con la tasa más baja de las Américas después de Canadá, llegando fruto de la despenalización del aborto a cero muertes maternas por aborto en condiciones de riesgo.

Entrevista publicada en La República.

https://www.republica.com.uy/para-ser-atendido-se-necesitaba-mostrar-condiciones-socioeconomicas-duras-a-traves-del-carne-de-pobre-id772912/

¿ESTA EL SISTEMA DE SALUD CAPACITADO PARA RESPONDER A LA COYUNTURA ACTUAL? Por Daniel Olesker

Nos encontramos en una pandemia donde el principal desafío es la respuesta del sistema sanitario.

Es evidente, y ya he escrito sobre ello, los impactos económicos y sociales que es necesario atender.

Pero en esta nota quiero concentrarme en cómo está el sistema sanitario para dar respuesta a la crisis y lo haré en tres ejes: El financiamiento del sistema de salud, la cobertura que tiene y los recursos humanos y la infraestructura de que dispone.

En estas áreas ha habido cambios sustantivos cualitativos y cuantitativos desde la reforma de la salud (Sistema Nacional Integrado de Salud y Seguro Nacional de Salud)

El financiamiento del sistema

El financiamiento del sistema de salud es una variable clave para la capacidad de respuesta sanitaria a la pandemia. Su análisis implica una dimensión cuantitativa de fondos y una cuestión cualitativa de la manera en que se realiza. Empecemos por los recursos.

A efectos de hacer comparable con otros países y de tener una idea de su dimensión veremos cuál es el gasto por año y por personas que el país destina a la salud. En el año 2019 el gasto por persona fue de 1.500 dólares por año. El gasto en el año previo a la reforma, es decir en 2007, fue de 600 dólares por año y por persona; es decir se incrementó por dos veces y media. Y ese aumento del gasto se vincula como veremos más adelante a una mayor disponibilidad de red física, mayor dotación de recursos humanos y mejores remuneraciones y mayor acceso a medicamentos y tratamientos.

El segundo elemento a analizar es la distribución del gasto. Dos terceras partes del gasto del sistema es gasto público en salud y una tercera parte gasto privado. Antes de iniciar la reforma de la salud. el gasto público era menos de la mitad del gasto total, o sea se invirtieron las proporciones.

¿Porqué importa que el gasto sea público?

En los modelos de financiamiento público el objetivo central es la universalidad, y el acceso se da por el aporte sobre los ingresos y por ende cada familia aporta según lo que gana. En cambio en los modelos donde el gasto es privado (prepago a seguros, co pagos de los servicios) la universalidad se asocia a la capacidad de pago de las familias y por ende cada uno accede a lo que puede pagar en el mercado.

En su Consejo Directivo anual de 2014, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) fijó la meta de que el gasto público en salud alcanzara el 6% del producto interno bruto (PBI). Uruguay con un 6,2% de gasto público en salud es, junto a Cuba, Canadá, EEUU y Costa Rica los países que en la región de las Américas; lo han alcanzado.

Dentro de este gasto público en salud, un aspecto relevante del crecimiento lo tuvo el gasto de los servicios de salud del Estado (ASSE). A precios del año 2019, en 2004 el gasto de ASSE era de 13 mil millones de pesos. En aquellos años unos 200 millones de dólares. La ejecución presupuestal del 2019 fue de 39 mil millones pesos, es decir tres veces más que el gasto de antes de la reforma. Son 1.100 millones de dólares. Y fue para la expansión de la red física de ASSE, mejores remuneraciones para preservar sus recursos humanos y por ende una mejor respuesta sanitaria del prestador estatal.

La cobertura y el acceso a los servicios de salud

Para la OPS el acceso a los servicios de salud debe estar sustentado en el aseguramiento social y público de los servicios a la población. En estos casos, como vimos, el acceso no depende de la capacidad de pago de las familias. En un sistema basado en seguros privados sí depende de su poder de compra y una gran parte de la población queda fuera de los servicios. Y si la situación económica se complica, como es el caso del momento en el que estamos, su acceso se ve más limitado por no disponer de ingresos. El SNIS creó el Seguro Nacional de Salud (conocido como FONASA) que sustituyó al viejo DISSE. Los otros sectores asegurados antes y ahora eran los militares, los policías y sus familias. Antes de la reforma por los diferentes aseguramientos, la población con seguro social eran del orden de los 800 mil, es decir poco más del 20% del total. Hoy en día la población asegurada representa un orden del 75% de la población.

Y lo más importante es que el aumento de la población asegurada fue primero de niños y adolescentes que no lo tenían y hoy son más de 600 mil. Segundo de jubilados y pensionistas que eran 50 mil asegurados y hoy superan también los 600 mil. Por ende este grupo de población de mayor riesgo que tenía una muy baja cobertura del seguro social, hoy tiene prácticamente una cobertura cercana al 100%.

Los recursos humanos y de infraestructura del SNIS

Comencemos por los recursos humanos. Los ciudadanos asegurados en el SNS y aquellos que aun lo hacen vía rentas generales del Estado, se atienden en ASSE, en el sistema mutual y un porcentaje pequeño en los seguros privados. Tomando como referencia los recursos humanos del sistema mutual y ASSE tenemos 79 mil trabajadores, de los cuales 90% trabajan en las áreas asistenciales. De ellos cerca de 16 mil son médicos lo que da una ratio de 4,5 médicos cada 1000 habitantes. Este ratio en América Latina y el Caribe sólo es superado por Cuba que tiene 7,5 y Argentina está en un nivel similar de 4,5. Si lo comparamos con América Latina en su conjunto es más del doble, ya que el promedio es 1,9. Si tomamos los ratios de las otras profesiones en el caso del personal de enfermería tenemos 6,5 recursos cada 1000 habitantes. Y para el total del sistema tenemos 22,5 trabajadores cada 1000 usuarios. Estas cifras representan un crecimiento importante en valores absolutos y un leve crecimiento también en la proporción de recursos cada 1000 afiliados.

Otro dato importante es que en 2006 la relación de trabajadores cada mil usuarios era en ASSE el 75% debajo de la que existía en el sistema mutual. Y en 2019 esa diferencia se redujo siendo el ratio de ASSE ahora el 87% del sistema mutual. Si ahora miramos globalmente los ocupados del sector vemos una expansión de los trabajadores. Según datos de trabajos realizados en el MSP en 2018 el sector salud emplea 110.495 trabajadores que representa el 6,8% del empleo total cifra superior a la registrada en 2008 de 5,9%.

Si pasamos ahora a la infraestructura tomamos como referencia las camas hospitalarias. De acuerdo a los datos del MSP en el primer semestre de 2019, ASSE disponía de 5,068 camas hospitalarias y las IAMCS 4,123, o sea un total del orden de 9,191 camas lo que da un valor de 2,70 camas cada 1000 habitantes, que es ni más ni menos que el promedio mundial, como nos muestra los trabajos de CEPAL y de OPS y 0,6 más alto que el promedio de América Latina.

En esta región sólo lo superan Argentina con 4 y Cuba con 5 camas cada mil habitantes. Si ahora tomamos solo las camas de cuidados intensivo y cuidados intermedios los datos del MSP nos dicen que hay 881 (691 en las mutuales y 190 en ASSE) lo que da 2,6 camas cada 10 mil habitantes, también con liderazgo en la región.

Un último elemento en esta breve reseña se refiere al acceso a medicamentos de alto precio que en 2008 fueron incorporados al FNR y que permiten tratamientos a personas con alto riesgo de salud. Y ello es un factor relevante en la mejor atención de dicha población en esta coyuntura.

Conclusiones

Esta columna pretende mostrar las fortalezas que se construyeron en el sistema de alud en Uruguay desde su reforma en 2007 y que posibilitaron responder afirmativamente la interrogante del titulo. Por la dotación de recursos económicos, por su distribución, por su impacto en los deciles más bajos de ingreso que tienen acceso justo y adecuado al sistema, por la universalidad de acceso de niños, adolescentes y jubilados, por la dotación de recursos humanos y su equilibrio y por la dotación de recursos físicos (aquí solo hablamos de camas, pero podríamos agregar policlínicos, emergencias, etc) sin duda que el sistema se encuentra en condiciones de responder a la difícil coyuntura en que nos encontramos.

Artículo publicado en el diario LA REPUBLICA.

PRESENTACIÓN POR MONTEVIDEO por Francisco Vera*

Buenas tardes, me presento ante uds., mi nombre es Francisco Vera, integro la  mesa Montevideo del Movimiento Nacional, en representación de los usuarios del sector privado de la salud, y quisiera agradecer a las compañeras y compañeros de los departamentos de Canelones y  Florida así  como a nuestros afiliados de Montevideo, por vuestra presencia y apoyo a esta Regional Sur, así mismo manifestar algunos aportes sobre los temas que estamos trabajando.

En la declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la salud, es ubicada dentro del gran movimiento de la seguridad social, junto al derecho al trabajo, la educación, la vivienda, la alimentación y la seguridad.

La salud en Uruguay, es un sector de actividad, que presenta un complejo entramado de relaciones económicas, sociales y de poder, en la que observamos una salud pública, con creciente peso en la atención de los sectores de menores recursos, y a un sector privado mutual (IAMC) con situaciones diferenciadas entre sí, pero con tendencias  críticas en la mayoría de sus Instituciones.

Este último, es un sector corporativo con fines de lucro, en que se mezclan seguros parciales, emergencias móviles, atención privada tradicional, empresas prestadoras de servicios de alta tecnología, y no podemos dejar fuera a los  laboratorios de medicamentos, cuya situación es expansiva y representan el sector más dinámico de la salud. Esta es una forma empresarial, que introdujo la noción de lucro, en un sistema, mal llamado mutual.

La reforma de salud se instaló con el objetivo de alcanzar el más alto nivel de salud de la población.  La Ley Nº 18.131 estableció un régimen de derechos y obligaciones para los usuarios/as y estrictas regulaciones sobre los prestadores de salud (privados), con el propósito de mejorar la equidad y calidad en la atención a la salud.

Es importante enfatizar el rol que los usuarios juegan en este proceso y destacar, que así como es fundamental el conocimiento de sus derechos, también es muy importante el conocimiento de las responsabilidades asociados a ellos, con el objetivo de promover el buen uso de los servicios.

En el contexto actual de la Sociedad de la Información, la equidad en salud exige, entre otros factores, el acceso igualitario al conocimiento o el derecho a la información.

Nuestro SNIS, toma como eje la gobernanza, una nueva forma, conforme a la cual, en la formulación y aplicación de políticas públicas, no sólo participan las autoridades estatales, sino también las organizaciones privadas, y esto supone un cambio no sólo organizativo, sino de carácter ético y cultural.

Esta forma de co-participación en las decisiones, es  compartir la responsabilidad en el funcionamiento del sistema, para mejorar la calidad, y debemos preguntarnos¿Cómo es posible enunciar, con sensatez, que una persona es libre de hacer lo que no es capaz de hacer?.  La falta de medios es tan limitante como la falta de libertad, esta es una de las razones por la cual debemos reivindicar el roldel Estado, en lugar de criticarlo.

El criterio del mercado de  la salud, como mercancía y las políticas de salud, aplicadas en la década del 90, tuvo como resultado el desmantelamiento parcial de nuestro sistema público de salud.

Desde el punto de vista formal existe un amplio reconocimiento de los derechos del usuario, como así también la participación de las asociaciones de usuarios en la toma de decisiones sanitarias, sin embargo, a nivel de investigación y práctica clínica, los laboratorios y la industria farmacéutica, continúan definiendo la agenda de prioridades sanitarias.

La inclusión es una  formalidad, ya que existe una importante desproporción de poder que impide el diálogo auténtico en la toma de decisiones sanitarias. Esta asimetría se refleja tanto en la práctica clínica, como también en la investigación, dado el poder de la industria en el denominado mercado de la salud. Estamos ante un cambio cultural, el mercantilismo de la salud es un pensamiento que se impuso.

Se crea la Comisión de Bioética y Calidad Integral de la Atención de la Salud. La   incorporación de la bioética, al contenido humano y al técnico-científico para juzgar la calidad, establece un concepto diferente, ya no va a ser sólo la calidad científico-técnica la única variable, se le acopla la calidad humana. Esta filosofía tiene un enorme contenido, cuando observamos la profunda deshumanización y mercantilización en la atención de la salud.

Es necesario considerar  la salud como un objetivo, que se alimenta, con la fluidez de la relación médico-paciente y la del equipo de salud con la comunidad. Siendo la salud un derecho, el médico como líder del equipo debe vigilar el cumplimiento de este derecho, lo que es una tarea de servicio al individuo y a la comunidad. En los últimos tiempos esto no ha sido así, algunos se han erigido en objetivos fundamentales y no en servidores del derecho a la salud, ignorando el contenido humano y la importancia de la empatía, así como también omiten el aspecto relevante de la bioética. Se asiste a la priorización de intereses sectoriales, en el área económica- salarial  como la de la Sociedad  Anestésico-Quirúrgica, y esto es conocido por la población, que ya no es cliente sino usuaria. Las tercerizaciones de algunos servicios, como el mantenimiento privatizado de la radiología, los laboratorios, la radioterapia oncológica, la cirugía estética y en forma más vergonzante la cirugía oftalmológica, son solo algunos ejemplos.

El Ministerio de Salud Pública que tiene a su cargo el cumplimiento del SNIS, plantea que ciertas técnicas de gran valor económico, comiencen por el sector público, y que diversas tecnologías sean compartidas entre el sector público y el privado.

Las circunstancias han cambiado, el Sistema Nacional Integrado de Salud en los hechos ha instaurado la vigilancia de la sociedad, un sistema que introduce en el gobierno además de los trabajadores, a los usuarios, que nos constituimos en el objetivo, por lo tanto nos transformamos en potenciales orientadores y supervisores de la nueva organización.

El compromiso del Estado, que debe asumir su responsabilidad en la conducción política, es el punto de partida de la sensación de confianza y seguridad, de la comunidad en su conjunto, que se debe constituir en participante activo e indispensable en las distintas etapas de este proceso, teniendo la fuerte convicción, de que la salud, es un derecho de todos, y requiere la participación responsable en la utilización de sus recursos, en la adecuación y cuidado de su gestión y en la valoración y control de sus resultados.

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Hace ya un tiempo, que manifiesto que como usuarios, el sector público y el sector privado, tenemos un mismo objetivo, la calidad asistencial, pero desde diferente enfoque.

ASSE viene egresando lentamente del pozo histórico en que se encontraba estamos recibiendo mejor calidad asistencial que años atrás, y por ello hemos aumentado nuestro nivel de exigencia, pero observemos que lentamente en cada período de apertura del corralito, se van usuarios del sistema público, trasladando sus capitas al sistema privado y aumentando como consecuencia los costos operativos al mermar el ingreso por capitas FONASA.

ASSE atiende por FONASA a 501.736 usuarios y por presupuesto a 852.233 usuarios (datos :SINADI, AES MSP), he aquí que no debemos ignorar que hay 35.338 usuarios que tienen cobertura en ASSE y en las IAMC,  4.084 usuarios que contratan seguros privados y tienen cobertura en ASSE, observemos que esta no cobra ticket, medicamentos , ni órdenes. Además, no olvidemos que atiende a los migrantes y a los que cruzan nuestras fronteras secas para atenderse en Uruguay. O sea debemos creer, que una cantidad importante de usuarios descubrió, que está brindando una mejor calidad asistencial.

El sector privado atiende a 2.183.232 usuarios(61,72%) y compiten en la interna del sector por captar usuarios para sus instituciones, será…¿ porque pierden dinero?.

No debemos olvidar que se llevan el 72 % del presupuesto FONASA, estamos hablando de unos $ 71.000 millones de pesos, aproximadamente  2.100 millones de dólares y este aporte económico, significa el 95% del presupuesto operativo del sector.

Los valores de las capitas que paga FONASA , fueron negociados y acordados con los prestadores, debido al riesgo sanitario que les representa nuestra edad, nuestro sexo, y la incorporación de los jubilados y sus cónyuges al sistema, o sea, se paga un costo acordado,  se paga bien, buena plata.  Los prestadores privados no pierden plata.

Se paga por el cumplimiento de metas, cuyo cumplimiento se premia, pues aporta a nuestra calidad asistencial, y ..¿es tan así?.

Hagamos una breve reseña:

La meta Nº1, que ha sufrido múltiples modificaciones, ha tenido en general un buen cumplimiento, está virtualmente lograda, por lo tanto, todos los prestadores privados de salud, cobran el porcentaje de premio establecido.

La meta Nº2, también fue modificada, absorbió a la meta Nº3, trata al adolescente, al adulto mayor, los médicos de referencia y la obligatoriedad de controles y exámenes paraclínicos. No está cubierta por el 90%  de las instituciones privadas, pero se cobra.

Tomo como ejemplo las unidades de evaluación geriátrica, ¿quiénes las tienen de acuerdo al plan nacional del adulto mayor?. A su vez, el tener un médico de referencia, no significa que el proceso asistencial mejore en calidad. Se cobra no se cumple.

La meta Nº4, se destinó a financiar  los cargos médicos de alta dedicación horaria y se supone que esto favorecería  la mejora del primer nivel de atención, contribuyendo así a la disminución de los tiempos de espera y la liberación de horas de especialistas.  Se cobra no se cumple.

Además, a esto debemos agregar los copagos, que son los tickets, a través de los cuales los usuarios, con nuestro aporte, amortizamos una parte de los costos de los servicios y prestaciones sanitarias. Todos podemos observar, que entre las distintas instituciones del sistema, los precios de los copagos, tienen variación para una misma prestación o servicio, pero así mismo, varían según que los afiliados sean por FONASA, colectivos o individuales, o sea cada vez pagamos más y obtenemos menos, pero… no hay copagos en ASSE.

En forma constante se nos dice que las IAMC (mutualistas) dan pérdida, que no les alcanza lo que perciben como pago a nuestra atención, que no cubre sus costos.

Pero observemos:

1º) Manifiestan tener un gasto muy alto por afiliado en medicamentos, si tomamos en cuenta el precio promedio de los mismos, pero, es bueno recordar, que  una parte la paga el usuario a través de los copagos y otra la aporta FONASA.  Este costo podría ser menor, si no existiera el gran poder oligopólico que históricamente, han detentado los laboratorios productores de las drogas.

2º) El uso irracional, sobre utilizado y no planificado de técnicas de diagnóstico, está vinculado al ingreso de un sector empresarial, que lucra con la compra –venta de tecnologías, e induce a su consumo excesivo. 

3º) La existencia de altas remuneraciones, de asesores y gerentes, adicionado ahora el “imprescindible”  costo  de las consultoras) implica un nivel de egresos por remuneraciones sin sentido, funcionarios de alto nivel (aprox. el 5% del total), gozan  de salarios u honorarios  que representan el  15 al 20 % del costo de la masa salarial.

4º) La competencia libre y salvaje, ha sido la base para el enriquecimiento de un sector captador de socios, la reducción de gastos superfluos de marketing, se basa en la eliminación (no solo por ley sino por la vía de los hechos) de los compradores de socios y de otras estrategias asociadas a la competencia desleal. En palabras del ministro Dr. Basso unos U$S 22 millones de dolares, circulan en torno al corralito.

¿Podemos entonces creer en  el llanto? o podemos pensar que hay una manifiesta mala gestión.

¿Y la equidad  del sistema de salud?

El sistema ha ido tendencialmente perdiendo la equidad y ha aumentado el grado de injusticia entre el sector público y el privado. Unos 300 dólares por cápita en el sector público y 700 dólares por cápita en el sector privado.

En Montevideo hay once(11) prestadores privados de salud, más seis(6) seguros integrales, que dan cobertura  aproximadamente al 38% de los usuarios, que utilizan el SNIS, y aproximadamente un 10% del sistema se atiende a través de ASSE,  doy la razón cuando se menciona que en la capital se reúnen los mayores recursos humanos, pero tenemos que conocer que se  brinda cobertura aproximadamente al  48% de los usuarios que utilizan el sistema y que realmente absorben la mayoría de profesionales.

Queda al descubierto lo que todos conocemos, que la falta de recursos humanos profesionales, atenta contra nuestra calidad asistencial, no se nos atiende en forma inmediata, y nuestra incertidumbre sobre nuestra salud aumenta.

 Y aquí observamos que no se cumple con la meta cuatro, y tenemos los argumentos para plantear nuestra firme protesta ante el incumplimiento de los objetivos asistenciales  2016-2020 del MSP.

Hace unos años que en las cámaras se presentó un proyecto para que los estudiantes de medicina a punto de egresar, realicen su internado en el interior de la república, quizás debamos averiguar dónde y por quien esta frenado. Esa es una herramienta que hemos dejado oxidar porque a la corporación médica le conviene.

Como podemos observar, hemos mencionado algunas de las micro situaciones o dificultades que junto a otras más, al generalizarse serán esas macro situaciones o dificultades que tendremos que afrontar con nuestra participación activa, la que se verá reforzada con el conocimiento que aquellos que actúan en nuestra representación, nos transmitan en forma permanente.

Las políticas y los programas de salud, tienen componentes técnicos, pero reducirlas solo a determinaciones técnicas, es una definición ideológica. Siempre existen aspectos económicos, comunitarios, culturales y políticos, en las relaciones de poder entre diferentes colectivos. Por ello la participación social, es un vehículo para hacer oír la voz y los intereses de las grandes mayorías, en especial de los más desfavorecidos.

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Como se comprenderá, hay mucho por hacer e informarse, por ello es importante nuestra participación activa. Debemos tener claro que no todos los programas son aplicables en todo el territorio, ni tampoco las necesidades son las mismas.

Es imperioso, que demandemos el derecho que nos otorga el decreto 269/008 en la creación de consejos consultivos en ASSE, pero con la misma energía debemos demandarlos en los prestadores privados de salud, y si estos no se concretan, debemos denunciarlos antes nuestros representantes en las JULOSAS y JUDESAS, así como también al MUNUSPP mediante notas, tantas como sea necesario, pero debemos denunciar estas irregularidades , y si esto no se cumple que los órganos de gobierno MSP, FONASA, DIGESIS, adopten las medidas necesarias para lograrlo.

Estos procesos no son lineales, por el contrario, incluyen conflictos con grupos corporativos, con resistencias y concepciones tecnocráticas, con manejos partidizados de la gestión, sienten temor a la participación social, desde los directores estatales, a los directores privados, pues tienen inercias institucionales y también errores en el campo social.

Esta participación social en salud configura diversos frentes para la acción ciudadana en el marco del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).

Pero esto conlleva un compromiso, quienes integren esos consejos, deben saber de qué se trata el tema al cual nos enfrentamos, o sea se debe hablar entre todos los usuarios un mismo lenguaje y tener un objetivo común, esto permitirá lograr el respeto que actualmente las diferentes direcciones, sean técnicas de prestadores privados, sean las direcciones de los policlínicos, o JUDESAS, no nos tienen, pues no tenemos planteamientos comunes firmes, si todos los consejos del ámbito público o privado, sonamos la misma campana, este repique se sentirá en todos lados.

Esto que parece un pequeño paso, es en realidad, el comienzo de un camino a recorrer, esto nos permitirá en un corto plazo exponer ideas de un mayor alcance, pues al desnudar las fallas del sistema, se obligara a la necesaria corrección.

No eludimos la discusión desde el punto de vista de lo macro, pero si no conocemos lo micro, como podremos mover a un parlamento que tendrá que modificar leyes y algunos decretos, posible, pero llevara tiempo, he aquí por qué debemos no menospreciar el análisis de las metas y los objetivos sanitarios, pues ese conocimiento nos permitirá empoderarnos y ser partícipes activos y rectores del SNIS.

Las circunstancias han cambiado, el SNIS ha instaurado la vigilancia de la sociedad, el usuario es el objetivo y no el cliente, pero el usuario piensa como cliente y no como ciudadano consciente y responsable en el tema de salud.

Entonces reafirmo mi pensamiento, todos debemos trabajar seriamente, en aumentar nuestro nivel de conocimientos del SNIS. Esta dinámica nos convoca a todos, podemos potenciarla participando, o por omisión enlentecerla.

¿Conocemos en nuestras zonas regionales, cuales son las pequeñas dificultades asistenciales, que podemos definir como micro dificultades, pero que sumadas, hacen a la macro dificultad, que para ser tal, debe ser general sobre el territorio?, ¿lo hemos planteado por nota con firmes argumentos ante quienes hemos elegido como nuestros representantes?.

La falta de información, hace que los planteos, al no ser contenidos en las metas asistenciales y no tener el conocimiento necesario sobre ellos, nos deja en condición vulnerable al mal trato o desdén de algunos profesionales o funcionarios de la salud.

Esta violencia que soportamos algunos compañeros por no tener información, se transmite en forma exponencial hacia los usuarios en general, y si, .. es natural que respondemos a ese desdén o mal trato.

Las regionales, deben ser el lugar donde volcar las experiencias y dificultades planteadas en nuestros respectivos territorios, pero también la oportunidad de recoger información general que tenemos la obligación de transmitir a nuestros compañeros del movimiento, pues la información nos proporciona fuerza, la información no puede quedar en unos pocos, debe masificarse para que sea realmente una buena herramienta que permita que nuestros planteamientos no sean ignorados.

Una vez más, les recuerdo, que debemos proteger el enorme caudal de dinero, que se vuelca en el sistema nacional integrado de salud y no nos olvidemos de observar a aquellos que se llevan la gran parte de la torta.

Espero que esta reseña sea de utilidad para nuestra participación ciudadana.

*Francisco Vera – Mesa Montevideo – MNUSPP

SINADI – Sistema Nacional De Información ; AES – Área Economía de la Salud ; MSP – Ministerio Salud Pública

LOS EQUIPOS DE SALUD, ¿SON POSIBLES? por Daniel Parada*

Ríos de tinta hemos escrito sobre la necesidad de los equipos de salud como base del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Sobre todo, si nos referimos al primer nivel de atención y a desarrollar una estrategia de Atención Primaria en Salud (APS). Hablamos de equipos interdisciplinarios, multiprofesionales, los definimos de mil formas, pero realmente: ¿existen los equipos? ¿Es posible construirlos?

Salvo honrosas excepciones, los equipos de trabajo en la salud, desde su constitución hasta su funcionamiento, de equipo no tienen absolutamente nada. Digo esto porque como médico los he integrado y los conozco desde adentro, y lo digo desde una conceptualización de equipo de salud como un conjunto armonioso de individuos, profesionales, técnicos y auxiliares, que trabajan juntos aportando, desde el reconocimiento de sus saberes diferentes y complementarios, a la solución del problema de un paciente, una familia, la comunidad o un problema de salud pública. Estos verdaderos equipos tienen un objetivo común, y todos sus integrantes están en igualdad de condiciones y trabajan desde el respeto de todos sus integrantes. Lejos de este concepto, están los seudoequipos de salud, que no cumplen con casi ninguna de estas premisas.

La cuestión es por qué sucede esto, qué efectos genera y cómo lograr la transformación necesaria para que los equipos cumplan su función. Considero como causas principales de esta disfunción la formación de pregrado, el salario y las formas de pago, el poder y la soberbia médica, la soberbia profesional y el multiempleo.

La formación de pregrado

Es mucho más difícil separar algo que nació junto, que juntar algo que nació separado. Nuestra estructura universitaria, inspirada en el modelo napoleónico, hace que durante todo el pregrado los profesionales se formen en desconocimiento absoluto de lo que hacen otras disciplinas. Como dice Cándido, de Voltaire, “cada uno a cultivar su vergel”. Esta situación nos somete a un tipo de ceguera profesional que nos impide saber lo que hace el otro y lo que puede aportar. Esto dificulta que, al egreso, en los servicios de salud se produzca un trabajo colaborativo basado en la confianza que genera el conocimiento de las otras profesiones.

Es hora de una nueva reforma universitaria, que construya facultades por áreas, con un tronco común de todas las carreras del área, que luego se diversifique en las distintas profesiones. De esta forma, si nos formamos juntos, es mucho más fácil trabajar juntos y respetar nuestros saberes en busca de un bien común que beneficie a nuestros pacientes. Han existido múltiples propuestas en este sentido, que no han prosperado porque esto implicaría resignar el poder asociado al conocimiento de las profesiones.

Salario y formas de pago

La simple existencia de diferencias salariales significativas entre los profesionales, así como diferentes sistemas de remuneraciones e incentivos, hace que sea casi imposible la construcción de equipos. Por ejemplo, el mal llamado equipo quirúrgico. El cirujano y el anestesista cobran por acto médico –más opero, más cobro–; el resto cobra un salario –más opero, menos gano por paciente–. Es obvio que en este clima de trabajo sin equidad es casi imposible construir equipos.

¿Cuál es el motivo de que las profesiones ganen salarios diferentes? ¿Por qué un médico gana más que una partera o que un nutricionista? ¿Por qué los anestésico-quirúrgicos o los médicos que trabajan con equipos diagnósticos ganan más que un médico de familia y comunitario? ¿Es por los años de estudio? ¿Responde al nivel de sacrificio que requiere el ejercicio de la profesión? No. Es fundamentalmente por el reconocimiento social que se le asigna a cada profesión y por su traducción a las leyes del mercado. Esta imagen social es una construcción en la que el cuerpo médico no es un simple espectador. Y el uso que algunos colectivos hacen de las leyes de oferta y demanda (limitando la oferta profesional con regulación de ingresos, por ejemplo) agudiza estas inequidades salariales.

Pero, en realidad, nos necesitamos todos en el proceso de asistencia a nuestros usuarios. Quién no ha visto a un médico hacer malas indicaciones nutricionales o simplemente ignorar un tema tan sustantivo en la salud; o a una partera solucionar una asistencia que un médico no podía resolver; o a una enfermera cuidar a un paciente para que pudiera recuperar sus capacidades de autocuidado.

Cambiar la forma de pago y sustituir los incentivos individuales por colectivos son dos aspectos fundamentales para avanzar en la construcción de equipos de salud.

El poder y la soberbia médica

El brujo de la tribu, con sus enigmáticos propósitos, interpretaba a los dioses y con supuestas curaciones se ganaba la confianza y estima de los jefes tribales. Y, con eso, mucho poder.

En los tiempos modernos, el médico, con su arte de curar y con su proximidad a la vida y a la muerte, tiene un poder social que no se oculta y hasta se ostenta orgullosamente. Ese poder se ha instituido en la sociedad y se respira en los ámbitos de la salud. Si bien en las últimas décadas ese prestigio ha disminuido, los médicos no se dan por enterados y conservan un sentimiento de superioridad respecto del resto de los trabajadores de la salud. Esto se ve reafirmado por la posición económico-social que ocupan. La propia sociedad nos pone en un lugar de donde es difícil salir. Esa soberbia nos impide disfrutar del conocimiento de las demás profesiones y construir verdaderos equipos.

Hoy, en los seudoequipos de salud hay un médico que ejerce el poder sobre otros profesionales que lo integran y, por supuesto, sobre el usuario. En ese clima es difícil el intercambio de saberes; más bien son frecuentes las imposiciones autoritarias. Esto genera sentimientos negativos en el resto del equipo. Se sienten menospreciados, están desconfiados y muchas veces se establecen guerras silenciosas, con señales contradictorias hacia los pacientes, que generan a su vez desconfianza e inseguridad respecto de la conducta terapéutica.

Ese poder instituido es uno de los frenos más potentes para el cambio del modelo de atención. Si no enfrentamos el poder médico, no podremos avanzar. El resto de las profesiones y los usuarios tienen un rol importante en esta batalla.

No se trata de una postura antimédica ni de un traspaso de responsabilidades; nuestro rol es relevante y nos obliga a asumir una verdadera trasformación. Son muchos los colegas que están en ese camino.

El multiempleo

Para quien trabaja en más de un lugar es muy difícil coordinar un verdadero trabajo en equipo, por varios motivos: falta de tiempo para encontrar espacios de encuentro, escasa fidelidad institucional y menor compromiso, entre otras. Esto se aplica a todas las profesiones. De hecho, la ley de seis horas para los trabajadores de la salud que se planteó como protección para el estrés laboral se convirtió en un aumento de sueldo indirecto y favoreció el multiempleo.

Vistos estos cuatro factores, sostenemos que la construcción de equipos es un complejo proceso que debe comenzar en la propia formación de pregrado de los profesionales, en adquirir la humildad necesaria para reconocer a los otros, en pensar en la reforma salarial y en la necesidad del cambio de postura de los profesionales hegemónicos. Implica reconocer roles y desarrollar facultades de comunicación y liderazgo. Es necesario que nos repensemos, que hagamos honor al pensamiento de izquierda; que cambiemos nuestras conductas basando nuestro pensamiento en la empatía con el otro, tanto sea con los usuarios como con los otros profesionales.

El cambio es posible. Tracemos la ruta y caminemos juntos hacia un nuevo horizonte. Construyamos verdaderos equipos de salud para el bien de todos. Sería otro gran paso hacia el cambio del modelo de atención.

*Daniel Parada fue profesor agregado de Clínica Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República

Publicado en La Diaria el 16 de julio de 2019

PROMOCIÓN DE SALUD: UNA PRIORIDAD PARA EL PRÓXIMO PERÍODO por Pablo Anzalone*

En estos meses, la OPS  promovió una serie de consultas nacionales para recoger insumos a efectos de fortalecer la estrategia regional de Promoción de Salud. A 40 años de la Declaración de Alma Ata sigue vigente la  necesidad de revitalizar la APS y  darle a la promoción de salud una priorización en las políticas sanitarias.

Los entornos locales y su accionar, la participación social y comunitaria, la intersectorialidad en las políticas públicas, la salud en todas las políticas, la acción sobre los determinantes sociales de la salud y el rol de los sistemas de salud en la promoción de salud fueron los grandes ejes de estas reflexiones.

En Uruguay la realización de un Conversatorio con referentes de distintas áreas posibilitó un relevamiento de las experiencias positivas y un intercambio sobre dificultades, nudos críticos y propuestas. Desarrollaremos algunas de estas reflexiones a cuenta de más aportes sobre el tema.

Pensar  estrategias de salud significa considerar las tendencias en el plano socio económico, demográfico, epidemiológico. En la región existen tendencias epidemiológicas heterogéneas pero en Uruguay predomina un envejecimiento poblacional marcado, que junto a los estilos de vida adoptados determinan un peso cada vez mayor  de las llamadas  “enfermedades no transmisibles” es decir  las cardiovasculares, cerebrovasculares, cáncer, diabetes, entre otras. Son la principal causa de mortalidad y morbilidad. El Informe Salud de las Américas 2017 de OPS señala que  “el envejecimiento de la población nos está obligando a replantearnos la salud y rediseñar nuestros sistemas de salud”. Por otro lado  la salud en la primera infancia sigue siendo un problema de salud pública importante. La violencia y la desigualdad de género y generaciones afectan nuestra sociedad. La lucha de las mujeres contra el patriarcado  ha contribuido a visibilizarlas. Los accidentes de tránsito, los suicidios y el alcoholismo también constituyen causas de muerte y enfermedad prioritarias.

Los Objetivos Sanitarios Nacionales OSN han jerarquizado estos problemas críticos y formulado objetivos y metas para avanzar sobre ellos. Al mismo tiempo campos como la salud ambiental y la salud bucal deben ser incluidas en esa priorización. Las líneas de acción respecto a los OSN  deben ser evaluadas y  reformuladas a partir de los resultados 2020 y con un horizonte a 2030.

Mirando al futuro, nuestro país tiene el desafío de replantear  las políticas de salud a partir de las principales tendencias epidemiológicas. La promoción de salud es uno de los componentes fundamentales de un abordaje integral. Ese es el aspecto central del cambio del modelo de atención que se propuso desde su fundación el SNIS. Las concepciones de salud que sigan limitadas a los elementos meramente curativos no son sustentables económicamente y no producen los resultados adecuados.

Uruguay ha desarrollo una gran riqueza de experiencias en promoción de salud que vale la pena difundir más, unificar la información y ponerla a disposición, construir mecanismos de evaluación, generar aprendizajes que conduzcan a su fortalecimiento. Intentaremos  hacer varios artículos sobre esta temática.  Las estrategias del SNIS y el MSP, del sistema educativo, de la Junta Nacional de Drogas, de la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular, de las organizaciones de usuarios y trabajadores, de los gobiernos departamentales y municipales, requieren más análisis  sobre sus fortalezas, sus sinergias y sus dificultades.  Resentimos la ausencia de un ámbito que recoja la información y la difunda, que permita reflexionar  más sobre lo que se hace y lo que falta por hacer. Se requiere  planificación estratégica y planes de trabajo anuales con una hoja de ruta clara.

La “Salud en todas las políticas” es una consigna fuerte porque ubica con claridad que el Sistema de Salud es un protagonista insoslayable, pero nunca el único y  no siempre el más importante según los temas que se aborden.   La intersectorialidad es inherente a las políticas de promoción de salud. Pero no es sencilla de construir, hay que conocer las experiencias existentes, imaginar nuevas y clarificar el rol de cada actor.

 “Para que la sociedad incorpore, se apropie o construya los valores y las prácticas  más favorables para su salud es necesario un gran proceso socio cultural que  revierta la influencia de los factores negativos para la misma” señala el informe de OPS. Los estilos de vida no saludables tienen detrás  grandes inversiones  en publicidad y técnicas de persuasión. Una y otra vez algunos sectores empresariales ponen sus intereses de lucro por sobre la salud de la población.

La Declaración de Río (OMS 2011)  afirma bien   que actuar sobre los determinantes de la salud es  “luchar contra la distribución no equitativa del poder, el dinero y los recursos, y medir la magnitud del problema, analizarlo y evaluar los efectos de las intervenciones”

Si no se logra sensibilizar a la población sobre los factores determinantes  de los problemas de salud y sobre la gravedad de sus efectos, será difícil construir estilos de vida más saludables.  Se necesitan más investigaciones para poder deconstruir esa hegemonía sobre consumos y estilos de vida. La excelente  labor del Núcleo Interdisciplinario de Salud y Bienestar de la Udelar es un buen ejemplo.

En el Sistema de Salud pero también en la formación del personal y en la sociedad toda se reproduce constantemente la concepción de la salud como asistencia y se concibe la calidad en la atención como mucha prescripción de medicamentos y técnicas de diagnóstico. El usuario sigue siendo considerado el objeto de los tratamientos médicos y no el protagonista de su salud. El SNIS fue un gran salto en calidad para revertir la mercantilización en el acceso, la fragmentación en instituciones que no coordinan, la segmentación según la condición socio económica de los usuarios. Pero aún en este mejor contexto estos fenómenos siguen operando como obstáculos estructurales para el abordaje integral de la salud.

La educación para la salud es un eje central de las políticas de promoción. Las personas deben poder realizar elecciones libres e informadas. Eso significa sustantivamente regular, acotar la influencia de las lógicas de mercado donde predominen los intereses de lucro de algunos. Tampoco se trata de que la vida de las personas deba adaptarse a una receta saludable emanada de las directivas de técnicos o autoridades políticas.  Las estrategias de educación para la salud  deben reconocer  los distintos saberes y  entender que existe una multiplicidad de sujetos pedagógicos que actúan en una diversidad de ámbitos y formatos pedagógicos. La participación de la sociedad, el apoderamiento y el empoderamiento de usuarios y  comunidades son  un objetivo y un medio para los cambios. Promover entornos saludables implica evitar también la medicalización de la vida cotidiana.

Siguiendo a Paulo Freire podemos decir que  el enfoque dialógico y crítico, las dinámicas acción-reflexión-acción son elementos claves  para la alianza entre salud, educación y comunidad.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible propone 17 grandes objetivos que son un contexto obligado para los desafíos en materia de salud. Entroncar los Objetivos Sanitarios Nacionales OSN con los  Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS  es una de las claves para la planificación estratégica y operativa  de la salud, donde la promoción juegue el rol fundamental.

*Licenciado en Ciencias de la Educación-Magister en Sociología

LA EXPERIENCIA DE LA RED DE SALUD DEL MUNICIPIO G Y LOS APORTES DE ESTE TIPO DE REDES AL SNIS por Pablo Anzalone

Promueven la participación de la comunidad en asambleas, ferias y jornadas de salud y articulan de manera interinstitucional, aunque no están libres de dificultades.

Las redes de salud son una realidad potente en distintas zonas del país. Constituyen una forma significativa de participación social. En un Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) que quiere ser más que instituciones de salud atendiendo exclusivamente la enfermedad de sus afiliados, las redes son un importante trabajo interinstitucional en prevención de la enfermedad y promoción de la salud. El trabajo permanente de las redes y la realización anual de asambleas o cabildos abiertos para analizar lo hecho y definir las prioridades del año son ejemplos de una metodología participativa. Cabe señalar asimismo que no ha existido desde el SNIS un impulso sostenido de creación de redes de salud en todos los municipios del país.

La Red de Salud del Municipio G se fundó el 5 de setiembre de 2012. Tiene numerosos antecedentes de articulación interinstitucional, intersectorial y de participación social en esta amplia zona del noroeste de Montevideo. “La creación de la red fue un momento de tensión duradera en el que los apoyos fueron importantes”, sostienen sus participantes. Algunos de esos antecedentes son la Intersectorial de Salud de la zona del Comunal 13, la Comisión de Salud del Concejo Vecinal de la zona comunal 12, la Comisión de Efectores de Salud del Comunal 12, la Comisión de Vecinos que administraba el policlínico móvil.

Cuando se creó el tercer nivel de gobierno se buscó una visión global del municipio, pero respetando las historias de las zonas comunales 12 y 13. Con las asambleas de salud a nivel municipal se reunieron efectores de salud y actores sociales de las dos zonas y se generó la necesidad de contar con un espacio que les diera continuidad y respuesta a los temas que surgían de las asambleas. Allí comenzó la Red de Salud. En una primera etapa la preocupación principal fue la sistematización de las asambleas y sus propuestas, con una perspectiva que fuera rompiendo con las chacras de las zonas comunales anteriores, para asumir el territorio del municipio como ámbito de trabajo conjunto.

Participación

Integran la Red de Salud representantes de los concejos vecinales, vecinos de la zona, efectores públicos de salud –las policlínicas de la Intendencia de Montevideo (IM), el Centro de Salud y Hospital Saint Bois de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), policlínicas del Banco de Previsión Social (BPS) y el Centro Materno Infantil 2–, efectores privados –Casa de Galicia y CASMU–, representantes del Concejo Municipal, de la Dirección Departamental del Ministerio de Salud Pública, de policlínicas comunitarias y de la Universidad de la República (Udelar) –Facultad de Medicina, de Enfermería y de Ciencias Sociales–.

El funcionamiento de la Red de Salud es regular, con 11 reuniones ordinarias y cuatro o cinco extraordinarias al año. Los miembros más asiduos son las representaciones del Servicio de Atención a la Salud de la IM, de ASSE, del Municipio G, del Concejo Vecinal, de la Udelar, del BPS y de la policlínica comunitaria Jardines de Peñarol. Los efectores privados participan normalmente en las actividades de la red, pero no siempre en las reuniones. En varios casos la participación de los privados está motivada porque la persona que los representa tiene un compromiso social o mayor inclinación hacia el trabajo comunitario. Cabe señalar que los funcionarios concurren en su horario de trabajo, pero los vecinos no siempre pueden participar en el horario matutino de las reuniones.

Las comisiones de salud de los concejos vecinales de las zonas comunales 12 y 13 tienen representantes en la Red de Salud.

Promoción de salud y ciudadanía

En los primeros años los temas de gestión, referidos al funcionamiento de los servicios y las políticas de las instituciones, eran más relevantes. Desde el principio la red se centró en la promoción y prevención de salud. Ver la salud desde este punto de vista cuesta mucho, valoran sus protagonistas.

Si bien se trabajó acompañando el cronograma de fechas nacionales e internacionales de la salud, las actividades principales del año surgían de las asambleas. Una línea de avance fue la capacitación a la propia Red de Salud sobre las temáticas seleccionadas. Por otro lado, se promovieron actividades hacia afuera; por ejemplo, en 2016 se trabajó en torno al tema de la violencia en los vínculos.

La red no tiene rubros específicos asignados por las instituciones para financiar sus actividades; el Municipio G brinda apoyos tomando recursos de otros rubros y aporta, además, asistentes sociales y las cuadrillas obreras para las actividades. Hay un respaldo expreso del alcalde y del Concejo Municipal.

Como una actividad importante de todo el año, una vez por semana durante cuatro meses, la Red de Salud impulsó un Curso de Agentes Comunitarios, con el sostén de la Facultad de Medicina y el Municipio G; se anotaron 65 personas, en su mayoría mujeres adultas, y 34 terminaron el curso.

Los participantes de la Red de Salud dicen que “es difícil encontrar el equilibrio entre participación social comunitaria y las instituciones”. “Hay lógicas distintas, miradas diferentes; hay una gestión horizontal de la red, sin jerarquías”, agregan. Se plantearon “formarse para lograr la participación ciudadana”. Consideran que están condicionados por los tiempos de que disponen y por el apoyo real de las instituciones, que autorizan la concurrencia pero no un tiempo más amplio.

Existe una perspectiva intersectorial, en la medida en que cada integrante de la red tiene vínculos con otras instituciones, como centros educativos, CAIF, otras redes –de primera infancia, de deporte y juventud, de adultos mayores, de cultura– y con las Mesas de Coordinación del Servicio de Orientación, Consulta y Articulación Territorial, que actúan como articuladores intersectoriales en el territorio.

Han promovido formas de participación de la comunidad como las asambleas de salud anuales, las ferias de salud, las jornadas por salud cardiovascular. Hay acciones centrales como red, a las que se suman otras actividades por institución o actor social, pero los ejes son las asambleas, que definen las prioridades, y la red, que recoge e instrumenta las acciones relacionadas.

La visibilidad de las actividades se apoya en la preparación con las organizaciones del barrio en el que se llevarán a cabo. “No son acciones que quedan entre cuatro paredes. Hay trabajo previo”, señalan.

Se trata de hacer una rotación de las actividades por barrio, por tratarse de un municipio que posee un territorio muy extenso.

Los participantes de la red consideran que la información sobre los temas que abordan es adecuada y evalúan como buena la discusión en sí, así como las resoluciones y el seguimiento. Llevan actas de los temas tratados y de las resoluciones. A veces falta un espacio para evaluar lo realizado y un debate más profundo. Se hacen muchas cosas, pero no siempre hay tiempo y metodología para analizar lo que se hizo. “Somos muy ejecutivos, pero falta un pienso”, dicen.

El primer Compromiso por un Municipio Saludable de Montevideo se firmó en el Municipio G en 2014. La Red de Salud obtuvo el Premio Nacional de la Comisión de Salud Cardiovascular. Su experiencia se presentó en el Congreso de Medicina Familiar y Comunitaria (setiembre 2016).

El Frente Social de la Salud, integrado por el PIT-CNT y sus dos grandes federaciones –la Federación Uruguaya de la Salud y la Federación de Funcionarios de Salud Pública–, los jubilados con la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay, el Sindicato Médico del Uruguay, las organizaciones de los usuarios como el Movimiento Nacional, el Espacio Participativo y la Organización de Usuarios del Cerro, plantea en su plataforma programática común la necesidad de “promover desde Juntas Departamentales de Salud y Juntas Locales de Salud una estrategia de creación de Redes de Salud por ámbito territorial como base de funcionamiento del SNIS en los ámbitos locales”. Ese es un camino de avance para el SNIS.

Pablo Anzalone es licenciado en Ciencias de la Educación. Fue director de la División Salud de la Intendencia de Montevideo en los períodos 2005-2007 y 2010-2015.

Publicado en La Diaria el 18 de junio de 2018 

LA SALUD COMO CAMPO DE TENSIONES por Pablo Anzalone

La salud en América Latina ha sido un campo de confrontación de proyectos societarios, concepciones teóricas y políticas y prácticas sociales. Como señala Asa Cristina Laurell (1975 pp80) se trata de entender que la forma como “aspectos económicos, políticos e ideológicos se combinan  en la conformación de los sistemas de atención a la salud y determinan el carácter de los servicios médicos”.

Desde los años 90 una ola de reformas sanitarias de tinte neoliberal tuvieron un gran impacto en la región. Al mismo tiempo los sectores populares han protagonizado resistencias significativas en el plano de la salud, reivindicándola como un bien público y un derecho a ser ejercido por la población. Procesos como la creación del SUS (Sistema Único de Salud) en Brasil o el SNIS en Uruguay significaron pasar de la resistencia a la construcción de alternativas. Como todos los procesos, estos avances no son irreversibles, pueden sufrir derrotas y existen distancias, a veces grandes, entre las líneas programáticas, las modificaciones institucionales y los cambios culturales y políticos que implican la apropiación por parte de la población de esos derechos.  Una de las grandes preocupaciones actuales es cómo evitar  retrocesos en este campo y poder plantearse nuevos  avances. Desde una concepción de la salud como derecho humano fundamental, se trata de que los sistemas de atención estén organizados para lograr una mejor equidad y democratización. La evolución de los actores sociales, en esta concepción, deja de ser un aspecto secundario, para constituirse en una de las garantías de democratización real de los sistemas de salud.

En nuestra opinión debemos promover  una concepción de la salud que ponga el énfasis en el involucramiento de la comunidad para enfrentar los problemas de salud y sus determinantes.

Es una estrategia de cambio en un sistema donde el poder económico y simbólico están fuertemente concentrados. Si tomamos de Bourdieu (1989) el concepto de campo podremos analizar a la salud desde sus agentes, estructuras y prácticas contrapuestas, sus  sistemas de alianzas y sus luchas. Por lo tanto consideraremos los espacios institucionales de participación como ámbitos que posibilitan  las acciones políticas que dan forma y sustento a esas prácticas transformadoras de la salud. En este marco de inter-dependencias es relevante la acción de las organizaciones sociales  y la comunidad  para el resultado final de una política de salud.

Desde Lalonde[1] las doctrinas más avanzadas de la salud incorporaron el rol decisivo de los determinantes sociales y culturales en los procesos de salud-enfermedad.

Si bien la Atención Primaria en Salud (APS) postulada como estrategia global desde Alma Ata[2] ha sido objeto de muchas tergiversaciones, sus ideas centrales pueden rescatarse críticamente para fundamentar una estrategia de cambios profundos hacia la creación de Sistemas Nacionales de Salud basados en Redes Integrales de Servicios de Salud. Esta lógica es posible si se crea una participación social que pueda involucrarse  en el cambio del modelo de atención con herramientas de incidencia real.

Desde 1978 la  declaración de Alma-Ata considera la participación comunitaria y social como la estrategia más importante para alcanzar el objetivo de “Salud para todos en el año 2000”.

Dentro de los desarrollos  que refieren a la Promoción de Salud (Gomez Zamudio 1998) se enfatiza el principio que los individuos y las poblaciones controlen su salud y para ello opera el “apoderamiento” de sujetos y grupos. Este “apoderamiento” o “empoderamiento” constituye el quid de la participación social. En las Conferencias Mundiales de Salud de Yakarta en 1997  y luego en México en el año 2000 se ubica este tema como una de las grandes prioridades para la promoción de salud.

Algunos autores (Wallerstein 1999) señalan que las estrategias para generar el empoderamiento de las poblaciones locales pasan por un proceso intenso de educación popular, integrando a la población en proyectos de investigación-acción participativos para que los diagnósticos reales incluyan la mirada de los interesados, luego pasan  por la planificación en conjunto y por la evaluación participativa.

La creación de redes y alianzas son una forma de encarar la intersectorialidad que requieren los problemas de salud para su abordaje integral.

Algunos autores  (Sanabria 2000) proponen considerar la participación social como objeto de estudio desde miradas teóricas diferentes con un enfoque sistémico que plantea resolver los problemas integrándolos como parte de un problema mayor  en lugar de descomponerlos en sus partes. En ese sentido la participación social es un insumo para los sistemas más pequeños y también para los supra-sistemas. Por lo tanto la participación social en salud es parte de la dinámica de la participación social en general. Este elemento, concebido como un indicador de democratización de la sociedad y del Estado, forma parte de los grandes dilemas que enfrentaron los gobiernos progresistas. Con los procesos actuales a la vista podemos decir que las posibilidades de resistir los embates de la derecha y evitar derrotas políticas y electorales, tienen mucho que ver con ese empoderamiento que significa la participación social protagónica.

Desde las teorías de democratización radical del Estado se ha fundamentado la lucha contra las lógicas capitalistas de subordinación de los servicios públicos al lucro y al poder concentrado de determinados grupos de agentes. La industria del medicamento y la alta tecnología sanitaria detentan un enorme poder mundial, económico y político, pero también en las estructuras nacionales existen poderes funcionales al modelo curativo, asistencialista, hospitalo céntrico y autoritario.

En ese sentido resultan determinantes las estrategias combinadas de descentralización y desarrollo de capacidades locales por un lado y el ejercicio de la función rectora del MSP por otro.

Las teorías de la descentralización participativa en lo territorial brindan un marco conceptual para nuevas formas de distribución del poder  y la construcción de nuevos poderes, la gestación y/o fortalecimiento de actores comunitarios, la consulta a la población y su involucramiento en las decisiones.

De cara a una segunda generación de reformas  en la salud , cabe preguntarse: ¿el diseño institucional habilita acciones y facilita recursos para una participación real que permita  incidir en las políticas de salud? ¿Cuáles son las características actuales de  los espacios de participación que favorecen esta relación? ¿qué elementos fortalecen o debilitan las capacidades de participación de los actores sociales en salud?

Por otro lado los problemas de salud de la población están relacionados con un conjunto de factores socioeconómicos, culturales, ambientales, políticos e institucionales que operan como determinantes, en relaciones de  distinta complejidad e interacción. ¿Cómo es posible actuar sobre dichos determinantes? ¿De qué forma la participación social constituye una herramienta estratégica para fortalecer prácticas transformadoras sobre estos factores? ¿Es posible vincular esas luchas con otras de carácter democratizador y popular en Uruguay y América Latina?

 .-Bourdieu,Pierre, (1989 ). O poder simbolico.Lisboa. Difel.

.-Gomez Zamudio, Mauricio. 1998 Teoría y guía práctica para la promoción de la salud. Québec: Universidad de Montreal;.

.-Laurell, Asa Cristina (1975). Medicina y capitalismo en México. Cuadernos Políticos 5. 80-93.

.- Sanabria, Giselda. Participación Comunitaria. Material docente para el Curso pre-congreso II Taller de Promoción y Educación para la salud del escolar. IPLAC. Cuba, 2000

.-Wallerstein, Nina. Power betwen evaluator and community: research relationships within New Mexicos´s healthier communities. Social Science of Medicine. 1999;49(1):39-53.

[1]Marc Lalonde secretario de Salud y Bienestar de Canadá presentó el informe que lleva su nombre en 1974 donde por primera vez se afirma que la salud de la población está determinada por cuatro factores, el  ambiente un 19%, los estilos de vida 43%, la biología 27% y el sistema de salud 11%. En cambio más de un 90% de  los gastos  en salud están concentradas en el sistema de salud.

[2]En 1978 en Alma Ata (ciudad de Kazakhstan entonces parte de la URSS) se realizó una Conferencia Mundial de Promoción de Salud cuya declaración fue un hito para las doctrinas de salud postulando la Atención Primaria de Salud como estrategia principal.

Publicado en El Diario Médico el 22 de abril de 2018

AVANCES, DESAFÍOS Y RESPONSABILIDADES DEL PRESTADOR PÚBLICO por Francisco Javier Amorena

SU ESTRUCTURA

La Administración  de Servicios de Salud del Estado (A.S.S.E.) es el prestador de Salud, con mayor capacidad instalada, con una red presente en todo el territorio nacional. Su primer nivel de atención se conforma con más de 800 puntos asistenciales entre puestos de salud rural, consultorios, policlínicas y centros de salud, mientras que la atención de segundo y tercer nivel se brinda por medio de 44 unidades sanatoriales.

Cuenta con Sanatorios especializados en: pediatría, ginecología, traumatología, reumatología, atención a pacientes con cáncer, oftalmología y el área del adulto mayor.

Brinda servicios de salud a poblaciones vulnerables (adultos mayores, pacientes psiquiátricos, pacientes adictos y personas privadas de libertad), en servicios como el Portal Amarillo, el Hospital Vilardebó, las colonias psiquiátricas y el Programa de Atención para las Personas Privadas de Libertad.

Cuenta con el Servicio Nacional de Sangre y el Laboratorio Dorrego, que produce medicamentos para los usuarios de la red.

Estos centros forman una red de servicios basada en regiones de salud que contempla como uno de sus criterios prioritarios la integración de servicios de los tres niveles de atención (redes de atención de primer nivel departamentales y servicios de segundo y tercer nivel de atención).

La situación  en el 2004 era muy deficiente en materia de infraestructura,  salarios y calidad de los servicios, fruto de una postergación histórica, naturalizada en una “atención pobre para pobres”.

SUS USUARIOS

Para  las instituciones de salud los usuarios deben ser el centro de la gestión en tanto la producción de sus servicios debe responder a las necesidades de salud de su población. Los usuarios de ASSE representan el, 33 % (1.247.025), de la población del país, siendo el prestador de servicios de salud más grande del Uruguay.

La evolución del número de usuarios totales no se ha modificado significativamente desde el año 2007,  sí varió su modalidad de afiliación; aumentó la cantidad de usuarios cuya cobertura se asegura a través del Fo.Na.Sa., estos pasaron de 1,42% (18. 467) en 2007 a 28,4% (495.309) de sus usuarios en 2016. Esto convierte a ASSE en el prestador del SNIS con más usuarios con cobertura mediante la Seguridad Social.

Del total de usuarios, 53 % (657.148) son mujeres y 43 % (589.874) hombres.

En cuanto a la composición de la población según grandes grupos de edad, 21 % (265.174) son usuarios menores de 15 años, 63% (796.422) usuarios con edades comprendidas entre 15 y 64 años, mientras que un 16 % (185.429) son mayores de 64 años. 80% de sus usuarios  pertenecen a los dos primeros quintiles de ingresos, es decir aquellos con menores ingresos de toda la sociedad.

SUS TRABAJADORES

ASSE contaba al año 2007 con 24.320 trabajadores en sus diferentes categorías. Al año      2016 cuenta con 32.340 contratos de trabajo (Los contratos no se corresponden con el número de funcionarios, por existir más de un contrato para distintas funciones por persona)  de los cuales 9.295 son médicos (5.738 son especialistas), 8.810 corresponden a auxiliares y licenciados en Enfermería y los contratos no médicos suman un total de 14.235 entre los que se encuentran técnicos y administrativos.

Los servicios de ASSE constituyen un campo de práctica para formación de profesionales, técnicos y auxiliares del área de la salud.

Esto implica un vínculo muy estrecho con la Universidad de la República como formadora de personal de salud

En estos años se ha transitado por cambios relevantes a modo de ejemplo:

  • Modificaciones institucionales que se reflejan directamente en la estructura jurídica y política.
  • Incorporación de Usuarios mediante el Fo.Na.Sa..
  • Transformaciones en el modelo de atención y en la calidad de los servicios.

Esto supone:

Avances en la mejora de la calidad de la atención, lo cual se ha sustentado en un fuerte incremento presupuestal.

La transformación jurídica de ASSE, separándola del MSP que brinda posibilidades para modificar y mejorar su gestión.

El fortalecimiento del primer nivel de atención, la mejora en la remuneración y condiciones de trabajo de los funcionarios médicos y no médicos y el papel de ente testigo en ciertas áreas, generan impactos positivos adicionales en la calidad de la atención de los usuarios del sistema.

El fortalecimiento de la capacidad instalada de los servicios de ASSE en todos los niveles de atención, con énfasis en el Primer Nivel, a lo largo y ancho del país que posibilita niveles de accesibilidad y resolutividad, incorporando en sus equipos diversas disciplinas y especialidades médicas, con tecnología apropiada y equipamiento adecuado, para tener capacidad de contención en el territorio de las problemáticas de salud de los individuos, las familias y las comunidades.

Los centros auxiliares brindan condiciones materiales para la construcción de una red de primer nivel del interior, y generan posibilidades de desarrollar la complementación con otros efectores de Salud.

La existencia de estructuras de segundo y tercer nivel con adecuados estándares de calidad y capacidad de respuesta a las necesidades de derivación desde el primer nivel, y de resolutividad para pacientes complejos, aseguran la continuidad en la atención de los usuarios.

NUDOS CRITICOS

  1. a) Es una institución demasiado grande para poder gestionarse centralizadamente y los intentos de descentralización no han culminado hasta el momento en una nueva estructura.
  2. b) Las normas en materia de administración del Estado (y en particular el TOCAF) no se adecuan a las necesidades de un Servicio de Salud complejo con relaciones de complementación y competencia con efectores privados.
  3. c) Los incrementos salariales importantes que se realizaron en la última década no fueron acompañados de contrapartidas adecuadas y mecanismos de gestión eficientes.
  4. d) Los avances para la elaboración de un Plan Estratégico han sido discontinuos y no han permeado a toda la organización institucional.
  5. e) Los nudos críticos del conjunto del SNIS afectan a ASSE que no integra la Junta Nacional de Salud como correspondería por sus dimensiones y responsabilidades.
  6. f) ASSE ha sufrido una campaña de ataques sistemáticos desde algunos actores políticos y mediáticos interesados en desprestigiar el sector público de la salud. La comunicación pública de sus logros no ha sido suficiente para revertir este contexto de agresiones, aunque los relevamientos realizados muestran que las valoraciones de los usuarios sobre la institución son fuertemente positivas.

DESAFÍOS Y COMPROMISOS INELUDIBLES

Cerrada una etapa con el cambio de los directores designados por del Poder Ejecutivo e independientemente de las valoraciones al respecto, se abren desafíos de suma importancia sobre los que avanzar en el nuevo contexto.

  • Generar compromisos de Gestión y responsabilidad presupuestal por la atención de los Usuarios asignados, posibilitando incentivos en la gestión a nivel de unidades asistenciales, revertir las eventuales faltas de compromiso en la resolutividad y derivación de pacientes a centros de alta complejidad mientras permanecen recursos ociosos implicando altos costos de traslados y costos sociales para el paciente y su familia.
  • Revisión del manejo Presupuestal que eviten duplicaciones de servicios y mal utilización de recursos. Fortalecimiento de la mirada global de las necesidades de los usuarios revirtiendo el fraccionamiento en la gestión presupuestal.
  • Desarrollo de instrumentos que posibiliten estímulos para la radicación local de Personal de Salud, negociando y acordando por regiones la radicación de Personal de Salud. Establecer con la Ju.Na.Sa. un ámbito de negociación de cargos compartidos con los prestadores privados, según necesidades territoriales, generando condiciones que eviten la derivación innecesaria hacia otros departamentos o a Montevideo.
  • Readecuación de la distribución de los recursos tecnológicos. Desarrollando capacidad de Gestión de los recursos en el territorio mejorando la capacidad de gestión del riesgo derivada de situaciones no programadas.
  • Ser el organismo testigo del sistema. Esto implica imponer nuevos estándares en calidad y accesibilidad que, vía su adopción por ASSE como prestador integrante del SNIS, se obligue y obligue al resto de los prestadores a seguirlo para evitar perder usuarios que valoren estas características.
  • Ser el modelo asistencial para el resto del sistema. Siendo el principal prestador de salud del país en base a calidad, eficacia y eficiencia social.
  • Generar fuertes lineamientos de fortalecimiento del marco jurídico administrativo para la Regionalización con autonomía de gestión, desarrollando unidades que articulen las estructuras en sus distintos niveles.
  • Reformular la adjudicación de presupuesto por cifras históricas, vinculando presupuesto con cantidad de usuarios ajustados por edad, sexo y vulnerabilidad socio sanitaria. Generar incentivos para el mejor desempeño de equipos, centros y regiones.
  • Retomar en coordinación con la Di.Ge.Coor. el liderazgo para la articulación de la RIEPS en el trabajo conjunto con los demás efectores Públicos. Generar articulaciones para el desarrollo y profundización de Convenios de Complementación de recursos con el sector privado que superen la lógica de venta reciproca de servicios, superando las detenciones y debilidades del período.

En varios de estos desafíos se requieren nuevas normas legales que posibiliten un marco más adecuado para su cumplimiento.

GESTIÓN Y ADECUACIÓN DEL PERSONAL

Desarrollar un proceso para que los cargos de Gestión y Dirección incorporen el mecanismo del concurso favoreciendo la carrera funcional mediante; la oposición los méritos y antecedentes.

Deben generarse instrumentos que posibiliten a niveles Gerenciales y Directores de Unidades Ejecutoras, habilitando instrumentos  que potencien los Concursos con la presentación de Proyectos. Deberán establecerse incompatibilidades para estos niveles de Gerencia y Dirección que prevengan el conflicto de intereses.

Esta propuesta debe estar enmarcada en un Estatuto del Funcionario que incluya: Clasificación y ordenamiento del personal, Requisitos de Ingreso, Calificación del Desempeño, Régimen de Ascenso, Deberes, Derechos y Garantías, Régimen Disciplinario y Cese.

                                                                                                                                                              REGIONALIZACIÓN

Es necesario un rediseño institucional, tanto en lo esencial, es decir lo vinculado a la atención a la salud, como en la estructura de apoyo constituida por lo administrativo financiero.

 La regionalización implica pensar a ASSE no solo como una red prestadora de servicios de salud; sino como una gran red de redes, a través de las Regiones, como unidades asistenciales y administrativo-financieras, geográficamente definidas, que en base a la gestión autónoma de sus recursos asistenciales y financieros se hacen cargo de la atención de salud de una población predefinida.

Importa también generar las condiciones para acuerdos de complementación a largo plazo con el sector privado en cada región.

Para esto, el diseño administrativo – financiero debe adaptarse a esa situación. La verdadera descentralización debe implicar la transferencia de poder (y por tanto de toma de decisiones) hacia un nivel inferior en la organización, en este caso, las regiones.

PARTICIPACIÓN SOCIAL

Asegurar que a través de Consejos regionales, en cada región representantes de usuarios y trabajadores participen en los organismos de conducción política. Profundización de los procesos de participación social orientada a:

  • La activa participación en el control social de la gestión de los servicios de salud.
  • Alentar fuertemente la participación de los usuarios en el cambio cultural en salud como un factor activo para la modificación de los determinantes sociales en salud.
  • Generar espacios de Educación Comunitaria a partir de las necesidades de la población, que deben ser exigidas en ámbitos de coordinación territorial de los organismos del estado.

SISTEMAS DE INFORMACIÓN

Revisión de los sistemas de Información generando una estructura de fuerte impronta institucional con compromisos claramente definidos para continuar en la incorporación de Tecnologías de la Información y la Comunicación. Esto supone desarrollar los convenios de apoyo con Agesic que posibiliten un adecuado diseño de Sistemas, como también de compromisos funcionales que den respaldo efectivo al funcionamiento de esta área de la Administración.

Consolidar el funcionamiento de la Informatización, uso de la historia clínica informatizada en todos los puntos de atención, brindando la adecuada conectividad para ello.

Afirmar el sistema informatizado de referencia y contrarreferencia entre los diferentes niveles de atención, con una mesa central de coordinación de especialidades y estudios.

Disminuir las barreras de acceso al medicamento en ASSE, unificando a través del sistema de información el control del suministro en todos los puntos de la red de ASSE, independientemente del nivel de atención al que pertenezca (Sanatorio, centro de salud, policlínica, etc.), analizando formas innovadoras de asegurar el suministro con costos razonables.

 

DETERMINANTES SOCIOCULTURALES vs MERCADO por Pablo Anzalone

La salud sigue siendo un campo de debates intensos como la educación, la seguridad, el funcionamiento del Estado y otros. Es bueno rescatar los temas estratégicos de fondo que están en juego y no dejarse enredar por los intentos de achicar la consideración a problemas puntuales de gestión en tal o cual institución. Valorar los avances sustantivos alcanzados desde la creación del SNIS es un punto de partida para la reflexión. Esto no significa ninguna forma de conformismo, por el contrario, todos los desafíos futuros surgen de allí, son posibles por el cambio estructural que se inició en 2005. Podemos seguir avanzando porque se dio ese salto en calidad trascendente de un sector colapsado a un sistema de salud.

A pesar de la campaña sistemática de ataques contra ASSE y el SNIS, en 2017 se fue construyendo una confluencia importante de actores para llevar adelante una nueva etapa de profundización de las transformaciones en la salud. Las organizaciones sociales se unieron en una plataforma programática, sumando fuerzas la FUS, FFSP y el PIT CNT, ONAJPU, SMU y las organizaciones de usuarios (Mov. Nacional de Usuarios, Espacio Participativo y la Organización de Usuarios del Cerro). Los Encuentros de este Frente Social en Montevideo, Artigas, Soriano, San José y Lavalleja fueron instancias significativas. El MSP, por su parte, propuso diez desafíos para el SNIS y generó las condiciones para un fructífero Diálogo Nacional en Salud. Tabaré Vázquez  anunció una “segunda generación de reformas en la salud”, reafirmando luego, en sucesivas instancias, que la salud formaba parte de las grandes prioridades de la agenda del gobierno. El Frente Amplio culminó el año con una amplia movilización y reflexión sobre el tema que incluyó 19 encuentros departamentales, múltiples reuniones zonales a lo largo y ancho de todo el país y un Encuentro Nacional de Salud en diciembre.

Dentro de los grandes temas que surgieron de estos intercambios está transformar los Objetivos Sanitarios Nacionales (OSN) en un gran compromiso societario que se traduzca en planes nacionales y locales de salud, priorizando problemas y promoviendo un abordaje intersectorial para avanzar en sus determinantes teniendo en cuenta cada realidad. Esos problemas principales señalados  por el MSP en los OSN y sobre todo la salud de la primera infancia y las enfermedades crónicas no transmisibles, ordenan el conjunto del accionar en salud.

Otro aspecto relevante es fortalecer la rectoría del MSP, generando mayor capacidad de fiscalización y control sobre el sistema, más poder de regulación en materia de medicamentos y tecnología así como más investigación y elaboración estratégica y programática. La iniciativa del algunos científicos de impulsar la investigación científica en salud creando un Instituto Nacional de Investigación en Salud (INISalud) es muy compartible.

Un elemento central para la nueva generación de reformas en salud es evitar duplicaciones y subutilización de servicios a través de mecanismos fuertes de complementación. Ello implica dar pasos relevantes en la complementación de servicios dentro del SNIS rompiendo con la fragmentación entre las instituciones de salud.  En esa misma dirección estratégica se requiere ampliar  vínculos, articulaciones, acciones conjuntas de los efectores de salud y sus interrelaciones con la comunidad, consolidando Redes Integradas de Servicios de Salud. El SNIS debe construir  una fuerte impronta territorial, cuyo soporte sean Unidades Territorio-Población, con Áreas de Salud por Municipio, Zonas de Salud por Departamento y Regiones más amplias, donde se definan  responsabilidades claras en la cobertura sanitaria a la población. También debe abordarse la integración plena del Hospital de Clínicas al SNIS como Hospital de 2° y 3° Nivel y como Referencia Nacional para el ingreso de Alta Tecnología.

La próxima etapa del SNIS  tiene entre sus desafíos la transformación de la atención en salud mental, la incorporación plena de la salud bucal a las prestaciones obligatorias del SNIS, el desarrollo de una política fuerte en materia de alimentación saludable y la generación de políticas de rehabilitación y cuidados sustancialmente mayores incluyendo las dirigidas hacia las personas discapacitadas. En otros campos importantes  como las políticas de drogas se trata de mantener la iniciativa siguiendo la estrategia de abordaje integral construida en la última década.

ASSE es un pilar fundamental del sistema de salud y ha llevado adelante avances enormes desde 2005 a la fecha. En esta nueva etapa su rol será aún más importante incluyendo el desarrollo de la Red Pública de Salud (RIEPS) a través de su plan estratégico y sus proyectos conjuntos. Para encarar las dificultades existentes y para proyectarse en el próximo período ASSE requiere nuevas herramientas de gestión, una reingeniería institucional y una estrategia descentralizadora. Las viejas normas de gestión estatal no se adaptan bien a las necesidades de un sistema de salud con efectores públicos y privados, con relaciones de cooperación y competencia. Un sistema integrado no es un conjunto de instituciones que trabaja cada una por su cuenta. Fortalecer los componentes sistémicos del sector salud implica ampliar el trabajo interinstitucional y la participación social del SNIS. La democratización entendida como la gestación de espacios de participación de los actores sociales de la salud es una línea estratégica fundamental. Ambos aspectos, incrementar la labor interinstitucional y generar más participación pasan por establecer mayores responsabilidades a las Juntas Locales y Juntas Departamentales de Salud. Especialmente en relación con diagnósticos y planes locales de salud  que promuevan un involucramiento de la sociedad en el logro de objetivos y metas definidos en forma participativa. Importa la creación de Redes de Salud por municipio. La experiencia fundacional del Consejo Consultivo Para los Cambios en 2005 fue muy exitosa para el SNIS y vale la pena constituirla como instancia periódica de consulta e intercambio.

La creación del Sistema Nacional Integrado de Salud incorpora desde su diseño inicial la participación social en la construcción de las políticas públicas. Entre los actores sociales están algunos como los usuarios y los trabajadores, históricamente postergados. Dicha participación fue concebida en la base del sistema y en su conducción. Las luces y sombras, los avances o los estancamientos en este plano, marcan una parte importante de los resultados del conjunto de la transformación estructural planteada por el SNIS. Hablamos de una concepción integral donde pesan las determinantes sociales, económicas y culturales de la salud, confrontando con las visiones que centran el tema en lo asistencial, lo mercantil y la mera utilización de tecnologías avanzadas.

Por eso es tan importante que esta nueva etapa integre a las organizaciones sociales y las comunidades como protagonistas y priorice los cambios culturales necesarios.

Publicado en El Diario Médico de febrero

LOS CAMBIOS CULTURALES  Y LA REFORMA DE LA SALUD. POR UN 2018 LLENO DE… por Lic. Pablo Anzalone

Escribir en los primeros días de un año induce  a pensar sobre objetivos, posibilidades y prioridades.

Entramos en el año pre-electoral y esa dinámica puede llegar a  teñir todo lo que suceda y lo que no suceda en 2018. No es poca cosa lo que se juega en 2019 y uno puede entender que la oposición y el Frente Amplio arranquen tempranamente a disputar ese partido. Sin embargo estamos más cerca de la mitad del período de gobierno que de su finalización.  Faltan más de dos años y un electoralismo prematuro postergaría avances sustantivos en muchos temas de fondo para el país.

Se ha generado un debate interesante sobre la Agenda del Gobierno y de la Oposición. El senador Lacalle Pou acusó a Tabaré Vázquez de haberse quedado sin agenda y éste contraatacó afirmando que era la oposición quien carecía de agenda y de propuestas. De alguna manera la controversia estimuló al gobierno a formular con más claridad sus prioridades. La  tentación del “piloto automático” y la auto-complacencia  son males que aquejan mucho a los gobiernos incluyendo a los de izquierda.  Hace pocos días Vázquez reafirmó que las prioridades de su gobierno eran la educación, la  infraestructura, la seguridad y la salud.

Este debate también podría impulsar a la oposición para desarrollar  propuestas sobre temas importantes. Alcanza ver las actas de la comisión parlamentaria sobre ASSE para ver que el “chiquitismo” es una patología de la política. Hay una resistencia a levantar las miras, pensar propuestas ambiciosas y dar debates ideológicos de fondo.

 La segunda generación de reformas en la salud es hoy un punto fuerte de la agenda del Frente Amplio y como reafirmó Vázquez, también del gobierno. La campaña “Construyendo Salud” del Frente Amplio realizó 19 jornadas departamentales en dos meses. Además, decenas de actividades en Montevideo e Interior, escuchando, dialogando, proponiendo, que culminaron en un Encuentro Nacional el 2 de diciembre.

¿Cuáles aparecen como ejes principales de esta nueva etapa del SNIS? 

  • Dar un salto en calidad en la Complementación de Servicios dentro del SNIS rompiendo con la fragmentación entre las instituciones de salud. Ampliar vínculos, articulaciones,  acciones conjuntas de los efectores de salud y sus interrelaciones con la comunidad. Evitar  duplicaciones y subutilización de servicios a través de mecanismos fuertes de complementación.
  • Convertir los Objetivos Sanitarios Nacionales en un gran compromiso societario, en planes nacionales y locales de salud, en priorización de problemas y abordaje intersectorial para su efectiva resolución, a lo largo y ancho de todo el país. Los 15 problemas principales identificados por el MSP (más la salud bucal) y en particular la salud de la primera infancia y las enfermedades crónicas ordenan el conjunto del accionar en salud.
  • Fortalecer la rectoría del MSP, dotándolo de mayor capacidad de fiscalización y control sobre el sistema, de elaboración estratégica y programática, de regulación en materia de medicamentos y tecnología. Fuerte impulso a la investigación científica en salud creando un Instituto Nacional de Investigación en Salud (INISalud).
  • Consolidar las Redes Integradas de Servicios de Salud, dándole al SNIS una fuerte impronta territorial, basada en la creación de Unidades Territorio-Población, con Áreas de Salud por Municipio, Zonas de Salud por Departamento y Regiones más amplias, con responsabilidades claras en la cobertura sanitaria a la población.
  • Ampliar el trabajo interinstitucional y la participación social del SNIS estableciendo mayores responsabilidades a las Juntas Locales y Juntas Departamentales de Salud, impulsando la creación de Redes de Salud por municipio. Constituir nuevamente el Consejo Consultivo del SNIS como instancia periódica de consulta e intercambio.
  • Brindar más herramientas de gestión a ASSE, con una reingeniería institucional y una estrategia descentralizadora, innovando en las formas de presupuestación y de gestión. Fortalecer a la Red Pública de Salud (RIEPS) en base a su Plan Estratégico y sus proyectos conjuntos.
  • Resolver la integración plena del Hospital de Clínicas al SNIS como Hospital de 2 y 3er Nivel y como Referencia Nacional para el ingreso de Alta Tecnología.
  • Temas críticos que deben abordarse con un rumbo estratégico claro  son la transformación  de la atención en salud mental, la incorporación plena de la salud bucal a las prestaciones obligatorias del SNIS, políticas de Personal de Salud a corto, mediano y largo plazo, Compromisos por una alimentación saludable, políticas de rehabilitación y cuidados, políticas hacia las personas discapacitadas. En campos como las políticas de drogas se trata de mantener la iniciativa con la estrategia de abordaje integral de la última década.

Tampoco alcanza con propuestas, sino que importa  la forma de hacer política, sumar fuerzas y llegar a la población. No es menor que se haya creado en 2017 un Frente Social de la Salud  incluyendo al PITCNT, FUS, FFSP, I.Cuesta Duarte, ONAJPU, SMU, Mov. Nal. de Usuarios, Espacio Participativo de Usuarios y Organización de Usuarios del Cerro. Es destacable que estas fuerzas sociales hayan elaborado propuestas para defender y profundizar el SNIS. También que hayan realizado Encuentros en Artigas, Mercedes, San José y Minas.  En esta segunda etapa del SNIS las fuerzas sociales son protagonistas claves.

Sin embargo, me parece importante enfatizar otro aspecto fundamental: la necesidad del cambio cultural. El cambio cultural en la manera de encarar la salud quizá sea el elemento más trascendente, para que las estructuras y prácticas del sistema de salud realmente vayan más allá de lo asistencialista.

Si el reclamo de los usuarios es poder recibir más medicamentos y atenderse con más especialistas en menos tiempo, si todo se centra en tener la ambulancia en la puerta, si hay gente que le molesta que personas pobres se atiendan en los mismos servicios que ellos, si la lógica mercantil predomina de tal forma que las mutualistas gastan 18 millones de dólares en 2016 para comprar afiliaciones y publicidad, si la calidad en salud se mide por la alta tecnología, si grupos técnicos o gerenciales utilizan su poder para imponer remuneraciones exorbitantes, será difícil cambiar la salud.

Si la empatía, la solidaridad, la vocación, la humanización del trato pierden terreno, si cada profesión apuesta a su propia baldosa y a generar micro poderes contra las otras, si el bolsillo es lo único que cuenta, si el miedo a los juicios se antepone a la mayor resolutividad en la atención, si los usuarios son considerados clientes antes que personas, si las grandes corporaciones farmacéuticas logran inducir la demanda de medicación de alto precio según sus intereses, la salud será un negocio y una mercancía.

Si aceptamos las desigualdades en el acceso y los resultados sanitarios sin rebelarnos contra ellas y ellos, si consideramos natural que  empresas  lucren con el tabaquismo y  la comida chatarra sin importarles las consecuencias para la salud, tendremos asistencia y no salud. Una asistencia limitada, desigual, dominada por el mercado y sus intereses.

El involucramiento de la sociedad en la construcción de su salud, el empoderamiento de la comunidad en acciones transformadoras es una idea central del cambio del modelo de atención, una concepción de qué es la salud y cómo se construye. Esa es una batalla cultural trascendente.

Artículo publicado en la contratapa del Semanario Crónicas 5 de enero 2018

 

SEGUNDA GENERACIÓN DE REFORMAS DEL SNIS: ES AHORA por Miguel Fernández Galeano

A diez años de iniciado el proceso de transformación estructural del sistema de salud la fuerza política de gobierno se propone el desafío de avanzar en una segunda generación de reformas del SNIS. Una iniciativa que fue abrazada con mucha fuerza por múltiples  actores políticos y sociales  y que es la primera de este tipo que se genera desde el espacio político en trece años de gobierno frenteamplista.

La salud ha sido priorizada por los diferentes gobiernos del FA, las organizaciones sociales vienen levantando desde hace un tiempo un conjunto de propuestas para la defensa y profundización de la reforma sanitaria. Ahora toca el turno para que se exprese la fuerza de gobierno con el objetivo de abordar con autonomía y firme voluntad política una serie de respuestas que permitan seguir avanzando en un proceso de transformaciones que, como sabemos, nunca estará plenamente concluido.

Cuando la acción política queda reducida exclusivamente a la gestión de gobierno o cuando los gobiernos no escuchan la voz de los actores sociales los que finalmente terminan perdiendo son los intereses colectivos de las grandes mayorías nacionales. Tomando ejemplos nacionales o internacionales, cercanos y lejanos en el tiempo ya sabemos lo que pasa: triunfa la burocracia, el estatus quo, la ausencia de innovación e ideas y termina imponiéndose primero la parálisis para después dejar paso a un franco retroceso en los procesos de cambio.

No se trata de intentar tapar el proceso de investigación iniciado en ASSE, ni de un mero movimiento político con fines electorales o de un ejercicio anticipado de elaboración programática. Sin duda la iniciativa intenta rescatar los enormes logros alcanzados en ASSE más allá de algunas denuncias puntuales que tienen ámbitos para ser consideradas, nadie puede negar que todo movimiento político a la larga tiene repercusiones electorales y no es mala cosa pensar el clave programática una política pública prioritaria para establecer la hoja de ruta de un cuarto gobierno del Frente Amplio.

 Sin embargo, entendemos que lo que más importa del amplio proceso de debates e intercambios de la Campaña “Construyendo Salud” que se viene dando a lo largo y lo ancho de todo el país es el reconocimiento explícito de que es ahora cuando hay que profundizar los cambios y que no es necesario esperar al próximo período de gobierno.

Se está discutiendo la necesidad de elaborar y poner en práctica un conjunto de herramientas que lejos caer en la siempre presente tentación de poner el piloto automático tenga  la responsabilidad de asumir  riesgos y enfrentar  intereses para garantizar el derecho a la salud.

La agenda en discusión es amplia y seguramente sea abordada durante el próximo año pero entendemos que hay temas que no deberían esperar y que obligan a contar con propuestas concretas en dos aspectos prioritarios dentro del primer semestre del 2018.

Tenemos la necesidad de fortalecimiento de la conducción y la rectoría del Ministerio de Salud y garantizar la efectiva complementación de la red  de servicios y prestaciones tanto a nivel público-público como a nivel público-privado o entre privados dentro del SNIS.

Este último es un aspecto central de cualquier propuesta de consolidación de un sistema que garantice eficacia, eficiencia y calidad homogénea con el objetivo de mejorar la cobertura y el acceso a servicios mediante variados mecanismos de acuerdo que den lugar a un nuevo modelo de atención y una nueva institucionalidad.

La complementación es la solución a un punto crítico del funcionamiento del sector salud en nuestro país: la duplicación y superposición de servicios asistenciales y la falta de recursos (particularmente los humanos) en un contexto de fragmentación en múltiples instituciones que no tienen las condiciones para articular recursos y acciones.  Asimismo permite la  utilización más eficiente de los recursos instalados, aprovechar ventajas de escala por compartir los costos fijos generando mejores condiciones de sostenibilidad económica y haciendo posible las respuestas en necesidades que no son cubiertas en la actualidad y cuya atención requiere la aplicación de recursos de alto costo.

Con la misma orientación la OPS/OMS promueve la implementación de Redes Integradas de Servicios de Salud  (RISS)  definidas como: “una red de organizaciones que presta, o hace los arreglos para prestar, servicios de salud equitativos e integrales a una población definida, y que está dispuesta a rendir cuentas por sus resultados clínicos y económicos y por el estado de salud de la población a la que sirve”.

Se han formulado una serie de propuestas para avanzar en la complementación, en primer lugar apuntando a la jerarquización de la Red Integrada de Efectores Públicos de Salud (RIEPS) para garantizar el carácter integrado del SNIS y para la construcción de RISS.  Un subsector público fortalecido es un factor decisivo como ente testigo y referencia del modelo de atención y gestión asistencial para todo el SNIS.

Por un lado por la tradición de ASSE en el desarrollo del primer de atención, por su presencia en las localidades rurales alejadas de las capitales departamentales y por el hecho de dar respuestas de atención a la salud a grupos poblacionales y problemas que actualmente son escasa o parcialmente desarrolladas por el subsector privado (Personas privadas de libertad; Salud Mental; Drogas, Salud Ocular, etc.).

 Por otra parte porque la incorporación y la priorización  de las nuevas tecnologías tienen en el campo de lo público un espacio privilegiado de desarrollo en especial por lo que refiere a evitar preminencia de los intereses  de mercado que habitualmente acompañan su ingreso a la oferta de servicios y prestaciones y por la necesidad apostar a la mayor democratización en la formación de los recursos humanos en el manejo de los conocimientos, habilidades y destrezas que requieren las nuevas tecnologías.

En línea con ello el Hospital de Clínicas se debe integrar formal y explícitamente al SNIS y ocupar el papel de principal efector como  Tercer Nivel de Referencia Nacional para el desarrollo de la medicina altamente especializada y para el ingreso, incorporación y evaluación de las nuevas tecnologías sanitarias.

El fortalecimiento y la creación de  Centros e Institutos de Referencia Nacional  que brinden cobertura de referencia para los prestadores públicos y privados de todo el país constituye a la vez una adecuada respuesta a las necesidades que impone la medicina del Siglo XXI y es a la vez un factor de sostenibilidad para la  herramienta principal de la que dispone el país para la formación de sus recursos humanos en salud. Estos Centros e Institutos tendrían autonomía funcional y presupuestal reglada por contratos de gestión en relación con la gobernanza del Clínicas en un formato de Complejo Hospitalario.

Para el cumplimiento adecuado de estos desarrollos en materia de medicina de alta complejidad, el Hospital Universitario deberá contar con la dotación de recursos humanos y materiales necesarios para dar una respuesta adecuada, oportuna y de calidad funcionando  también como Hospital General (Segundo y  tercer nivel de atención). En ese contexto debería asumir la referencia y contra referencia  de un área territorial de responsabilidad programática para la población cubierta por ASSE.

Las dos funciones principales anotadas para la inserción en el SNIS:  Tercer Nivel de Referencia Nacional y Hospital General de un territorio y población  asignada de ASSE deberán tener una expresión presupuestal especifica que se sumará al presupuesto correspondiente a las transferencias que desde rentas generales se realizan a la UDELAR.

También se han presentado cuatro propuestas concretas para garantizar la complementación público-privada o entre privados.

 En primer lugar con la fijación por parte de la JUNASA y el Poder Ejecutivo de precios de referencia que definan en condiciones de costos y precios equilibrados, dando un marco de previsibilidad a los prestadores que sabiendo la referencia sobre la que podrán acceder a un servicios estarán menos estimuladas a construirlo propio lo que implica definir un conjunto de elementos que deben ser regulados por su intensidad y su frecuencia en este proceso. (Día/ cama CTI, kilómetro ambulancia, tomografía, resonancia, etc.).

Un segundo elemento clave en este proceso radica en el establecimiento de mecanismos de compensación de prestaciones que aseguren a todas las personas el acceso universal a  la atención en cualquier lugar del país con independencia del lugar donde este radicada la institución que le brinda cobertura. La  ley de urgencia y emergencia recientemente aprobada es un buen ejemplo en esa dirección.

En tercer lugar se propone la definición estructuras máximas de servicios  por localidad o región para ofrecer ciertas prestaciones, evitando la duplicación y despilfarro de recursos y la pérdida de calidad de los servicios. Por ello se deberán definir los requisitos asistenciales en relación con la población de referencia a atender y se autorizan las estructuras máximas que son habilitadas para funcionar en cada departamento. (maternidades,  puertas de emergencia, blocks etc.). En algunos casos se tratará de nuevos servicios que se instalan con esta visión unificada pero seguramente en la mayoría significará rediseñar servicios que hoy ya existen multiplicados y por ende la autoridad sanitaria deberá definir, en función de parámetros de calidad y accesibilidad, la manera de organizar el servicio unificado por la modalidad de complementación.

Finalmente, se propone el establecimiento de metas asistenciales de carácter territorial a ser cumplidas por varias instituciones en forma cooperativa y que sean capaces de generar incentivos para empujar el proceso de complementación. Estas metas deberán estar alineadas a los objetivos sanitarios nacionales y por lo tanto los prestadores deberán realizar planes conjuntos con objetivos y metas para la población defina de circunscripciones  municipales o departamentales y se evaluaran resultados e impactos sanitarios para esas áreas de intervención programática.

En torno a estas ideas, entre muchas otras,  se avanzó en las Jornadas Departamentales y en el Encuentro Nacional de Salud realizado el pasado 2 de diciembre. En las próximas semanas nos aguarda una intensa actividad de elaboración de propuestas, muchas de las cuales se plasmaran en nuevos marcos normativos y legales.

Se mueve y no es chica cosa. Recordemos al maestro Carlos María Fosalba,  que nos decía que “llegar es detenerse” y tengamos siempre presente que el FA es una fuerza constructora  basada en  el “pensamiento y la acción” de la que también hablaba Fosalba para referirse  al papel que debía jugar el SMU.

Publicado en El Diario Médico – Diciembre 2017

CONSTRUYENDO SALUD. UNA MOVILIZACIÓN QUE  RECORRE EL PAIS por Pablo Anzalone

El lanzamiento de la campaña “ConstruyendoSalud”  el 25 de octubre en LaHuelladeSeregni fue el inicio de una movilización nacional del Frente Amplio con  19 Jornadas Departamentales en menos de un mes. Maldonado, Rocha, Cerro Largo, 33, Lavalleja, Colonia, Soriano, Flores, San Jose, Montevideo, Durazno, Rivera, Tacuarembó, Canelones ya realizaron estas jornadas a la fecha de hoy y en los próximos días se completará todo el territorio nacional. Agreguemos también las reuniones preparatorias en las 18 coordinadoras frenteamplistas de Montevideo.

Las exposiciones, talleres, puesta en común, e intercambios en plenaria, de las Jornadas Departamentales tuvieron tres grandes ejes: los avances de la salud en la última década, los pendientes y desafíos que seguimos teniendo y las formas de involucrar más a la sociedad en este proceso de cambios.

La segunda generación de reformas del SNIS inició su gestación con una fuerte impronta participativa y movilizadora. Escuchando, informando, aportando, discutiendo, proponiendo. Entre muchas otras opciones se  eligió esta estrategia y la respuesta fue muy importante. Cientos de participantes,  protagonistas en ámbitos variados y con responsabilidades distintas, militantes sociales y políticos, técnicos, usuarios, integrantes de la Unidad Programática y las Departamentales, legisladores, intercambiaron sobre los rumbos a imprimir a la salud en el país. El interés en participar de este proceso, se tradujo en la creación de comisiones de salud en varias de las Departamentales que quedaron trabajando  en forma permanente. Algunas se adelantaron a elaborar documentos que reflejan los avances y dificultades en su departamento. El diseño de las actividades puso el énfasis en la participación y el intercambio entre los concurrentes, recogiendo los aportes que se fueron volcando.

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En todos los casos el posicionamiento que surge de las Jornadas Departamentales es de defensa y profundización del proceso de reforma de la salud.

Los  documentos que circularon como insumos para esta discusión fueron  el programa de gobierno en salud, 10 Desafíos del SNIS del MSP y la plataforma programática común del Frente Social de la Salud acordada por el PITCNT, FUS, FFSP, SMU, ONAJPU y movimientos de usuarios. A estos documentos se agregó el texto de la convocatoria de la campaña y una presentación elaborada para las jornadas. Mucha reflexión acumulada, múltiples propuestas. Sin embargo lo más rico fue el intercambio.

Esa forma de hacer salud  conversando y discutiendo en cada lugar del país, incorpora a las personas que han estudiado más los temas, pero también a quienes en el día a día hacen posible las cosas o se enfrentan con los obstáculos que todo cambio genera y a los destinatarios de todas las políticas, que deberían ser protagonistas. Rompe con la idea que la política se hace solo desde el Estado y suma a una rica tradición de las luchas populares en nuestro país.

¿Cuales fueron los grandes temas que surgieron en la campaña “ConstruyendoSalud” ?

El SNIS es un antes y después en la salud del país. Un salto en calidad enorme en relación con el pasado y también con el presente de la región. Un gran esfuerzo para defender a la salud como un derecho y no una mercancía, un objeto de lucro de unos pocos. Ese es el punto de partida para encarar los nuevos desafíos que este proceso nos plantea.

Mientras algunos utilizan sistemáticamente los medios que tienen,  para denigrar a ASSE y al SNIS, sin la más mínima propuesta ni mirada a futuro, “ConstruyendoSalud” hace cuestión de rescatar los avances, elaborar respuestas a los problemas y  comprometerse con ellas. Algunas para el ámbito nacional, para que se traduzcan en nuevas leyes, en mejores políticas y planes, en acciones de mayor impacto, y otras para cada realidad departamental y local. No se trata solo de ver qué tienen que hacer mejor otros, sino también qué debemos hacer cada uno de nosotros como personas y como colectivos, para cambiar más profundamente la realidad de la salud en el país.

Si tuvieramos que resumir las ideas-fuerza principales de esta segunda etapa del SNIS serían:

*Más Participación

*Más Complementación

*Más Rectoría, Más Descentralización

*Más herramientas de gestión y

*Más Personal formado y distribuido adecuadamente.

Saber para dónde vamos, construir juntos ese rumbo, es clave para luchar contra las miles de dificultades que siempre aparecen cuando se trabaja para  hacer realidad los cambios. No es solo bajar a tierra un conjunto de ideas generales porque ellas surgieron desde planteos muy concretos a partir de las vivencias cotidianas. Hay que afinar la pluma para las propuestas tengan toda la solidez necesaria y al mismo tiempo miren hacia adelante, piensen lejos.

No es poca cosa plantearnos una segunda generación de reformas en la salud. Cerramos toda la discusión que se dió sobre la agenda de unos y otros, con el listón bien alto.

Para mencionar sólo uno de estos capítulos,  la participación y descentralización, podemos señalar como medidas posibles:

  1. a) Fortalecer los ámbitos de participación social territorial,JUDESAS y JULOSAS, como órganos de conducción local del SNIS, estableciendo legalmente sus nuevas responsabilidades.
  2. b) Creación de ámbitos amplios de análisis y reflexión sobre los rumbos de la reforma, sus avances y dificultades, sus desafíos.
  3. c) Fortalecimiento de los Consejos Asesores y Consultivos por institución, como órganos de gestión del SNIS y sus efectores.
  4. d) Jerarquizar los componentes de participación social y comunitaria en las políticas de salud a través de campañas  y acciones  que prioricen el involucramiento de la población y de sus organizaciones  en las mismas, en consonancia con los problemas críticos y los Objetivos Sanitarios Nacionales.
  5. e) Divulgar e incentivar las mejores experiencias en participación social en salud, promoviendo también la investigación al respecto para discernir sus causas y consecuencias, sus actores, acciones y sinergias, las enseñanzas y aprendizajes que pueden obtenerse de ellas.

 

Dice el actual  programa de gobierno :

El SNIS tiene como uno de sus ejes estratégicos consolidar espacios de participación social a efectos de que las organizaciones sociales y la comunidad puedan ejercer sus derechos e incidir en el proceso de salud-enfermedad y en la orientación del sistema de salud. Forjar sistemas de poder progresivamente más democráticos y democratizadores del entramado social es una clave también en materia de estrategias sanitarias. La transformación de un sector salud mercantilizado y sometido a lógicas de poder concentradas sólo puede asegurarse sobre la participación más amplia y democrática de los usuarios y de la comunidad.

Entendemos la participación  social   en un   sentido amplio que va mucho más allá de los espacios abiertos en la JUNASA y en el directorio de ASSE, potenciando la participación  e incidencia en la planificación territorial, esto es; identificación de problemas y potencialidades positivas de salud, su priorización y las líneas de acción a desarrollar      hacia   el cambio de   modelo de atención.

En esa dirección van estos esfuerzos.

Publicado La Diaria del Fin de Semana – 18-11-17

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POR UNA SEGUNDA GENERACIÓN DE TRANSFORMACIONES EN LA SALUD por Pablo Anzalone

Estamos ante una coyuntura nueva en el sector salud.

En 2017 se produjeron algunos hechos políticos y sociales que conmovieron el escenario de la salud en el país. Uno de ellos fue la convocatoria a un Diálogo Nacional a diez años del SNIS, con temas jerarquizados, documentos del MS en cada tema disparadores de la discusión en talleres, documentos de las fuerzas sociales y en particular de la FUS que generaron una discusión rica y franca entre muchos actores. Como todo proceso complejo de transformación social la reforma de la salud necesita de ámbitos amplios de reflexión y debate, que rescaten los avances, analicen los pendientes, autocritiquen los errores, valoren los nuevos escenarios y los desafíos. Pocos días después del Diálogo Nacional, las Jornadas sobre Recursos Humanos en Salud convocadas por el MS volvieron a  recoger miradas distintas y reflexiones que pusieron sobre la mesa un conjunto de temas y problemas pendientes de la reforma. En este período el MS colocó en su página web un interesante documento con Diez Desafíos para el SNIS.

Destacamos también como un hecho trascendente la confluencia de un conjunto muy amplio de organizaciones en un Frente Social de la Salud que elaboró y acordó una plataforma con 18 propuestas programáticas para el sector. Basta leer ese documento de seis páginas para valorar la amplitud y la solidez de las propuestas presentadas. Pero además, la unidad lograda entre organizaciones como el PIT-CNT, FUS, FFSP, ONAJPU, SMU y los Movimientos de Usuarios en la defensa y profundización de la reforma es un paso fundamental, en sí mismo, es una herramienta de cambio. En estos días la FUS está convocando a un Segundo Encuentro del Frente Social de la Salud a realizarse en la otra punta del país, en  la ciudad de Artigas el 9 de noviembre.

A este panorama  de cambios se agregaron en el último mes tres nuevos hechos que terminaron de crear una nueva coyuntura política: la ofensiva de la oposición a través de la comisión investigadora de ASSE, la decisión del Frente Amplio de promover una campaña de movilización política y una convocatoria a la sociedad y la voluntad política de la Presidencia de la República de impulsar una segunda generación de reformas en el sistema de salud.

Tal como se venía anunciando explícitamente por parte de la oposición, la comisión investigadora de ASSE inició con gran impacto mediático una dura campaña de cuestionamientos al prestador público. Otro Ancap y durante más tiempo, han dicho. Titulares todas las semanas, amplios espacios en los medios de comunicación, van creando un clima deliberado de desprestigio. Es cierto que todo lo que han denunciado hasta ahora son casos que la propia ASSE ya había detectado, auditado o investigado. Pero eso no se nota en una campaña de prensa bien orquestada. También es cierto que no se incluyen en esa película los grandes avances que ha tenido ASSE en estos diez años.  Más aún si los contraponemos  a décadas de deterioro y recortes presupuestales (como por ej. entre 1999 y 2002 una reducción de un 40% en el presupuesto). Pero eso no le interesa a una campaña armada para otros objetivos. Tampoco los grandes desafíos que tiene por delante, porque levantar la mira no es el propósito de esta ofensiva.

Por otro lado el Presidente de la República Tabaré Vázquez reunido con Javier Miranda  presidente del Frente Amplio, definió promover una “segunda generación de reformas” en el sistema de salud, elevando los alcances y dimensiones de las medidas a adoptar para profundizar la reforma.

Por su parte el Frente Amplio resolvió  impulsar una campaña de movilización política y una convocatoria social con tres consignas centrales: “Construyamos la salud del futuro”, “Por la defensa y profundización del  SNIS” y “Por una segunda generación de reformas en la salud”.

El lanzamiento de la campaña nacional se realizará en La Huella de Seregni el próximo 25 de octubre en un evento que será transmitido por FA TV.  Desde esa fecha se llevarán a cabo Jornadas en los 19 departamentos, con exposiciones, trabajo en talleres y conclusiones, invitando a las organizaciones sociales a discutir juntos los rumbos de avance del SNIS. Se lanzará también un concurso de fotografías con el tema “Antes y Despues del SNIS”. Esta etapa culminará con un Encuentro Nacional de Salud el día 2 de diciembre. Además de este proceso participativo, un Grupo de Trabajo convocado por Javier Miranda e integrado por Marcos Carámbula, Miguel Fernández Galeano, Charles Carrera y Ángel Peñaloza está elaborando propuestas para esta reflexión/acción, que podrán traducirse en nuevas leyes que aborden los desafíos centrales del SNIS. También la Unidad Temática de Salud del FA está discutiendo y aportando a este proceso.

Entre los fundamentos de esta convocatoria se sostiene que la construcción del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) es “una conquista de todos los uruguayos y las uruguayas para avanzar hacia la efectiva realización de un derecho fundamental, el derecho a la salud.”

“En comparación con décadas anteriores en el país y analizando el contexto regional e internacional, la reforma uruguaya de la salud se destaca por la búsqueda de la igualdad, la equidad y la sustentabilidad en su financiamiento, por la cobertura y el acceso universal, por la integralidad de su propuesta sanitaria y por algunos logros relevantes, tales como la baja de la mortalidad materna y de la mortalidad infantil.”

La convocatoria del Frente Amplio asume también la polémica planteada sobre ASSE. “Atacar a ASSE es atacar a uno de los pilares fundamentales de la reforma, que transformó una realidad de hospitales vetustos y en ruinas, sin los recursos básicos y cuyo presupuesto era reducido sistemáticamente por sucesivos gobiernos, que solo reforzaban el criterio impuesto durante décadas, de que se podía tener una atención pobre para los pobres. Hoy ASSE es la principal institución de salud del SNIS, con cientos de policlínicas, centros de salud y hospitales en todo el territorio nacional, desde las zonas rurales a los mayores centros urbanos. Posee una infraestructura mucho mayor, amplia y digna, sustancialmente renovada. La cantidad de afiliados ASSE a través del Fondo Nacional de Salud (FONASA), que podrían optar por otros efectores, no ha parado de aumentar año a año, llegando a 500 mil en la actualidad. Es la principal institución del FONASA. El gasto por usuario público pasó del 30% del privado en 2004 al 80% en 2016 y debe seguir avanzando hasta la igualdad. Los programas de salud con enfoque integral, jerarquizando la prevención y promoción, integrando a la comunidad, tuvieron en ASSE y el sector público sus mayores desarrollos. Ejemplos de estos avances son el descenso de la mortalidad infantil y la mortalidad materna, la red de policlínicas y centros de salud o las 75.000 intervenciones quirúrgicas en el Hospital de Ojos.”

Por último convoca a “ una movilización política y social en defensa de la reforma de la salud y para promover su avance, hacia una segunda generación de transformaciones, con el involucramiento y la participación del conjunto de la sociedad”.

En ese involucramiento positivo y necesario de la comunidad la convocatoria señala “la fortaleza que    representa para la sociedad uruguaya contar con la participación  de distintas organizaciones sociales de la Salud, como el PIT-CNT, la FUS, FFSP, la ONAJPU, el SMU y  el Movimiento de Usuarios de la Salud  que han sumado  esfuerzos  para defender y profundizar la reforma, con propuestas programáticas comunes.”

Entramos en una  nueva coyuntura donde se desarrolla una batalla política, ideológica  y social sobre los rumbos de la salud en Uruguay.

 

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