En temas de Salud en general hay un tema pendiente y particular que debemos mirar directo a los ojos y encarar su atención. Por otra parte, claro debe ser que no alcanza solo con aplicar leyes, llevarlas adelante sino, como en este caso, dar una batalla cultural profunda.
Acerca de estos temas, no me considero un erudito sino, como dice E. Hobsbawm, solo soy un “observador participante” o un viajero atento. He estado presente. Con ello, puedo decir que los prejuicios acerca de los usuarios de Salud Mental son muchos. La experiencia cotidiana de años de consultorio me mostró que las diferencias o matices, entre los pacientes psiquiátricos innumerables que vimos, por un lado,- con sus complejas contingencias – con, por el otro, aquellos seres “normales” o “sanos”, como nos consideraríamos, muchas veces son, mínimas o imperceptibles muchas veces. “Los locos”, “los insanos o enajenados” no deja de ser una mirada simplificada y peyorativa que para nada tiene en cuenta que, dentro del buen número de pacientes o enfermos de los tiempos actuales, – tiempos de excesiva “medicalización” de las miradas, justo es decir que en eso mucho tenemos que ver los Médicos – para sorpresa o no tanto, predominan en un alto, bien alto porcentaje, ciudadanos muy cuerdos que no pierden la razón y que no son registrados a simple vista como visitantes frecuentes, de consultorio de psiquiatría o psicología. Son coetáneos, vecinos, compañeros de trabajo, familiares, somos nosotros mismos, ciudadanos comunes, que deambulan entre el desconsuelo y la angustia, el agobio o la pena.
Tal vez por ello mismo o por tal proximidad, aparecen los muchos preconceptos consecuentes y, – asumiendo el riesgo de “psicologizar” brocha gorda -, nadie quiere ni serlo ni parecerlo. Nadie quiere convivir con la desventaja de ser sindicado como paciente psiquiátrico; y se imponen barreras culturales que no terminan de ocultar lo que no se quiere ver, por temor o desidia, así lo siento. Se trata de alejar lo más posible al fantasma de la enfermedad mental -cualquiera sea-, como forma de vacuna contra él.
El Movimiento Salud Mental Sin Prejuicios dice y ha dicho: “Una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida. Podrías ser vos o tu amigo, tu hijo, tu madre, tu novia, tu hermano o tu vecino. Puedes hacer de cuenta que no pasa nada o puedes cortar con los prejuicios y acercarte, escuchar, contener y pedir ayuda profesional a tiempo”. Parecen, las campañas de este tipo, acciones relevantes, indudablemente, en cuanto a mirarnos a nosotros mismos y hablar de deudas o pendientes. Por un lado se reconoce un problema y por el otro incentiva a la reflexión y la implicancia.
Hoy por hoy, a partir de fines del 2017, se cuenta con herramientas legales que pretenden comenzar a dar respuestas a estos temas, sacarlos de debajo de la alfombra definitivamente, asumirlos como una necesaria responsabilidad social.
Durante este período gubernamental se ha aprobado, por fin, la Ley de Salud Mental, Ley. Ley que recogió consensos y algunos disensos que fueron expuestos incluso en los medios. Sin dudas que todo será perfectible, pero al menos se ha marcado un punto de partida, como para comenzar a andar. Sabemos que, del dicho al hecho siempre habrá un trecho, y deberemos obligarnos, la sociedad civil, los usuarios de la salud, los familiares, las organizaciones sociales, las organizaciones profesionales vinculadas, a empujar la puesta en marcha de este tren parsimonioso que deberá ajustar su ruta permanentemente.
Para reafirmar conceptos con los que acuerdo, recurro a un artículo, -que ya tiene algunos años- de una revista médica colombiana que, en algún momento cayó en mis manos y guardé, lo que sin dudas no quiere decir que en nuestro país no haya referencias de tal tipo, que las ha habido sin dudas y muchas, acerca de estos temas; en lo personal, he convivido con experiencias similares a las que describen, a lo largo de mi labor y, solo lo hago como manera de mostrar la universalidad de estos problemas. No es solo aquí que se dan estos asuntos.
La nota editorial de dicha revista apunta a esa idea de la presencia de una versión de otredad , ese sentimiento de que el otro es aquel que no queremos ser, emparentado con la xenofobia, la homofobia, el racismo, agregaría, tan y tan presentes en estos tiempos. En el editorial se lee:
“Estigma, prejuicio y discriminación en salud mental
Entre las principales víctimas de estigma, prejuicio y discriminación están las personas que reúnen criterios para un trastorno mental. … pero, la discriminación no solo la ejerce la comunidad toda en general, sino también los profesionales de la salud. Decir de una persona que reúne criterios para un trastorno mental, un ataque de pánico o un cuadro depresivo por ejemplo, que «no tiene nada», cuando consulta a un servicio de urgencia médica general, o que «ponga de su parte» como componente indispensable del tratamiento, es una forma de discriminación que implica el desconocimiento completo de los factores etiológicos y del manejo de estos padecimientos humanos.
El estigma, el prejuicio y la discriminación representan un estresor más para estas personas. … invita a ocultar el trastorno, incrementa el sufrimiento de pacientes y familiares (muchas veces es peor el efecto del estigma que el del trastorno), reduce la posibilidad de búsqueda de tratamiento e incrementa notoriamente el incumplimiento de las recomendaciones terapéuticas. … Las personas en condiciones crónicas de pobreza y algunas minorías presentan mayor riesgo de reunir criterios para un trastorno mental, sin que por ello cuenten con consideraciones especiales por parte de la sociedad, las autoridades y los servicios de salud. La presencia de trastornos mentales en este grupo de personas se plantea con frecuencia de manera reduccionista y dejan de lado las determinaciones sociales que se esconden detrás de estos fenómenos. … La inversión en salud mental representa una baja cuantía, si se compara con la alta frecuencia de los trastornos mentales en las poblaciones y el impacto que tienen en la economía de los países. Sin duda, es necesario fortalecer la educación de la comunidad general en relación con los trastornos mentales… La educación mediante campañas dirigidas a la población general reduce en forma significativa la actitud negativa para con personas con trastorno mental. … las formas sutiles y manifiestas de estigma y discriminación y las estrategias para hacer frente a estas situaciones. …Para las personas de la comunidad general y los profesionales de la salud debe quedar claro que los trastornos mentales son enfermedades que tienen el cerebro como sustrato biológico, en un contexto histórico, social, político y cultural, y que se expresan con síntomas comportamentales, sicológicos o emocionales. El desconocimiento de trastornos mentales es uno de los pilares del estigma, el prejuicio y la discriminación. De igual manera, es necesario poner en acción políticas estructurales que den iguales oportunidades académicas, laborales, etcétera, a las personas con trastorno mental, y prescindir de todas aquellas normas, de instituciones públicas y privadas, que tratan de desconocer o limitar, intencional o sin intención alguna, los derechos civiles de este grupo de personas” . [1]
O, emparentado con lo que venimos afirmando: vivimos en … “Una sociedad que mantiene la infantilización de la pobreza, que promueve el miedo como elemento clave de dominación, que aísla, estigmatiza, rompe la trama de la solidaridad social de integración comunitaria. […] Se desconfía de los jóvenes y de los pobres, de los vecinos y los «planchas», de los locos, de todo lo que parece diferente”.[2]
El tiempo acelerado, alienante, de demanda imperiosa y urgente de respuestas, a todos los asuntos, donde es imprescindible adaptarse urgentemente a los cambios que nos desbordan y mucho, provoca consecuencias diversas en todos lo campos, sobre todo en lo social y en el de la Salud general en particular. Deberemos pues, mirar de frente y encarar los avances necesarios que nos convocan.
[1] (La Revista Colombiana de Psiquiatría (RCP) es una publicación oficial de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.” Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental” DOI: 10.1016/j.rcp.2014.07.001)
[2] Periódico Compañero, del Partido por la Victoria del Pueblo.
[1](La Revista Colombiana de Psiquiatría (RCP) es una publicación oficial de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.” Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental” DOI: 10.1016/j.rcp.2014.07.001)
[2]Periódico Compañero, del Partido por la Victoria del Pueblo
*Psiquiatra