Recuperar nuestra humanidad

Gobernar es también anticiparse

Toda la sociedad uruguaya ha estado fuertemente impactada por los episodios del SIRPA. A los hechos de violencia, siguió la resolución judicial que terminó procesando con y sin prisión a 26 funcionarios del INAU. Existen disquisiciones legales sobre la proporcionalidad entre los acontecimientos y las penas de dicho dictamen. Lo que debería estar fuera de discusión es que tanto las innumerables denuncias previas como el video que adquirió estado público revelan un trato cruel, inhumano y degradante a los menores privados de libertad en el CEPRILI. Es tortura, en cualquier lugar y contexto, la agresión de un agente del Estado que lesiona por su entidad la humanidad. No es necesario usar tacho y picana. Por cierto que guarda grandes diferencias de alcance y objetivos con la aplicación sistemática de la tortura por parte del terrorismo de Estado que impusieron las dictaduras de la región. Ahora, como un colmo insólito, se agrega la acción de la Guardia Republicana, que vuelve a cometer graves violaciones a los derechos humanos. Contra los mismos menores, que más allá de sus conductas (por ello están privados de libertad), merecen un trato digno.
No debería ocultarse que estas prácticas naturalizadas e institucionalizadas constituyen flagrantes violaciones a los más elementales derechos humanos. Agrava estos hechos la circunstancia de que antes y después de los mismos existiera un involucramiento directo de la organización de funcionarios del INAU. No solo no hubo el menor atisbo de autocrítica, sino que por el contrario, lejos de condenarlos se intentó explicar todo como una operación política para destruir al sindicato y acabar con sus dirigentes.
Con este escenario era bastante previsible una respuesta en la que se pusieran en marcha todos los mecanismos posibles para mostrar las vulnerabilidades institucionales del SIRPA. Al día siguiente a la difusión del video se produjeron tres fugas en el propio CEPRILI. La larga historia de fugas sistemáticas y muchas veces masivas de adolescentes que casi nunca estuvieron ajenas a situaciones de conflicto y demandas de los funcionarios a las autoridades del INAU permitía pronosticar una situación de gran conflictividad a punto de partida de los propios internos de los centros del SIRPA.
Manipular y “fogonear” el conflicto, crear un clima de inseguridad y alentar los desbordes, obligar a que actúen otros que no están preparados para intervenir adecuadamente, habilitar las fugas o impedirlas por pactos no explícitos, son formas corporativas nefastas de ejercer el poder y ganar posiciones en la negociación. Una dinámica conocida que alimenta la violencia utilizando y revictimizando a los adolescentes en una vieja fórmula a desterrar en el complejo proceso de reinsertarlos socialmente.
En ese contexto resulta inexplicable que las autoridades no hayan previsto una participación adecuada y ajustada al respeto de los derechos humanos a la hora de darle participación a efectivos de la Guardia Republicana en el traslado de un grupo de menores del CEPRILI a otro centro del SIRPA. Según han manifestado un grupo de parlamentarios se ha podido comprobar en varios internos la existencia de lesiones y la inexplicable falta de abrigo de muchos o la mayoría de ellos. Más allá de realizar de forma inexcusable una investigación a fondo de estos hechos, sorprende la incapacidad de prevenir y anticiparse por parte de los responsables del operativo de traslado. También sorprende de parte de las autoridades habida cuenta de la principalidad del tema en la agenda política y la importancia de consolidar al Estado como garante de derechos y muy especialmente de los derechos humanos.
Siendo estos nuevos hechos graves desde la perspectiva de los derechos humanos y admitiendo que aún deben ser investigados con todo el rigor que el caso amerita, estimamos que la situación deja un saldo altamente negativo que no se debería soslayar.
La intervención de la Guardia Republicana deja sobrevolando en el ambiente la idea que la única forma de controlar a estos jóvenes es ejerciendo formas violentas de intervención. El sistema actual, los funcionarios gordos y La Republicana coinciden en un punto aberrante, fuera de todo enfoque serio de integración social. Desplaza toda la responsabilidad de esta violencia institucional a las decisiones superiores desde el Estado y justifica la participación de los funcionarios en el contexto de decisiones y condiciones de trabajo de las que no son responsables. Los únicos que siguen poniendo el lomo y el cuerpo al castigo son los jóvenes nacidos entre 1997 y 2002.
La crónica de la participación de la Guardia Republicana en el marco de las tensiones existentes en el SIRPA era una situación anunciada. No es posible entender cómo no se extremaron las medidas preventivas para evitar la reiteración de estos hechos y sobre todo evitar perder terreno en el campo de reivindicar que desde el Estado se puede garantizar la seguridad en un marco de derechos sin ejercicio de ninguna forma de violencia.
Los jóvenes infractores que cometen violencia y están presos, no son unos angelitos. Precisamente conocen desde pequeños, todo tipo de violencia familiar, social y represiva. Están más allá de la fractura social y tienen mucha violencia coagulada. Pensar que más violencia sobre sus cuerpos y sus almas arregla algo es de estúpidos. Creer que con ello se reeducan es insólito y lo único que genera es más violencia. Es necesario reencontrarse y rediseñar caminos para, no desde la ingenuidad, desplegar nuevos y renovados enfoques, que no apuesten solo al encierro y sí al trabajo de reeducación firme pero que comience por resignificar su humanidad. Humanidad que comenzamos a perder con estos hechos. La de ellos, que es nuestra humanidad.
Colectivo El Taller

6 comentarios sobre “Recuperar nuestra humanidad

  1. Comparto el contenido del articulo ,solo me permitiría agregar,que re significar la humanidad y la dignidad de nuestros jóvenes infractores,,permitiría también re significar la nuestra hoy lacerada por estos deplorables hechos.Expreso mi mas profunda preocupación por los visos autoritarios y represivos de la gestión de gobierno ,al hecho arriba señalado habría que agregarla,como una agresión a la sociedad uruguaya ,la declaración de esencialidad,frente al conflicto educativo ,que sugiere perfilarse entre las filas del gobierno,una nefasta tendencia a gobernar por la fuerza,abandonando el dialogo,la negociación y la razón como forma de gobierno.Solo el debate,la denuncia y la movilización popular detendrán y erradicaran estas practicas.ARRIBA LOS QUE LUCHAN,SOCIALISMO O BARBARIE!!!Un abrazo fraterno.

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  2. La violencia produce violencia en una espiral que no tiene otro fin que el de la destrucción total. Está arraigada en las entrañas de los adolescentes pero ya transformada en ira, en furia, en rencor. Matan por que no alcanza con agredir para que pueda fluír la ira que los lastima a ellos mismos, algunos asaltan casi como una excusa para infligir dolor. Entrar dentro de ellos y llegar hasta su dolor es ponerlos otra vez en el infierno en el que ya fueron puestos alguna vez. Esperan violencia y saben como provocarla, por que la necesitan para justificar la que tienen en sí mismos, esa que los hiere en cada momento de sus vidas. Los funcionarios del SIRPA no son sino las marionetas de las que ellos, los adolescentes, logran extraer la violencia que necesitan para sentir que ganan, que se imponen, aún estando presos. Son psiquis tormentosas, terribles, tremendas, tanto como lo fueron sus vidas desde pequeños. La condena social, el desprecio y el rencor hacia ellos no hacen otra cosa que alimentar aún más la distancia y reforzarles las conductas agresivas, ya que les dan la razón para tenerlas. Quienes les atiendan, deben estar especialmente preparados para hacerlo, deben tener en cuenta en cada instante esto, por que los adolescentes irán en la búsqueda permanente de la agresividad que aquellos tengan, por mínima que sea, por que será esa la victoria de ellos, ya que es la justificación de sus vidas.
    Su lugar y su identidad en el mundo.
    Los seres humanos somos reactivos al dolor y a la violencia, de una manera activa o inactiva, pero paradójicamente quienes se sienten capaces de estar con los adolescentes son quienes reaccionan activamente.
    Ojalá que ellos encuentren paz dentro de sí mismos, que eso es lo que necesitan, paz dentro de sí, de modo de no tener que salir a buscar violencias afuera.

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    1. Muy bien explicado. Esto es lo que no se entiende y siguen pensando que la respuesta dura y directa resuelve los temas. Diste en el clavo, porque se trata de desentrañar, en estos casos como en general, la raiz profunda de la violencia. De lo agresivo. Que es mucho mas complejo que lo que se razona en terminos sencillos.

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  3. Pienso que hay un detalle muy importante y es que las personas que trabajan con jóvenes infractores, en su mayoría, no están preparadas para ese trabajo y mucho menos tienen un perfil que se acerque a lo que requiere ese trabajo. Generalmente son personas con fuerza porque se parte de la premisa que estos muchachos necesitan eso, alguien grande y fuerte que les imprima miedo y que actúe como represor. Quizás se necesita un poco más de formación en mediación de conflictos, trabajo en proyectos y en equipo, promover la resiliencia y desarrollar la autoestima desarrollando proyectos creativos o trabajando . Ir por otro lado, tratando de que se re descubran a sí mismos, cuáles son sus fortalezas. Estos muchachos no nacieron «malos» algo pasó y tal vez nunca lo sepamos , entonces tratemos de aunque sea generarles una esperanza. La violencia solo acarrea más violencia, eso es así desde el origen de los tiempos.

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