POBREZA INFANTIL CERO NO ES UNA UTOPÍA INALCANZABLE por Miguel Fernández Galeano

En los últimos días el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presentó los indicadores de pobreza del primer semestre de 2022 y un análisis comparativo con iguales periodos desde el año 2019. De los mismos se destaca el drástico crecimiento de la pobreza en los niños y niñas menores de seis años, la que se incrementó del 16.1% en el 2021 al 22.5 % en el 2022 (en el 2019 era el 16.4%). Una diferencia que supera largamente el margen de error estimado en este tipo de estudios y constituye una enorme preocupación no solo porque no se logran mitigar sus efectos, sin que por contrario se retrocede significativamente.

Si bien se puede considerar que el análisis de la pobreza medida por ingresos es insuficiente para abordar la magnitud y el alcance del fenómeno, teniendo en cuenta la multicausalidad de la misma (salud, vivienda, educación) y la posibilidad de estudiarla en función de las necesidades básicas insatisfechas, no cabe duda que cambios en el porcentaje de personas que caen por debajo de la línea de pobreza e indigencia nos traen señales de alarma.

Pero, sobre todo, nos obligan a replantearnos si no será posible emprender una causa nacional que haga del objetivo de pobreza cero una utopía alcanzable.

Como se ha dicho muchas veces, no tenemos que pensar que país le vamos a dejar a nuestros niños, se trata de pensar que niños, niñas y adolescentes le vamos a dejar al país para asegurar un desarrollo con equidad y sostenibilidad.

Uruguay no se puede permitir perder la oportunidad de brindarle el desarrollo integral a cada uno de sus niños y niñas. En un país con un poco más de tres millones de habitantes, con una fecundidad por debajo de la tasa de reemplazo, la única opción para el desarrollo en el mediano y largo plazo es favorecer las capacidades, en todas sus generaciones comenzando por la infancia.

De las oportunidades que tengan esos escasos y valiosos 34.000 niños y niñas que nacen anualmente en nuestro país depende su futuro. La ausencia de una propuesta efectiva e integral que dé respuesta a este desafío, obliga a seguir planteando la imperiosa necesidad de un acuerdo nacional efectivo para alcanzar el objetivo de POBREZA INFANTIL CERO, como política de estado, como compromiso compartido del sistema político y de la sociedad en su conjunto. No puede ser un mero anuncio de campaña electoral que se termina desvaneciendo ante otras prioridades y urgencias.

Justo es decirlo, esto aplica a todos los gobiernos y nos interpela por igual a todos. Las mejoras significativas en los indicadores globales de pobreza, indigencia e igualdad (índice GINI) en los gobiernos del Frente Amplio, no pudieron romper un núcleo duro de pobreza y exclusión social que tiene en las familias con mayor cantidad niñas, niños y adolescentes su origen y fuente principal de reproducción y cronificación estructural.

La infantilización y feminización de la pobreza, no son simplemente una foto instantánea en un momento determinado, constituyen la expresión de una realidad social que tiene la potencialidad de reproducir y ampliar el fenómeno y si no se logra terminar con ellas el resultado inevitable es el aumento y la profundización de la exclusión social, una dinámica que se desata muy rápido pero después que se instala es muy difícil de revertir.

La presencia persistente y crónica de indicadores sociales inaceptables

Más allá de que constituye un verdadero motivo de alarma que la pobreza infantil en menores de 6 años trepe en tan solo año casi un 30 %, lo verdaderamente importante no está en la discusión sobre las fluctuaciones de los datos de pobreza.

Lo que deberíamos estar colocando en el primer lugar de la agenda es el enorme impacto que tiene para el desarrollo nacional un fenómeno que nos acompaña y no se ha podido resolver desde hace más de 40 años: la reproducción biológica, social e intergeneracional de la pobreza y su traducción inevitable en exclusión social.Así lo definió en la apertura democrática, en el año 1985, con claridad diagnóstica y mirada prospectiva certera, el Arq. Juan Pablo Terra.

Sin embargo, el hecho objetivo e indiscutible es que ya desde esos años la pobreza mantiene una marcada concentración demográfica y territorial. En efecto, la pobreza tiene la cara de nuestros niños, niñas y adolescentes, tiene también cara de mujer joven que es jefa de hogar y cerca del 80% de la exclusión se ubica en los cinco municipios periféricos de Montevideo en lo que se ha definido como proceso de segmentación y relocalización socio espacial de la pobreza.

Proceso por el cual, la mayoría de la población en situación de pobreza e indigencia (medidos por ingresos) y con mayor porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas viven en la llamada “tercera corona” de crecimiento del departamento Montevideo, recibiendo desde hace décadas las familias desplazadas de las áreas centrales de la ciudad (Ciudad Vieja, Tres Cruces, Aguada, entre otros barrios) y la migración sostenida desde el campo a la ciudad pasando a vivir en decenas de asentamientos irregulares en los que habitan contingentes de “viejos” y “nuevos” pobres que se fueron generando a partir de sucesivas crisis económicas. Con menor intensidad, pero de forma creciente y sostenida el mismo fenómeno se viene reproduciendo en algunos departamentos y ciudades del interior del país.

En el primer semestre de 2022 la pobreza en el total de la población de Montevideo creció un 2%, de un 11% en primer semestre el 2021 a un 13% en el mismo período del 2022. Mientras tanto, a nivel nacional este indicador creció un 0.5%, de un 10.2 % a un 10.7 %, y se verifica un crecimiento porcentual del 2.1% respecto del año 2019 el que era un 8.6%.

Durante varios años en las administraciones anteriores a la actual se lograron avances que no fueron suficientes. El año 2017, con una tasa de pobreza del 7%, fue el punto más bajo para la pobreza global, a partir de esa fecha, como se señaló antes, creció al 8.6% en el 2019 y en los últimos tres años está estancada en el entorno del 11%, lo que constituye un núcleo duro de 380.000 uruguayos y uruguayas, de los cuales el 50% son menores de 18 años, el 40% son hogares en los que conviven adultos y niños y tan solo el 10 % son hogares en los viven personas solas.

Solo disponiendo de esta información se desprende con total nitidez que en el Uruguay abatir en forma radical la pobreza infantil supone en los hechos empezar a acabar con la pobreza en el conjunto de la sociedad.

Impactos negativos, persistentes y de difícil reversión

Son múltiples las evidencias que arrojan las investigaciones científicas en los campos de la economía, sociología y salud que confirman que vivir en situación de pobreza en la infancia y adolescencia tiene un impacto altamente negativo, que por otra parte tiene efectos persistentes y duraderos y son de muy difícil reversión. Se cae muy rápido en la pobreza, pero salir de ella suele ser un proceso muy trabajoso, especialmente en ausencia de políticas públicas activas que tengan capacidad de mitigar los perjuicios que provoca.

Sus efectos se van a reflejar en bajos desempeños en el rendimiento escolar, en lo cognitivo, en lo emocional y social, en la salud física y mental. Así como en la posibilidad de incursionar en conductas disruptivas, consumos problemáticos, y violencias que en la mayoría de los casos terminan en la privación de libertad o en la muerte y el círculo perverso que, en las actuales circunstancias del sistema penitenciario y los programas de rehabilitación, supone ingresar a los establecimientos de reclusión.

Entre los mecanismos que impactan directamente y generan la situación de pobreza tenemos una fuerte influencia de las restricciones materiales de las familias en alimentación, salud, educación, vivienda y acceso a instancias de formación. Hay una tensión que producen las privaciones económicas en padres y madres para ejercer la crianza y la educación de sus hijos y el contexto social critico poco favorable para el desarrollo de la infancia, con menos oportunidades y por la propia influencia negativa de sus pares y sus modelos de supervivencia y socialización.

Hoy las neurociencias nos dicen que las privaciones materiales a las que se ven sometidos los niños y niñas influyen decisivamente en su desarrollo cognitivo y también emocional. El desarrollo cerebral está influenciado no sólo por la genética, sino también por lo que se ha dado en llamar la epigenética, o sea la modulación que pueden ejercer las vivencias, el ambiente y la cultura en la que estos crecen y se desarrollan.

La primera infancia es una etapa de mayor plasticidad del cerebro, durante la cual se establecen los circuitos neuronales que determinan el comportamiento y el desarrollo y la potenciación de habilidades para la vida.

Es importante tener presente que cuando en la infancia se confirma la existencia de déficits en el plano neurológico o a nivel cognitivo se podría estar llegando tarde para alcanzar un tratamiento y una respuesta efectiva e integral.

Si bien estos procesos no son irreversibles porque se sabe que el cerebro continúa cambiando durante toda la vida, la mayor actividad en estas etapas implica que a medida que se avanza en el ciclo de vida es mucho más difícil revertir los procesos que a nivel biológico están en la base de las condiciones que determinan, a nivel individual y colectivo, los procesos de marginación y exclusión social.

Los niños y niñas que crecieron en situación de pobreza en la crisis del 2002, que representaban el 50% de todos los niños, hoy son adultos jóvenes, muy probablemente sean padres y madres y es muy factible que muchos de ellos continúen en situación de pobreza y que los actuales problemas sociales en educación, trabajo y seguridad, puedan encontrar sus raíces en lo que sucedía en el país hace 20 años.

La brecha entre pobreza infantil y pobreza en los adultos mayores

Sobre finales de la década del 80, las tasas de pobreza de los adultos mayores estaban en el entorno del 30%. Actualmente entre los mayores de 65 años la pobreza está situada en el del orden del 2%. Ello significa que Uruguay tiene la particularidad de ser el país de la región de las Américas con la brecha más amplia entre pobreza infantil y pobreza en la tercera edad. Los niños y niñas tienen once veces más probabilidades de estar en la pobreza que los adultos mayores (2% versus 22,5%).

Ello no supone que la mayoría de las personas mayores tengan acceso a una calidad de vida adecuada, ni desconocer que muchos aún tienen condiciones de vida que son de extrema vulnerabilidad.

En ese sentido no tiene sentido plantear falsas oposiciones entre las políticas sociales orientadas a las personas mayores poniéndolas en disputa o competencia por recursos con las dirigidas a la infancia. Hay que diseñar, fortalecer instrumentos e incrementar sustantivamente los presupuestos hacia la infancia, sin que ello vaya en desmedro de los avances que hay que seguir procesando en las políticas de protección social hacia los adultos mayores.

También resulta de mucha utilidad tener presente que las decisiones de política pública que explican el descenso de las tasas de pobreza (medida por ingresos) entre los adultos mayores tienen que ver con las luchas desarrolladas. Fue mediante una reforma constitucional en el año 1989 se aseguraron los incrementos en las jubilaciones, con una menor pérdida del poder adquisitivo en escenarios de contención de la inflación. La participación social en el directorio de BPS fue asimismo una conquista relevante en este plano. En el año 2007 en el marco del Plan de Equidad se ampliaron los beneficiarios y los montos mínimos de las pensiones a la vejez (instrumento que existía desde 1919) como prestaciones no contributivas para dar cobertura financiera a colectivos de población adulta con mayores niveles de vulnerabilidad.

Un número muy importante de jubilaciones y pensiones siguen representando ingresos muy bajos, pero una política de protección social con los las herramientas legales mencionadas y la aplicación de incrementos por encima de la inflación hasta el año 2019 hicieron posible una importante reducción de la pobreza en los mayores de 65 años.

Sin duda, estos avances no fueron suficientes para cubrir las necesidades básicas de amplios sectores de este grupo etario, pero lograron evitar la caída en situación de pobreza en este grupo de población.

Además, cabe señalar que, en los últimos tres años, después de 15 de crecimiento sostenido, se han producido recortes en las transferencias jubilatorias que, de mantenerse, terminaran teniendo incidencia en el mediano plazo sobre los niveles de pobreza de los adultos mayores. El proyecto de reforma de la seguridad social actualmente promovido por el gobierno apunta a rebajar las prestaciones perjudicando a las futuras generaciones de jubilados.

Pobreza Infantil Cero como política de Estado y causa nacional compartida

En la Agenda 2030 del Sistema de Naciones Unidas los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS / 2030) se establece en el Objetivo 1 sobre la erradicación de la pobreza global y se fija en la Meta 2 una reducción del 50% en relación al porcentaje del año 2015. En el caso de Uruguay, en ese año el indicador de pobreza era del 9.7% del total de la población, por lo cual el cumplimiento de esta meta se cumpliría llegando a un 4.85% en el 2030.

No debería ser un problema alcanzar esta meta, y aun superarla, si hay voluntad política y amplios acuerdos para poner marcha un conjunto de iniciativas dirigidas específicamente a su consecución.

Para ello, no solo se debería pronunciar y acordar en el sistema de partidos políticos. Entendemos que es preciso que se genere un amplio movimiento desde la sociedad civil que lo exija y que habilite las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales para ello. Es preciso aceptar y consensuar formas de financiamiento y distribución de recursos que permitan ampliar y mejorar las modalidades de transferencias permanentes no contributivas y lograr un sistema educativo que finalmente haga posible formar a los niños y niñas en capacidades básicas para la vida.

Como ya dijimos, la pobreza global en nuestro país está fuertemente relacionada con la pobreza infantil, los niños nacen y crecen en hogares pobres y los hogares pobres en el 90% de los casos están integrados por niños, niñas y adolescentes. Actualmente uno de cada cinco niños que nacen en cada cohorte de los 34.000 nacimientos que se producen cada año, pasan a engrosar y a complejizar la vida de las familias que viven y padecen la situaciones de alta vulnerabilidad social.

Es imperioso cortar este mecanismo de reproducción y cronificación de la pobreza. Hay decenas de miles de familias en el Uruguay de nuestros días, en las que cinco generaciones no conocen otra forma de existencia que la de vivir sin posibilidad resolver sus necesidades básicas. Sus ingresos y las condiciones materiales en las que viven no les permiten acceder a los requerimientos esenciales en materia de nutrición, vivienda y educación.

Es imperioso cambiar esta realidad y también es posible hacerlo. Pobreza Infantil Cero no es, ni puede ser una quimera, no es un objetivo utópico y voluntarista.

Pobreza Infantil Cero, especialmenteen los menores de 6 años, es algo perfectamente alcanzable si somos capaces de asumir el verdadero desafío encontrar consensos para definir una política de Estado y los recursos para lograr ese objetivo.

Los países que lograron erradicar, o llevar a su mínima expresión, la pobreza infantil, invierten en el gasto público social para la protección a la infancia entre el 1% y el 2% de su Producto Bruto Interno y estamos hablando de países desarrollados con ingresos y productos altos. En Uruguay esa inversión apenas se acercaba al 0.5% en el año 2015.

En suma, es importante y también urgente convocar, con la mayor amplitud posible, un espacio de dialogo para acordar un conjunto de políticas y estrategias que garanticen la calidad de vida de todos los niños, niñas y adolescentes desde el mismo momento de su gestación y aun antes.

Este es, sin lugar a dudas, un imperativo ético impostergable, pero también constituye un factor clave para pensar con convicción en un desarrollo sostenible con justicia social.

HAY QUE SEGUIR PRIORIZANDO LA PRIMERA INFANCIA por Jorge Bentancur

Entrevista a Jorge Ferrando

Con Jorge Ferrando, Secretario Ejecutivo de Primera Infancia del INAU, quien nos hace una reseña de los últimos datos al cierre del 2018. Lo mucho que se hizo en este período y lo que todavía  falta. Por otro lado la Organización de Usuarios de Salud del Zonal 17, en su mensaje al Cabildo del Municipio A, dijo: “No paramos hasta que el 100% de nuestros niños ejerzan plenos derechos”.

La Primera Infancia es una etapa determinante para el desarrollo de las personas a lo largo del ciclo vital, en la cual se fijan las bases para el desarrollo intelectual, físico, emocional, social e inmunológico. Lo que no se haga bien en los primeros  años lo pagaremos despues, será  mucho más difícil y costoso de corregir. Así lo han entendido los vecinos del Cerro y su Organización de Usuarios de Salud que lo consideran prioritario para poder reconstruir el tejido social y mejorar la calidad de vida de toda la población.

Desde que nacen hasta los 3 años, 59.000 niños y niñas son atendidos en 496 Centros de Primera Infancia de los cuales 427 CAIF, 36 CAPI y 17 Nuestros Niños. Tambien hay Casas Comunitarias, Espacios de Educación y Cuidado para hijo/as de estudiantes adolescentes y Centros de empresas con los sindicatos.
Jorge Ferrando informó que se espera llegar a la meta de 140 nuevos centros CAIF y Centros de Atención a la Primera Infancia (CAPI)  en este período de gobierno. Explicó que hay 44 jardines que se están realizando a través de los procesos de participación público-privada (PPP).

IMPACTO EN MUNICIPIO A

Con respecto al Municipio A  los centros CAIF nuevos proyectados en el período han sido 20, algunos de los cuales ya están funcionando y otros que están en proceso de obra y otros están dentro de los proyectos de  Participación Publico Privada. El último centro que ya está terminado en el barrio Maylos en la calle Mirunga. Entre  los que está próximo en el calendario el  inicio de obra podemos mencionar  el terreno que se compró en Egipto y Barcelona, el de la zona de Maracana Sur que se está firmando en estos días con el Ministerio de Viviendas para poder avanzar en la licitación. En Casabo donde está Providencia  se retrasó bastante con el comienzo de obras por una regularización que hubo que hacer del terreno, con la canalización de los desagües. Hubo  una serie de puntos que fueron observados y que recién se están terminando de arreglar. Tenemos también pendiente Puntas de Sayago que  llevó muchísimo tiempo conseguir el terreno porque fue un trámite con la ANP. Después terminamos de comprar con fondos donados, una casa en Rincón del Cerro, al lado de donde está el CRO (Centro Regional Oeste) que requiere algunas reparaciones  para poder iniciar allí un CAIF. En esta proyección que tiene la  PPP,  está la primera obra en barrio Las Torres y la segunda en Cerro Norte, Nuevo Paris, Los Bulevares, Causeglia, otra más en Paso de la Arena que tiene Villa Teresa…ahí estaríamos llegando a esta proyección de 20 centros nuevos que quedan en marcha en este período. Se termina de completar el plan en el 2021. Después están las ampliaciones de cobertura, hubo una mejora a nivel de los CAPI, fundamentalmente en Los Teritos. Se pudo resolver el año pasado el tema del ingreso de personal y eso permitió ir ampliando también la cobertura. También hubieron  otros centros que ampliaron su cobertura. 

Con las nuevas modalidades se abrió un espacio de atención para hijas e hijos de 15 estudiantes que  van al liceo 11.

Entre las Casas Comunitarias que se abrieron está la que funciona  en Providencia. Se está abriendo  otra esta semana en la zona de Nuevo Paris en lo que llaman “la casa verde”, también en Tres Ombues.  Se está trabajando en COTRAVI para acondicionar un salón comunal  con miras a la apertura de una Casa Comunitaria. Casabo ya está en marcha, en Nuevo Paris y Tres Ombúes se están poniendo en marcha las obras. Las Casas Comunitarias pueden incluir  hasta 12 niños y  hasta 8 horas. El equipo son 3 o 4 personas que tuvieron que pasar previamente por una formación específica de Primera Infancia que brinda el  INAU a través del Cenfores Centro de Formación y Estudios . En general se hacen en convenio con una organización y tiene un técnico de referencia para el apoyo al trabajo en el Centro. Eso es el mapa general y algunas situaciones concretas relacionadas a la zona”.

Ferrando nos dice que a nivel de país, ANEP tiene pendiente la construcción de 44 jardines nuevos con lo cual los niños y niñas de 3 años hacia 2020-21 tendrían una cobertura universal. Sin ser obligatorio, todas aquellas familias que quieran tener un lugar donde llevar a sus hijos lo podrán hacer. Los CAIF dejan de atender a la población de 3 años y empiezan a atender a la de un año, que es la demanda mayor y donde hay más déficit de cobertura.

FALTA MUCHO POR HACER

“Es evidente que se ha mejorado la inversión pública, que se ha bajado la pobreza, que se han instalado nuevos servicios, el propio INAU hoy tiene equipos territoriales que antes no tenía. Está el programa Uruguay Crece Contigo. Son todos factores que han ayudado a que, junto con la reducción de la pobreza,  haya un trabajo más cercano con muchas familias. Pero  creo que eso también está dejando en evidencia que también falta mucho por hacer, si tenemos  por lo menos un 17% de niños menores de 5 años en situación de pobreza, con una fuerte concentración en Montevideo y una parte importante también en el Municipio A, quiere decir que nos falta mucho.  La  intendencia de Montevideo ha hecho un trabajo importante y trabajamos muy coordinadamente con los alcaldes y los municipios. Esto deja en evidencia  que para que un niño crezca en buenas condiciones depende mucho de que los adultos de ese grupo familiar donde nace tengan buenas condiciones”.

SIGUE PRIORITARIA LA PRIMERA INFANCIA?

“La prioridad de Primera Infancia es algo que se fue instalando estos últimos años. Diez años atrás eran muy pocos los que decían  que debíamos  priorizar la primera infancia. También después se llegó a más evidencia científica, se estudió más el cerebro y  el desarrollo. Se supo más  como influye lo social en el cerebro del niño y de aquellas áreas que se estimulan y se desarrollan y aquellas que no. Y todo eso se fue sumando a nivel nacional e internacional con UNICEF para priorizar la Primera infancia. No hablamos nada acá de la salud, pero también desde el área de la salud me parece que ha habido un trabajo muy importante de jerarquizar la atención del embarazo, hacer un seguimiento más cercano, una guía de vigilancia de desarrollo, la articulación con Uruguay Crece Contigo, trabajar más sobre los temas de alimentación, porque el problema hoy no es tanto la desnutrición sino la obesidad, la sal, la diabetes, son como varios factores. Entonces, poner el foco en la Primera Infancia es también una puerta de entrada al trabajo con los adultos, que capaz que si yo te agarro a vos adulto y te digo vení vamos a hacer una reunión en el barrio, un taller y de repente es más difícil. Sin embargo cuando vos entras por el niño más chico, la mamá y el papá joven, la abuela, el entorno, está más sensible. Más allá de que hay niños no deseados, maltratados, yo te diría que la mayoría crece en una familia que quiere que ese niño crezca bien. Quiere lo mejor para ese niño y eso te abre la oportunidad. Los adultos empiezan a cambiar a partir de lo que los niños le transmiten de lo que le enseñan en el CAPI o en el CAIF. Que hay que lavarse los dientes, comer más verduras, el niño se vuelve un agente transformador o por lo menos cuestionador de los adultos del entorno cercano. Por seguir con el tema de alimentación, muchos de los problemas de hipertensión y obesidad los tenemos los adultos por los malos hábitos alimentarios.

¿Hasta donde ha sido prioridad la Primera Infancia?, yo creo que sí ha habido un gran incremento presupuestal, hay políticas en el INAU,  políticas de salud, en ANEP, con Uruguay Crece Contigo, con INDA, en todo ese aspecto es evidente.  ¿Alcanza? . No alcanza, si tenemos un 17 % de niños en la pobreza, si tenemos estos indicadores de violencia en nuestros niños, no alcanza.

En nuestras metas, nosotros hubiésemos querido ir más rápido y no pudimos, nos llevó mucho tiempo conseguir terrenos. Hoy tenemos 130 terrenos públicos que no tenían un destino y que van a formar parte de terrenos dispuestos para la primera infancia. Esto es un cambio radical. Capitalizar eso que estaba desaprovechado es un logro fundamental,  compramos solo 7 o sea que aprovechamos los recursos presupuestales para construir, ampliar, mejorar la infraestructura de algunos centros. Capitalizamos un camino donde las mejoras económicas del país se tradujeron en más inversiones en políticas sociales, donde los resultados se van obteniendo. Es  más lento de lo que pensábamos que podíamos lograr pero son cambios irreversibles, que deja un camino andado. En torno a la primera infancia yo creo que hay un apoyo que de otra manera sería  mucho más difícil de lograr. Lo de la adolescencia es clave . Invirtiendo en la primera infancia vamos a tener adolescentes en mejores condiciones”.

Hoy estamos en el desafío de avanzar hasta llegar a un 100% de la infancia con plenos derechos o retroceder como ha sucedido en los países vecinos. A no perder de un soplido lo que nos ha costado tanto trabajo.