LAS ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES Y LOS OBJETIVOS SANITARIOS NACIONALES 2030 por Pablo Anzalone*

En períodos  de incertidumbre es necesario seguir pensando y haciendo  hacia los rumbos que el país necesita. La creación del SNIS nos planteó el desafío de actuar proactivamente sobre los principales problemas de salud  en lugar de limitarnos a una atención a demanda. Por eso es fundamental  reflexionar sobre los Objetivos Sanitarios Nacionales OSN 2020-2030.  Si el SNIS y más aún la sociedad uruguaya toda, no definen bien dichos objetivos y las líneas de acción para alcanzarlos, habremos retrocedido significativamente.

Varios de los OSN  deberán estar referidos a las Enfermedades No Transmisibles ENT.

 Las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares,  el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, llamadas ENT, son las principales causas de muerte  en Uruguay  y también en toda América.  Causan alrededor del 80% de las muertes en la región, y en particular inciden en la mortalidad temprana: 39% de las muertes  se producen en personas menores de 70 años. 

Un trabajo muy reciente de OPS [1]  pone el énfasis en que esas muertes prematuras pueden abatirse con una adecuada detección, atención y tratamiento. Pero  sobre todo remarca  que las ENT pueden prevenirse actuando sobre sus principales factores de riesgo: el consumo de tabaco, el consumo nocivo de alcohol, la alimentación poco saludable y el sedentarismo. A estos 4 grandes factores de riesgo se suma actualmente la contaminación del aire como quinta causa de las ENT. Asimismo, se incluye la salud mental dentro de la agenda global de las ENT, denominada 5×5 para referir a 5 enfermedades y 5 determinantes.

En  2016  la probabilidad de morir a causa de una de las cuatro ENT principales, entre los 30 y 70 años, fue del 16,7 %  en Uruguay, mientras en la región de las Américas era de 15% (18% en los hombres y 13% en las mujeres) , disminuyendo desde el año 2000  cuando alcanzaba al 19% (23% en los hombres y 16% en las mujeres).  Nuestro país tiene una gran concentración de su mortalidad originada en las ENT y sobre todo en las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares,  los tumores y las enfermedades del sistema respiratorio, que superan el 60% de las muertes. Entre 2005 y 2016  la mortalidad por causas cardiovasculares descendió 13,8%  en todas las edades y  27,5%  entre 30 y 69 años [2] .

Estamos hablando de la mayor parte de los costos evitables de atención sanitaria, con consecuencias que significan una gran carga social y económica para la sociedad, ahondando sus desigualdades, comprometiendo su bienestar y  perspectivas. En Uruguay la evolución demográfica y epidemiológica tienden a agravar esta situación.

Fijarse objetivos en materia de salud, es un buen criterio para orientar y evaluar las políticas. Para lograr reducir la mortalidad temprana y avanzar hacia un “envejecimiento con salud”  son necesarias  políticas intersectoriales de fuerte carácter preventivo y de promoción de salud.

Por la relevancia del tema alimentación en relación con las ENT  es imprescindible un Plan Nacional de Alimentación Saludable. A partir de marzo de 2020 la implementación del etiquetado frontal es una gran oportunidad  para generar un cambio cultural que disminuya el consumo de “comida chatarra”, es decir aquella con “excesos”. La regulación de la publicidad, la prohibición de la publicidad engañosa, dirigida a la infancia y la aplicación de tasas o impuestos a los productos con altos contenidos de sodio, grasas y azúcares, complementan el etiquetado por “excesos”. Los planes de educación en materia alimentaria y nutricional a nivel de centros educativos, de policlínicas y colectivos comunitarios son parte necesaria de un plan global. En el mismo sentido está bueno el impulso a huertas escolares, huertas urbanas y huertas comunitarias. Debemos estimular la producción familiar de alimentos, incluyendo lo agropecuario y la pesca artesanal, generando agro-cadenas. El  Plan Nacional de Agroecología  aprobado por ley es un rumbo claro en este sentido, incluyendo una preocupación central por evitar la contaminación ambiental  y garantizar la sustentabilidad de los recursos naturales. Esta preocupación es  cohererente con las políticas referidas al  Cambio Climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La cantidad de pérdidas y desperdicios de alimentos puede abatirse si se aplica una planificación racional  en toda la cadena productiva.

En relación con el tabaquismo la estrategia aplicada  ha demostrado ser exitosa y es de todo punto de vista relevante su continuidad, jerarquizando la población femenina  dentro de las campañas. Ningún paso atrás en este plano, que ha prestigiado al país en el escenario internacional y está generando mejores resultados sanitarios.

Necesitamos una política más fuerte en relación con el consumo problemático y la dependencia respecto al alcohol, la ingesta desde edades tempranas y la baja percepción del riesgo. Para ello es necesaria una mayor regulación de la oferta, además de influir sobre la demanda a través de campañas educativas. Como aspecto exitoso puede mencionarse el cambio de hábitos respecto  al consumo de alcohol y el manejo de vehículos, que debe preservarse evitando dar señales contradictorias.

Como en el caso del tabaco o el alcohol la regulación estatal de la marihuana es un camino de avance en términos sociales y sanitarios. Las lógicas prohibicionistas y represivas han producido efectos peores que las drogas que pretendían combatir. Uruguay marcó un camino con resultados positivos también en este plano y habrá que defenderlo. 

El estímulo a la actividad física saludable y la reducción del sedentarismo es otra línea de prevención importante. Para ello debemos continuar incrementando la cantidad de gimnasios al aire libre, de espacios públicos integradores, en diferentes barrios, en particular aquellos con carencias socio económicas. Allí el sedentarismo es peor.  La bicicleta es un medio de transporte versátil  que sirve para el esparcimiento y la recreación, el deporte o el traslado a los centros laborales o de estudio. Promover su utilización requiere ciclovías, facilidades de acceso y estacionamiento seguro.  El automóvil individual por el contrario no debe incentivarse, ya que es la forma de transporte más sedentaria y contaminante.

Actualmente  existen una amplia gama de dispositivos tecnológicos  favorables a los hábitos saludables, que registran parámetros biológicos de sus usuarios. Con la salvedad de no generar una medicalización mayor de la vida cotidiana, no está mal pensar en el uso de estas tecnologías.

Estas políticas intersectoriales  necesitan de los tres niveles de gobierno, actuando coordinados, complementando esfuerzos.  La estrategia de Municipios y Comunidades Saludables es una buena forma de implementar las alianzas en cada territorio, promoviendo la participación social y comunitaria como protagonista de las transformaciones. La planificación local participativa es una herramienta fundamental y muy efectiva. Los  municipios son un actor a valorizar en las políticas de salud.  Hay muchas experiencias en este sentido, que no siempre se conocen, ni generan los aprendizajes y las sinergias posibles. Junto a la definición de objetivos nacionales importa la adecuación territorial de los mismos. A su vez la rendición pública de cuentas y las evaluaciones periódicas  son criterios para retroalimentar la planificación, comprometiendo a los actores para nuevos logros.

Al mismo tiempo que se profundizan las políticas sobre los determinantes de las ENT  los servicios de salud deben  adecuarse  a la  perspectiva  epidemiológica y demográfica  para dar una atención integral, jerarquizando el diagnóstico temprano, el tratamiento oportuno, la rehabilitación y reinserción.

Si asumimos que la discapacidad y la dependencia de cuidados son prevenibles en gran medida, ésta  es una prioridad de los sistemas de salud (Informe “Cuidados de Largo Plazo: El Desafío para las Américas”OPS 2019[3]) . En Uruguay el Sistema Nacional de Cuidados ha avanzado en la creación de Centros de Día, un dispositivo de carácter preventivo que articula distintos actores locales. Vamos a necesitar muchos y de diverso tipo. Tanto el SNIS como el SNC tienen un desafío conjunto.

Ninguna de estas políticas son posibles si hay un ajuste regresivo del presupuesto de salud o de cuidados. Pretender ahorrar en estas inversiones es condenarse a gastar mucho más tratando de hacer frente a las consecuencias sanitarias y sociales de las ENT.

Seguir trabajando para defender y profundizar los cambios en la salud, estar alertas, evitar retrocesos,  promover nuevas iniciativas, generar acuerdos, incrementar la participación social, son verbos adecuados a la etapa que se abre.


[1]    Organización Panamericana de la Salud. Las ENT de un vistazo. Washington, D.C.: OPS; 2019.

[2]MSP 2018.  Actualización sobre las Enfermedades No Transmisibles en Uruguay. Sistematización a setiembre 2018c

[3]OPS 2019  Cuidados de Largo Plazo: el desafío para las Américas

* Licenciado en Ciencias de la Educación. Doctorando en Ciencias Sociales

Artículo publicado en EL DIARIO MEDICO  diciembre 2019

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