Escribe Pablo Anzalone
El primer año de gobierno fue complicado. Un gabinete signado por la reiteración del 2005, un estilo de liderazgo más prolijo, una oposición “por la positiva”, un escenario latinoamericano donde la izquierda renovaba triunfos electorales, auguraban cierta tranquilidad. Las preocupaciones venían por el riesgo del piloto automático, de la falta de audacia para ir más a fondo en los cambios. Sin embargo la realidad se apartó de ese libreto.
En latinoamerica la izquierda empezó a perder batallas y no menores. Nada menos que en Argentina, Venezuela y Brasil. Y la derecha se lanzó a una ofensiva extremista, sin escrúpulos ni moderación. También en Uruguay desapareció “la positiva” y se inició una “embestida baguala” contra la “década perdida” (???) frenteamplista . No se ha brindado ninguna explicación política a tal cambio de estrategia. No cambiaron los sectores ni los liderazgos, no hay propuestas renovadas pero esas han sido las nuevas reglas de juego partidario . No hubo luna de miel. En Ancap encontraron un filón y lograron buenos réditos políticos. Al mismo tiempo silenciaron hechos como los resultados de la auditoría en la Intendencia de Paysandú que exponían su mala gestión y sus fantasmas.
Al gobierno le ha costado definir una agenda acumuladora. Inició su gestión con un discurso contractivo, podríamos llamarlo síndrome “Antel Arena” que marcó la cancha. A diferencia del 2008 cuando se enfrentó la crisis internacional con el dinamismo del mercado interno, ahora la apuesta fue ajustar el gasto público. También las pautas salariales. Tan fuertes fueron los efectos de este discurso que desde la presidencia hubo que corregir y enfatizar las inversiones públicas previstas. Aunque no conformó, el presupuesto no respondió a la lógica recesiva y definió prioridades políticas con incrementos. Un mal manejo del aumento de tarifas tuvo un impacto negativo, silenciado por el incremento sideral en Argentina.
Los vínculos con los movimientos sociales sufrieron graves tensiones y terminaron lesionados en áreas claves. La esencialidad en el conflicto de la educación fue de las mas sensibles y con mayores costos políticos y hasta ideológicos. En lugar de fortalecer una alianza social y popular amplia, quedó un saldo amargo.
Al mismo tiempo el FA como fuerza política no tuvo un accionar propio, se omitió en procurar marcar temas en una agenda que complemente a la del gobierno y sobre todo promueva con tenacidad una movilización política de masas. Por el contrario se embarcó en una lucha interna por la presidencia desprovista de cualquier debate político . Las polarizaciones en el FA no son novedad pero la incapacidad para traducirlas en buenos debates y aprendizajes le hizo el campo orégano a la oposición.
Por otro lado hay que destacar positivamente la denuncia y priorización que Tabaré Vazquez hizo sobre la situación de la primera infancia, el problema social más grave que tenemos. Allí las desigualdades y la fractura social, se evidencian con más fuerza. También son pasos positivos los avances en el Sistema Nacional de Cuidados, la propuesta de Objetivos Sanitarios Nacionales, la convocatoria al Diálogo Social. Al mismo tiempo si no hay continuidad en estas iniciativas y se convierten en anuncios aislados, o quedan en movimientos institucionales sin involucramiento social, sin cambios culturales, sin hitos ni metas claras, se perderán oportunidades claves para definir el signo político y social del período.
Más allá de errores (algunos importantes) y de aciertos en este año y de los cambios en el escenario nacional y mundial, lo que aparece con fuerza son problemas estratégicos que venimos padeciendo en la izquierda uruguaya y latinoamericana desde hace años. Hay temas que revisten un carácter ideológico, otros que refieren a las formas de organización,comunicación y movilización, otros a las imprescindibles alianzas sociales, pero sobre todo hay una cuestión central que es política, replanteando las formas de hacer y la estrategia política. La identificación con el Estado ha dificultado un pensamiento más crítico, propositivo e innovador.
Publicado en Voces
Compañero Pablo: Muy buena tu exposición. Hacen falta análisis coherentes a la situación actual de nuestro país, relacionada con el desarrollo latinoamericano. Como hacerlo? Está en todos nosotros. Humildemente creo que una buena campaña de logros que deje en ridículo el sensacionalismo barato que con estudiada estrategia usa la derecha , podría hacerse desde los Comité, que a mi juicio han quedado casi en desuso. Otra cosa que hace falta es la palabra de empuje y mantenimiento que nos daba la palabra de Constanza. En una opinión atrevida te invito a tratar temas más específicos y continuados en letra grande para esa masa de gente donde la popularidad de la crítica prende y la desinformación mata. Abrazo frenteamplista.
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