Escribe Pablo Anzalone
Artículo publicado en el semanario Voces 19 de noviembre 2015
Existen discusiones importantes sobre política internacional dentro del Frente Amplio. Como las hay en otros temas. Y también hay resoluciones de congresos, propuestas programáticas aprobadas, declaraciones de la Mesa Política y el Plenario Nacional, que definen los acuerdos o las mayorías en la fuerza política. Por suerte hay debates y no “pensamiento único”, acrítico o subordinado a la opinión de tal o cual liderazgo. Al mismo tiempo las tres administraciones frenteamplistas han tenido improntas diferentes, énfasis distintos o por lo menos parcialmente distintos.
Con la oposición blanca y colorada las diferencias son más profundas. Han demostrado una clara voluntad internacionalista, alineándose con las derechas del continente en sus peores emprendimientos, desde el derrocamiento de Lugo al intento de golpe en Venezuela. Son furibundos denostadores del Mercosur, Unasur, Celac, Alba y defensores de los Alca, TLC, TISA, TPP o cuanto instrumento promueva EUA. Sería deseable tal vez pero es bastante improbable alcanzar políticas de estado en esta materia.
La concreción de un TLC con EUA en el primer gobierno frenteamplista y recientemente la participación en el TISA son dos puntos culminantes de los debates dentro del Frente Amplio. Hay que valorar en Tabaré una actitud de consideración y respeto por las discusiones y por las resoluciones del Frente Amplio en estos temas que no son menores. Recordemos también que el TLC con México apareció como sustituto del que no se aprobó con EUA. En estos días se conocieron los resultados: mientras Uruguay vende poco más de 100 millones de dólares a México, este país nos vende más de 1000millones, mientras vendemos soja ellos nos venden celulares y computadoras. Se consolida una división internacional del trabajo que nos posterga. Lo ha dicho la CEPAL en estos días: la profundización de la especialización en recursos naturales durante el ciclo de altos precios y la persistencia de una estructura productiva con reducidas capacidades tecnológicas, hacen más difícil salir de la situación actual.
El planeta vive una crisis profunda del capitalismo, que, como otras veces, está reorganizándose a partir de ella. Bajo el predominio del capital financiero y de las grandes corporaciones se está modificando el mundo y de ahí la complejidad actual de los escenarios internacionales. Frente a las dificultades para acuerdos multilaterales las grandes corporaciones están promoviendo la negociación plurilateral. En una conferencia reciente en el Centro de Estudios sobre Integración Regional CEFIR sobre los mega-tratados como TTP [1]y TISA[2], José Manuel Quijano señalaba que éstos no son tratados de libre comercio sino tratados cuyo fin es crear nuevos derechos para el capital internacional. EL TPP procura precisamente quitar todos los obstáculos para las empresas transnacionales. Cambia el ordenamiento jurídico internacional, el poder judicial. Afecta las empresas públicas. Son negociaciones cerradas, no democráticas, sin participación y conocimiento de gobiernos y poblaciones, con gran peso del lobby corporativo. Dice Quijano: la visión “hay que estar porque todos están” es demasiado simple.
Por otro lado China, una potencia con enorme gravitación, está excluida del TPP y promueve un tratado distinto, el RCEP (que es el actual ASEAN más seis)[3]. China desarrolla una política activa de acuerdos e inversiones en América Latina. ¿Qué impactos tendrá en el Mercosur el RCEP?
Como han señalado Quijano, Conde, Caetano, Mujica y otros la gran apuesta para nuestros países era la integración regional y sin embargo ella enfrenta hoy graves dificultades. A pesar de ello, dar las batallas necesarias para desbloquear ese rumbo parece ser la mejor opción que nos queda. CEPAL fundamenta algo similar cuando señala que “avanzar hacia un espacio integrado y con reglas comunes es indispensable para promover los encadenamientos productivos, aumentar la resiliencia del comercio intrarregional y favorecer la diversificación productiva y exportadora”. El contexto es complicado, los resultados de las elecciones argentinas, el debilitamiento del gobierno de Dilma, entre otros, agregan incertidumbres.
Los atentados terroristas en París tensaron todavía más la situación mundial y el peligro de más guerras, más xenofobia, más islamofobia, más violencia y muerte, está planteado. En algún momento habrá de reconocer que son consecuencias nefastas de las políticas de EUA y Europa hacia el medio oriente y el norte de África y cuestionarlas con claridad. Más aún cuando Uruguay está ahora en el Consejo de Seguridad de la ONU.
[1] El Trans-Pacific Partnership (TPP) es un acuerdo entre 12 países del área del Pacífico que refiere a una cantidad de temas de política económica.
[2] El Trade in Service Agreement (TISA) es una propuesta de tratado internacional que abarca más de 20 países.
[3] Regional Comprehensive Economic Partnership es un propuesta de tratado de libre comercio entre las 10 naciones que integran hoy ASEAN ( Association of Southeast Asian Nations) y otros 6 países como China, India, Japón, Australia, Corea del Sur. Estas negociaciones comenzaron en 2012.