Vienen tiempos de intensas negociaciones y búsqueda de acuerdos. El FA es la minoría mayor y deberá hacer pesar esa condición para procurar mantener todo lo logrado ante la previsible arremetida de la frágil alianza derechista “multicolor”, de querer dejar sin efecto muchas de las conquistas alcanzadas en materia de leyes. Digo frágil porque su único cometido es sacar al FA del gobierno, pero en modo alguno tienen acuerdos, por ejemplo, en los destinos del Presupuesto Nacional, para poner un ejemplo clave en la gobernabilidad de un país.
Varios han sido los fracasos que se tendrán que evaluar. Para citar algunos: desaparece del Parlamento Unidad Popular, el Partido Independiente mostró una estrepitosa caída y desaparece del Senado, Larrañaga no obtuvo su Reforma.
En relación a esta última derrota, lejos de caer en la actitud amenazante (ya típica en él) de querer adjudicar su fracaso a la rotura o desaparición de papeletas en los cuartos de votación, yo digo, sin embargo y con respeto, que hay que tener muy en cuenta a la población que votó por el Sí y abordar, como se debe, todo el tema de la seguridad, la violencia y la delincuencia en nuestro país, avanzando en prevención, eficacia, inteligencia y erradicación de sus causas económicas y culturales.
La verdad del fracaso de Larrañaga es que él se aprovechó de un tema social muy sentido, que nos atañe a todos, para traducirlo en votos para su colectividad y procurando beneficios electorales, alimentando un miedo y una alarma social inconducentes.
Pero el pez por la boca muere. Quedó muy solo atribuyendo la votación del Sí (que, insisto, la reconozco como significativa) como su contribución a que Lacalle Pou hoy esté disputando la Presidencia en una segunda vuelta. Otra vez utilizando el tema para sus fines electorales.
En otro orden de temas a reflexionar, está claro que la votación del FA ha sido menor que la obtenida en las anteriores elecciones. La revisión autocrítica, entonces, es imprescindible. En ese marco y al mismo tiempo, se impone hablar con todo el mundo de manera clara, pública, mostrando el programa por encima de todas las cosas y anunciando los planes para continuar construyendo el país de crecimiento que profundice la justicia social y la pública felicidad. Creo que hay que hacer énfasis en los logros y mostrar cómo, por ejemplo, Lacalle Pou nunca votó ni acompañó ninguna Ley que benefició a los trabajadores, ni a la mujer y sus derechos y su salud reproductiva, ni los avances educativos con la creación de la UTEC o el Plan Ceibal o el INEFOP o la Universidad de la Educación. Todo esto es para desenmascarar los verdaderos propósitos que persigue este señor, que no pretende ninguna mejora para el país, sino la llegada al gobierno para satisfacer los interese privatizadores, usureros y beneficiosos para un minúsculo grupo de poderosos agroexportadoras y financieros de nuestro país, en contra de la gente del trabajo, de los jubilados, de los pequeños y medianos productores, de los estudiantes, es decir la inmensa mayoría de la población.
Las tareas están trazadas. El FA debe ganar el balotaje convocando y convenciendo a los votantes de los otros partidos para avanzar en los cambios que hemos iniciado en nuestro país. Al mismo tiempo debemos profundizar nuestros mensajes y acciones para que las transformaciones también empiecen por casa.
Contratapa de Voces publicada el jueves 31 de octubre de 2019
