Escribe Javier Cousillas

Pocas veces en tan poco tiempo hubo tanta gente que supiera tan poco opinando sobre la gestión de ANCAP. Y el daño que están haciendo al “Ente” o la “empresa” (según como se la mire) es descomunal.

Nunca una Comisión Investigadora como la creada investigó tan poco. Desde antes de crearse los dados estaban echados. La derecha y algunos sectores del FA se vuelven a unir como en el 2003 para cuestionar el papel de ANCAP como palanca de desarrollo de la economía nacional y desde el resto del FA, salvo honrosas excepciones, el silencio es estruendoso.

Coinciden en que no es al país al que le deben cerrar las cuentas, sino a cada una de sus empresas públicas, desde una visión totalmente desacertada sobre cuál debe ser el papel de un Ente Autónomo en el marco de un modelo de desarrollo. Visión totalmente estrecha que cuestiona el papel de las empresas públicas como dinamizadoras del desarrollo social, el empleo, la industrialización, el conocimiento y tantos otros factores que contribuyen al desarrollo nacional.

Tienen una visión de ANCAP y del resto de las empresas para recaudar y volcar el dinero en políticas asistenciales. Les parece poco lo que recaudan con el IVA y el Imesi a los combustibles. No tienen idea el peso que tiene ANCAP a lo largo y ancho del país en la vida cotidiana de la gente.

Prefieren abrir comedores en Bella Unión o en Paysandú antes que desarrollar ALUR y que la gente viva dignamente de su trabajo. Prefieren traer el cemento de Turquía porque es más “barato” antes que realizar las inversiones en las plantas de Portland para generar inversión nacional.

Poco les importa si hubo que construir tanques para almacenar combustibles o supergás, o vagones y buques para su traslado,  porque durante décadas no se había hecho absolutamente nada ya que el único objetivo que tenía la derecha y que compartía –y me temo que sigue compartiendo parte del FA- es entregarla a manos privadas.

Para ellos todo es un “despilfarro”

No sólo se trata de cargarse algunos posibles candidatos para el 2019 (Sendic, Martínez, etc.)  Se trata también de “achicar el estado” y para ello no hay nada mejor que mostrar a ANCAP como un caos y una máquina de despilfarrar dinero.

Dicen que la masa salarial de los trabajadores aumentó un 50 % y esconden que el promedio del país fue un 47%. Omiten que toda la masa salarial más las cargas sociales de todo el personal de ANCAP incide en la tarifa de los combustibles un poco menos que un pedo en el desierto del Sahara.

Buscan los motivos de las pérdidas  en la contratación de un remolcador para llevar las barcazas Río Uruguay aguas arriba, porque prefieren hacerlo en camiones como siempre lo hicieron,  o en la contratación (5000 dólares) de publicidad en  una radio comunitaria de Quebracho, pero no informan cuanto llevan los canales privados o el resto de los medios de comunicación que están muy lejos de ser “comunitarios”. Claro, pobre al periodista que informe cuanto ingresó proveniente de ANCAP entre 2000 y 2015 en el medio que trabaja! Profesionales si, incisivos si, rigurosos, también ; pero no mascan vidrio.

Realmente se trata de argumentos para infradotados.

ANCAP factura anualmente 5000 millones de dólares por año y su problema está en que entre los años 2011 y 2014 dejó de recaudar 800 millones de dólares asumiendo costos de distribución que no fueron volcados a la tarifa con el objetivo –que comparto- de que la inflación no superara el 10 %. Le guste o no le guste a los Astoris, Valentis, Michelinis y los voceros de la derecha que actúan como repetidores de  análisis que responden a una estrategia suicida.

No hace falta ser un matemático soviético para darse cuenta que la suma de las “pérdidas contables” coincide con esa cifra y no con las estupideces que se investigan.

Todas las inversiones de ANCAP fueron de público conocimiento, todas pasaron por el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Industria, todas responden a un plan energético que tuvo un amplio apoyo interpartidario en el 2005-2006, sin embargo nadie acusa conocimiento de las mismas.

Que esta inmoralidad  la haga la derecha,  está dentro de la lógica; pero que no la asuman los frenteamplistas que la decidieron, rompe lisa y llanamente con todos los valores que deben guiar el pertenecer a una fuerza política que tiene la obligación de gobernar de acuerdo a sus postulados históricos y al programa que se le presentó a la gente.

Se ha mezclado en el debate lo económico financiero con lo político partidario y las internas  del FA,  y a esta altura el común de los uruguayos, en lugar de información veraz, recibe verdades a medias que son mucho más peligrosas que aquellas mentiras lisas y llanas.

El daño está hecho y la derecha lo festeja. Ahora se trata de no agravarlo.

Si hay problemas de gestión hay que identificarlos, contrastarlos con la realidad y resolverlos, pero no poniendo la carreta delante de los bueyes. El pedido de renuncia o destitución de quien desde hace 6 meses se encuentra al frente de la empresa, adoptando medidas para subsanar errores, no resiste el menor análisis y se trataría de un linchamiento espeluznante para satisfacer la necesidad de sangre de los que gritan más alto y cuentan con servil amplificación.

Sería como pedir la cabeza de Astori porque en 9 meses de gestión subió la desocupación de un 6 a un 8.5% , casi un 50 %.

Nota- Quien suscribe estas opiniones es Javier Cousillas Iglesias, funcionario de ANCAP desde hace 33 años y actualmente Gerente de Servicios Generales. Es mi opinión de los hechos, a la que tengo derecho como ciudadano y como verán, está teñida por mi militancia frenteamplista. No involucra absolutamente a nadie más que a mí y a mi conciencia. Aclaro también que soy uno de quienes se ha negado a declarar en la Comisión por las razones que se desprenden de lo escrito  y no porque alguien me lo hubiera sugerido o impuesto. JCI.