Escribe Pablo Anzalone

Los siguientes puntos no se proponen ser una definición política sino una propuesta para debatir, una plataforma para trabajar, un marco conceptual provisorio para concebir la actividad colectiva.

1) Pensamiento crítico, estratégico, ideológico. Sin pensamiento crítico, creativo, removedor, alternativo, no hay forma de profundizar los cambios iniciados en el 2005, ni de enriquecer la acción social, las políticas de gobierno, las luchas culturales, y más en general, las políticas públicas. No alcanza la labor institucional ni las luchas electorales o las movilizaciones sectoriales aunque son necesarias. Los debates ideológicos y estratégicos son imprescindibles. Se apoyan y se imbrican con los procesos que las clases populares y los nuevos sujetos sociales han logrado construir.

2) Identidad frenteamplista y cambios. El Frente Amplio es el instrumento político que nuestro pueblo se ha dado para resistir, para acumular fuerzas y para promover las transformaciones hacia una mayor justicia social y mejor democracia. Sería un grave error conformarse con lo logrado. Por el contrario, los desafíos actuales requieren fortalecer al FA, promover una acción política permanente hacia y con la población, dar las batallas ideológicas para construir una hegemonía duradera basada en una cultura de derechos.

3) Construir caminos de izquierda junto con otros. La dimensión y complejidad de las tareas planteadas, el poder que sigue teniendo la derecha, las contradicciones existentes dentro del FA, hacen necesaria la construcción de caminos de izquierda, junto con otros, para evitar la detención, la mediatización o la derrota de los procesos de cambios de signo popular y por el contrario lograr su profundización.

4) ¿Qué es ser de izquierda hoy? Ser de izquierda hoy significa no resignarse ante las desigualdades por razones de clase, de género, de generaciones, de etnias, de opciones sexuales, de territorios, y luchar para abatirlas. Es concebir la democratización radical de la sociedad y el Estado como una estrategia de cambio y al mismo tiempo un contenido sustantivo de una sociedad distinta, reinventando una democracia participativa. También los caminos hacen a la cuestión de fondo, “ser de izquierda es ampliar el nosotros», caminar junto con los demás, luchar, escuchar y construir en colectivo.

5) Valores y conductas en la gestión de gobierno. La ética y la transparencia en la gestión pública, el vínculo cercano con la comunidad, la descentralización como estrategia de transferencia de poder a la población, el compromiso con el programa de gobierno, la claridad y honestidad frente a los problemas que enfrenta la población, la capacidad de autocrítica, son principios fundamentales para la acción de gobierno desde la izquierda. La autocomplacencia, el conformismo, las lógicas del status quo, la actitud de barrer bajo la alfombra, la defensa de las chacras sectoriales o partidarias, son fenómenos reales que conspiran contra movimientos de cambio más profundos.

6) Lucha ideológica y cultural. Sin cambios ideológicos en la población no es posible darle sustento firme a las transformaciones, ni impedir derrotas políticas y electorales en el corto o mediano plazo. Por eso, la lucha por valores solidarios, participativos, integradores, humanistas es imprescindible.

7) ¿Qué Frente Amplio necesitamos? El rol de la fuerza política Frente Amplio no puede limitarse a las batallas electorales para disputar los gobiernos con la derecha, sino que debe llevar adelante una lucha política permanente incorporando a la población en iniciativas, campañas y propuestas de cambio. La actitud de escucha y cercanía con la población y el rol proactivo para impulsar en su seno líneas de cambio hacia estructuras sociales más justas y democráticas, son dos aspectos complementarios. El debate ideológico y político con la derecha es parte de su tarea educativa y de la lucha por una hegemonía cultural.

8) Los DDHH como agenda nacional. La agenda de derechos humanos tiene una importancia capital para el próximo período. Como lucha por verdad, memoria y justicia sobre el Terrorismo de Estado y sus consecuencias, que se perpetúan en el tiempo. Y como rechazo a la vulneración de derechos que sufren la infancia y la adolescencia, las mujeres, las personas con diferentes orientaciones sexuales, las que integran etnias distintas o viven en territorios determinados. La construcción de una sociedad más democrática e integradora requiere nuevos avances en una agenda de derechos amplia. Hitos como el matrimonio igualitario, la legalización del aborto, la regulación de la marihuana marcaron el período pasado. Ahora se trata de poner otros en la agenda pública.

9) Redistribución de la riqueza. La distribución desigual de la riqueza es una pesada herencia que tiene América Latina y Uruguay dentro de ella. No es solo una rémora del pasado sino también un elemento del presente con consecuencias severas para la calidad de vida de grandes sectores de la población y distorsiones profundas en derechos como la salud, educación, trabajo, vivienda, convivencia, movilidad, cultura y actividad física. Por eso promover una distribución más justa debe incluir menos desigualdades en los ingresos, los patrimonios, el acceso a los bienes y servicios y reformas estructurales que garanticen los derechos fundamentales de toda la población.

10) Nuevos modelos en la sociedad. En ningún campo relevante se trata de hacer más de lo mismo. Transformar las estructuras y las prácticas exige pensar cada una de las áreas fundamentales y diseñar una estrategia basada en un análisis situacional, procurando el fortalecimiento de los actores del cambio y su involucramiento activo. Son procesos largos pero avanzarán sólo con una definición clara de las metas para cada etapa y una hoja de ruta que oriente a todos los actores. Nuevos modelos de atención a la salud, de educación, de movilidad, de convivencia, de seguridad, de entramados sociales integradores, de espacios públicos, estilos de vida diferentes, de comunidades que asumen como tales un rol protagónico en la construcción de su vida cotidiana. De eso se trata.

11) Equidad de género y generaciones. Romper con el modelo patriarcal que está en la base de la violencia y la discriminación contra la mujer, la infancia y la diversidad sexual, es un cambio cultural decisivo para el modelo de sociedad que aspiramos. La igualdad de derechos no es una bandera sectorial, secundaria o parcial sino un elemento constitutivo de la democracia que queremos construir.

12) Un modelo de desarrollo sustentable. Pensar una matriz productiva implica proyectar un modelo de desarrollo a mediano y largo plazo que no se subordine a las lógicas del mercado sino que interactúe con ellas. Se trata de promover los sectores productivos y las formas de producción que respondan a ese modelo de país. En ese marco, el cuidado del medio ambiente no es un aspecto lateral sino que hace a las garantías que debemos asegurar a las próximas generaciones. El estímulo a la economía social y en especial a las formas autogestionarias de producción es una prioridad para fortalecer el entramado comunitario con más actores sociales y al mismo tiempo ir desarrollando opciones no capitalistas de organización laboral.

13) Una mirada latinoamericana e internacional. Pensar nuestra realidad requiere incorporar también los procesos y los debates existentes, en el contexto latinoamericano e internacional, aprendiendo de las experiencias pasadas y presentes. Los procesos de cambio liderados por fuerzas de izquierda o progresistas son una nueva etapa histórica en América Latina, un período lleno de desafíos, de avances, contradicciones, estancamientos y derrotas. Analizarlos, es la base de un aprendizaje que nos debemos a la vez que un compromiso para evitar que se frustren las esperanzas de los sujetos populares de nuestro continente. La crisis actual del capitalismo y sus procesos de reestructuración a nivel internacional generan, otra vez, una agenda de pérdida de derechos sociales, económicos y políticos de las grandes mayorías. Resistir esas reestructuras del poder y defender alternativas de izquierda que cuestionen la lógica profunda del sistema capitalista, sus tendencias concentradoras y excluyentes es una de las grandes tareas de esta etapa histórica.

14) Por el socialismo y la libertad. Un pensamiento crítico debe re-discutir los proyectos de sociedad que definen a la izquierda, incorporando las experiencias negativas (y algunas positivas) del llamado “socialismo real” que marcaron el siglo  XX, así como las fortalezas, debilidades y fracasos de revoluciones populares animadas por ideas de izquierda. Sin “tirar el niño con el agua”, sin dejar de valorar las luchas de tantos pueblos para emanciparse del colonialismo, del imperialismo y el capitalismo. Pero sabiendo que en el siglo XXI es necesario refundar el proyecto ideológico anticapitalista más que  pretender retomar experiencias fracasadas del pasado. Apostamos a un pensamiento crítico y alternativo que sigue inspirándose en las ideas del socialismo y la libertad. En el compromiso colectivo de luchar contra todo tipo de ¨explotación económica, dominación política y alienación cultural¨.