¡Apagón!-gritó Macarena desde el patio del naranjo en el momento en que se cortó la energía.
-Gracias a Dios –suspiré yo y dejé caer mis dedos sobre el teclado de la PC…es que, te cuento, desde que tengo whatsapp web mi vida es una carrera en contra de las teclas y los timbres.
Nada más me levanto y pienso -Voy a conectar la máquina, me sirvo un cafecito mientras bajan los mensajes y leo en santa paz… ¡nada que ver!
Esta mañana, estaba en la cocina sirviéndome el café cuando empieza a sonar los ¡Ding! …es que alguno está escribiéndome.
Corro, porque no sé si te acordarás que mi casa tiene como media cuadra de largo, entonces corro desde la cocina a ver quién es… ¡una hija!
-¡Aleluya! ¿Cómo estás, nena?- antes de que me conteste ¡Ding!- otro en línea.
– Aló Rosy- mi amiga de Veracruz- ¿en qué andan?
¡Ding!
– ¿Y ahora quién?…el hijo:- ¡Viejita qué suerte encontrarte!
-Por acá todos bien, salvo que una de las chicas tiene dolor de oídos-dice la hija
¡Ding!
-Vamos con mi marido a almorzar fuera, ¿dime cómo estás tú?-Rosy
¡Ding!
-¿Vieja estás ahí?
¡Ding!
– vamos a llevarla al médico.
¡Ding!
Y yo que escribía-Me alegro mucho, que se diviertan (a una) y –Mejor vas al médico. (A los otros) y -¡Claro que estoy acá! ¿Sos tonto tú? (al hijo)
¡Ding¡, ¡Ding!, ¡Ding!
-¿Qué me divierta llevando a la nena al médico? ¿De qué hablás mamá?-la hija.
-¿Por qué decís que en lugar de salir a almorzar vaya al médico? ¡Es una premonición!, ¡nos va a pasar algo!- -Rosy.
-¡VVVIIIIEEEEJJJAAAA!- el hijo
Y yo escribo- No lo del médico, después Contame de la salida- a Rosy.
-Estoy acá, no me grites.- Al hijo que escribía en mayúscula.
-Nada de premoniciones es que son muchos juntos.- ya no sé a quién de tanto saltar de una pantalla a otra.
¡Ding!
– ¿Somos muchos juntos? Solo él y yo vamos a almorzar-decía Rosy
¡Ding!
-¿Vas al médico? ¿Qué te pasa?-el hijo.
¡Ding!, ¡Ding! ¡Ay por Dios!
-Chichí ¿en qué andás?-Macarena venía entrando y yo que no puedo dejar de mirar las teclas…y los mensajes que se apilaban y los ¡Ding! Que sonaban.
– Mujer, hacé video conferencias-dijo Macarena.
-Dear, sos mi ídola!-suspiré aliviada…y…-¿cómo se hace?- miraba la pantalla desconcertada.
-Acá- dijo y apretó algo y se abrió una pantalla- luego pasá a la otra conversación y hacé lo mismo.
Sintiéndome Cristóbal Colón rumbo al horizonte apreté ¡ah! Suspiré aliviada al ver que nada raro ocurría.
-Dale Chichí, hacé lo mismo con mi ahijado así lo saludo-dijo y yo apreté con más aplomo ¿viste? Onda canchera.
¡Ding!
Mensaje del hijo -Madre no tengo micrófono, así que no podemos contestar, te vemos, y te oímos.
¡Riiing!, la hija.
-¡Ola, Nonna!, estamos acá-se oían las voces de las nenas y mi hija me sonreía desde la pantalla.
Charlamos un ratito.
¡¡Riiing!-Estoy en cuatro patas bajo la PC buscando dónde fue a para el micrófono, hablame que te oigo-Rosy.
-Aló Rosy- dije al tiempo que escribía a la hija ¡Fue lindo oírlas!
¡Ding!
-Vieja hablá nomás, yo te escribo.
-Acá estoy, bien y en compañía de Macarena que quiere saludarte.
¡¡Riiing!-¿Voy a escuchar a Macarena?, ¡pues mira tú qué emoción! ¿A ella le gusta conocerme?-Rosy
¡Ding!
-¡Madrina cuánto te extraño! ¿Te venís a pasar unos días?-el hijo.
-¡No, ni loca!-vociferaba Macarena que estalló en una carcajada.
¡¡Riiing!
-¿Ni loca ha dicho? ¿No le gusta conocerme?-Rosy
-Macarena le contestaste a Rosy. Cambié la pantalla al hijo y ella repitió.
-Rosy, Macarena hablaba con mi hijo.
¡Ding!
-Degenerada-escribía el hijo-se ve que está segura de que te quiero…dale venite.
-Ni ahí-gritaba la otra en el micrófono por encima de mi hombro, mientras yo le daba a las teclas y trataba de adivinar lo que me decían las nietas.
-¡Ay! ¿ya decía yo ¿qué le pasa conmigo?-Rosy estaba absolutamente desconcertada.
– Nada, amiga, cuando hablan con mi hijo y son dos bestias, hay que ver cómo se tratan.-a Rosy
-Divino el canto- a mi hija; a mis nietas- cántenme otra- así gano algo de tiempo, pensé.
-Venite, desgraciada, si sabés que te queremos.- El hijo a Macarena.
-Lo que no sé es para qué me quieren- dijo entre medio de risas- y no van a atraparme.
¡¡Riiing!
– Mira, veo que está complicada, ahorita te llamo ¿quieres?-preguntaba Rosy.
-Todo bien- le decía yo al tiempo que sonaba el ¡Ding! eran mis nietas que, cansadas de tanto canto, me mandaban una foto. ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding!, muuuchas fotos.
¡Ding!-Nonna ¿estás viendo las fotos?
¡RRRiiiiing! Sonó el timbre que anuncia otro en línea.
-¡Basta para mí-gritó Macarena y con la misma se fue-Estoy en el patio del naranjo tomando mate.-decía mientras se alejaba.
¡Ding!
– Viejita tengo que irme, chau, chau-y con la misma se desconectó el hijo.
¡Ding!
-Mamá nos está llamando-gritaban las nietas- te amamos Nonnaaaaaa.
¡Ding!
-¡Hasta luego, madre.- leí a la hija y…fuera.
-Aló-dije en el micrófono, ¿Rosy estás ahí?
-¿Amiga, ándale, ¿siempre es así de movida tu vida?-preguntaba la otra desde México.- y en ese momento…¡Apagón!
Dejé caer las manos con alivio y se me vino a la cabeza la señora Sónico, ¿te acordás que le dolían los dedos de tanto apretar teclas?
-Voy para allá –grité a Macarena y comencé a desplazarme hacia el patio.
Estoy yendo cuando oigo golpes en la puerta de entrada.
Abro.
-¡Teté!- dije al tiempo que lo sostenía…como que se derrumbó encima de mí.
-Se cortó…-trataba de acompasar la respiración.
-Sí ¡y no llegaste a subir al ascensor!
Movía la cabeza de acá para allá mientras se secaba la frente con un pañuelo ( de hilo of cors, Teté ni toca los descartables)
-A Dio gracia que no se metió en el ascensor- se burlaba Macarena- si no se nos queda el pichón atrapado en la jaulita- y entre risas le acariciaba el pelo (Teté odia que le toquen el pelo)
-Macarena, no lo pelees que está como ahogado.
-Largá el pucho, cariño. –le dijo ella al tiempo que le tomaba del brazo y marchamos los tres hacia el patio del naranjo y el mate amargo.
Y allí estábamos sentados, mirando la ciudad, el cielo azul, escuchando cada uno al otro, con calma, cuando sonaron unos golpes en la puerta.
-¿Quién es?- pregunté al tiempo que abría la mirilla (porque esta casa tiene mirilla tipo ventana, divina, toda trabajada…es de 1930 ¿te dije?).
-Era el portero que traía unas cartas.- Comenté mientras ocupaba otra vez mi sitio en la tertulia del patio.
-¿Sin ¡Ding!?- se burló Macarena y cebó otro mate.
– Con ¡Toc, toc!- comenté. Tomé una de las cartas, rasgué el sobre, saqué la hoja y suspiré:- ¡Adoro al cartero!, tan retro él.-dije.
Y el sonido de la bombilla, cuando Teté terminó del tomar el mate, le puso música a la frase.
Chichí
LÍNEA DIRECTA AL CORAZÓN por Stella Maris Zaffaroni
