POBREZA INFANTIL CERO NO ES UNA UTOPÍA INALCANZABLE por Miguel Fernández Galeano

En los últimos días el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presentó los indicadores de pobreza del primer semestre de 2022 y un análisis comparativo con iguales periodos desde el año 2019. De los mismos se destaca el drástico crecimiento de la pobreza en los niños y niñas menores de seis años, la que se incrementó del 16.1% en el 2021 al 22.5 % en el 2022 (en el 2019 era el 16.4%). Una diferencia que supera largamente el margen de error estimado en este tipo de estudios y constituye una enorme preocupación no solo porque no se logran mitigar sus efectos, sin que por contrario se retrocede significativamente.

Si bien se puede considerar que el análisis de la pobreza medida por ingresos es insuficiente para abordar la magnitud y el alcance del fenómeno, teniendo en cuenta la multicausalidad de la misma (salud, vivienda, educación) y la posibilidad de estudiarla en función de las necesidades básicas insatisfechas, no cabe duda que cambios en el porcentaje de personas que caen por debajo de la línea de pobreza e indigencia nos traen señales de alarma.

Pero, sobre todo, nos obligan a replantearnos si no será posible emprender una causa nacional que haga del objetivo de pobreza cero una utopía alcanzable.

Como se ha dicho muchas veces, no tenemos que pensar que país le vamos a dejar a nuestros niños, se trata de pensar que niños, niñas y adolescentes le vamos a dejar al país para asegurar un desarrollo con equidad y sostenibilidad.

Uruguay no se puede permitir perder la oportunidad de brindarle el desarrollo integral a cada uno de sus niños y niñas. En un país con un poco más de tres millones de habitantes, con una fecundidad por debajo de la tasa de reemplazo, la única opción para el desarrollo en el mediano y largo plazo es favorecer las capacidades, en todas sus generaciones comenzando por la infancia.

De las oportunidades que tengan esos escasos y valiosos 34.000 niños y niñas que nacen anualmente en nuestro país depende su futuro. La ausencia de una propuesta efectiva e integral que dé respuesta a este desafío, obliga a seguir planteando la imperiosa necesidad de un acuerdo nacional efectivo para alcanzar el objetivo de POBREZA INFANTIL CERO, como política de estado, como compromiso compartido del sistema político y de la sociedad en su conjunto. No puede ser un mero anuncio de campaña electoral que se termina desvaneciendo ante otras prioridades y urgencias.

Justo es decirlo, esto aplica a todos los gobiernos y nos interpela por igual a todos. Las mejoras significativas en los indicadores globales de pobreza, indigencia e igualdad (índice GINI) en los gobiernos del Frente Amplio, no pudieron romper un núcleo duro de pobreza y exclusión social que tiene en las familias con mayor cantidad niñas, niños y adolescentes su origen y fuente principal de reproducción y cronificación estructural.

La infantilización y feminización de la pobreza, no son simplemente una foto instantánea en un momento determinado, constituyen la expresión de una realidad social que tiene la potencialidad de reproducir y ampliar el fenómeno y si no se logra terminar con ellas el resultado inevitable es el aumento y la profundización de la exclusión social, una dinámica que se desata muy rápido pero después que se instala es muy difícil de revertir.

La presencia persistente y crónica de indicadores sociales inaceptables

Más allá de que constituye un verdadero motivo de alarma que la pobreza infantil en menores de 6 años trepe en tan solo año casi un 30 %, lo verdaderamente importante no está en la discusión sobre las fluctuaciones de los datos de pobreza.

Lo que deberíamos estar colocando en el primer lugar de la agenda es el enorme impacto que tiene para el desarrollo nacional un fenómeno que nos acompaña y no se ha podido resolver desde hace más de 40 años: la reproducción biológica, social e intergeneracional de la pobreza y su traducción inevitable en exclusión social.Así lo definió en la apertura democrática, en el año 1985, con claridad diagnóstica y mirada prospectiva certera, el Arq. Juan Pablo Terra.

Sin embargo, el hecho objetivo e indiscutible es que ya desde esos años la pobreza mantiene una marcada concentración demográfica y territorial. En efecto, la pobreza tiene la cara de nuestros niños, niñas y adolescentes, tiene también cara de mujer joven que es jefa de hogar y cerca del 80% de la exclusión se ubica en los cinco municipios periféricos de Montevideo en lo que se ha definido como proceso de segmentación y relocalización socio espacial de la pobreza.

Proceso por el cual, la mayoría de la población en situación de pobreza e indigencia (medidos por ingresos) y con mayor porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas viven en la llamada “tercera corona” de crecimiento del departamento Montevideo, recibiendo desde hace décadas las familias desplazadas de las áreas centrales de la ciudad (Ciudad Vieja, Tres Cruces, Aguada, entre otros barrios) y la migración sostenida desde el campo a la ciudad pasando a vivir en decenas de asentamientos irregulares en los que habitan contingentes de “viejos” y “nuevos” pobres que se fueron generando a partir de sucesivas crisis económicas. Con menor intensidad, pero de forma creciente y sostenida el mismo fenómeno se viene reproduciendo en algunos departamentos y ciudades del interior del país.

En el primer semestre de 2022 la pobreza en el total de la población de Montevideo creció un 2%, de un 11% en primer semestre el 2021 a un 13% en el mismo período del 2022. Mientras tanto, a nivel nacional este indicador creció un 0.5%, de un 10.2 % a un 10.7 %, y se verifica un crecimiento porcentual del 2.1% respecto del año 2019 el que era un 8.6%.

Durante varios años en las administraciones anteriores a la actual se lograron avances que no fueron suficientes. El año 2017, con una tasa de pobreza del 7%, fue el punto más bajo para la pobreza global, a partir de esa fecha, como se señaló antes, creció al 8.6% en el 2019 y en los últimos tres años está estancada en el entorno del 11%, lo que constituye un núcleo duro de 380.000 uruguayos y uruguayas, de los cuales el 50% son menores de 18 años, el 40% son hogares en los que conviven adultos y niños y tan solo el 10 % son hogares en los viven personas solas.

Solo disponiendo de esta información se desprende con total nitidez que en el Uruguay abatir en forma radical la pobreza infantil supone en los hechos empezar a acabar con la pobreza en el conjunto de la sociedad.

Impactos negativos, persistentes y de difícil reversión

Son múltiples las evidencias que arrojan las investigaciones científicas en los campos de la economía, sociología y salud que confirman que vivir en situación de pobreza en la infancia y adolescencia tiene un impacto altamente negativo, que por otra parte tiene efectos persistentes y duraderos y son de muy difícil reversión. Se cae muy rápido en la pobreza, pero salir de ella suele ser un proceso muy trabajoso, especialmente en ausencia de políticas públicas activas que tengan capacidad de mitigar los perjuicios que provoca.

Sus efectos se van a reflejar en bajos desempeños en el rendimiento escolar, en lo cognitivo, en lo emocional y social, en la salud física y mental. Así como en la posibilidad de incursionar en conductas disruptivas, consumos problemáticos, y violencias que en la mayoría de los casos terminan en la privación de libertad o en la muerte y el círculo perverso que, en las actuales circunstancias del sistema penitenciario y los programas de rehabilitación, supone ingresar a los establecimientos de reclusión.

Entre los mecanismos que impactan directamente y generan la situación de pobreza tenemos una fuerte influencia de las restricciones materiales de las familias en alimentación, salud, educación, vivienda y acceso a instancias de formación. Hay una tensión que producen las privaciones económicas en padres y madres para ejercer la crianza y la educación de sus hijos y el contexto social critico poco favorable para el desarrollo de la infancia, con menos oportunidades y por la propia influencia negativa de sus pares y sus modelos de supervivencia y socialización.

Hoy las neurociencias nos dicen que las privaciones materiales a las que se ven sometidos los niños y niñas influyen decisivamente en su desarrollo cognitivo y también emocional. El desarrollo cerebral está influenciado no sólo por la genética, sino también por lo que se ha dado en llamar la epigenética, o sea la modulación que pueden ejercer las vivencias, el ambiente y la cultura en la que estos crecen y se desarrollan.

La primera infancia es una etapa de mayor plasticidad del cerebro, durante la cual se establecen los circuitos neuronales que determinan el comportamiento y el desarrollo y la potenciación de habilidades para la vida.

Es importante tener presente que cuando en la infancia se confirma la existencia de déficits en el plano neurológico o a nivel cognitivo se podría estar llegando tarde para alcanzar un tratamiento y una respuesta efectiva e integral.

Si bien estos procesos no son irreversibles porque se sabe que el cerebro continúa cambiando durante toda la vida, la mayor actividad en estas etapas implica que a medida que se avanza en el ciclo de vida es mucho más difícil revertir los procesos que a nivel biológico están en la base de las condiciones que determinan, a nivel individual y colectivo, los procesos de marginación y exclusión social.

Los niños y niñas que crecieron en situación de pobreza en la crisis del 2002, que representaban el 50% de todos los niños, hoy son adultos jóvenes, muy probablemente sean padres y madres y es muy factible que muchos de ellos continúen en situación de pobreza y que los actuales problemas sociales en educación, trabajo y seguridad, puedan encontrar sus raíces en lo que sucedía en el país hace 20 años.

La brecha entre pobreza infantil y pobreza en los adultos mayores

Sobre finales de la década del 80, las tasas de pobreza de los adultos mayores estaban en el entorno del 30%. Actualmente entre los mayores de 65 años la pobreza está situada en el del orden del 2%. Ello significa que Uruguay tiene la particularidad de ser el país de la región de las Américas con la brecha más amplia entre pobreza infantil y pobreza en la tercera edad. Los niños y niñas tienen once veces más probabilidades de estar en la pobreza que los adultos mayores (2% versus 22,5%).

Ello no supone que la mayoría de las personas mayores tengan acceso a una calidad de vida adecuada, ni desconocer que muchos aún tienen condiciones de vida que son de extrema vulnerabilidad.

En ese sentido no tiene sentido plantear falsas oposiciones entre las políticas sociales orientadas a las personas mayores poniéndolas en disputa o competencia por recursos con las dirigidas a la infancia. Hay que diseñar, fortalecer instrumentos e incrementar sustantivamente los presupuestos hacia la infancia, sin que ello vaya en desmedro de los avances que hay que seguir procesando en las políticas de protección social hacia los adultos mayores.

También resulta de mucha utilidad tener presente que las decisiones de política pública que explican el descenso de las tasas de pobreza (medida por ingresos) entre los adultos mayores tienen que ver con las luchas desarrolladas. Fue mediante una reforma constitucional en el año 1989 se aseguraron los incrementos en las jubilaciones, con una menor pérdida del poder adquisitivo en escenarios de contención de la inflación. La participación social en el directorio de BPS fue asimismo una conquista relevante en este plano. En el año 2007 en el marco del Plan de Equidad se ampliaron los beneficiarios y los montos mínimos de las pensiones a la vejez (instrumento que existía desde 1919) como prestaciones no contributivas para dar cobertura financiera a colectivos de población adulta con mayores niveles de vulnerabilidad.

Un número muy importante de jubilaciones y pensiones siguen representando ingresos muy bajos, pero una política de protección social con los las herramientas legales mencionadas y la aplicación de incrementos por encima de la inflación hasta el año 2019 hicieron posible una importante reducción de la pobreza en los mayores de 65 años.

Sin duda, estos avances no fueron suficientes para cubrir las necesidades básicas de amplios sectores de este grupo etario, pero lograron evitar la caída en situación de pobreza en este grupo de población.

Además, cabe señalar que, en los últimos tres años, después de 15 de crecimiento sostenido, se han producido recortes en las transferencias jubilatorias que, de mantenerse, terminaran teniendo incidencia en el mediano plazo sobre los niveles de pobreza de los adultos mayores. El proyecto de reforma de la seguridad social actualmente promovido por el gobierno apunta a rebajar las prestaciones perjudicando a las futuras generaciones de jubilados.

Pobreza Infantil Cero como política de Estado y causa nacional compartida

En la Agenda 2030 del Sistema de Naciones Unidas los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS / 2030) se establece en el Objetivo 1 sobre la erradicación de la pobreza global y se fija en la Meta 2 una reducción del 50% en relación al porcentaje del año 2015. En el caso de Uruguay, en ese año el indicador de pobreza era del 9.7% del total de la población, por lo cual el cumplimiento de esta meta se cumpliría llegando a un 4.85% en el 2030.

No debería ser un problema alcanzar esta meta, y aun superarla, si hay voluntad política y amplios acuerdos para poner marcha un conjunto de iniciativas dirigidas específicamente a su consecución.

Para ello, no solo se debería pronunciar y acordar en el sistema de partidos políticos. Entendemos que es preciso que se genere un amplio movimiento desde la sociedad civil que lo exija y que habilite las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales para ello. Es preciso aceptar y consensuar formas de financiamiento y distribución de recursos que permitan ampliar y mejorar las modalidades de transferencias permanentes no contributivas y lograr un sistema educativo que finalmente haga posible formar a los niños y niñas en capacidades básicas para la vida.

Como ya dijimos, la pobreza global en nuestro país está fuertemente relacionada con la pobreza infantil, los niños nacen y crecen en hogares pobres y los hogares pobres en el 90% de los casos están integrados por niños, niñas y adolescentes. Actualmente uno de cada cinco niños que nacen en cada cohorte de los 34.000 nacimientos que se producen cada año, pasan a engrosar y a complejizar la vida de las familias que viven y padecen la situaciones de alta vulnerabilidad social.

Es imperioso cortar este mecanismo de reproducción y cronificación de la pobreza. Hay decenas de miles de familias en el Uruguay de nuestros días, en las que cinco generaciones no conocen otra forma de existencia que la de vivir sin posibilidad resolver sus necesidades básicas. Sus ingresos y las condiciones materiales en las que viven no les permiten acceder a los requerimientos esenciales en materia de nutrición, vivienda y educación.

Es imperioso cambiar esta realidad y también es posible hacerlo. Pobreza Infantil Cero no es, ni puede ser una quimera, no es un objetivo utópico y voluntarista.

Pobreza Infantil Cero, especialmenteen los menores de 6 años, es algo perfectamente alcanzable si somos capaces de asumir el verdadero desafío encontrar consensos para definir una política de Estado y los recursos para lograr ese objetivo.

Los países que lograron erradicar, o llevar a su mínima expresión, la pobreza infantil, invierten en el gasto público social para la protección a la infancia entre el 1% y el 2% de su Producto Bruto Interno y estamos hablando de países desarrollados con ingresos y productos altos. En Uruguay esa inversión apenas se acercaba al 0.5% en el año 2015.

En suma, es importante y también urgente convocar, con la mayor amplitud posible, un espacio de dialogo para acordar un conjunto de políticas y estrategias que garanticen la calidad de vida de todos los niños, niñas y adolescentes desde el mismo momento de su gestación y aun antes.

Este es, sin lugar a dudas, un imperativo ético impostergable, pero también constituye un factor clave para pensar con convicción en un desarrollo sostenible con justicia social.

LAS NIÑAS Y NIÑOS EXCLUIDOS por Antonio Coelho

Hace pocos días se hizo viral una foto de un acto del General Manini Rios, hoy integrante del senado por su partido Cabildo Abierto, integrante de la coalición de gobierno, en defensa del No. La triste foto mostraba el senador hablando y abajo del estrado niños sentados de espaldas al acto comiendo. Una imagen chocante para cualquier persona con un grado mínimo de sensibilidad. Hay tres textos de milagros (gestos especiales de Jesus, que tienen un fondo histórico) en los evangelios de Marcos con niñas y niños. Niños y niñas difíciles, problemáticos, que son ejemplo de las dificultades y exigencias de la vida y que muestran lo que la sociedad debe hacer con los niños y niñas más olvidados y oprimidos. Voy a tomar solo uno, el capítulo 7 del Evangelio Marcos; Jesus luego de una disputa se va enoja y cruza la frontera llega a Tiro y Sidón encuentra una mujer fenicia, una mujer de otra religión, de otra raza, pero quiere hablar con él. Pero Jesús al principio se niega, quiere descansar, pero la mujer insiste y Jesús acepta escucharla “¿que te pasa mujer?”, ella le responde, “tengo una hija que se muere, ven, cúrala”. Gran sorpresa la respuesta de Jesus “no es mi problema, yo vine a curar a las ovejas descarriadas de Israel”, Jesús responde con el dogma nacionalista de Israel, primero están los hijos de su nación. Ante esto la mujer con sus argumentos convence a Jesús “tú tienes pan para todos, tu mesa es abundante, cura ya a mi hija”. La mujer le enseña a Jesús que el nacionalismo de Jesús es excluyente y que no hay niños y niñas de La Tahona por un lado y niños y niñas del barrio Ayui de Artigas ni del Borro de Montevideo por otro. Entonces Jesús se pone en el pellejo de aquella madre, aprende que como hombre no sabe todavía lo que significa la maternidad, tampoco había tenido hijos, no conocía la experiencia. Entonces le responde “grande es tu fé, yo quiero curar a tu hija, vete y cura a tu hija”. Hay una doble enseñanza Jesús se deja transformar por esa madre y le da fuerza para que cure a su hija. La hija no aparece, pero es signo de todos los niños y niñas empobrecidos por este régimen cruel que excluye del alimento, el techo y la salud.

PROTEGER A NUESTRA INFANCIA por Pablo Anzalone

Artículo publicado en EL DIARIO MEDICO N.º 248 Noviembre 2021

La mayor vulneración de derechos en la primera infancia es un fenómeno que viene desde hace tiempo. Llegamos a tener 40% de la población del país bajo la línea de pobreza luego de la crisis del 2002 y en ese momento la pobreza en niñas y niños pequeños alcanzaba al 60 %. Las políticas aplicadas desde 2005 permitieron abatir estas cifras hasta 8% de la población general en situación de pobreza y 16% de la población infantil. Esta mejora sustancial en materia de pobreza e indigencia no surge de ningún derrame natural del crecimiento económico sino del fortalecimiento de la protección social a través del Plan de Equidad (en particular la asignación familiar), la ampliación del Plan CAIF, programas de cercanía como Uruguay Crece Contigo y otras medidas como la educación pre escolar desde los tres años. En materia de salud el programa de atención a la infancia se fortaleció y se generaron metas prestacionales referidas al tema para incentivar el cumplimiento de objetivos por parte de las instituciones de salud.

A pesar de estas mejoras en la situación social, las vulnerabilidades diferentes subsistieron no solo en relación con la población infantil sino también respecto a otras poblaciones como las personas afrodescendientes y marcadamente por territorios donde la desigualdad se concentra.

La crisis sanitaria, económica y social que golpeó al mundo en 2020 produjo un agravamiento de las desigualdades (BID 2020i) . Eso se sumó al predominio en nuestro país de políticas gubernamentales que priorizaron el déficit fiscal antes que atender a las consecuencias de la crisis en los sectores mas vulnerables. Una orientación a contramano del mundo entero que aumentó sus inversiones para evitar los peores impactos de la pandemia en materia socio-económica.

Tendremos cien mil nuevos pobres predijo el Instituto de Economía (IECON) a mediados de 2020, si no hay políticas que protejan a esa población. No las hubo en las dimensiones necesarias y eso significó que los datos del Instituto Nacional de Estadisticas (INE) en 2021 confirmaron las estimaciones del IECON de 2020. Más de 35 mil de esos nuevos pobres son niños y niñas. Hubo mas de 30% de aumento de la pobreza (que pasó a 11,5 % de la población) en un solo año.

Es imposible dejar de considerar los efectos en materia de salud del deterioro económico y social.

La pandemia no generó solo una crisis sanitaria sino también potenció una crisis económica y social, con fuerte afectación en dimensiones como la alimentaria, la salud mental y los vínculos. La priorización unilateral de la Covid 19 como estrategia sanitaria determinó asimismo una interrupción de controles de embarazos, programas de seguimiento en primera infancia, controles cardiovasculares y de cáncer y programas de prevención o detección temprana de muchos problemas de salud.

Los recién nacidos fueron afectados particularmente . Según estudios iide un equipo de docentes e investigadores de Facultad de Medicina en el Hospital Pereira Rossell la prematurez pasó de 12,2% de los nacimientos al 14,5 %, el bajo peso al nacer pasó de 9,8% a 12% y el tamaño pequeño para la edad gestacional de 5,5% a 6,9%, comparando cifras de 2019 con las de 2020.

Las conclusiones de Leonel Briozzoiii y su equipo muestran las consecuencias a corto, mediano y largo plazo del entorno desfavorable para el embarazo, que producen una reprogramación epigenética del feto ante ambientes adversos. El aumento en los partos prematuros y el bajo peso es grave y está vinculado con los efectos socio-económicos y el estrés generados por la pandemia, que tuvieron impactos “absolutamente devastadores en el proceso reproductivo” (Briozzo 2021). Si no se corrigen los factores vinculados a las condiciones de vida, existirán mayores riesgos de desarrollar enfermedades crónicas a lo largo de la vida de estos niños, denunció Briozzo.

Hace pocos días un artículo de La Diaria recogió la visión de Gabriel González (director de la Cátedra de Neuropediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, ex integrante del Grupo Asesor Científico Honorario GACH) sobre los efectos secundarios ocasionados en los niños derivados de las circunstancias vinculadas a las medidas tomadas durante la pandemia, que afectan a los más vulnerables. Gonzalez destacaba en esta entrevista el aumento de situaciones de depresión o ansiedad, la disminución de los controles con pediatras y el menor contacto con maestras y educadores y factores más generales como la pobreza y la inseguridad alimentaria. En la gestación y en los primeros 1000 días de los recién nacidos se forma el cerebro. La alimentación, los cuidados, los estímulos en esa etapa de la vida son claves para el desarrollo posterior, enfatizóiv.

La situación alimentaria y nutricional es preocupante. La Red de Municipios y Comunidades Saludables abordó el tema en talleres abiertos en 2020 y en un Seminario realizado en 2021 como parte del Espacio de Formación de Promotores Sociosanitariosvvi. Como señaló allí Victoria Miqueiro de la Asociación de Dietistas y Nutricionistas vii50% de los niños presenta un peso mayor al adecuado. El retraso de talla en relación con la edad paso de 5% en 2013 a 7% en 2018. También aumentó el sobrepeso, la diabetes y la anemia en mujeres embarazadas. Mas del 90% de la población no consume la cantidad de frutas y verduras recomendadas.

Gastón Ares y Alejandra Girona del Núcleo Interdisciplinario de Alimentación y Bienestar de la Universidad de la República presentaron en este Seminario cifras significativas de la crisis alimentaria:

1 de cada 6 hogares con niños, niñas y adolescentes experimentaba inseguridad alimentaria grave o moderada en setiembre de 2020. Casi 3 de cada 10 menores de 2 años presentan anemia. Cuatro de cada 10 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 12 años presenta sobrepeso u obesidad. No es una malnutrición que afecte solo a los niños, 6 de cada 10 adultos presenta sobrepeso u obesidad.

Estamos hablando del acceso a alimentos en cantidad suficiente y de calidad adecuada. En ambos aspectos hay un déficit importante con múltiples consecuencias.

Junto al incremento de la pobreza sufrimos en América Latina una ofensiva comercial que ya tiene varias décadas, por parte de una decena de grandes compañías multinacionales de producción de alimentos con altos contenidos de sodio, grasas y azúcares. La OPS estudió este incremento del consumo de productos con impactos perjudiciales para la salud. Surge de estas investigaciones que en toda América incidió este fenómeno y que Uruguay es uno de los países donde este aumento fue mayor. Las políticas de etiquetado por excesos para informar y alertar a la población respecto a estos productos fueron una respuesta a esta situación crítica en varios paises contando con el apoyo técnico de OPS. En Uruguay costó casi un quinquenio alcanzar la aprobación de esta norma. En la implementación sus criterios técnicos fueron modificados a la baja en 2020 para exonerar productos sin fundamentos científicos para ello. Hoy la norma está vigente pero no existen campañas de sensibilización que estimulen la comprensión por la población consumidora y procuren decisiones mas saludables en materia alimentaria.

La crisis vinculada a la pandemia y las respuestas a la misma, incidieron en un escenario que ya era complejo, donde la erradicación del hambre y el derecho a la seguridad alimentaria y nutricional estaban lejos de alcanzarse. En 2020 sufrieron hambre 768 millones de personas en el mundo, 118 millones de personas más que en 2019 (14 millones más en América Latina). La inseguridad alimentaria (moderada o grave) aumentó solo en 2020 lo mismo que los cinco años anteriores juntos.

Casi una de cada tres personas (2370 millones) fue privada del acceso a alimentos adecuados, aumentando casi 320 millones de personas en solo un año. Estamos hablando de 12% de la población mundial que sufrió inseguridad alimentaria grave en 2020.

En muchos países la solidaridad surgió desde la sociedad y los sectores populares ante la situación críticaviii. En Uruguay la creación de más de 700 ollas y merenderos populares fue una respuesta solidaria y colectiva a la crisis alimentaria, en condiciones de pandemia y de deterioro social. El entramado comunitario dio muestras de una gran fortaleza y de su apego a valores solidarios y de acción colectiva, con escasos apoyos del Estado ix.

La acción comunitaria no es nueva en Uruguay, forma parte de sus mejores tradiciones en salud (un ejemplo son las policlínicas comunitarias) y en muchas otras áreas.Jorge Bentancur de la Organización de Usuarios de Salud del Oeste relata cuando en 2006 nacía como prioridad de los vecinos la Red de Primera Infancia integrada por Centros Educativos y de salud del territorio. En esta zona se producían 34% de los nacimientos de Montevideo y 10% de los nacimientos del país, con cifras de pobreza muy superiores al promedio nacional (60% de los hogares estaban bajo la línea de pobreza). Bentancur transmite como fueron asambleas de vecinos que definieron prioridades y elaboraron un Plan de Salud, dentro del cual la primera infancia ocupaba un lugar relevante. Ese trabajo en Red, significó una forma de potenciar los esfuerzos que se realizaban desde los centros de atención a la primera infancia, las policlínicas y actores locales, coordinando, denunciando, reclamando y proponiendo para mejorar la atención. Una y otra vez los usuarios organizados y los actores locales llamaron a las autoridades para ampliar la Red de CAIF y llegar a más niños. Durante la pandemia continuaron funcionando por via zoom haciendo un seguimiento de las situaciones existentes y las respuestas a dar. Hoy se movilizan para evitar el retiro de los planes sociales del Mides, en momentos en que la sociedad los necesita más que nunca.

En lugar de replegarse la protección social por parte del Estado debe profundizarse con carácter universal y con énfasis en las poblaciones mas vulneradas en sus derechos. Un ejemplo de ello es el Plan ABC de la Intendencia de Montevideo. Dentro de ese plan la Intendencia de Montevideo está desarrollando un Programa de Apoyo Alimentario (PAA) destinado a responder a las situaciones de malnutrición por déficit en embarazadas y niñas o niños menores de tres años detectados por la labor de las policlínicas IM. Las familias captadas por estas policlínicas que tienen una larga trayectoria de trabajo comunitario, son vinculadas al PAA que incluye seguimiento mensual de salud, educación nutricional, facilitar el acceso a las prestaciones sociales y un apoyo monetario para la compra de alimentos. El equipo técnico coordinador tiene un amplia experiencia y el apoyo del Nucleo Interdisciplinario de Alimentación y Bienestar de la Udelar es un elemento importante que refuerza al programa. La detección de casos de desnutrición en esta población es un hecho grave desde el punto de vista sanitario y social, previsible por el incremento de la pobreza, pero alarmante como síntoma de una situación crítica. No por las cifras que irán evolucionando dentro del proceso de implementación y refieren a la población que se atiende en los servicios departamentales, sino porque son la punta de un iceberg mucho mayor, que requiere mediciones en todo el país y sobre todo soluciones, respuestas concretas.

i BID (2020) . La crisis de la desigualdad: América Latina y el Caribe en la encrucijada / editores, Matías Busso, Julián Messina. (Monografía del BID ; 837) Banco Interamericano de Desarrollo.

iiCovid-19 y consecuencias de las medidas sanitarias: nacimientos prematuros aumentaron 21% en población vulnerable entre marzo y setiembre de 2020 | la diaria | Uruguay

iiiEl efecto de la pansindemia en el proceso reproductivo: el caso uruguayo | la diaria | Uruguay

ivEl neuropediatra Gabriel González advierte que urge invertir en la primera infancia para mitigar el impacto de la pandemia | la diaria | Uruguay

vSeminario RED MCS 29.07.21 – YouTube

viSeminario RED MCS 22.07.21 – YouTube

viiConferencia de Victoria Miqueiro de AUDYN. – YouTube

viiiRED SOLIDARIA DEL BARRIO LAVALLEJA. – YouTube

ixTestimonios de Ollas del Oeste de Montevideo – YouTube , ROSALIA RODRIGUEZ de la Olla y Merendero SUMANDO ESPERANZAS del barrio Federico Moreira de SALTO. – YouTube

LA EQUIDAD COMIENZA EN LA PRIMERA INFANCIA por Jorge Bentancur

La Organización de usuarios de salud del Zonal 17 y la Red de Primera Infancia del Municipio A han trabajo mucho para mantener este tema como prioridad y avanzar en la agenda de derechos de todos nuestros niños. Hoy la diputada Dra. Cristina Lustemberg ha presentado un proyecto de Ley sobre primera infancia que daría un salto en calidad a los resultados para el 100% de nuestros niños.

 El país se encuentra en un proceso de cambio,  proceso que le asigna un rol fundamental a su infancia y adolescencia, como factores predictores de sustentabilidad y renovación, consignando importancia fundamental a un abordaje integral. Se han mejorado muchas cosas pero han sido insuficientes para tener los resultados deseados.

Pedimos que la atención a la primera infancia sea considerada en primer lugar, como punto de partida de la equidad en la prestación educativa, brindando apoyo a madres y familias con niños pequeños desde las distintas órbitas del estado, ampliando la cobertura del PLAN CAIF, brindando apoyos sociales más continuos a las familias que faciliten la inclusión real, generando políticas culturales de destaque del rol familiar hacia los más pequeños.

Sabemos que el cerebro de un niño pesa al nacer 300 gramos, y que al cabo del 2º año de vida creció hasta 1000 gramos y a los 18 años, 1400 gramos,   desarrollando conexiones interneuronales por millones según los estímulos recibidos, que le permitirán competencias motoras, sensibles, cognitivas y afectivas de distinta categoría.

Para  alcanzar una ciudadanía plena, con desarrollo en equidad, aprovechando las ventajas del plan Ceibal, el apoyo de escuelas de tiempo completo, y todos los programas sociales en la edad escolar, y luego mejorar la adhesión a programas liceales, incorporar proyectos de vida, plenitud afectiva y tolerancia a las frustraciones, será de valor determinante todo el apoyo que haya recibido en los primeros 2-3 años de su vida. De ahí el enfoque de ATENCIÓN TEMPRANA que se desarrolla en países desarrollados y más aún en los que buscan salir del subdesarrollo, sabiendo la condición determinante para un desarrollo sustentable que significa la atención en los primeros años de vida.

En nuestro país 1 de cada 2 niños son pobres en su primera infancia, con lo que esto significa para la lesión de sus derechos de crecimiento y desarrollo. Pero no sólo los pobres están en riesgo, también aquellos que por condición familiar – padres trabajadores, madres jefas de hogar, familias desorganizadas y con débiles competencias parentales – no acceden a un apego adecuado, y protección y estímulos que favorezcan su potencial de desarrollo.

La cuna del país

Nacen en el Municipio A 4.000 niños por año. Merecemos que TODOS CREZCAN “DESDE EL PIE” EN EQUIDAD,  para asegurar que sean ciudadanos de primera y no de cuarta. Esto es también un tema económico: el país ahorrará, como se ha demostrado en estudios internacionales, por cada dólar que invierta en ellos, de 1,80 a 17 dólares.

Desde el año 2004 los vecinos y organizaciones sociales de la zona, ubican como principal preocupación la situación de vulnerabilidad y desamparo en la primera infancia y la necesidad de focalizar acciones de cuidado y apoyo en el que se juega el desarrollo de las capacidades afectivas-cognitivas de nuestra población.

Hemos realizado varias Mesas de trabajo con todos los actores que están en la toma de decisiones para intentar avanzar en la solución de un problema que preocupa a todos, pero no se consiguieron avances significativos.

La Organización de Usuarios de Salud del Zonal 17, zona del Municipio A donde nacen el 23% de los niños de Montevideo, y donde más de 6 de cada 10 nacen pobres y un 30% de ellos no tienen cupo en el principal sistema de cuidados generados (Plan CAIF), sufre con cada niño y adolescente que tiene cerradas sus posibilidades de crecimiento, que no concurre al liceo, que delinque, se droga o se mata. Porque sabe que en cada una de sus historias de vida hubo un niño  o una niña a quien le faltó afecto, apoyo, alimento y sostén para lograr su completo desarrollo.

Componentes de la nueva ley

 Aplaudimos el proyecto de Ley para la Primera Infancia que pensamos debería ser aprobado por todos los legisladores y transformarse en política de Estado.

“Se reconoce la existencia de dos tipos de componentes: los particulares, Salud Educación, y Protección Social y el transversal, denominado Integralidad e Integración, asegurando la eficacia y eficiencia.

Todo niño debe poder vivir en un contexto familiar y comunitario como elementos básicos y prioritarios para su población y desarrollo integral; alimentarse adecuadamente; integrarse a servicios educativos de calidad; acceder a una cobertura de salud integral; vivir y crecer en ambientes no violentos, acceder y producir cultura; ser escuchado y protagonista de su sociedad en un marco de autonomía progresiva, entre otros. En ese sentido, la familia en primer término y el Estado como corresponsable y garante, deben velar por asegurar la efectiva protección de sus derechos.

Se busca alcanzar la cobertura del cien por ciento de los niños y niñas del país, bajo los más altos estándares de calidad en la atención, estableciéndose las características que debe tener la atención para considerarse óptima”.

 Aspiramos a un país que cuide el potencial del futuro en forma eficaz, porque los niños lo merecen y los uruguayos todos podemos hacerlo.