DEFENDER LA DEMOCRACIA, ELEGIR LAS BATALLAS, MARCAR LA AGENDA por Javier Cousillas

Escribe Javier Cousillas

Integrante del MAS-959

Artículo publicado en La Diaria 17 de enero 2023

Defender la democracia, elegir las batallas, marcar la agenda | la diaria | Uruguay

Los hechos que a menudo se reiteran en nuestro continente nos deben lleva a una reflexión permanente sobre cómo se mueven las derechas y de qué manera enfrentarlas desde nuestras filas, con nuestras fortalezas y debilidades.

Como dice Boaventura de Souza, lo que ocurrió en Brasilia hace pocos días, no es algo espontáneo ni cosa de “locos sueltos”, sino que son actos de terrorismo muy bien planificados y constituyen parte de una estrategia de las derechas a nivel global.

Cuando las derechas pueden perder el poder comienzan a cuestionar los procesos electorales, instalar en el imaginario colectivo la idea de fraude como ocurrió en Brasil y anteriormente en otros países del continente.

Ante la imposibilidad de recoger apoyos mayoritarios, la idea es debilitar al gobierno entrante poniendo en duda su legitimidad. Y para ello es fundamental una fuerte presencia en las redes, tener del mismo lado a los medios masivos, a la cabeza del sistema judicial, algunas patronales defensoras de status quo (como la de los camioneros, cámaras empresariales, etc.) y por supuesto los principales cuadros de las Fuerzas Armadas, a la vez que coartar derechos a aquellos sectores populares que seguramente se encuentren en la vereda opuesta decididos a enfrentarlos.

En el fondo se trata de cuestionar la democracia y a los “políticos” instalando en la cabeza de la gente que no es este sistema el que va a solucionar sus problemas. De allí a llamar a algún “Mesías” no es mucho el trecho a recorrer.

¿Estamos tan lejos en nuestro país de recorrer este camino?

El manejo mediático de la crisis ANCAP-Sendic fue apenas una muestra, ¿O no quedó instalado en la cabeza de miles de uruguayos que “se afanaron 800 millones de dólares”? Somos de los que estamos convencidos de que no perdimos en 2019 por eso, sin embargo, estamos persuadidos que tuvo su incidencia.

¿No es permanente el agravio a la principal fuerza del país desde algunos senadores y operadores oficialistas e incluso en alguna oportunidad desde el propio Presidente de la República?

Queda claro también, que el momento que atraviesa el Presidente y la propia institución Presidencia de la República, no fortalece la visión que los uruguayos puedan tener ya no sólo de su persona, de su partido y aliados de la coalición, sino de la democracia representativa y su piedra basal: el sistema de partidos.

¿Esto es bueno para las derechas de cara octubre 2024? Seguramente no, pero tampoco para nuestra izquierda. Si la apuesta es dejar que el gobierno se cocine en su propio hervor, no es seguro que si nos sentamos en la vereda a esperar el resultado de esta estrategia, el féretro pase en procesión frente a nuestras casas.

¿Qué queremos decir con esto? Que el país necesita el retorno de la izquierda al gobierno, pero no de cualquier manera ni para cualquier cosa. No alcanza sólo con denunciar irregularidades, ilegalidades, etc. (que hay que hacerlo) ni salir atrás de cada pelota como si fuera la última y contestar cada aparición de un gobernante en los medios, (como la discusión sobre qué tan buena es la temporada turística y si entraron 4 turistas mas o menos que en 2019!).

La agenda debemos marcarla nosotros y no dejarnos intimidar por el “estuvieron 15 años y no lo hicieron”. Porque, entre otras cosas, también hay que defender lo que se hizo.

Es una debilidad para la izquierda no exponer alternativas a las propuestas que impone el neo- herrerismo y su coalición de gobierno.

Se están procesando dos reformas muy importantes para el país y con un resultado claramente negativo: la de la Educación y la de la Seguridad Social (o sistema jubilatorio). Los uruguayos saben que la izquierda se opone, pero no sabe que vamos a hacer con estos temas.

No se trata de redactar un proyecto alternativo que sabemos que va a naufragar ante las manos de yeso de los legisladores de la coalición, pero si debemos hacer el esfuerzo de delinear las principales ideas fuerza de nuestras propuestas. Alimentar a los uruguayos con los aspectos negativos de lo que propone la derecha, pero también alternativas.

Y como estos temas muchos otros: la integración geopolítica, políticas medioambientales, transición energética, creación y distribución de riqueza, derechos laborales y generación de empleo, políticas para nuestra infancia y sistema de cuidados, por dónde va a pasar nuestra política de vivienda, como vamos a gestionar la convivencia ciudadana, la seguridad y la administración de Justicia, la profundización de la reforma de la salud, entre otros temas que realmente importan a los uruguayos.

Somos conscientes que en cada uno de estos temas –fáciles de enunciar- tenemos diferencias. Hay que ponerlas sobre la mesa y poner lo mejor de cada uno para alcanzar síntesis superadoras. Lo necesita nuestra fuerza política, pero más aún, lo necesita nuestro país.

Estas respuestas deben delinear el Uruguay del futuro, muy distinto al actual, pero también muy distinto al que dejamos en marzo de 2020.

No se trata de ganar en 2024 para delinear las nuevas políticas, se trata de elaborar esas nuevas políticas (ahora, no 15 días antes de las elecciones) para ganar en 2024.

¿Levemente ondulados?: Uruguay y su ambivalencia

Escribe Milton Romani

Publicado en La Diaria 13 de enero de 2023

https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2023/1/levemente-ondulados-uruguay-y-su-ambivalencia/

Uruguay es ambivalente. Ambivalencia es diferente de ambigüedad. En ella conviven dos sentimientos opuestos al mismo tiempo. Es típico de la esquizofrenia.

Uno de nuestros mitos: la corrupción es de baja intensidad. Levemente ondulada.

Durante años fuimos paraíso fiscal y el imperio de las sociedades anónimas financieras de inversión, fabricadas por varios bufetes prestigiosos, que se usaron para todo tipo de lavado de dinero y de fachada para organizaciones de crimen organizado. Pero al decir del exministro de Economía Ignacio de Posadas, es como acusar a un herrero que fabrica cuchillos por lo que después se hace con ellos.

Algo parecido promovió el actual gobierno para atraer evasores fiscales de Argentina. Quien atrae inversiones chatarra tendrá un país chatarra. Levemente ondulado, pero chatarra. Toda la manija y el humo de la política exterior promovida desde el presidente se viene abajo con estas vivezas y otros escándalos.

Hemos conocido el acomodo clientelar de los militares retirados de Cabildo Abierto y sus familiares. Impolutos autollamados soldados artiguistas pero acomodados.

Según Búsqueda y otros medios, por ejemplo, el coronel Enrique Montagno, exdirector de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), se preciaba de haber colocado a 135 cabildantes. Escandaloso.

El coronel Eduardo Radaelli, procesado y excarcelado por el secuestro y asesinato del científico chileno Eugenio Berríos, tiene una empresa de vigilancia que casualmente ganó una licitación para vender servicios al Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial.

Los casos de clientelismo de este grupo coalicionista sólo compiten con el herrerismo para aprovecharse del Estado, aun cuando claman para bajar su presencia. Levemente ondulados.

Ambivalencia: con Bolsonaro y con Lula

El presidente Luis Lacalle Pou supo tomarse una foto con el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, mostrando una camiseta verde y amarilla con su nombre, regalo de su par. Ahora, acosado por varias denuncias, viaja a saludar a Lula con Pepe y con Sanguinetti. También supieron ser fotogénicos con el desestabilizador brasileño el general Guido Manini Ríos y su esposa, Irene Moreira.

Tengamos en cuenta que aun cuando todo el arco político denunció el ataque bolsonarista a la institucionalidad brasileña y al presidente Lula, hubo abrazos y aplausos a Bolsonaro, y muchas prácticas de algunos actores son levemente bolsonaristas. Usan los fueros y la impunidad para promover el odio. Lo hacen desde el poder. ¿Qué harán cuando estén, inevitablemente, en la oposición?

Ahora el tema corrupción se complica. No hablemos del papelón de la Junta de Transparencia y Ética Pública y los casos ominosos de falta de acción en el caso del senador Juan Sartori o de la exsubsecretaria de Relaciones Exteriores Carolina Ache. No hablemos del archivo de proyectos que regularían y controlarían el financiamiento de los partidos políticos.

El mito se derrumba con una organización criminosa que tuvo sede en el cuarto piso de la Torre Ejecutiva. Bajo los ojos y el aval por omisión del presidente, el secretario y prosecretario de la Presidencia. Eso ha tenido repercusión internacional y la imagen del país cayó abruptamente. No levemente.

“Ustedes me conocen”, dijo Lacalle Pou. En un afán sintético de dar por hecho que él había sido engañado en su buena fe. Luego se conocería que el exjefe de Seguridad, Alejandro Astesiano, era un viejo conocido de la familia, un militante herrerista y que habían advertido de su prontuario dos medios de prensa y hasta el secretario de Inteligencia del Estado.

La unidad del gobierno: muy ondulada

Disimulan, pero la unidad del herrerismo, del núcleo duro de gobierno y de la propia coalición está lesionada. Ataque y fuga (viejos mecanismos de defensa) han sido el estilo Lacalle Pou. Apagar el incendio e ir a otra cosa. El cúmulo de denuncias y la falta de resultados visibles han puesto al elenco en un trance dramático. Los mecanismos de defensa a veces son fallidos y el síntoma vuelve con más intensidad.

Quedan preguntas que seguramente desvelan al equipo presidencial: ¿Quién fue, quién es el que opera desde su seno para difundir nada menos la denuncia del jefe de seguridad del propio Lacalle? ¿Quién decidió, desde adentro, lanzar al ruedo el caso Astesiano? ¿Quién reunió, clasificó la información y decidió disparar contra el presidente?

¿Cómo es posible que no pudiera enterarse de esta maquinación antes? ¿Son los mismos operadores que filtraron el informe sobre el Plan de Inteligencia Estratégica del Estado y que el doctor Álvaro Garcé y el propio Lacalle se apuraron a endilgarles a todos y todas las parlamentarias?

Todo esto parece ser, paradójicamente, un “ajuste de cuentas”. Imposible atribuirlo, como en otras ocasiones, a la maquinación de la oposición. Sólo puede surgir de las entrañas mismas del poder. Estocada y venganza.

Dicho sea de paso: ¿qué ocurre en las Fuerzas Armadas, que a pesar de todos los mimos del gobierno, en tres comunicados públicos el Centro Militar se dio el tupé de criticar abiertamente y en desacato al ministro de Defensa Nacional?

La horda: el modo para nada levemente ondulado de la nueva derecha

En el mundo y en la región vemos que el sistema político democrático está jaqueado por la nueva versión de la ultraderecha. No nos refugiemos en que acá, que somos levemente ondulados, no va a pasar. Hay ya algunos indicios. También creímos durante años que acá no podía haber dictadura y nos comimos una de 12 años con la dosis de muerte, tortura y de terror igual a otras.

La derecha y ultraderecha parecen haber puesto un candado y una encerrona no sólo a la izquierda sino a todo el arco democrático y a la lógica racional que guía el debate político. No quieren debatir, sólo quieren imponer por la fuerza lo que antes imponían con terrorismo de Estado.

Eso en parte se debe al desgaste y al desprestigio de las propias instituciones democráticas, que en base a necesarios consensos sociales y políticos, muchas veces excesivamente, han cedido a la ominosa desigualdad, al autoritarismo policial y militar y a las exigencias de los más poderosos. No han puesto límites, como así tampoco a la corrupción de personal político que usa los cargos para interés personal. La derecha promueve corrupción y luego usa eso para reaccionar.

Parecería ser que ni el golpe militar ni el uso de los resortes de la derecha tradicional han quedado en el pasado. No confían en el juego democrático. Azuzan a la masa, en forma irracional, recurriendo a sentimientos primitivos. Generan odio y miedo como mecanismos de control político. El ataque irracional y contra todo lo instituido es un método de darle curso al odio y usar el miedo para controlar, para imponer, para poner raya a futuras demandas y conquistas.

La gente con miedo se retrotrae. Es la política de las hordas, término que apareció por primera vez en Uruguay y Argentina en la crisis de 2002. Se propaló el miedo a que “hordas de pobres avanzaban saqueando todo”. Fueron (ya entonces) noticias falsas.

Lograron que nos encerráramos y aceptáramos el mayor saqueo a nuestros bolsillos, el de los banqueros corruptos. Privilegiados, mallas oro, vinculados siempre al poder.

No se puede ser ni ambiguo ni ambivalente con este panorama. La izquierda y todo el arco social y político de la democracia no pueden ser flojos. No se trata de subir la apuesta y responder mensaje con mensaje. Acciones, radicalidad democrática, participación social activa y justicia pueden ser el camino. Combatir el miedo es otro desafío que necesitamos enfrentar con sabiduría e inteligencia para eludir el simple reactivo.

NAVIDAD, UN NACIMIENTO UNA DENUNCIA por Antonio Coelho Pereira

Luego de ver en estos días la larguísima fila de personas hasta la entrada del Colegio Seminario para tener un plato de comida, hay sentimientos que marcan la próxima Navidad. En primer lugar la indignación por la insensibilidad de los responsables de que ese tipo de situaciones no suceda.

Cabe aquí la denuncia, reflexionando sobre «denuncia y anuncio» como era la vocación de los profetas del Antiguo Testamento. No eran adivinos, eran personas que se paraban en el hoy, analizaban el pasado y se proyectaban para el futuro.
El Jesús que nace no es el del consumo, es el Dios que se hace Hombre, se encarna en la historia y divinisa la humanidad. Ya no hay divino y humano, no hay dualismo como en las religiones egipcias, persas y la filosofía griega del gnosticismo, alma pura y carne impura. Jesús encarna todo y pasa ser parte de la historia con su nacimiento en los márgenes de la sociedad, acompañado de gente mal mirada como los pastores que no tenían tierra propia y eran nómades, más los magos de Oriente con toda una carga de ruptura con las divisiones religiosas, los animales que evidencian una mirada integral de la convivencia entre las especies. A decir de Teilhard de Chardin una irrupción cósmica, que todo lo transforma.

Decíamos en marzo de 2022 en un artículo publicado en Cuadernos del Taller: Si tuviera que señalar una actitud de este gobierno multicolor que me resulto obscena el año pasado fue la comilona de fin de año en Casa de Suarez. Terminábamos otro año con el dolor de haber perdido amigos por la pandemia, personalmente un primo frente a una depresión opto por el suicidio, la gente alimentándose en ollas populares, otros endeudándose en cadenas de préstamos interminables y la televisión mostrando la entrada de autos al evento que brindaba el presidente con la plata del pueblo.

Voy a sintetizar el relato del hombre rico que no tiene nombre en el texto y el mendigo Lázaro que significa “Dios ayuda”, el rico vestido de ropa de lino y purpura, mientras Lázaro con la piel cubierta de llagas, hambriento alimentándose de las migajas que caían de la mesa. Uno en el lujo y otro sin el mínimo necesario para vivir.

Convocabamos en aquel momento a dejar hablar a Katia Rejane Sassi autora del libro “Pentateuco femenino-Cinco libros proclamados en las fiestas judías” que decía con mucha razón : “Esta parábola es una crítica de Jesús a un sistema opresor que genera indiferencia delante del sufrimiento de quien vive en la miseria. Los ricos insensibles amantes del dinero, no cambian su comportamiento de lujo y despilfarro. Sustentan una sociedad que produce millones de “Lázaros” aquellos que son tirados fuera de los muros de la convivencia y de la participación en la vida”.

Queda claro que no se puede ser seguidor de Jesús y ser neutral frente a los acontecimientos.

Se está con los que viven banquetes con autos y ropa de lujo o se está con el pobre que come en una olla popular o que tiene que hacer una enorme fila para tener un plato de comida.

Artículo publicado en La Diaria 23 de diciembre 2022

ENCRUCIJADAS SOCIETARIAS por Pablo Anzalone

Artículo publicado en el Semanario Voces 3 marzo 2022

Presentación en evento: Globalización y deshumanización. Cuidar la vida en contextos de guerra y violencia.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia es una violación flagrante del derecho de autodeterminación de los pueblos y del derecho internacional. Cómo tal debe ser condenada claramente. También condenamos los avances expansionistas de EEUU a través de la OTAN y la acción de grupos neo nazis en Ucrania y en cualquier lugar del mundo. Ninguna de esas acciones justifica legítimamente a las otras. Si lo hiciéramos validaríamos invasiones militares en muchos países y aceptaríamos que las potencias bélicas pueden actuar a su antojo. El monstruo de la guerra recrudece en el mundo y no podemos quedar indiferentes. Por el contrario hay que luchar contra estas formas extremas de violencia política. El “No a la Guerra” es la defensa de la vida.

Pero esta invasión no es un rayo en un día soleado. Ni en esa región y tampoco en el mundo. Venimos de crisis que se superponen y potencian. Otras guerras se han naturalizado e invisibilizado por la gran prensa. Se han impuesto lógicas de guerra en muchas áreas del mundo y de la vida. Recordemos la desastrosa “Guerra contra las drogas” que tantas muertes ha producido en América Latina. Pensemos en las guerras contra los pobres, los jóvenes y los negros que se han impuesto en nuestra región por vía del “gatillo fácil”, las legislaciones represivas, las cárceles atestadas e inhumanas. No olvidemos las violencias patriarcales contra las mujeres cuya punta del iceberg son los feminicidios y los discursos de odio contra los feminismos.

La pandemia del Covid puso en evidencia y acrecentó las desigualdades profundas que vive el planeta y América Latina está en primer lugar. La crisis ecológica se agudiza y la vida en el planeta enfrenta cada vez mayores amenazas.

En el conjunto del planeta vivimos tiempos de incertidumbre. América Latina enfrenta encrucijadas sociales, políticas, económicas, culturales. El “cuidado de la vida” se convierte en un enorme valor a defender actuando.

Múltiples resistencias y formas de participación social enfrentan la violencia institucional y social, la concentración de la riqueza y la violación de derechos.

En muchos campos distintos se construyen alternativas democratizadoras. Como fundamenta Boaventura de Sousa Santos democratizar la sociedad y el Estado son grandes causas que atraviesan una diversidad de luchas. La ultraderecha de Bolsonaro, el golpe en Bolivia y otras experiencias reaccionarias no han logrado estabilizar regímenes mas desiguales y opresores. La Constituyente y el triunfo de Boric en Chile, son un ejemplo de ello y también lo es el previsible cambio en la situación brasileña en 2022.

En las comunidades se forjan viejas y nuevas redes que despliegan las solidaridades, las cercanías, el apoyo mutuo, brindando alternativas en la salud, la alimentación y la cultura, en los jóvenes y las personas mayores.

En Uruguay el referendum contra la LUC es una demostración de la capacidad del entramado de fuerzas sociales y políticas para actuar juntos y enfrentar modelos de país que recortan derechos, incrementan la violencia, deterioran la protección social y la participación democrática. 800 mil firmas, más del 25% del padrón electoral, recolectadas en plena pandemia para habilitar un debate en serio sobre 135 artículos de la LUC y la resolución por el pueblo de cuestiones que les afectan el próximo 27 de marzo.

Las artes siguen construyendo rebeldías. El Carnaval uruguayo es una de ellas.

La Murga “Metele que son pasteles” nos convocaba en el Carnaval de 2021 en lo que es un himno uruguayo a la resistencia: «Iremos a la plaza // para dar batalla // si la cosa estalla //estaremos a la talla», cantaban, “Va a ser algo inaudito …Porque no hay que dejar que sea un país solo pa ricos».

Marcha de la bronca: resistencia a la soberbia y el cinismo. escribe Milton Romani

Artículo publicado en LA DIARIA. 10 de junio 2021

Se acabó el tiempo de reclamar diálogo. El señor presidente nos ha cerrado las puertas en la cara y ha sido categórico. Manda él. Sólo rodeado por su guardia pretoriana de mayor confianza. Consultando pico a pico con sus socios de coalición. ¿El Grupo Asesor Científico Honorario? Gracias por los servicios y el prestigio prestado.

Ha tomado decisiones temerarias. Parecen no representar ningún dilema ético. No sólo con las medidas de restricción de movilidad social que conspiran contra la velocidad de vacunación, sino también con esa otra curva mortífera creciente de la pobreza y el desempleo. El Sistema Nacional de Emergencias no da cifras sobre este último aspecto, pero se siente en los hogares, en las calles. También en la red de ollas populares. Son testimonio de la fuerza de la comunidad organizada a la que hoy debemos apostar como forma de construcción de una resistencia necesaria.

Hace ya un año, economistas de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República1 advirtieron acerca de los niveles crecientes y ofensivos de pobreza. Más tarde supimos que 100.000 personas cayeron en la pobreza. La encuesta de hoy: se presentaron 250.000 personas para los jornales solidarios. Los economistas añadieron que esta caída es un agujero difícil de reconstruir. Respuesta: dogmatismo negacionista.

La divisa ideológica del señor presidente es un neoherrerismo luisista.

Su principal objetivo, obsesivo incluso por el estrecho margen electoral, es liquidar, en términos de guerra, todo aroma de izquierda. En lo político, en lo social y en lo cultural. Eso incluye todo vestigio de batllismo, de estado de bienestar.

El paro de 24 horas convocado por el PIT CNT para el 17 de junio es justo.

Podría pensarse, incluso, que un paro de varios días, por añadidura, lograría, en forma autogestionada y en términos de salud pública bajar la movilidad social.

Este paro y todas las movilizaciones de protesta que se avecinan comienzan a reclamar que se garanticen derechos humanos fundamentales como el de la vida y el de la salud. Exigen la presencia responsable del Estado y del gobierno, tal como lo establece la Constitución, que es quien debe hacerse cargo y no dedicarse a trasladar responsabilidades a la ciudadanía.

El presidente, su séquito y los otros

Nuestro presidente ni siquiera admite que la salud sea un asunto de res pública. Se ha rodeado de un séquito de allegados de íntima confianza, elegidos como guardia pretoriana: la barra de jóvenes luisistas. Los “socios” de la coalición, más que socios, parecen vasallos. Los demás, incluidas las sociedades médicas y científicas (sospechosas de izquierdismo) somos siervos de la plebe.

Lacalle Pou lo explicó muy bien con un mal ejemplo, el del truco de seis, en la entrevista con Blanca Rodríguez, que usó para justificar la no existencia de una mesa política de coalición. Se hace el canchero, pero es chambón: en el truco de seis no existe el pico a pico con todos. Se hace, luego de la redondilla, sólo con uno del trío contrincante. Debería usar ejemplos de surf.

El ejemplo del “malla oro” fue malo también. Dijo: son los que “tiran” del pelotón. Si hay alguien que no hace el gasto, que no tira, poniéndose al frente de la carrera, es el malla oro. Va protegido en medio del pelotón, y el gasto lo hacen otros de su equipo. En realidad, sin ser psicoanalista, cometió un acto fallido, un lapsus. Se le escapó la verdad.

Verbigracia: preguntado sobre los beneficios de los sectores con actuales récords de exportaciones,2 dio la callada por respuesta.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido más elocuente y plantea rotundamente la necesidad de gastar lo que sea y de gravar a los que más tienen para salir de esto. Es elemental: cualquier liberal serio está preocupado por la vigencia del sistema. Nuestros liberales son de pacotilla y ven las ganancias a cortísimo plazo.

Liberalismo trasnochado

La libertad responsable ha devenido credo religioso. Es un liberalismo ambivalente. Sólo ha servido para generar culpa, para trasladar la responsabilidad de los contagios y las muertes a una ciudadanía con miedo.

Las responsabilidades individuales importan, cómo no. En primer lugar, las de las conductas ejemplares de los gobernantes. Asados incluidos, y no vale la autocrítica. Velorios incluidos, y no bastan las multas. Cardenal incluido, y que lo perdone Dios.

El gatillo inflexible de los 60 muertos y los 4.000 contagios diarios (por ahora) empieza a tener rostros, nombres, gente querida que se nos va.

Pero, fundamentalmente, con la presencia directriz, solidaria y garantista del Estado. A falta de esto, inducir a que todos y todas nos hagamos cargo de la situación mortífera es infame, injusto y ofensivo.

El presidente apela a la libertad responsable, pero no cree que la ciudadanía sea capaz de asumir un período de movilidad restringida. Esto implica, obviamente, que está llamando a algo en lo que, a priori, no cree. Por lo tanto, miente o es cínico. Rechaza esa propuesta porque no quiere sacar “a los verdes y a los azules”, como si la premisa “movilidad restringida” implicara necesariamente resistencia de la población.

Los rostros de muertes evitables

En su estrategia de comunicación, Lacalle Pou recurre a seducir con ínfulas de seguridad arrogante, a generar ilusiones a una sociedad con miedo. A usar y abusar de un mecanismo de defensa denominado renegación o desmentida. “La desmentida (renegación) es un mecanismo de defensa ante la angustia de la amenaza. No implica la anulación de la percepción. No es un rechazo del mundo exterior. Se rechazan las consecuencias que la percepción provoca sobre una creencia previa que se quiere mantener. La desmentida es una defensa fallida que sólo logra a medias su objetivo”.3

Pero cuidado. Las secuelas serán devastadoras para el pueblo, que encontrará las formas para resistir. Pero también lo serán para el arrogante que se autoconvence, que queda contagiado de sus propias renegaciones e ilusiones. Hay ejemplos.

Crecen la indignación y la bronca

La protesta será, ahora, protagonista de la realidad. Incluso para combatir el miedo. El gatillo inflexible de los 60 muertos y los 4.000 contagios diarios (por ahora) empieza a tener rostros, nombres, gente querida que se nos va. Será necesario que sus fotos comiencen a estar en la calle para que no hayan muerto en vano. No sólo por indignación. Será también un reclamo por los valores y derechos humanos elementales que están siendo vulnerados debido a la ceguera dogmática del señor presidente y su gobierno. “Bronca que también es esperanza, marcha de la bronca y de la fe”.


  1. Mauricio da Rosa y Matías Brum. Instituto de Economía, FCEA. http://fcea.edu.uy/images/dto_economia/Blog/Estimaci%C3%B3n_del_efecto_de_corto_plazo_de_la_covid-19_en_la_pobreza_en_Uruguay.pdf 
  2. En marzo, las exportaciones uruguayas totalizaron 843 millones de dólares, lo que representa una suba de 25,5% en comparación con el mismo mes del año pasado. Según el Informe mensual de comercio exterior correspondiente a marzo, que elabora Uruguay XXI, el incremento se debe principalmente “a mayores exportaciones de madera y productos de madera, carne bovina, celulosa y trigo” (Fuente: la diaria). 
  3. Erich Schulz von Thund, Über Gewissheit, “Sobre la certeza”, Página 12, suplemento Rosario. 

ODIO Y PANDEMIA: UN DRAMA COMUNITARIO por Milton Romani

16 de febrero de 2021 · Escribe Milton Romani Gerner en Posturas La Diaria

El control social y patriarcal se da sobre un Yo devaluado. Somos tan chiquitos y subvaluados, que todo sirve para reanimarnos.

Los trastornos narcisistas, incluido el narcisismo de las pequeñas diferencias, trastornos de personalidad de todo tipo, la lucha por el cargo por el cargo mismo y los múltiples mecanismos de envidia (sugiero releer Envidia y gratitud, de Melanie Klein) son indicadores de que debemos fortalecer los vínculos sociales, la comunidad. Abandonados al sufrimiento del alma, de los cuerpos individuales y sociales, no sanamos.

Hay una varita que parece mágica. Pruébenla. Cuando le decís a alguien “muy bien lo tuyo”. La gratitud, que es hija del espíritu solidario, quizás sea una vacuna poderosa. No sé si para esta pandemia. Pero para la otra, sin duda.

Se ha convertido en un lugar común afirmar que la izquierda perdió por subestimar la batalla cultural por la hegemonía. Le preguntaron a un hombre pobre de Ceará por qué creía que se había hecho realidad el sueño de su vivienda. Pensando, dijo “creo que ha sido un regalo de Dios”. Había sido fruto de un gran esfuerzo político y presupuestal de los gobiernos del Partido de los Trabajadores. Un reportero de C5N abordó a un señor maduro que había ido a despedir efusivamente al derrotado Mauricio Macri: este le dijo que era un ingeniero de una empresa que se había fundido. Estaba desocupado. Pero agregó: “Bien cerrada está mi empresa, porque era ineficiente”.

Las subjetividades se producen con políticas específicas, que contengan modificaciones en la forma de ver, sentir y estar en el mundo. “Los hombres luchan por su esclavitud como si fuera su salvación y no consideran una ignominia, sino un gran honor, dar su sangre y su alma para orgullo de un solo hombre”, decía Baruch Spinoza. Agréguese “y las mujeres”.

Los límites de la obra humana

La pandemia ha fijado los límites de la omnipotencia humana. Queríamos ser dioses y someter a la naturaleza, agredirla, explotarla, sacarle hasta el último gramo de energía. Todo en nombre del desarrollo. Desarrollo sin fin. Desarrollo a lo loco, como un único mecanismo de reproducción infinita, exponencial. Como la reproducción del virus. ¿Hasta cuándo? Y generalmente sin distribuir, porque la palanca de ese desarrollo está hecha inevitablemente de iniciativa privada y emprendedurismo mal entendido. De la libertad pensada sólo como libertad de mercados, de circulación de mercancías, capitales y bienes. No de la libertad de los pobres para circular y calmar el hambre que genera ese modelo. Para ellos, muros. Xenofobia y fascismo. El Mediterráneo como tumba, el desierto en la frontera del río Grande, los campos de concentración apenas disimulados… y Trump. Que se fue, pero no. El resurgimiento del fascismo y el racismo en boca de Vox y de todos los nazis revividos que han reconvertido el odio al judío y al negro en el odio a todo lo que los molesta.

El negacionismo trumpista y bolsonarista tiene como base un nuevo proyecto eugenésico. Que se mueran los pobres. Es darwinismo social en su más cruda etapa eugenésica. La pandemia también desata polémicas poco fructíferas, entre ellas, lo que se podría calificar de mecanismo de defensa: negar que existe.

Hay resistencias. Pero sería bueno revisar algunas premisas que nos han guiado y replantearnos concepciones. En primer lugar, uniendo fuerzas solidarias, con alegría, para enfrentar lo más cruel del capitalismo xenofóbico y cuasifascista. La indiferencia y la liviandad con que el mundo asistió al ascenso del nazifascismo costó más vidas que una pandemia. La peste parda está allí: la yegua que la parió todavía está en celo.

Falsa oposición

Cuidarse, cuidarnos y tomar medidas de reducción de la movilidad social no se opone necesariamente a una activa participación comunitaria en cuidados autogenerados por la propia comunidad. Se trata de un paralogismo de falsa oposición. Es necesario que la comunidad se empodere con el saber y con las estrategias de prevención y acción a nivel local, que son, por lejos, mucho más efectivas y refuerzan nuestra autoestima. Es una fisura que los dispositivos de control social no pueden soportar.

Un caso raro es el uruguayo: su gobierno decidió invertir y expandir la ayuda social bien poquito. La rigidez mental de este enfoque ya pertenece a otro tipo de patología del Yo: al narcisismo que sólo le gusta verse a sí mismo. Recurso este que paradojalmente nos habla, de nuevo, de un Yo falso o un Yo empobrecido.

La resistencia social hoy está amenazada por el miedo a la muerte, a la destrucción masiva, que nunca cesa. La humanidad ha enfrentado estas y otras pruebas de las que han quedado ejemplos heroicos en nuestras memorias. Recuperarlos y jugarse a los vínculos sociales, al espíritu solidario, a la alegría (sí, a la alegría, porque con tristeza no se construye nada) son componentes ya no de la utopía, sino de una topía aquí y ahora inevitablemente compartida.

Una revisión necesaria

Los planteos alternativos de desarrollo humano, ya sea con la propiedad colectiva (que en realidad fueron de un Estado burocrático y autoritario) de los medios productivos o con la competencia con el bloque capitalista, no han sido una salida humana y sustentable. El Estado de bienestar creado en Europa y copiado por algunos países de estas latitudes como modelo de desarrollo, incluso en gobiernos de corte progresista, han mostrado sus limitaciones e incluso sus retrocesos.

En América Latina y el Caribe, la máquina de los poderosos se mantuvo intocable, así como sus propiedades. Han vuelto por sus fueros, con más odio y más violencia. Algunos límites infranqueables de una política democrática en lo progresista, cuidadosa de los equilibrios macroeconómicos y sin tocar a los ricos, han sido un búmeran. No ha generado poder de los pobres. La crisis en Grecia, y las alternativas de tomar uno u otro camino radical, han mostrado el verdadero cruce de caminos de futuros gobiernos populares de intención democrática radical.

La izquierda y el progresismo han quedado atrapados en políticas que, si bien han combatido el hambre y la desocupación, no han podido construir ciudadanía, una comunidad para poder ser efectivamente libres.

El liberalismo económico, a partir de Friedrich Hayek y las cumbres de Mont Pelerin, ha contribuido a políticas bien específicas, en las que el mercado es la guía y el Estado es un enemigo retrógrado, y en nombre de la libertad se ha logrado desmontar el Estado de bienestar que caracterizó en un momento a las democracias occidentales.

La izquierda y el progresismo han quedado atrapados en políticas que si bien han combatido el hambre y la desocupación, no han podido construir ciudadanía, una comunidad para poder ser efectivamente libres, autónomos y autodefensores de nuestros propios derechos. Por lo menos, no lo suficiente. La agenda de derechos, la vieja y la nueva, ha servido para armar las mentes y los cuerpos.

Devaluación del Yo y mecanismos para su inflación

El Yo es un constructo de corte psicoanalítico. Discutible en el campo de la psicología, y en sus configuraciones del campo social y político mucho más.

La psicología no es una de las disciplinas más estudiadas para el análisis político y económico. A pesar de ello, en economía política, y no precisamente por parte de economistas de izquierda, se ha puesto sobre la mesa el peso de la psicología en las decisiones. Como afirma el economista Robert Shiller, la psicología importa mucho, las recesiones globales han comenzado de repente por “historias contagiosas de gran importancia”.

En psicología social hablamos de “vínculo” no como una relación entre tú y yo o entre nosotros, sino como lo que se produce, lo que se genera en el entremedio. Eso permite identificar algunos problemas no en términos unívocos: “esto es culpa tuya o mía”. Lo importante es la modalidad de vínculo. Que se construye. Y como se construye, se puede deconstruir. Definimos la forma peculiar en que los seres en comunidad vivimos, sentimos y percibimos como un modo de producción de subjetividad.

Esta producción de subjetividad hace a las políticas públicas, a los modelos culturales hegemónicos, a lo que se internaliza o no para ser sujetos sujetados o sujetos activos y autónomos. En este sentido, y desde una perspectiva de psicología crítica y alternativa, la idea de deconstruir un Yo construido desde los mitos, las subjetividades y las sustancialidades externas para construir uno más autónomo y diferenciador es todavía una deuda pendiente. Quizás una tarea política permanente.

La subjetividad no es un reflejo mecánico de lo “objetivo”, como en un tiempo afirmaban los malos manuales soviéticos. Es una construcción. Un desafío. No sólo cultural, como se suele decir. Tiene que ver con la materialidad, con la autogestión social y comunitaria, con hacer que la gente sea partícipe de lo que construimos y no simple beneficiaria de planes progresistas. Esto también vale para los consejos y las normas que dictamos para prevenir el contagio de covid-19. Porque si no siempre quedamos encerrados en el odio y la bronca por la gente que no cumple. El enfoque de la libertad responsable, muy coherente con la libertad de mercado y la mala metáfora del “malla oro”, encubre una mirada hemipléjica e interesada. ¿En qué? En preservar la economía. Que es loable si no fuera tan dogmática y sesgada. Porque el cierre total o parcial genera hambre, pobreza, desocupación y desamparo. En el mundo y bajo recomendación de organismos multilaterales, insospechados de sesgo izquierdista, recomiendan enfáticamente hacer uso de todos los recursos económicos y fiscales para proteger y sostener a los seres humanos. Por una razón muy sencilla: lo que se cae ahora luego es mucho más difícil recomponerlo. La Renta Básica de Emergencia, esa razonable propuesta que se ha demostrado sustentable, no ha sido siquiera de recibo para el gobierno.

Opio, paraíso y analgésicos

En el campo popular y de las izquierdas hay un capítulo crítico. Hemos visto y padecido el narcisismo de las pequeñas diferencias, el personalismo, el sectarismo y la “carrera política”, empresarismos y clientelismos, “barras” que llegan a la gestión y sufren del “síndrome del big bang” sin aprovechar el impulso de las gestiones anteriores. Hay un aspecto de esto que es subsidiario de un Yo devaluado y de recursos políticos e ideológicos mal desplegados, de pensar los recursos mediáticos como comunicación, sin ver que es la política el núcleo básico de toda comunicación.

Nancy Cardoso, pastora metodista y luchadora feminista, entrevistada recientemente por la diaria, identifica muy bien la producción de subjetividad que promueven y aprovechan las iglesias pentecostales. Se sostienen desde la base de algo que cierta visión de izquierda desdeña –“opio, paraíso, analgésicos”–, sobre esas necesidades, espirituales, que los materialistas mecánicos desdeñaron y se las dejaron a un fárrago de fariseos y charlatanes, ellos sí engañadores del pueblo.

La religión es el opio de los pueblos. Y sí, claro, todos necesitamos un poco de opio, y llamamos a nuestro paraíso “revolución” o “utopía”. O la libertad radical que profesamos algunos (no los seudoliberales del mercado): paraíso y libertad más absolutos, que no es otra cosa que libertad en comunidad. Como bien decía Rosa Luxemburgo en una cita que es toda una concepción socialista, libertaria y democrática radical: luchamos por un mundo en que seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

LA MÍSTICA DE LA COMPASIÓN por Miguel Ángel Mesa

 03/07/20.- La mística de la compasión impregna a la persona cuando se deja afectar por el rostro sufriente del otro, cuando las miradas doloridas se le clavan en la piel del alma y siente su tristeza como propia, en sus propias entrañas.

La mística de la compasión es todo lo contrario a la impasibilidad, la apatía, la indiferencia y la tibieza.

La mística de la compasión nos impulsa a estar vigilantes y dispuestos, con los ojos y los oídos siempre bien abiertos, para descubrir dónde se encuentran los empobrecidos, rechazados y marginados por el sistema, para salir a su encuentro.

La mística de la compasión se enfrenta y denuncia a los distintos poderes económicos y políticos que excluyen y discriminan; y cuida de las víctimas, las consuela y reincorpora a la vida social, ofreciéndoles una nueva perspectiva a su vida, después de haber recuperado su dignidad.  

La mística de la compasión no vive de certezas dogmáticas, sino de búsquedas a tientas, pero conjuntas, desde el desconcierto de sentirnos frágiles, vulnerables pero, a la vez, con el humilde convencimiento de tener un Espíritu, un aliento interior, que nos da fuerzas para enfrentar y sobreponernos a cualquier dificultad.

La mística de la compasión sabe que una persona tiene una capacidad limitada para aliviar tanto dolor, pero si muchas se unen, si se animan y abrazan, si se comprometen a liberar de la miseria, el odio, el racismo… tienen muchas más posibilidades de solucionar los problemas.

La mística de la compasión se deja acompañar muchos días por la tristeza, al no ver ningún resultado, ni vislumbrar caminos ni soluciones para solventar las dificultades. Entonces las tardes se vuelven grises y hay que aceptarla como compañera, permanecer en silencio y respirar profundamente hasta que vaya pasando.

La mística de la compasión, a pesar de todo, no se deja vencer y saca del hondón interior resistencia y fortaleza para seguir caminando, compartiendo, abriendo la mente, el corazón y las manos, y tendiéndolas hacia el otro que camina a nuestro lado. 

La mística de la compasión es la compañera fiel de la esperanza. Pero una esperanza activa que ofrece ánimos y entusiasmo: construyendo alternativas para quien se encuentra sin empleo, dando alimentos a quien hoy carecen de ellos, acogiendo e integrando al inmigrante, sanando las heridas del odio y la violencia, ofreciendo casas para la gente sin hogar, luchando por la igualdad de la mujer y respeto para las personas LGTBI…

La mística de la compasión también sabe celebrar el gozo de la amistad y la fraternidad, organizando encuentros y fiestas para dialogar, recargar las pilas y sentirnos unidos. Así, comiendo y brindando, bailando y riendo, apreciamos la íntima satisfacción de sentirnos hermanados con quienes nos regalan el don gratuito de la confianza y la alegría compartida

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia). Blogger | July 3, 2020 at 3:35 pm | Tags: AlegríaCompasiónDiálogoFraternidadMística | Categories: REFLEXIONES | URL: https://wp.me/pICCL-4Pj