TENGO RAZONES por Adriana Cabrera Esteve

Ante las elecciones internas que se avecinan debo decir que también yo soy parte del club de los desmoralizados. Luego de militar cuarenta años en un partido y de estar junto a otros compañeros a cargo de su medio de prensa, un grupo de integrantes de la dirección decidió interrumpir su impresión. Así, sin más. Pensé que la censura no era una actitud de izquierdistas y me fui junto a otros compañeros y lo hicimos público. Como todas las rupturas fue dolorosa y los relatos que circularon sobre ella aún más. Está claro que no somos los únicos. Otros compañeros tendrán otras razones para haber abandonado sus partidos o sus comités o las organizaciones sociales a las que habrán dedicado su vida. Seguramente los maestros estarán desencantados después de oír a la Ministra de Educación menospreciarlos; lo mismo que los militantes de organizaciones de derechos humanos al oír al Ministro de Defensa estigmatizarlos gratuitamente. Y la lista de errores de quienes se constituyen en personajes, sigue. Sin embargo, los desencantados tenemos que reconocer que la lista de aciertos es tan larga que resulta difícil enumerarla. Porque el FA es eso, un espacio heterogéneo de corrientes que confluyen en la necesidad de cambiar la sociedad para más justicia social con diferentes ideas sobre cómo hacerlo. Y mientras unos meten la pata, otros tiran y tiran para adelante. Impulsan la transformación del Sistema de Salud; la disminución de la pobreza; la eliminación de la indigencia; planes de vivienda; el cambio de matriz energética; entran a los cuarteles a buscar los restos de los desaparecidos; eliminan con un solo decreto todas las decisiones de los gobiernos blancos y colorados que ampararon a los criminales de lesa humanidad en la impunidad; reconocen derechos de género; impulsan leyes contra el monopolio mediático que tanto mal ha hecho en otros países de AL; impulsan un sistema nacional de cuidados y no puedo seguir enumerando porque necesitaría mucho más espacio.

Al mismo tiempo, estas elecciones internas del Frente Amplio se dan en un marco de avance regional de los partidos conservadores. Pero en Uruguay no está dicha la última palabra. Estamos en condiciones de mirar las experiencias de nuestros vecinos y aprender de ellas y en eso se juega, no sólo el destino de los uruguayos más necesitados sino las perspectivas regionales en un momento de crisis de expectativas y de una fuerte desmemoria construida a través de los medios masivos de comunicación y de la globalización de la desinformación. Es así, que cuando se habla de corrupción en la región, la derecha intenta mostrarla como si se diera en Uruguay en la misma dimensión. Cuando asistimos a un linchamiento político de la Presidenta de Brasil sin pruebas y con un relato falaz creado por los grandes medios, la derecha uruguaya se frota las manos y juega a la confusión y al “fin de ciclo”. Se suben a las redes fotografías tomadas en otros países. Se intenta confundir a la ciudadanía.

En ese marco, la desmoralización y la perplejidad de los frenteamplistas son enormes. No aparecen entre los candidatos liderazgos indiscutibles, lo que es bueno. Porque como ha afirmado el Pacha Sánchez, a quien apoyo, nadie puede revertir sólo la desmoralización y el descreimiento. Tiene que haber un impulso colectivo por recuperar la herramienta de cambios y ponerla a pelear la hegemonía política y cultural con la derecha.

Pensar en crear un acuerdo estratégico es válido y hacia él habrá que caminar pero así pelada, la idea deja en blanco a los frenteamplistas y el voto se convierte en un acto de confianza. Las correlaciones de fuerza son, existen, y se actúa sobre ellas, no convocando a un gran acuerdo sino gestándolo desde las prácticas y miniacuerdos cotidianos. Entre otras cosas porque el Frente Amplio es unidad en la diversidad, y es bueno que lo sea. No queremos un frente homogéneo, alineado con líderes indiscutibles. Queremos un Frente que haga política con dimensiones humanas.

Y aquí cabe recordar las palabras del inspector Guarteche cuando parafraseaba a un amigo afirmaba que era sorprendente todo lo que se puede avanzar cuando deja de preocuparte quién se lleva los premios.

Hoy la gran batalla es pelear la hegemonía cultural con la derecha y para eso hay que opinar y votar desde adentro de la herramienta política que ha forjado el pueblo en décadas de historia y que condensó las luchas por derechos y libertades de otras tantas décadas anteriores.

Años de autoritarismo nos enseñaron a valorar las instancias democráticas. En un mundo en el que las corrientes populares deben llevar adelante sus campañas electorales a contrapelo de la inversión que hacen las grandes corporaciones para construir las candidaturas que les son afines, el FA da un ejemplo al elegir democráticamente sus direcciones. No la desperdiciemos en el escepticismo.

Renuncia de Milton Romani a la JND

Estimados compañeros y compañeras,
Como Uds. deben estar enterados, he tomado la decisión de alejarme del cargo de Secretario General de la Secretaría Nacional de Drogas de la Junta Nacional de Drogas.
Lo comuniqué a nuestro Presidente Dr. Tabaré Vázquez y al Prosecretario de la Presidencia Dr. Juan Andrés Roballo con suficiente anterioridad para procesar una transicion de cargo, tareas y equipos en terminos de responsabilidad política e institucional. Asegurar nuevamente, la continuidad de las políticas públicas en drogas, promoviendo a su vez, los cambios necesarios para una renovación saludable. A partir del 1o de Julio asumió el cargo el Lic. en Trabajo Social Diego Olivera.
Ha constituído un privilegio haber formado parte del primer gobierno de la izquierda, del Frente Amplio, luego de varios años de lucha social y política. De integrar una institución del prestigio de la Junta Nacional de Drogas y armar equipo con compañeros y compañeras de la talla de Jorge Vázquez, Miguel Fernández Galeano, Ana Olivera, Juan Faroppa, José Bayardi, Jorge Bruni, Belela Herrera y Ricardo Gil.
Privilegio, poder dirigir la Secretaría Nacional de Drogas con funcionarios y funcionarias que se incorporaron desde la primera hora a este desafío.
Nunca les pregunté su filiación política y no fue ese el criterio de asignacion de responsabilidades. Promoví y recibí una actitud de compromiso, servicio público y trabajo sobre la base de los estímulos morales, guiados por la Estrategia Nacional para el Abordaje del Problema Drogas. Que se fue construyendo conceptual y en la práctica. Haciéndose carne en todos los equipos, a partir de un enfoque humano y vincular que es la base del abordaje del problema, pero es también coherente con la concepción de gestión humana y que termina siendo constitutiva de esta forma peculiar de comunidad.
Esto fue así a nivel de salud, investigación, acción policial, con Jueces y Fiscales, en trabajo comunitario, con las Juntas Departamentales de Drogas. En nuestra presencia en todos los foros y organismos multilaterales de la región y del mundo.
Tuve el privilegio también de ejercer un cargo de gobierno que me permitió, en lo personal,
poder hacer coincidir trabajo, profesión y compromiso militante.
Compartir y sentirme muy apoyado por mi familia, compañera, hijos y nietos en el ejercicio de este desafío.
Continué en el cargo cuando asumió como Presidente, José Mujica, quien luego, me designó en el cargo de Embajador, primero para los temas de Drogas y DDHH y luego como Representante Permanente de Uruguay ante la OEA.
Me sucedió en el cargo el compañero Soc. Julio Calzada, con quien me unen lazos de amistad y compañerismo y que le dió continuidad en las líneas y enfoques fundamentales y profundizó en temas sustanciales de la problemática.
El 19 de abril de este año, como Jefe de Delegacion de Uruguay me dirigí a la Asamblea General de Naciones Unidas que celebró una Sesión Especial sobre el Problema Mundial de las Drogas. Fue la culminación de un ciclo de liderazgo de Uruguay en la comunidad internacional, defendiendo la debida integración de los instrumentos de Derechos Humanos con las políticas internacionales de fiscalización de drogas y la necesidad de abrir un debate amplio, abierto e inclusivo sobre las estrategias hegemónicas para el control de drogas, hegemonizadas por un pensamiento único y dogmático, rigidamente prohibicionista.
Terminé expresando un llamado a la paz. Estoy convencido de ello. Luego de tanta absurda elocuencia y panegírico de la denominada ¨guerra contra las drogas¨ de tanto fracaso evidente, con su dosis de violencia, de muertos y prisiones atestadas, hay que darle una oportunidad a la paz. A nuevos y renovados enfoques que pretenden eficacia, eficiencia y humanidad en el tratamiento de un tema tan complejo. Fue una sesión polémica, pero muy importante. En mi opinión, se quebró el pensamiento único y comenzó, ahora sí realmente, ese debate tan necesario a lo largo y ancho del mundo.
Que habilitó la diversidad de opciones en el marco de la unidad en la coooperación y coherentes con el fin último de las Convenciones (que son salvaguardar la salud y el bienestar de la humanidad). Que admitió la flexibilidad suficiente que las mismas tienen, para avanzar en los nuevos desafíos y enfoques que surgen a nivel regional o nacional. Que definitivamente ha consagrado el respeto irrestricto a los derechos humanos en el marco de las políticas de drogas.
En estos quince meses de nuevo ejercicio del cargo de Secretario General, he podido cooperar y trabajar con nuevos y viejos compañeros y compañeras, contribuyendo al fortalecimiento de todas las líneas más importantes de una renovada Estrategia Nacional para el abordaje del problema drogas.
Encaminar y garantizar el cumplimiento total de la Ley de Regulacion y Control del Mercado de Cannabis ha sido un desafío colectivo que fue abordado con energía, por varios compañeros en diferentes campos y organismos. No ha sido facil, porque las inercias de resistencia al cambio han trabajado en forma pasiva y activa encabezada, la mayoria de las veces, por mitos y prejuicios, mas que por evidencia cientifica. El debate y la libertad de opinión forma parte de la democracia. Pero como afirmó nuestro Presidente el Dr. Tabaré Vázquez, hacer cumplir las leyes es parte sustancial del funcionamiento democrático.
En mi opinión, Ley que se ampara en un marco de derechos y en un enfoque de salud pública que incorpora la gestión de riesgos y la reducción de daños, como una nueva herramienta; a la educación y a la prevención indicada y selectiva. La regulación de mercados ha constituído un rasgo distintivo de nuestras políticas, principalmente en drogas, pero sólo pueden entenderse a la luz del enfoque de integralidad de las mismas que hemos construido pacientemente en estos doce últimos años.
Las políticas de drogas en nuestro país, desde el 2005, son integrales porque incorporan en forma equilibrada y complementaria todas las fases que atacan a un problema social complejo. Desde la aplicación de la ley con sentido de propocionalidad y equidad, la lucha contra el crimen organizado y el lavado de dinero (con la creación de la Secretaría Antilavado, los Juzgados y Fiscalías de Crimen Organizado y la creación y desarrollo del Fondo de Bienes Decomisados) y también en la protección de derechos fundamentales: el derecho a estar informados, el derecho a la educación, el derecho a la salud. Que en el caso del abordaje de drogas lo hemos extendido desde el primer nivel de atención hasta los centros especializados. Y más allá con los dispositivos de cercanía de tipo comunitario que es necesario fortalecer. De los Dispositivos que denominamos Intermedios como los Centros Ciudadela de información, abordaje primario y derivación. Todos integrados en una Red de Atención en Drogas interinstitución (RENADRO) compartida con ASSE, INAU, MSP y MIDES. Desafío renovado que hay que fortalecer aún más. Derecho a la salud integral que incorpora la inserción social educativa y laboral. Que incluye la investigación científica que hemos desarrollado con el Instituto Clemente Estable, con el Polo Tecnológico de la Facultad de Química, con el Hospital de Clínicas, con el Hospital de Sanidad Policial, con el Observatorio Uruguayo de Drogas y que nos ha colocado en la avanzada del tema a nivel regional y hemisférico.
Esto es un logro del esfuerzo de hombres y mujeres con una sola ideologia: servir al pueblo. Por lo tanto es un patrimonio de nuestro pueblo. Me siento satisfecho de haber colaborado en este logro y dejar ahora mi puesto en inmejorables manos.

La del compañero Diego Olivera, Licenciado en Trabajo Social, que viene del Ministerio de Desarrollo Social de dirigir el Programa Jóvenes en Red. Quizás y sin quizas, el penúltimo de mis privilegios, dejar en manos de tan distinguido compañero esta ruta.

Saben todos y todas que tengo una pasión militante que aún late y me genera, siempre, inquietudes. Todo tiene su tiempo y para mí, hoy es el tiempo de dar un paso al costado y habilitar que otros ocupen nuevos espacios y responsabilidades.
Sin embargo, yo no me voy. Siempre estoy. Estaré en estos y otros temas que nos interpelan, hasta que las fuerzas me den, y en lo que pueda aportar. Ya lo sabían, pero se los recuerdo a todos: pueden contar conmigo.
Milton Romani Gerner
*Fotografía La República