La creación del Sistema Nacional Integrado de Salud SNIS fue un gran avance sobre la segmentación y la fragmentación de los servicios de salud. Se reivindicó la salud como derecho humano fundamental, como bien público, como obligación de los gobiernos y como construcción social.
A una década larga de su inicio, este proceso enfrenta desafíos nuevos y viejos para su profundización.
Queremos destacar en este artículo uno de esos desafíos: la participación social de trabajadores y usuarios. Este componente fundacional del SNIS se apoya en dos grandes argumentaciones:
a) Que los usuarios tengan voz y participen de las decisiones como personas y como colectivos a nivel local y a nivel nacional así como el fortalecimiento del rol de los trabajadores, son factores de transformación en un sector complejo donde juegan muchos intereses y lógicas de poder concentradas.
b) Las doctrinas más avanzadas en materia de salud la conciben como una construcción social e histórica con un conjunto de determinantes relacionados al ambiente, condiciones y estilos de vida. En ese proceso salud/enfermedad el “apoderamiento” y el “empoderamiento” de la sociedad, su involucramiento activo, tiene un rol fundamental. A 41 años de la Declaración de Alma Ata, sus formulaciones, luego retomadas y desarrolladas en otras Conferencias Internacionales de Salud, siguen siendo una referencia imprescindible.
Las políticas de participación social en salud no son nuevas en Latinoamérica (Vazquez et al 2000 pp 37) con objetivos y resultados distintos. Corresponde aclarar que hablamos de democratización de las políticas de salud para referimos a la incorporación activa y amplia de la sociedad y de actores sociales en su construcción y desarrollo.
En esa dirección el SNIS creó las instancias de participación social en el territorio (Juntas Departamentales y Locales de Salud), en las instituciones (Consejos Consultivos), en el directorio del principal prestador de salud ASSE y a nivel de la Junta Nacional de Salud. Hemos investigado esta rica experiencia, con luces y sombras, con avances y dificultades (Anzalone 2018) y se requieren nuevas y mayores investigaciones.
Más de una década después de aquel comienzo, los actores sociales siguen teniendo capacidad de propuesta y disposición a asumir un rol protagónico. En 2017 ante la convocatoria por parte del MSP de un Dialogo Nacional en Salud (MSP2018) los movimientos sociales respondieron positivamente. El Sindicato Médico del Uruguay SMU y los movimientos de usuarios presentaron documentos. La FUS Federación Uruguaya de la Salud presentó análisis y propuestas en temas como Financiamiento, Calidad, RRHH, Objetivos Sanitarios Nacionales. En el caso de FUS estas propuesta se pusieron en discusión en varias jornadas colectivas de intercambio utilizando videoconferencias y talleres en cinco ciudades simultáneamente, afirmando su alianza con las organizaciones de usuarios. De esta forma se le agregó al Dialogo Nacional un componente de participación y consulta amplias, lo sacó de las cuatro paredes del Ministerio.
La central de trabajadores, el PITCNT, promovió, en aquel momento, la elaboración de un conjunto de propuestas político-programáticas comunes junto con el Sindicato Médico del Uruguay, las organizaciones de usuarios de la salud y la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas. Estas propuestas del Frente Social de la Salud constituyen un planteo integral para los desafíos actuales del SNIS.
En esta coyuntura electoral donde la ciudadanía definirá los rumbos del país y en un contexto regional de retroceso en materia de derechos y políticas sociales, es válido retomar esta plataforma común de las organizaciones sociales. Este es un momento en el que las fuerzas políticas, sus pre candidatos ahora y luego sus candidaturas definitivas comienzan a presentar ideas para la salud futura. Para ese debate creemos importante rescatar las propuestas comunes de los movimientos sociales más significativos del campo de la salud.
Retroceder en materia de sistema de salud, volver a las lógicas del mercado, detener los esfuerzos para cambiar el modelo de atención, debilitar al sistema como tal, tendría consecuencias muy negativas para el país.
La plataforma común de las organizaciones sociales aprobada en 2017 incluye aspectos socio-sanitarios como la ampliación de la cobertura prestacional, la complementación de servicios, los nuevos Objetivos Sanitarios Nacionales, la política de medicamentos y tecnología. Se jerarquizan allí las campañas de promoción de salud frente a una realidad epidemiológica donde las Enfermedades No Transmisibles son 87% de la carga de enfermedad existente en el país.
También se plantean aspectos económicos como la igualación del gasto per cápita entre el sector público y privado, la creación de metas asistenciales territoriales, la reducción del gasto de bolsillo de los usuarios y el abatimiento de las desigualdades salariales (que son muy grandes en el sector).
En materia de participación-gestión se propuso fortalecer la rectoría del MSP, darle mayores responsabilidades a las Juntas Departamentales y Locales de Salud, potenciar la participación social con asambleas territoriales de rendición de cuentas, definición de problemas prioritarios y líneas de acción conjuntas. Se considera necesario ampliar el rol de los Consejos Asesores. La difusión y el estímulo a las experiencias exitosas es concebida como una forma de promover los cambios en el modelo de atención y de gestión. La realización de Conferencias de Salud se plantea como una manera de generar intercambios democráticos entre los actores sociales, comunitarios, académicos, e institucionales públicos y privados, para hacer avanzar al SNIS como un conjunto. Se reivindica la profesionalización de la gestión, los concursos y las acciones contra la especulación y el lucro en la salud .
Un capítulo específico de esta plataforma son las políticas en materia de Personal de Salud. Entre éstas últimas se insiste en el impulso a la profesionalización de las auxiliares de enfermería, los programas para Completar Estudios Secundarios, la formación continua de todas las categorías, la creación de condiciones efectivas para el trabajo en equipo y la construcción de una planificación a largo plazo en función de las necesidades sanitarias y los objetivos-país en la materia.
Todos estos temas son centrales para las perspectivas de la salud en nuestro país.
Pd: La base de este artículo ha sido una de las ponencias presentadas por los autores al Congreso sobre Sistemas de Salud convocado para 2019 por la Universidad Javeriana de Colombia.
Referencias bibliográficas
.- Anzalone, Pablo (2018) Participación social dentro del Sistema Nacional Integrado de Salud. Tesis de Maestría en Sociología. Fac. Ciencias Sociales. UDELAR. Disponible en academia.edu.
.-MSP (2018) . A 10 años de iniciada la Reforma Sanitaria.Evaluación y Desafíos del Sistema Nacional Integrado de Salud. Jornadas de Intercambio. Ministerio de Salud Pública. Uruguay
.-Vázquez; M; Siquiera, E; Kruzeb, I; Da Silva; A; Leite; I. (2000): Los procesos de reforma y la participación social en salud en América Latina – Consorcio Hospitalario de Cataluña. España – Instituto Materno Infantil de Pernambuco –Universidad Federal de Pernambuco. Gaceta Sanitaria 2002. Versión electrónica.