DEBES Y HABERES EN LA SALUD DE NIÑOS Y NIÑAS EN ESOS 15 AÑOS por Adriana Peveroni

Para cualquiera que peine canas y lleve unos años trabajando en el área de la salud en nuestro país no hay modo de negar los avances y mejoras que ha constituido la reforma de salud llevada adelante en el primer gobierno del Frente Amplio (FA). Si además uno es pediatra, el cambio es aun más evidente y fue palpable desde el primer momento. Previo a esta reforma, la atención en salud a los niños y adolescentes uruguayos era muy desigual y distaba mucho de ser óptima. Si bien existían prestadores públicos y privados que teóricamente cubrían las necesidades sanitarias de esta población, en los hechos crudos y duros esto no era así. A nivel de las IAMC (mutualistas, en la jerga común) se atendía a un número pequeño de niños y adolescentes, aquellos que vivían en hogares en los cuales podía pagarse la cuota mutual, onerosa para la mayor parte de la población. Otros se atendían a nivel de salud pública, con presupuestos históricamente magros, con carencias en lo edilicio y en la oferta de horas de atención médica, lo que en los hechos significaba que se controlaba a gatas a los niños hasta el año de vida, y se los asistía mayoritariamente cuando cursaban alguna enfermedad importante, en hospitales muchas veces desbordados. La atención distaba de ser integral y, mucho menos, equitativa.

Cualquiera que haya trabajado en la salud durante los años 2002, 2003, 2004 recordará puertas de emergencias hospitalarias colmadas, hasta el punto de ver a dos pacientes por camillas; hojas y hojas de niños por asistir acumulándose, resolviendo lo de un paciente y recibiendo a dos más; familias que no podían pagar un prestador integral (IAMC) para sus hijos y que optaban por afiliarlos a algún sistema de asistencia parcial (móvil) para tener cubierta la atención de urgencia y, si era necesario, acudían al hospital. Recordará también, en alguna oportunidad, haber trasladado a un niño a una puerta de emergencia hospitalaria para asegurarse de que recibiera las recetas para retirar un antibiótico, que de otro modo no podría comprar. También recordará los carnés de asistencia, indispensables para atenderse en salud pública, gratis y arancelados. Así como los magros sueldos de médicos, enfermeros, auxiliares de servicio, tanto, y sobre todo, a nivel público como privado, mutualistas que cerraban, generando desempleo y desamparo a sus socios, así como multiempleo.

La relación del gasto en salud entre el subsector privado y el público en ese momento era de tres a uno a favor del primero.

Los cambios ocurridos en 2007 con el nuevo Sistema Nacional Integrado de Salud

En 2007, al implementarse la reforma, se creó el Fondo Nacional de Salud, que sustituyó y amplió a la antigua DISSE. Están comprendidos en él todos los trabajadores, públicos y privados, y sus hijos de hasta 18 años, pudiendo optar por atenderse en los prestadores públicos o privados.

A su vez, se determinaron a través del Programa de la Niñez del Ministerio de Salud Pública y mediante la Meta Asistencial 1 los ítems mínimos a realizar en el control del embarazo, durante el parto y en el primer año de vida, aspectos que se controlan mediante indicadores preestablecidos, de cuyo cumplimiento depende parte del pago que reciben los prestadores por cada usuario comprendido en estas metas.

El ingreso de 300.000 niños y adolescentes de hasta 18 años en el año 2007-2008 en el subsector privado, así como la exigencia del cumplimiento de la meta 1, motivaron, entre otras cosas, que los pediatras pasáramos de trabajar principalmente a nivel de emergencias móviles y en las puertas de emergencias a ser profesionales muy requeridos, porque a partir de la reforma se debió cumplir con la real asistencia de todos los niños, niñas y adolescentes. Hubo entonces que aumentar la disponibilidad de policlínicas, garantizar el primer control de los bebés antes de los diez días de nacidos, controlar en domicilio a los recién nacidos de riesgo, asegurar la promoción de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y apoyar a las madres que amamantan, así como promover las buenas prácticas de alimentación y de crianza.

Para ello se contó y se cuenta con los programas Uruguay Crece Contigo y Cercanías en el apoyo a las familias de mayor vulnerabilidad.

El presupuesto en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) en los últimos 15 años aumentó de tal modo que fue disminuyéndose la brecha entre gasto público y privado por paciente, y hoy el gasto por usuario a nivel público es de 0,8 en relación con el gasto por usuario a nivel privado. La migración de parte de la población usuaria hacia el subsector privado también aligeró al sistema público, permitiéndole brindar una atención más adecuada.

Se realizaron fuertes inversiones a nivel de ASSE, mejorando la infraestructura tanto del primer nivel de atención como a nivel hospitalario, aumentando el número de horas disponibles para la atención en el primer nivel de niños de cero a 18 años y de embarazadas.

Esto determinó, aunque no fue el único factor, una mejora en los indicadores claves como mortalidad infantil, que disminuyó prácticamente a la mitad; actualmente es de 6,7 por cada 1.000 nacidos vivos. Estas cifras actuales de mortalidad infantil se encuentran sobre todo determinadas por mortalidad neonatal, vinculada principalmente a nacimientos prematuros y a malformaciones congénitas. Es lo que se conoce como “mortalidad dura”, difícil de bajar. También en estos años disminuyó la mortalidad materna, aumentó el número de embarazos, con una cantidad adecuada de controles y de captación precoz, y viene disminuyendo sostenidamente el número de embarazos adolescentes.

En la mejora de estos indicadores jugaron un papel clave las mejoras en materia económica y redistributiva, que llevaron a un descenso de la pobreza desde 38% a 8%, con lo que la pobreza infantil bajó de casi 60% en 2004 al 17% actual. Esta cifra, ese 17%, nos preocupa y nos ocupa, sobre todo considerando que lo que pasa en este momento de la vida es determinante para lo que pasará luego en cada una de las personas.

Alcanzar una cobertura universal en control en salud de niños y niñas y tener criterios unificados en cuanto a su atención nos permite, entre otras cosas, asegurar una mejor cobertura de vacunas, acompañar el crecimiento y la lactancia, así como la incorporación de la alimentación complementaria y evaluar el desarrollo, a la vez que posibilita detectar en forma precoz alteraciones y trabajar en conjunto con las familias en el uso de adecuadas pautas de crianza.

¿Cuáles son nuestros debes?

En general, y sobre todo a nivel del subsector privado, no se cuenta en el primer nivel de atención en salud con equipos interdisciplinarios dedicados al control del niño sano que tanto enriquecen el trabajo con las familias. De este modo seguimos priorizando lo biológico y la atención médico-céntrica, tan empobrecedora.

En momentos en que los altos índices de suicidio, de relaciones violentas, de aumento de consultas en niños, adolescentes y adultos por razones vinculadas a la salud mental (crisis de pánico y de ansiedad, angustia, enfermedades psicosomáticas), cuánta importancia deberíamos darle a una atención realmente global del niño y la familia.

El desarrollo infantil es un proceso dinámico, sumamente complejo, que se sustenta en la evolución biológica, psicológica y social.

Se entiende por atención temprana el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de cero a seis años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar.

Las familias con niños con trastornos del desarrollo o discapacidades de cualquier tipo en este momento en nuestro país se enfrentan a una tarea titánica: gestionar su tratamiento. Las prestaciones brindadas a través del sistema de salud son costosas y tienen límite en el tiempo, generalmente de un año con extensión a dos, lo que no contempla la realidad del proceso del niño. Muchas veces tienen tiempos de espera excesivos; otros recurren a gestionar estos tratamientos a través del Banco de Previsión Social, que cubre hasta dos prestaciones, siempre que se haya agotado primero lo ofrecido por el prestador de salud. No existe un plan de tratamiento concreto, evaluable y reelaborable, ni una coordinación con el centro educativo al que se llevará al niño.

A la luz de la transición demográfica acelerada que está viviendo nuestro país y de los datos en cuanto a carga de enfermedad que tenemos, es fundamental prestar atención a las enfermedades no transmisibles, y es en el entendido de que estas enfermedades se gestan desde las primeras etapas de la vida que debemos actuar en los ciclos de vida, promoviendo hábitos saludables.

La mirada hacia adelante

Es imprescindible, para seguir avanzando, fortalecer el primer nivel de atención, con la formación de equipos interdisciplinarios, insertos a nivel territorial y trabajando en red, y aumentar la capacidad resolutiva de estos equipos y los canales para la adecuada referencia y contrarreferencia con el segundo y tercer nivel de atención. Para ello es muy importante el buen uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Al pensar en la conformación de los equipos interdisciplinarios en el primer nivel de atención, se debe considerar la importancia de asegurar la mirada desde la salud mental.

Para poder ser efectivos en cuanto a promover hábitos de vida saludables, se hace imprescindible contar con un Plan Nacional de Alimentación que articule las acciones para promover, educar y favorecer una alimentación saludable al alcance de todos, así como el fomento efectivo del ejercicio y el deporte. Además, hay que incorporar la salud bucal dentro de las prestaciones cubiertas por el Plan Integral de Atención en Salud.

Debemos continuar trabajando en construir vínculos saludables, promoviendo la utilización de pautas de crianza libres de violencia y trabajando desde la promoción, la prevención y la detección precoz en la erradicación de la violencia de género y el maltrato infantil.

Hay que mantener y mejorar el trabajo que se viene realizando para disminuir el embarazo adolescente no planificado, trabajando con los jóvenes en la promoción de una sexualidad sana y libre y en la planificación de la maternidad y paternidad responsables, como parte de sus proyectos de vida.

Esto es lo que se propone desde el programa del FA, de cara a un cuarto gobierno.

Nada de esto está contemplado en el Programa Único del Partido Nacional, ni en el de Ciudadanos, del Partido Colorado. Tampoco se habla en ellos de cómo desarrollar el primer nivel de atención, ni se enfatiza en su importancia. No se dan garantías de continuidad en los aspectos que se han trabajado en estos años. Dado el énfasis que se pone en la necesidad de recortar gastos, es poco probable que se piense en profundizar algún logro, y no queda claro siquiera la sostenibilidad de lo ya hecho. En el Programa único del Partido Nacional se levanta como bandera y solución a los problemas de salud mental la creación de un hospital psiquiátrico para niños. No se menciona en ninguno de estos programas la infancia como un momento clave en el que debemos intervenir, como etapa fundamental del ciclo de vida. Tampoco se refieren a la alimentación que reciben, asegurando que sea sana y suficiente, garantizando la seguridad alimentaria en todos los hogares, cuidando el desarrollo normal de cada uno de ellos, actuando si se detectan desviaciones.

Cuidando los niños de hoy estamos cuidando a los adultos del mañana y comenzando a caminar una vida saludable y activa, incluso en la vejez.

*Médica.

Publicado en La Diaria el 18 de septiembre de 2019 

UN NUEVO IMPULSO A LAS TRANSFORMACIONES EN SALUD por Adriana Peveroni, Daniel Parada y Pablo Anzalone

Nuestro país está realizando una transición demográfica acelerada, descendiendo la tasa de fecundidad y aumentando la expectativa de vida al nacer. Es una muy buena noticia para Uruguay. Vale tener en cuenta como señala OPS (2019a) que la ganancia en esperanza de vida, no necesariamente se ha acompañado en América Latina de un incremento equivalente de la esperanza de vida con salud, ni de un mejoramiento de las desigualdades en la esperanza de vida observadas entre y al interior de los países de la región. Los retrocesos sociales y sanitarios que hoy se viven en la región hacen que las personas vivan más años pero muchas no tengan acceso a una buena vida en la edad avanzada entre otras cosas por mala salud, por deficiencias de los servicios de salud y sobre todo por políticas económicas, sociales y culturales que impiden su desarrollo humano pleno y su participación en la vida comunitaria (OPS 2019b).

En esta realidad demográfica y epidemiológica la principal causa de enfermedad  y muerte prematura son (cada vez más) las enfermedades no transmisibles (ENT): las enfermedades cardiovasculares, cánceres, enfermedades respiratorias y diabetes. Tenemos un reto fundamental en el modelo de atención y las estrategias de abordaje de estos problemas críticos.

Existen determinantes estructurales de la salud, mecanismos sociales y políticos que condicionan la posición socioeconómica que ocupan las personas o grupos, su capacidad de acceso a los recursos y su capacidad de influencia en la sociedad.  Entre los determinantes sociales están también las condiciones de trabajo, las condiciones de vida, las redes sociales de apoyo y los hábitos de vida. En las enfermedades no transmisibles estos determinantes estructurales de la salud tienen una gran influencia sobre los resultados sanitarios.

Al mismo tiempo un sistema de salud inequitativo profundiza las brechas sociales que lo anteceden, incrementando las desigualdades en los resultados sanitarios.

La reforma del sistema de salud en Uruguay fue un gran avance hacia la equidad y la universalidad. El SNIS propuso como grandes ejes los cambios en el modelo de financiamiento, en el modelo de gestión y en el modelo de atención. Éste último está centrado en desarrollar la estrategia de Atención Primaria de Salud renovada. Esta estrategia plantea una fuerte participación social, tanto para la priorización de las necesidades de la población como para llevar adelante las acciones más efectivas para poder satisfacerlas y como forma de control del funcionamiento del sistema de salud.

Por eso es tan importante el desarrollo de un primer nivel de atención que trabaja en el territorio, acercando el equipo de salud a la población, interactuando de mejor manera con ella, favoreciendo una fuerte relación equipo de salud- usuario, mejorando la escucha, el diálogo, que lleva a una mayor comprensión de las necesidades y a la elaboración de una estrategia de acción conjunta, que posibilita mejores resultados sociosanitarios.

Es en este nivel en el que se encontraron y se encuentran las principales carencias y dificultades. En el subsector público, este proceso de transformaciones se inició con equipos fragmentados, escasos en número y desigualmente distribuidos en el territorio, policlínicas y centros de salud con graves problemas de infraestructura, personal mal pago y con precariedad en los vínculos laborales, difícil acceso a medicación, paraclínica y dificultades en la referencia y contrareferencia con el segundo y tercer nivel de atención.  Si comparamos esta vieja fotografía con una actual veríamos muchos avances, muchas transformaciones, aunque aún queda mucho por hacer.

En el subsector privado la tendencia fue concentrar los servicios, con muy pocas policlínicas zonales, sin georreferenciación de los usuarios, con agenda congestionada, pocos minutos de atención a cada paciente, fragmentación de la atención con múltiples especialistas, con un enfoque meramente curativo, con una visualización parcial de la persona,  aislándola  de la comunidad de la que forma parte, con una distribución desigual de los recursos, concentrándolos geográficamente y  con copagos  que implican obstáculos para la atención de sectores con menos recursos.

A pesar de las intenciones expresadas en los diferentes planes de estudio de Facultades y Escuelas la formación sigue fallando en el trabajo interdisciplinario y en una visualización de la persona como un ser integral e inserto en una familia, una comunidad, una cultura.

Durante estos años se han hecho muchos esfuerzos destinados a cambiar esta situación: mejoras en las Redes Integrales de Atención, aumentando el número de profesionales y formando equipos, mejorando sustancialmente la infraestructura sanitaria, formalizando los vínculos laborales a nivel público y mejorando los salarios en ambos subsectores. Aumentó el número de médicos de familia y cambió su formación. El cumplimiento de los programas de atención a la infancia y adolescencia, las mujeres embarazadas y el adulto mayor, el establecimiento de Objetivos Sanitarios Nacionales, el pago variable por cumplimiento de las Metas Asistenciales, el aumento de los tiempos de atención (a partir de este año pasarán a exigirse 15 minutos por paciente), son transformaciones trascendentes. También se desarrollaron estrategias para  favorecer la concentración del trabajo médico, entre ellas la creación de los Cargos y Funciones de Alta Dedicación (CAD y FAD).

A pesar de todo, aún encontramos grandes  carencias en el desarrollo de un nuevo modelo de atención. Como es bien sabido, cualquier reforma del sistema de salud se enfrenta a resistencias y presiones, al tocar intereses económicos, corporativos y de diferentes grupos de poder y enfrentar el miedo y resistencia al cambio. Sin duda imbricar dos subsistemas distintos, con problemas, fortalezas y debilidades, leyes laborales, cultura organizacional e historias diferentes, es un desafío ambicioso, que requiere innovación y gran capacidad de gestión y rectoría.

Entonces: 15 minutos por paciente en una policlínica no quiere decir 15 minutos de buena atención médica. Intentar concentrar el trabajo médico con los CAD y las FAD, no quiere decir que los médicos desempeñen esos cargos y funciones en exclusividad en ese prestador, aumentando su compromiso con el mismo. Incluso hay casos en que cumplen ese mayor horario como retén y suman ese cargo a otros trabajos, en desmedro de la calidad de su desempeño.  Tener una población referida de la que sean responsables, desarrollar una mirada que no solo esté centrada en la enfermedad sino también en la promoción de la salud, tener una capacidad resolutiva adecuada y no derivar   especialistas o pedir exámenes paraclínicos innecesariamente, requieren nuevas medidas. La complementación entre prestadores es insuficiente, necesitamos avanzar en el marco jurídico, en los incentivos económicos y culturales para utilizar los recursos en forma eficiente.

Es imprescindible hincarle el diente a la dificultad en trabajar y formar equipos interdisciplinarios en todos los niveles, pero sobre todo en el primer nivel de atención, en lo público y privado,  mejorando de este modo la capacidad de atender los problemas de salud con una mirada integral. Para ello es necesario cambiar radicalmente la formación del personal de en salud, avanzando hacia una formación de grado compartida en los años básicos, priorizando la incorporación y jerarquización de profesionales de la salud diferentes en los mismos.

Aumentar la capacidad de resolución de los problemas de salud desde centros de atención cercanos a la población es una cuestión fundamental para el próximo período. Para eso hay que incrementar la formación continua de los equipos, utilizar protocolos y guías clínicas, incorporar tecnología adecuada, generalizando la utilización de la Historia Clínica Electrónica y aprovechando plenamente sus potencialidades. Las posibilidades que permite el uso de las tecnologías de la información y comunicación TICs, incluyendo los portales Ceibal e Ibirapitá, pueden ser muy útiles para la salud si hay una Política Nacional de Tecnología que apueste a la integralidad y no al negocio asistencialista.

Debemos fortalecer la rectoría del MS y la JUNASA, para regular y fiscalizar un sistema complejo, y sobre todo para promover decididamente las transformaciones de la atención y las políticas integrales de salud.

Al hablar de integralidad decimos impulsar acciones intersectoriales que incidan en la promoción de salud, vinculados a los Objetivos Sanitarios Nacionales, que incluyen un Plan de Alimentación saludable, de Actividad Física, de cesación del tabaquismo y regulación del alcohol para disminuir su consumo nocivo, de prevención del suicidio y los accidentes y de la violencia de género y generaciones.  Decimos integralidad para afirmar que la salud bucal y la salud mental no pueden ser postergadas y corresponde incluirlas plenamente en el PIAS, en el Plan Integral de Atención a la Salud.  Integralidad es generalizar la rehabilitación y reinserción, articulando eficazmente con los Cuidados. “El sector salud está estrechamente relacionado a los cuidados de largo plazo; puede tener un importante rol previniendo el incremento de necesidades y recibe los costos de una población que no recibe servicios adecuados a su condición” (OPS 2019b)

En el campo de la salud Uruguay tiene ante sí una disyuntiva fundamental: desandar lo hecho por el SNIS retrocediendo a una concepción fragmentada y mercantilista como la del Partido Nacional o la posibilidad de profundizar los cambios, apoyados en lo que se ha hecho, señalando los errores y carencias, formulando las estrategias para solucionarlos, como plantea el programa del Frente Amplio. Un programa con espíritu autocrítico y propositivo, que defiende el SNIS y propone un nuevo impulso de transformaciones en salud.

.-OPS 2019 a . Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030.

.-OPS 2019 b.   Cuidados de Largo Plazo: El Desafío para las Américas

Publicado en La Diaria 22 de mayo de 2019

LOGROS Y NECESIDADES DE LA REFORMA DE LA SALUD por Dr. Daniel Parada, Dra. Adriana Peveroni y Mg. Pablo Anzalone

Para realizar una muy breve reseña de logros y debes se analizan aquí  los tres ejes de transformación que la propia reforma planteó en los modelos de  FINANCIAMIENTO, GESTIÓN Y  ATENCIÓN. Los cambios propuestos, algunos ya logrados y otros no, son los que permitirán nuevos avances  en la salud en la población.

CAMBIOS EN EL MODELO DE FINANCIAMIENTO.   Este punto es  el de mayor avance y consolidación por  la creación del Seguro Nacional de Salud cuyo aspecto fundamental es  un fondo de mancomunación (FONASA), al cual aportan  un porcentaje de sus ingresos todos los trabajadores, públicos y privados, y los jubilados,  asi como las empresas y el Estado. Se ha producido el ingreso gradual al Fondo de los diferentes colectivos, restando todavía algunos. El aumento de la  cobertura es un éxito nunca alcanzado antes  en nuestro país, hacia la universalización de la asistencia. El descenso del pago de bolsillo a través de la disminución de  los copagos, hace más fácil el acceso en el subsector privado. Sin embargo los copagos todavía constituyen un obstáculo para la atención en determinados sectores y se hace necesario continuar abatiendo su costo.  La financiación de los prestadores públicos y privados a través del pago de cápitas ajustadas por  edad y sexo, hizo posible la estabilidad del sistema, evitando la discriminación de usuarios por razones de edad o patologías, y el cierre de prestadores a los que previamente estábamos habituados. No obstante aún quedan aspectos importantes para avanzar en materia de financiación. Uno de esos pasos es completar la integración de la población al Seguro Nacional de Salud,  eliminando la desigualdad existente entre el gasto por usuario en el sector privado y el gasto por usuario en ASSE que todavía es un 20% menor. Otro es la revisión de las cápitas al contar hoy con mayor información,  procurando llegar a una cápita de excelencia,donde se incentive la eficiencia en el uso de los recursos y se procure eliminar los gastos superfluos o el lucro encubierto.   El sistema de pagos variables por cumplimiento de metas asistenciales debe seguir mejorando, asociado a los Objetivos Sanitarios Nacionales, incorporando las dimensiones territoriales, incentivando el trabajo en red y la complementación, generando mayores controles sociales en su definición y cumplimiento.

CAMBIOS EN EL MODELO DE GESTION.   La reforma establece la participación de usuarios y trabajadores  en nuevos organismos como la JUNASA, JUDESAS Y JULOSAS, en el directorio de ASSE y en Consejos Consultivos de las Instituciones públicas y privadas.  Esta impronta participativa  le imprime al sistema la posibilidad de empoderamiento de todos los sectores y el desarrollo de una gobernanza donde puedan incidir actores tradicionalmente excluidos de las políticas de salud. Rescatando lo mucho hecho en este plano, falta potenciar la participación social en todos los niveles, resignificando las instancias actuales y abriendo nuevas formas. 

Debemos destacar la importancia clave de la RECTORIA  del MSP   en el conjunto del Sistema. Significó un gran avance la separación de la Rectoría de la prestación de la asistencia en salud a nivel público. El establecimiento de Contratos de Gestión con cada Institución, la  definición del Plan Integral de Atención a la Salud y el Formulario Terapeutico Nacional,han sido grandes pasos   en materia de modelo de gestión. Mas recientemente se están incorporando otras herramientas como la asociación de Metas Asistenciales  con los Objetivos Sanitarios Nacionales y   la creación de la Historia Clínica Nacional. La innovación tecnología abre muchas posibilidades para un futuro próximo si pensamos en un  abordaje integral y evitamos su mercantilización.  Dados  los pendientes existentes en esta materia y  sobre todo los desafíos futuros del SNIS,  fortalecer la Rectoría   es imprescindible y urgente para lo cual se deben asignar los recuros necesarios y tomar las decisiones políticas que corresponden.

 CAMBIOS EN EL MODELO DE ATENCIÓN.  Se han dado pasos significativos  para el cambio de modelo de atención, pero sin dudas es el eje en el que se ha logrado menor desarrollo. Se trata de  la aplicación creativa  de una estrategia de  APS renovada en función de la realidad socio epidemiológica del país. Ejemplos del camino transitado son el fortalecimiento del primer nivel de atención a través de la renovación y fortalecimiento de la Red de Atención Primaria en ASSE, incluyendo complementación en algunos territorios con otros prestadores, públicos y privados. La definición e implementación de programas de atención a niños, niñas y adolescentes, embarazadas y adultos mayores , así como su asociación al pago de las metas asistenciales, es otro ejemplo relevante.  Importa valorar la elaboración  de los OBJETIVOS SANITARIOS  para el 2020 que permitió identificar 15 problemas críticos de salud y definir líneas de acción y metas concretas en cada uno de ellos. Ahora tenemos la responsabilidad de evaluar colectiva y públicamente los avances en los OSN y elaborar los objetivos  para el  2030  con una amplia participación social y sólido respaldo técnico.  Las políticas públicas contra el tabaquismo, los programas de alimentación saludable y de ejercicio, la prevención de accidentes son otros elementos a destacar. El etiquetado frontal de alimentos por exceso de sodio, grasas y azúcares es una gran oportunidad para transformar los hábitos de alimentación hacia una mejor salud desde la infancia y en todo el ciclo de vida. Fortalecer los ámbitos territoriales de trabajo conjunto como Juntas Locales y Juntas Departamentales de Salud  es la mejor forma de promover la participación social y el abordaje integral de los problemas en base a las realidades locales.

El nuevo modelo de atención requiere  de personal consustanciado y formado  para su desarrollo. Algunas medidas como la formación continua y masiva  asociada al pago de una partida variable acordada en los Consejos de Salarios, son pasos muy  positivos. Otras como   las Unidades Docente Asistenciales o los Cargos de Alta Dedicación aportan en una buena dirección pero  necesitan evaluación, correciones y rediscusión de sus perspectivas. La rectoría está fragmentada en materia de personal de salud y falta una planificación  común.  La transformación del modelo de atención encuentra resistencias vinculadas a factores culturales, corporativos y de poder así como  a los intereses económicos que priorizan su lucro.  En todos estos campos  hay mucho camino a recorrer y la salud de nuestra población depende de que podamos hacerlo.

Artículo publicado en La Diaria: https://salud.ladiaria.com.uy/articulo/2019/4/logros-y-necesidades-de-la-reforma-de-la-salud/